Todos Vs. Superman-Prime

Autor: José Luis del Razo Ochoa (o Taikun para los cuates)

Nota: Este fanfic fue escrito sin fines de lucro, con el único propósito de entretener. Todos los personajes pertenecen a sus respectivos autores y/o editoriales, así que no me demanden ¬_¬

Agradecimientos: A mi amigo Gabe por darme la oportunidad de rediseñar este fanfic que él comenzó. Esto no quiere decir que mi versión se convertirá en un reemplazo de la suya, sino tan sólo otra perspectiva del mismo planteamiento, claro está, con sus propias trama y variantes.

Otra cuestión que quiero aclarar: Las opiniones aquí expresadas por los personajes no necesariamente reflejan la opinión del autor. Esto se explicará por sí solo más adelante xD

Cualquier duda, sugerencia, aclaración o jitomatazo, favor de escribirme a

Fanfic Crossover:

DC Comics - Marvel Comics - Dragon Ball - Sailor Moon - Saint Seiya - Neon Genesis Evangelion - FullMetal Alchemist - Bleach - Claymore - Fate/Stay Night - Sakura Card Captor - Tsubasa Reservoir Chronicles & XXXHolic

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Prólogo:

El fin del mundo

Tierra-310,399... Un universo con relevancia dentro del infinito... Estos son sus últimos segundos...

Hace mucho, mucho tiempo, este fue un lugar hermoso, pero una guerra entre los seres humanos y sus creaciones, las máquinas, borró todo rastro de aquella belleza. Una guerra que las máquinas ganaron. En su desesperación por bloquear el Sol y así privar de energía a las máquinas, los humanos "destruyeron" el cielo, convirtiéndolo en una penumbra perpetua y tóxica. Con ese último acto de desprecio por la naturaleza cavaron su propia tumba, una prisión forjada de cables y microchips: Se creó "The Matrix", un criadero humano que sirvió de sustento a las máquinas. Un elegido, Neo, terminó el conflicto, más la devastada Tierra aún está recuperándose de la guerra. Por desgracia, máquinas y humanos guardan rencores y de vez en cuando las máquinas, sabedoras de su gran poder, masacran a alguna familia humana que les estorbe...

Nadie sabe que un hombre mira esto con ira. Un hombre que buscó recuperar un mundo perfecto... y falló. Ahora viaja en busca de su utopía, de un mundo al que pueda llamar hogar, de un universo perfecto. A su paso aniquila todo lo que esté en contra de su ideal. Este mundo es un claro ejemplo de lo que él odia... y por eso debe morir...

En la Tierra una niña llora. Hace apenas unos minutos, su familia fue brutalmente torturada y asesinada por máquinas renegadas, que no desean la paz con los humanos. La pequeña, Liza, sólo puede mirar con terror como esos monstruos están a punto de descuartizarla... Repentinamente, estallan... la sorpresa es mayúscula... ¡Un borrón negro pasa a toda velocidad, destrozando a cuanta máquina encuentra en el camino! Muy pocas consiguen huir, anonadadas ante el poder de aquel ser. Este no las persigue; en lugar de eso empieza a girar, formando un tornado descomunal con el que las nubes negras que cubren la Tierra son tragadas. Liza mira con sorpresa la hermosa luz del Sol. Tristemente, también ve el paisaje infernal de cables y metal que circunda el mundo. La pequeña cae sobre sus rodillas y rompe en llanto ante tal espectáculo, como si el que ofrecen los cuerpos mutilados de sus padres y hermanos no fuera suficiente.

- No estás sola.

Ella levanta la vista y observa a un hombre vestido de negro flotar en el aire. Este la mira y le sonríe. Liza comprende rápidamente que se halla ante su salvador. El hombre la carga y se la lleva, sólo Dios sabe adonde. - "Una inocente en un mundo corrupto." – Es el pensamiento de este ser misterioso.

Al volver, él descubre que las máquinas ya han sido alertadas. Miles de "centinelas" arremeten en su contra, pero una mirada de calor basta para aniquilar a la mayoría. Algunos logran alcanzarlo; él se ve engullido por un enjambre de tentáculos, que con faena intentan desmembrarlo, o bien, incinerarlo a punta de lásers… En vano, pues ni el más pequeño rasguño provocan en su envestidura o su piel. Con un puñetazo le es suficiente para reducir al resto de los calamares robóticos a trozos de fierro retorcido. Inservible. Muerto.

El invasor desciende a nivel del suelo, tomándose su tiempo para revisar los alrededores. Uno de los centinelas intenta desplazarse a través de los cuerpos de sus congéneres, ahora convertidos en chatarra, con los dos tentáculos sanos que le quedan, pero lo que alcanza es la pierna de quien lo dejó así. En lo que se podría llamar su agonía, su cabeza deja salir chirriantes sonidos y chispazos con el más leve movimiento, síntomas del estado tan lamentable en el que quedó. Los 'ojos' que aún le funcionan captan el reflejo del rostro inexpresivo de ese humano tan poderoso. Quizá, en su lenguaje mecánico, este robot suplicaba por ayuda o piedad, pero cabría preguntarse, ¿Acaso los de su clase tuvieron compasión por Liza o su gente? La respuesta a eso no puede ser otra sino el pie de su verdugo aplastando su cerebro computarizado.

