¡Bienvenidos de nuevo! , no os quitaré mucho tiempo. Decir básicamente que esta es la continuación de "humanidad de cristal" así que si no la habéis leído y queréis saber más ya sabéis :p . SU y todos sus personajes pertenecen a Rebecca Sugar y Cartoon network. ¡Cuidaos mucho y disfrutad de la lectura!

Las alarmas de todo el planeta habían saltado. El pánico se había desatado en las calles… por los ventanales podía ver como la capital entera era devorada por las llamas y como algunas pocas naves intentaban escapar solo para ser derribadas por algo en la superficie. No había respuesta de ninguna de las otras ciudades ni de las colonias…El planeta colapsaba bajo sus pies y ya pocas mantenían la esperanza de sobrevivir. -¡Vamos huid! , ¡largaos de aquí antes de que lleguen! -. Ninguna se movió, estaban petrificadas por el miedo. Quien podía culparlas, aquello era lo más cercano a un auténtico infierno que podrían vivir en este plano material y ellas no eran guerreras… de hecho ya casi no había guerreras, prácticamente todas habían muerto luchando hace ya mucho tiempo. Desesperado se dirigió a una joven perla que agachada de rodillas no paraba de temblar. – ¡Tenéis que marcharos! , ¡utilizad mi lanzadera, huid antes de que nos alcancen!-. Esta negó con la cabeza sin dejar de llorar. La agarró de la muñeca mano y le dio un desestabilizador. Suplicante se dirigió a ella.

– Por favor… sé que esto es terrorífico pero tenéis que marcharos, no voy a poder defenderos si nos alcanzan y solo las diosas saben cuál sería vuestro destino… -

Unos pasos en el pasillo hicieron que desviara toda su atención hacia la puerta. La perla se dirigió a sus compañeras y les indicó que debían irse. Su mirada se cruzó con la del jefe de seguridad y acto seguido salieron corriendo por la puerta trasera. Miró a sus compañeras, sus manos temblaban.

Soltó unos discos en el suelo y unas barricadas se proyectaron. Acuñados tras la precaria protección, apenas tres guerreras y el esperaban a sus enemigas. Un momento de silencio tras el cual las puertas volaron por los aires. Una primera descarga derribó a una de las asaltantes pero decenas más entraron en tropel disparando sin ton ni son, sin protegerse y sin estrategia alguna, como salvajes. Una ráfaga más y cayeron otras pocas enemigas. Ante la masiva descarga enemiga un tiro alcanzó a una de sus aliadas y esta se deshizo en el aire al instante. Tragó saliva e invocó sus brazales. Un pulso entre la multitud enemiga estalló reventando las paredes de la habitación y tirando a sus rivales al suelo. Las tres gemas restantes se miraron y asintieron. Una de ellas preparó un escudo de energía y se preparó para salir. Como una centella el líder saltó sobre la barrera y se lanzó como a por las enemigas. Las otras dos salieron cubriéndose mutuamente de las descargas desestabilizadoras a la par que cubrían al guerrero. Ganaban terreno, por un instante la estúpida idea de la victoria se le pasó por la cabeza … pero entonces una nave de asalto les deslumbró desde el lateral y fulminó la habitación con un rayo que acabó en un instante con la vida de las dos guerreras y dejó muy herido al jefe de seguridad.

Con quemaduras por todo el cuerpo siguió luchando hasta que una de las guerreras enemigas le apuñaló por la espalda. Se la quitó de encima pero entonces otra le clavó su espada en el torso… y después otra en el pecho. Mortalmente herido se dejó caer de rodillas tiñendo el suelo de sangre. Las guerreras retiraron las armas y se desplomó. Estas le miraron con frialdad mientras se desangraba, sin decir nada, en silencio… hasta que alguien más llegó a la habitación y se retiraron para darle paso.

Pudo distinguir una figura borrosa pero no lograba reconocerla. Sin decir nada la figura lo levantó agarrándolo por el cuello. Entonces la reconoció… sin un atisbo de piedad aquel monstruo le atravesó el pecho de un puñetazo y los ojos del bravo guerrero se quedaron en blanco. Y entonces, ante las narices de Zircón le arrancó la gema del brazo y la quebró frente a él. Esbozó una sonrisa de alivio sabiendo que nunca más volvería y entonces se desvaneció.

