Quiere estar a su lado

Camina rápido.

Tiene prisa por llegar a ninguna parte.

No tiene a nadie.

Nadie la espera.

Todos la traicionaron

Pero le da igual.

Ya lo ha superado.

Pasa por la pequeña avenida.

No hay nadie.

Siempre es igual.

Se repite el mismo patrón.

Nunca hay siquiera una persona por donde ella pasa.

Pero no le importa.

Ya se ha acostumbrado.

No tiene nada.

Lo ha perdido todo.

Ha sido estafada.

Pero para ella eso es irrelevante.

No necesita a nadie.

No necesita nada.

Solo a ella.

Ella misma.

¿Qué más da si no tiene a nadie?

¿Qué más da si no tiene nada?

¿Qué más da todo?

Ella no quiere nada.

Ella no quiere a nadie.

Siempre ha sido así.

Pasa por un callejón.

Es oscuro, estrecho y sucio.

Pero no le da miedo.

Nunca lo ha hecho.

Siempre pasa por aquel sucio y oscuro callejón.

Nunca le ha importado.

Ella misma está sucia.

Ella misma tiene un alma oscura.

Pero hoy es diferente.

Esta noche es diferente.

Alguien la observa desde las más oscuras sombras.

Y ella lo sabe.

Pero como siempre, lo ignora.

Ignora cualquier ruido, cualquier mirada.

¿Qué le importa a ella?

Ya sabe lo que piensan.

Y, aunque las palabras duelan, no le importan.

La gente es así.

El mundo es así.

Y sabe perfectamente que nunca cambiará.

Oye un ruido extraño.

No es normal.

Se pone nerviosa.

Pero cualquiera que la viera no lo pensaría.

Esconde bien sus emociones.

Nadie sabe lo que siente.

Mejor para ella.

Oye otro ruido.

Esta vez es una lata pateada.

No le da más importancia de la necesaria.

Seguramente haya sido algún vagabundo animal.

Vuelve a caminar tranquila.

Sólo era una tontería.

Se encuentra en la mitad del callejón.

Ya falta poco.

Aunque no lo quiera admitir, se siente misteriosamente inquieta.

Sabe que no pasa nada.

Que todo es obra de su cruel imaginación.

Pero algo dentro de ella la avisa.

Hay peligro.

Es peligroso estar aquí.

Una escalofriante brisa detiene su paso.

Mira atrás.

En busca de respuestas.

Ahora sabe seguro que alguien la observa.

Mira en todas direcciones.

No hay nadie.

Sacude la cabeza.

Está convencida de que hay alguien ahí.

Detrás de ella.

Vigilándola.

Acechándola.

Registra de nuevo el callejón con su mirada.

Pero no ve a nadie.

De nuevo.

Da un nuevo paso.

Se detiene.

Algo la impide avanzar.

Está paralizada.

Aunque no siente a nadie cerca de ella.

Nadie la está tocando.

Ni siquiera la rozan.

Solo siente el suelo bajo sus pies.

La brisa helada.

Y que alguien la observa.

Quiere salir corriendo.

Ahora sí tiene miedo.

Pero no puede moverse.

Algo se lo impide.

De repente alguien la coge por la espalda.

Quiere gritar.

Pero le tapan la boca.

Se remueve.

Patalea.

Pero no llora.

Lucha.

Siempre lucha.

No puede dejar que su dignidad se pierda.

Es lo único que le queda.

Aquel que la coge por la espalda le corre el pelo.

Se lo coloca detrás de la oreja con una dulzura sorprendente.

Le da dulces besos, a partir de la mejilla.

Ella detiene su pataleo.

Sorprendida.

Sabe que aquel que la cogió podría violarla.

Puede que ese sea su plan.

Debería sentir miedo.

Pero, pese a lo que ella quiere.

No siente miedo.

Si no seguridad.

Y ganas de que siga.

Los besos continúan.

Van bajando lentamente.

Los labios de él le producen cosquillas.

Y le dan un gusto inexplicable.

Aunque no quiere sentirlo.

Los labios se detienen justo en su cuello.

Y le da varias caricias en él.

Pero, de repente, siente como algo se clava en su piel.

Algo la perfora lentamente.

Siente dolor.

Mucho dolor.

Pero no grita.

No quiere gritar.

No quiere admitir que le duele.

Siente como alguien la coge.

Pero no mucho más.

Su cuerpo le arde.

Un fuego abrasador la quema por dentro.

Pero sabe que no está envuelta en fuego.

De repente, siente como algo explota en su pecho.

No puede evitar gritar.

Y el dolor desaparece.

Solo siente una quemazón en la garganta.

A pesar de todo, se siente fuerte.

A pesar de todo lo pasado, puede abrir los ojos.

Lo primero que ve, son unos hermosos ojos dorados.

Y una reluciente sonrisa torcida.

Antes de que se pueda dar cuenta.

Sus labios han sido posados en aquella sonrisa torcida.

No tiene a nada.

No tiene a nadie.

Y sigue sin quererlo.

Pero esta vez, es diferente.

Quiere estar a su lado.


Hola a todos!

Ya estoy aquí con otro fic de Twilight. Es raro, lo sé, casi sin sentido. Pero es que se me ha ocurrido esta mañana y no he podido evitar escribirlo y subirlo.

Espero que os haya gustado.

Por favor, por favor, por favor, dejadme rewiers, es que quiero salir si los fic me salen bien.

¡Hasta pronto!

Aoko45