Los personajes de Hey Arnold no me pertenecen!

La pregunta.

- ¿Quieres seguir conmigo?

No era raro escuchar que él le hiciera esa pregunta, pues desde que comenzaron su relación prometieron que siempre serían honestos con sus sentimientos y que si algún día el amor perecía al menos dirían adiós.

Y como en cada ocasión que sucedía ella le contestaba sin pensarlo siquiera:

- Claro que sí.

Entonces él besaba su frente y la abrazaba con fuerza, pues esa respuesta nunca era suficiente para calmar el temor en su mente de que ella se retractara de su amor.

Lo que no sabía es que ella desde el refugio de sus brazos, se entregó completamente a él desde la primera vez.

Y no precisamente el día en que pudo sentirlo hundiéndose en su piel como si lograra penetrar hasta su alma y acariciarla con besos tan dulces como la miel.

No.

Nunca olvidaría el día que hicieron el amor.

Pero ella le pertenecía desde el día en que se enamoró.

Él no comprendía la profundidad de su amor. Tal vez ella tenía una personalidad independiente y no encajaba en el prototipo de mujer.

Cuando la vida muele a golpes, algo por dentro se tiene que romper.

Ella cargaba con un pasado que la atormentaba y la hacía fuerte también. Y aunque en momentos parecía que iba a dejarlo o incluso a asesinarlo eso nunca iba a suceder.

Pues ella siempre vio en sus ojos el mayor tesoro de los que podía poseer. Le entregó sus trozos y con ellos, aunque fuera poco, le entregó todo su ser.

Oh, el pobre tipo nunca entendería… Que esta mujer para siempre le pertenecía…

- Ja ja ja.

- ¿De que te ríes Helga?

- De que eres un ingenuo, cabeza de balón.