Disclaimer: Este fic participa en el reto "Estados de Sangre" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
—Los Muggles no valen la pena, Eileen, deja de comportarte como una tonta. Dijo su hermana mientras esta leía un libro. Eileen tan solo sacudió la cabeza.
—Además, el no es ningún príncipe encantador. Tiene una nariz muy grande, y es poco agraciado. Sus modales son rudos, y su tono es irónico. —Aclaró su hermana. Eileen sonrió con simplicidad.
Su hermana continúo con su lectura y dejo de hablar, mientras que Eileen agarro un libro y se sentó en frente de su hermana.
Abrió la primera pagina, y levanto la vista hacía la ventana.
Su hermana tenía razón. Tobías no era ningún príncipe encantador, pero él era divertido en su manera, sus comentarios sarcásticos hacía su hermana y su amiga le alegraban el día, sus incómodos intentos de coqueteo hacían que ambos se sonrojaran.
Cuando algún muchacho le coqueteaba, su mirada se oscurecía y fruncía el ceño, agarraba su mano y la apretaba fuerte, tal vez un poco más de lo necesario. A ella no le importaba tanto, porque significaba que ella a él le importaba.
Cuando él hablaba con ella lo hacía en un tono mas cálido, no en el tono frío y demandante con el que normalmente hablaba, sino en uno que mostraba afecto.
Pero ella sabía que lo de ellos, no podría ser. El no sabía que ella era una bruja, y ambos pertenecían a mundos diferentes. El merecía a una mujer que no le mienta, y que sea su igual. Y ella debía casarse con alguien que sea Sangre-Pura.
Pero aún así, se puede soñar.
Eileen sonrió y esta vez miro realmente por la ventana, vio una figura acercándose a su casa. Tal vez era él. Ella esperaba que fuera él, su querido Tobías.
Nota de autor: En mi canon mental, Eileen Prince tiene una hermana. En mi canon mental Eileen y Tobías se amaron alguna vez, pero después de que él se entero de que Eileen era una bruja, empezó a creer que estaba embrujado y por eso dejo de confiar en ella, se amargo y empezó a joder su salud, su vida, su matrimonio y a su hijo. Porque le recordaba que tal vez, ningún sentimiento de afecto que sentía hacia ellos era real.