- Para ser inteligencias artificiales súper-avanzadas, son tan estúpidas como quienes les dieron origen. ¡¡¡Mueran!!!

La ciudad de las máquinas es su siguiente blanco. Arrasa las defensas del lugar en segundos, a pura velocidad, usando su cuerpo como una bala. Los humanos ahí ubicados ven lo que pasa. Erróneamente creen que el atacante se trata de alguna especie de androide. Una creación malévola de alguno de los dos bandos para arruinar la precaria paz. Él se enfada por tal incredulidad, pero primero descarga su poder contra las máquinas. Aquellas especializadas para mantener viva la Matrix son destruidas... junto con los millones de humanos que aún permanecen conectados a ella. Una nueva guerra da inicio: Máquinas y Humanos vs. El Desconocido. Una guerra que termina muy pronto. Ni siquiera Neo, el elegido, tiene oportunidad...

Decepcionado, el hombre se eleva por los cielos y se lanza en picada contra el planeta, traspasándolo de lado a lado, provocando una reacción en cadena. Un par de minutos después, la Tierra y todo cuanto la habita desaparece en una explosión y se convierte en polvo estelar. Él mira su obra y decide que esta realidad debe de volver a reiniciarse. Viaja al mismísimo centro del universo a toda potencia, con los puños por delante, provocando un nuevo Big Bang, aniquilando todo rastro de vida...

El desconocido se marcha a salvo a través de un portal con acceso al limbo que separa a todas las realidades. Un pasadizo carmesí de sangre cósmica: La Hemorragia. Esta dimensión conecta con todos los sitios posibles y se encuentra en ninguno a la vez. A pesar de la inmensidad que dicho lugar debe poseer, llega muy pronto a su destino.

Según Liza, ha transcurrido una semana desde que fue liberada de aquella pesadilla. Desde el puente de una nave que sirve de cuartel y portal del multiverso a su dueño, la niña de 10 años contempla meditabunda como se genera la destrucción y el renacer de su realidad. Podría decirse que ahora es la única sobreviviente de un lugar que nunca existió.

- ¿Estás triste? - Le preguntó con gentileza una voz a sus espaldas.

- No, estoy bien. – Sonrió ella, alegre de encontrar su mirada con la de él.

Por primera vez en su vida, se siente segura y protegida. Tranquila y... feliz. Toda su niñez fue víctima de las atrocidades de las malditas máquinas. Sus parientes y amigos, todos, fueron muertos por ellas. Nunca tuvo un hogar de más de una semana; el acoso de las máquinas hacia sus padres, que luchaban pacíficamente por una mejor condición para los de su especie, no lo permitió. Más que por su propio destino, siempre temió quien sería el siguiente de sus seres queridos al que le arrebatarían..., pero él era muy diferente. Ha visto sus hazañas desde su nuevo hogar. ¡Nada podría con él! Nunca tendría que preocuparse por perderlo. Además, no sólo era el héroe que la salvó cuando más lo necesitaba, sino el erradicador de todo el mal que alguna vez la aquejó. Para Liza, él era un ángel... y haría lo que fuera por ayudarle en su misión.

- Gracias... ¡Kal!

- Ahora seremos una familia, tú y yo, y te prometo que juntos encontraremos un lugar lleno de felicidad y armonía. ¿Prometido, Liza?

- ¡Sí!

Y con sus dedos meñiques sellaron ese juramento.

~ * ~ * ~ * ~

Mientras tanto, en otro punto del tiempo y el espacio...

Una mujer joven de larguísimo cabello negro y piel blanca como la porcelana, envuelta en una bruma espectral dentro de una antigua habitación, observa con pesadumbre todo lo que ha acontecido.

- ¡No! ¡NO! Ese es el centésimo universo que aniquila... Uhnnn...

Puede sentir como miles y miles de millones de almas gritan al unísono tras una ola de fuego y entropía, para luego renacer en un constante mar de caos. Pasará un número tan grande de años como el que las representa a todas ellas para que vuelvan a encontrar su camino en ese cosmos profundamente herido. No importa cuantas veces se repita, jamás se acostumbraría a ese espeluznante escalofrío que recorre cada una de sus células.

- ¡Basta! Él no se da cuenta que podría destruirlo todo si continua con esto...

Por desgracia, las esperanzas son muy reducidas. Su experiencia y eventual sabiduría la han llevado a conocer al multiverso como la propia palma de su mano. Está enterada que aquellos que representaban las mayores oportunidades para detenerlo han dejado de existir o se encuentran en una situación muy crítica. El Superman de Tierra-2 era uno de ellos. Ahora está muerto.

- Cueste lo que cueste, ¡Hay que pararlo!

La Bruja de las Dimensiones, Yuuko, sabe que ya no hay mucho tiempo. Él volverá a atacar pronto; un hombre con mente de niño, con poderes tan superiores que parece casi invencible, con la carga de un dolor y un resentimiento más grande de lo que cualquiera podría o debería soportar. Un hombre que se hace llamar a sí mismo Superman-Prime.

Fin del prólogo.