Cuando comenzó a caminar hacia el vestuario sabía que todos los compañeros de su equipo ya se había ido a sus casas. Había sido uno de los mejores entrenamientos que habían tenido nunca y, Finn, bastante animado había seguido practicando con Noah, quién también se había quedado con él. Entraron a los vestuarios y comenzaron a quitarse el uniforme sin pudor, ya que lo había hecho muchísimas veces y se había visto millones de veces desnudo. Se quitaron toda la ropa rápidamente, quedando ambos totalmente desnudos. Finn fue hacia una de las duchas y Noah se colocó justo a su lado. Abrieron el agua y, por suerte, descubrieron que aún quedaba agua caliente, lo que les pareció raro, ya que era Viernes y todos los chicos del equipo se solían duchar y cambiarse de ropa en el instituto para salir directamente de marcha o adonde fuera. Ambos con una pastilla de jabón en las manos, comenzaron a enjabonarse todo el cuerpo y, cuando terminaron, se metieron bajo el chorro de la ducha. Puck se duchó rápidamente, pues iba a marcharse rápidamente pues había quedado con Santana en su casa. Finn se despidió de su amigo mientras demoraba un poco más la ducha. Cuando terminó, salió de la ducha y secó su cuerpo con una toalla. Después, totalmente desnudo, fue hacia su taquilla y cogió algo de ropa limpia que tenía ahí. Unos boxers negros ajustados, unos pantalones vaqueros, una camiseta de color azul y una chaqueta de color negro. Cuando terminó de vestirse, oyó algo al final del vestuario. Era un chico cantando. Se acercó sigilosamente. Era el chico nuevo.

- We both lie silent and still in the dead of the night. Although we lie close together... -cantaba el chico

Finn comenzó a mirarle, no se había fijado en él hasta ese momento, aunque tenían clase de historia juntos. Parecía que el chico no había querido hacer ruido mientras estaban Puck y él mismo allí, así que comenzó a cantar cuando creyó que ambos se habían ido. Finn miró su cabello rubio pegado totalmente a su cráneo y, aquellos labios gruesos que le parecían chistosos. Después, se sorprendió a sí mismo, mirando más abajo. Al cuerpo del chico. Parecía que le gustaba bastante hacer deporte porque tenía unos abdominales bastante marcados. Miró el pecho del chico. No había ni un solo vello en él. Después, se sorprendió mirando hasta su miembro. No era muy grueso, pero era algo largo. Estaba coronado por una mata de pelos de color negro, por lo que pensó que el chico a lo mejor se había teñido el pelo de rubio. Finn tragó saliva, aún mirando el miembro del chico. Antes de que pudiese darse cuenta, sentía como los boxers le apretaban mucho. Miró hacia abajo y, se dio cuenta de que se había empalmado mirando al chico nuevo. Tragó saliva de nuevo, comenzando a pensar en el cartero al que atropelló conduciendo. Gracias a eso se le bajó la erección. Miró de nuevo al chico. Estaba terminando de ducharse, por lo que le dedicó una última mirada a su miembro y, a sus velludas piernas y fue hacia dónde estaba su uniforme. Lo cogió y salió rápidamente de los vestuarios, negando con la cabeza. Era imposible que él fuese gay. Seguramente fue simplemente casualidad que se empalmara mirando al chico nuevo. Salió del instituto y fue caminando hasta su casa. Su madre no estaba. Fue hacia su habitación y se encerró en ella. Estaba bastante desordenada. La cama sin hacer, ropa tirada en el suelo... Su madre siempre se quejaba de ello, por lo que comenzó a recoger un poco. Cuando recogió el último pantalón del suelo, se dio cuenta que dentro de él había un preservativo. Lo cogió y lo guardó en su cartera. Después, se comenzó a quitar la ropa, tirando la chaqueta, la camiseta y los pantalones al suelo. Siempre le gustaba andar por su casa en boxers. Cerró los ojos, intentando dormirse. Entonces le vino a la cabeza la imagen del chico nuevo desnudo. Lentamente, la mano derecha de Finn, fue bajando sus boxers y, cuando lo hizo se dio cuenta de que tenía una gran erección entre sus manos. Rodeó su miembro de diecinueve centímetros con la mano derecha y comenzó a subir y a bajar mientras pensaba en el chico. No sabía por qué, pero aquel chico tenía algo especial y simplemente le ponía. Poco a poco fue aumentando el ritmo, gimiendo levemente cada vez más y más. Su miembro, surcado de venas, se ponía cada vez más duro por momentos, hasta que alcanzó su punto máximo y se corrió sobre su pecho. Comenzó a respirar rápidamente, pues sabía que lo que había hecho no le parecía bien. No podía masturbarse pensando en un chico y, sobre todo en el nuevo. Pero no podía dejar de pensar en sus labios, en su cuerpo mojado sobre la ducha... Sonriendo levemente, Finn se levantó y fue hacia el baño. Se miró en el espejo y, sonriendo levemente, cogió los restos de su corrida y se los llevó a la boca. No le gustaba mucho, pero se lo tragó, notando el sabor amargo de su propia esencia. Después volvió a su habitación y se puso los boxers. Se metió en la cama y, pensó que al día siguiente no se acordaría de nada, pero que equivocado estaba.