—¿Sorpresa? —preguntó extrañada Ray. Ante las palabras de Zack.
—Yeah —articuló, dedicándose a taparle sus ojos con sus manos mientras la guiaba hacia delante— ¡Date prisa! —exclamó para que se apure. Ella dio pasos más largos hasta que Zack la detuvo y descubrió sus ojos.
Ella parpadeo varias veces, sin poder creerlo. Estaba sorprendida, la leve dilatación en sus pupilas declaraban que no esperaba eso. Ahí, enfrente de ella... había una torta y un montón de velas.
—¡Feliz cumpleaños!
La voz característica de Zack, le hizo girar su cuello y posar sus ojos azules en los de él. En esa sonrisa que le esbozaba.
—¿Era hoy? ¿Verdad? —preguntó dudoso. Ella lo afirmó y él, al segundo frunció el entrecejo al notar como ella seguía con su usual inexpresividad.
—¡Entonces, borra esa porquería de expresión! —demando haciendo una mueca de disgusto— Y... ¡Sonríe!
Ella no lo hizo.
Zack puso sus dedos en la comisura de su boca y estiró para crear una sonrisa. Él se irritó ante la rara expresión que se formó.
—¡No tienes caso! —exclamó sacando sus dedos de ese sector— Sigues apestando.
Y bufó, haciendo caso omiso al hecho de que los ojos de la chica comenzaron a brillar y no por el reflejo que propiciaba el fuego de las velas, quien aún no podía salir de la sorpresa que le realizo.
—¿Zack... tu...?
—¡Si, yo! —espetó— Merecías un buen cumpleaños, luego de que tu familia apestara en hacerte uno —dijo—Tarde, pero...
—Gracias, Zack.
—De nada —se limitó a contestar— ¡Vamos! Pide un deseo —exclamó con impaciencia Zack— Y sopla las velas.
Su sonrisa era como de un niño, como si cumpleaños fuera el de él, que Ray simplemente se contagió y sonrió, provocando que Zack se quedara estático ante los que sus ojos observaban, antes de que ella cierre los ojos, pida un deseo y sople con fuerza las velas.
—¡Bien hecho! —Acariciando dulcemente su cabello— ¿Que deseaste? —preguntó curioso. Ella volvía a mantener su nula expresión.
—Desee que me mataras.
Zack la miró escéptico. Al segundo se le formó un nudo en su cabeza mientras la observaba con los ojos entrecerrados.
—¿Es tu cumpleaños y pides eso? ¡Mierda, pide algo mejor!
—¿Cómo qué?
—¡Deséame a mí!
—¿Eh?
—¡Solo pide otra cosa! —enojado por escuchar esas palabras. Se lo imaginaba, pero aun si le irritaba.
—Ya sople.
—¡Ya se lo obvio! ¡Maldita sea!
Comenzando a dar saltos en el lugar, furioso por su deseo.
—¿Lo vas a cumplir?
—¡No! —exclamó con irritación— Los deseos que se dicen, no se cumplen —objetó en excusa.
Y exhaló aire, hastiado. Se revolvió sus cabellos con furia y la enfrentó, sus caras a centímetros de rozarse.
—¡Agh! Para la próxima... —inició— Deséame.
Las pupilas de Ray se dilataron, su pecho se elevó al acelerarse su respiración, los latidos del corazón acompañándola. Zack desvió la mirada, sus mejillas la sentía calientes.
—¡Voy a cortar la torta! —declaró, tomando el cuchillo en mano y haciendo ese labor, no notó que Ray tenía las mejillas rojas y lo miraba con...
Deseo.
