Éste es un regalo para mi buen amigo toolate503, quien dijo que tenía algo que regalarme. Decidí devolverle el gesto y aún le debo otro fic, pero él sabe que ya casi está listo. Espero que les guste. Aún no decido bien el rating o el pairing, ¿qué sugieren?

Albus también sobrevivió en éste fic y también lo hicieron Tonks y Remus.

Por favor comenten :). Me harán feliz a mí y a mi querido amigo.

Disclaimer: Nada me pertenece, sólo la idea y alguna otra cosa que no puedas reconocer. Los personajes, locaciones y demás, que puedas reconocer, ya sabes que pertenece a JK Rowling y al universo Harry Potter. No ganaré nada con esto, al menos monetario. Sólo espero hacer feliz a alguien.

Título: Severus Snape y su familia Weasley.

Pairing: aún sin definir.

Género: Comedia por ahora.


Tic tac, tac tic. El único sonido que escuchaba en el silencio incómodo de su despacho. Navidad otra vez, esa molesta época del año donde todos decían quererlo mucho y soportar todas sus crueldades, aunque él sabía que mentían. Ni él mismo se soportaba a veces y no necesitaba que le tuvieran compasión.

El ruido de copas sonando y de risas con buenos deseos. Las ramas de un enorme pino cortado por Hagrid y forrado de luces y girnaldas, arrastrándose por el suelo de piedra. Lo podía oír, aunque intentaba concentrarse lo más posible en abstraerse hasta el punto de no percibir nada. Ni el dulce aroma del pavo, del puré de patatas o la ensalada navideña. Ninguno de los postres o del ponche y las cervezas de mantequilla. De los silbatos y de las cajas de regalos. El sonido de Peeves arrojando caramelos sobre las cabezas de los transeúntes en el pasillo y la voz de Minerva, elogiando la decoración de Albus.

Sólo quería quedarse en cama y esperar dormirse para pasar el día. Navidad seguramente no tardaba en llegar y como todo 25 de diciembre, sólo tenía que esperar a que todos abrieran sus obsequios en medio del desayuno, que Albus le regalara un par de bufandas tejidas a mano o calcetines, y el acostumbrado brindis.

Si tenía un cajón lleno de esos tontos regalos. Catorce años no pasaban en vano.

- Profesor Snape... - escuchó la voz de un elfo a los pies de su cama y alzó la cabeza para darse cuenta de que se trataba de Dobby, el elfo libre. - Dobby trae un regalo que ha sido enviado para el profesor Snape.

- ¿Es de Albus? - preguntó y al ver que el elfo negaba con la cabeza, insistió. - ¿Minerva? ¿Hagrid? ¿Hooch, Sinistra, Irma, Véctor, Poppy, Filius, Sprout?

El elfo continuó negando con la cabeza y se quedaba sin opciones. Sólo faltaba Filch y dudaba que ese hombre quisiera regalarle alguna cosa, por más respeto que le tuviera.

- Y le desean feliz navidad, a Dobby le dijeron que se lo dijera a usted.

Tomó el pequeño paquete y miró al elfo marcharse. Ya no trabajaba para nadie y si mal no recordaba, le servía voluntariamente a Harry Potter. A su familia entera, de hecho. Pero Harry no iba a estarle enviando obsequios y Lily Luna apenas comenzaba la escuela, Albus y James estaban a mitad de sus estudios..

"Feliz navidad, para otro miembro más de nuestra familia. Cariños de Albus, James y yo...

Lily Luna Potter.

PD: Lo de familia no lo digo en sentido figurado ni por el calor del mometo".

Abrió el paquete y dentro encontró un suéter tejido a mano y con una enorme letra "S" bordada. Verde esmeralda y su inicial bordada con hilo plateado. Tenía que haber un error, aparte del error de haber sobrevivido, el paquete debía estar equivocado o Albus seguramente los había obligado a tejerle un regalo, para que no se sintiera excluido. Qué otra razón podía haber.

Lily Luna Potter era una dulce niña y le traía incómodos recuerdos de su abuela, que tardaba mucho en olvidar y ahogar en vasos de whisky de fuego. Habría preferido retirarse, pero Minerva insistía en que aún era necesario. Aún tenía que usar vendaje para cubrir la herida que Nagini le había dejado, pero ya casi aprendía a lidiar con ello.

¿Familia? No tenía y menos a algún miembro de la familia Weasley. No que él recordara tampoco.

No se lo podía imaginar, qué gente tan particular. Esa niña seguramente se había vuelto loca y también, de seguro, lo había heredado de su padre. Pero y aún así, si ese fuera el caso, tenía problemas para molestarse con ella. Era tan dulce y tan inocente, diferente de sus otros dos hermanos.