Diamante blanco abrió los ojos sudando a mares. Se frotó la cara y respiró ligeramente aliviada tras comprobar que todo seguía en orden. Ligeramente porque todo había sido una visión, que hubiera la más mínima probabilidad de que eso ocurriese le aterraba. – … Probabilidad de salvarse es nula-. Alterada por esas palabras se levantó de repente, miró a su perla y esta dio un paso atrás sorprendida. – ¡¿Qué has dicho?!-. Confundida, la perla tardó un instante en reaccionar.

– Pe.. Perdón señora, Cinabrita tiene una probabilidad ínfima de sobrevivir a la operación de extracción… es la conclusión de Heliotropo-. Cuando consiguió asimilar la información Diamante pareció relajarse al fin un poco. Se sentó y se echó la palma de la mano al rostro. La perla la miró preocupada y le preguntó si necesitaba algo. Diamante chistó y negó con la cabeza. – Déjame sola un rato-.

Habían pasado 5 años desde que Zircón dejó la Tierra. Salvo quizá algún organismo unicelular que se resistía a desaparecer, nada florecía en Homeworld, era un planeta muerto. Pero incluso en la muerte, era una joya entre las estrellas. Su delgada atmósfera reflejaba la luz de los dos soles gemelos que coronaban el cielo, pintando los días como si se tratara de un lienzo, en el que el artista realiza de forma magistral un degradado de colores cálidos... Lo que antaño eran cauces de ríos y lagos llenos de vida ahora eran cicatrices, cubiertas por una fina capa superficial del líquido elemento, cristalizado in eternum por las temperaturas extremas. Grandes, enormes cordilleras pintadas de añil salpicaban la superficie, interrumpidas de vez en cuando por un atrevido pico que miraba a sus hermanas por encima de la precaria atmósfera. Al no haber nada que protegiera correctamente a las gemas de tormentas solares y meteoritos, estas se habían visto forzadas a levantar enormes campos de fuerza sobre sus majestuosas ciudades cristalinas de formas imposibles. Estas estaban todas conectadas por una red de portales dispuestos por el mundo que finalmente convergían en la capital, apoteosis, culmen, fruto de la más avanzada arquitectura, arte e ingeniería de la civilización gema...Y ahí estaba Zircón.

Bajo las órdenes de Iolita, formaba parte del equipo de protección y de busca y captura de gemas peligrosas. Sin embargo desde que acabara la guerra, con el panorama más tranquilo y con la llegada masiva de las refugiadas de las colonias, este equipo había redirigido casi todos sus esfuerzos y recursos a asistir con el entrenamiento y educación de las gemas más jóvenes.

Al mismo tiempo, y como parte del trato al que había llegado Zircón para cura a Lapislázuli, este tenía la obligación de mantenerse siempre a disposición de la jefa del equipo científico de la capital, Heliotropo. Aquí es donde empezamos…

En un frío laboratorio, rodeado de todo un equipo de especialistas en genética que observaban atentamente y apuntaban los datos que se reflejaban en pantallas holográficas, Zircón esperaba pacientemente a que terminaran de hacer su trabajo. Heliotropo susurró algo a una de sus subordinadas y se acercó a él. Si dirigió a Shu mientras comprobaba algo en su holopantalla.

- Puedes irte, hemos terminado por hoy-.

Zircón esbozó una sonrisa pícara. - Espera, ¿Y mi piruleta doc?, ¿me he portado bien no?-. Heliotropo lo miró y le devolvió la sonrisa. - Ya hablaremos luego, fuera de aquí anda-. Zircón asintió divertido y tras despedirse del equipo recogió sus cosas y se marchó.

En la puerta del complejo le esperaba Iolita. -Ya tardabas, ¿qué te han hecho hoy sucio humano?-.

. - Lo mismo de siempre... bueno, esta vez me han sacado unas muestras de sangre y...-. Iolita le interrumpió. – Bah, déjate que me aburres, vamos que tengo hambre-. Zircón dejó escapar una leve risa y se encogió de hombros.- Tú has preguntado-.

Iban de camino a coger el portal más cercano cuando Zircón se dio cuenta de algo. – Oye, y cuarzo, ¿no viene? negó con la cabeza en silencio y Zircón apartó la mirada. – No se ha tomado la noticia muy bien, ¿cierto?- . La gema respondió irritada. – ¡¿Cómo se lo va a tomar?!-. Al ver su reacción, Zircón le frotó el hombro para reconfortarla. Pareció calmarse un poco. – De acuerdo, lo siento, últimamente me irrito muy fácilmente, pero es que sabes… es solo una aprendiz… y una gema tan inocente, ¿cómo se les ocurre darle la noticia tan pronto?-. Zircón asintió con la cabeza. – Si, la verdad es que han estado poco acertadas…-.

Finalmente llegaron al portal y se teleportaron directamente a los niveles inferiores de la capital. Ese lugar no era como el resto de la bella e impecable ciudad. Allí no llegaba la luz del sol y las ruinas de antiguos edificios se mezclaban con pequeñas viviendas reservadas para las clases militares más bajas así como con los precarios centros levantados para acoger a los refugiados de una guerra que se había cebado con las más débiles. Pero incluso en esas terribles condiciones sus habitantes parecían felices… al menos allí eran libres.

Iolita y Zircón caminaron por los oscuros callejones hasta llegar a lo que parecía ser el único local decente de toda la zona. Una agradable música salía de su interior invitaba a entrar. Zircón se detuvo frente a la puerta y miró el letrero, estaba escrito en un dialecto gema usado por las clases bajas. Le hizo esbozar una sonrisa.

– Siempre me ha gustado el nombre de este local-. Iolita respondió quejosa. – ¿"La ganga de cuarzo"? , ¡venga ya! ,¡ fuimos la semana pasada!-. Zircón chistó divertido y respondió con una sonrisa burlona. – ohh , lo siento, pero me toca escoger jefa-. Finalmente y a pesar de la negativa de Iolita entraron.

Aquello era lo más parecido a un bar que encontrarían en homeworld, un lugar de reunión al que las gemas que añoraban los placeres de una vida mortal podían acudir para satisfacerlos y de paso olvidar sus terribles problemas por unas horas. Nada más ver entrar a Iolita una gema de aspecto alienígena se le acercó sonriente.

– ¡Mirad muchachas Gegenteil nos deleita esta noche con su presencia! -. Iolita le devolvió la sonrisa y le golpeó amigablemente en el hombro. – Te he dicho miles de veces que no me llames así estaño-. Se quedó hablando con aquella extraña gema y le indicó a Zircón que se adelantara fuera pidiendo.

Una vez en la barra una enorme gema de piel pálida se acercó a atenderlo. Era el dueño y único camarero del local, un cuarzo ahumado. – Hola Zircón, ¿noche de descanso?-. Este le devolvió el saludo y asintió. – Y menos mal, llevo casi 144 horas trabajando sin parar y estaba que me subía por las paredes- . Cuarzo dejó escapar una sonora risotada y le miró con una sonrisa burlona. – ¡Ayy estos humanos!, que quejicas sois…yo llevo 17459 años sin dormir y estoy tan fresca - . Zircón arqueó la ceja y le devolvió la misma sonrisa. – Tu que vas a estar tan fresca-. El cuarzo soltó otra risotada y le dio una palmada en la espalda a Zircón que casi le tira de la silla. - *Snif, me quiebras pequeño… en fin, ¿qué va a ser?-.

Zircón pidió y ambos charlaron mientras cuarzo preparaba la comida hasta que Iolita se unió a ellos. El cuarzo le dio unas palmadas a la recién llegada en el hombro y le dedicó una sonrisa de oreja a oreja.

– ¡Debes estar orgullosa Gegenteil! -. Esta la miró extrañada.

– ¿Orgullosa? ¿Por qué? … -. El cuarzo se hizo la sorprendida y dijo en tono burlón. – Oh,¿ no sabías que tu pupila ha sido nombrada como futura sucesora de diamante blanco?-. A Zircón y a Iolita se les borró la sonrisa de la cara al instante. El cuarzo los miró preocupada. – ¿He dicho algo malo?-. Iolita negó con la cabeza.

– No tranquila… y por supuesto que estoy orgullosa, faltaría más… pero la gema es muy joven y no estaba ni mucho menos preparada para recibir tal información-.

Cuarzo ahumado replicó algo nerviosa. – Pero es capaz, inteligente y sobre todo tiene un corazón que no ha tenido ninguno de nuestros diamantes- . Iolita la miró seria, le temblaba el labio. – Eso es precisamente lo que más me preocupa-.

Cuarzo ahumado se despidió y fue a atender a otros clientes dejando solos a Iolita y Zircón. Mientras charlaban la radio (o al menos algo que cumplía su misma función) estaba puesta de fondo. –"¡Y aquí os dejamos hoy!, ¡Se despiden Diamante camaleón y perlitaesclavaperoconbuenaonda! ¡buenas noches joyas de homeworld!- . Zircón se dirigió curioso a Iolita. – Siempre que estamos aquí esta puesta esa emisora, y no puedo dejar de preguntarme…este tío… el tal diamante camaleón, ¿es un diamante de verdad?-. Iolita negó con la cabeza, divertida con su pregunta. – Que vaa, es solo un papel… a ver, como gema él es un diamante, pero de rango no lo es, debería pero… es más no es nada, era un cuarzo superior pero…-. Mientras hablaba alguien conocido entró por la puerta, lo que desvió su atención. Iolita le dio un codazo a Zircón y este se giró y esgrimió una sonrisa al ver de quien se trataba. – Al final has podido escaparte un rato-. Se trataba de Heliotropo. Esta asintió, tomó asiento y los tres charlaron durante horas.

Finalmente a cierta hora Iolita se despidió y se marchó a relevar a la Amatista que en ese momento cubría su puesto como jefa de seguridad. Igualmente Zircón decidió que necesitaba ir a su templo a descansar unas horas antes de seguir trabajando. Heliotropo se dirigió a él. – Te acompaño, tengo que decirte algunas cosas de tu análisis de sangre-. Zircón asintió y se pusieron en marcha.

Mientras caminaban Zircón se dirigió burlón a Heliotropo.-Entonces, de que se trata, ¿has descubierto ADN alíen en mi o algo así?-. Heliotropo lo reprimió con la mirada y este se disculpó agitando las manos. – De acuerdo, era una broma, vamos dime-

– Desde que empezamos a extraerte muestras hace 5 años hemos notado un leve deterioro en el ritmo de regeneración celular-. Zircón preguntó curioso a que se refería. Entonces heliotropo lo miró seria. – Tu cuerpo orgánico está cediendo Shu, muy, muy lentamente pero lo está haciendo… a este ritmo en unos 100 o 200 años serás una gema plena como lo fue tu madre-. Zircón chistó restándole importancia. – Esperaba que esto fuera a pasar-. Heliotropo le respondió sorprendida. – ¿No te aterra perder tu humanidad?-. Zircón negó con la cabeza y se dirigió a ella con una sonrisa tranquila. – Nunca he sido completamente humano, ni me han tratado como a uno así que me da igual, seguiré siendo yo que es lo que importa-.

Finalmente llegaron frente al templo y Zircón procedió a despedirse. Fue a abrazarla cuando heliotropo le agarró suavemente de la mejilla y lo besó. Tardó unos instantes antes de reaccionar y entonces la apartó con cuidado. La miró triste y avergonzado. – No … no puedo…lo siento-. Heliotropo suspiró profundamente. – Shu, se ha ido, la que conociste ya no existe, es un nuevo ser-. Zircón negó con la cabeza. – Por favor, no me hagas esto más difícil-. Heliotropo asintió calmada y sin decir nada se fue en dirección al laboratorio.

Zircón entró en el templo pensativo y se cayó al suelo de la sorpresa al encontrarse de frente con la última condición de su trato con diamante blanco. –Hola Lapislázuli…-. El sería el responsable de mantener, entrenar y enseñar todo de nuevo a la gema del océano.