- Leo, ¿Podríamos hablar un momento?

El joven de rubia cabellera, bajó el libro para observar a quien siempre quiso como su hermana, notado en ella cierto nerviosismo, vergüenza y decisión.

- Está bien. – Respondió intentando sonar amable - ¿Qué necesitas?

- Estaba esperando que, si podrías ayudarme a estudiar.

Sonó amable, pero no supo qué responder. ¿Corrin le pedía estudiar en ese momento? Debía admitir que le extrañaba, tanto, que no tardo en responder con la confusión que sintió y, a la vez, alegría.

- ¿Tú? ¿Deseas estudiar? – Preguntó alzando la ceja - ¿En medio de la guerra? Estoy feliz de ayudar, ¿Pero por qué de repente tan seria acerca de tu educación?

- Pensé ampliar mis horizontes, podría ayudar a proteger a todos. Ahora que estamos en guerra, puedo practicar lo que aprendo en una batalla real. – Respondió sincera y decidida

- El campo de batalla no es tan bueno, ni tan simple. Estoy seguro de qué has aprendido bien a estas alturas. ¿No es cierto, Corrin?

- Bueno, sí, pero…

El modo cabizbajo en que su hermana se posicionó, le hizo darse cuenta de qué posiblemente había sido rudo de su parte rechazar, de cierta forma, una petición. Pudo decirle a alguien más quienes también poseían experiencias en el combate tales como Xander, Camilla o al mismo Gunter (Quien tenía experiencias de vida más que nada), pero recurrió a él. Pensó nuevamente, hasta aceptar.

- ¡Sin embargo! – Interrumpió el silencio de la peliblanca - Creo que las actividades intelectuales, juegan un papel clave para mantener a la mente aguda. Eso puede hacer la diferencia durante el calor de la batalla. Si realmente lo deseas, te enseñaré todo lo que deseas saber.

La aceptación de su petición, lograron enmarcar su sonrisa y subir a grados altos su emoción.

- ¡Gracias, Leo!

- Pero no esperes que vaya a ser fácil. – De nuevo interrumpió su grito de alegría - Sabes cómo soy de estricto en mis estudios.

Esas palabras, habían bajado gravemente el estado de ánimo de Corrin, seria hasta casi arrepentirse. Más de una vez, le había visto ser estricto consigo mismo en cuanto a estudios se refería, era realmente un genio y no dudaba en que hiciera lo mismo con ella.

- Lo sé, pero tal vez… ¿Crees poder aligerarlo un poco? – Rió nerviosa esperando poder ser aceptada otra petición

- Pides imposibles, voy a ser estricto como debo serlo para ayudar a su mente a crecer. – A pesar de ser una advertencia, Leo sonrió al rostro asustado de la joven - No olvides que eres tú la que lo pidió.

- Supongo que es cierto. Voy a hacer lo que me pides sin quejas.

No tuvo más remedio que abstenerse a las quejas, aceptar con una sonrisa y esperar las palabras de Leo para dar el siguiente paso.

- Dicho como un alumno modelo. ¡Ahora vamos a empezar!


Todos los días, Leo era el primero en despertar y no era porque realmente quisiera aprovechar el día aún después de la guerra leyendo o haciendo otro tipo de actividad (lo hacía, pero más tarde), sino, que quien consideró antes su hermana, se levantaba minutos después para comenzar un viaje.

Leo como Corrin, bajaban al mismo tiempo por las escaleras de caracol de aquella grande y acogedora casa del árbol, o como otros lo llamaba, "Cuartos Privados".

Todos creían que no sólo debían vivir en un lugar como ese después de llevar tiempo casados con un par de hijos, pero no les importaba, sobre todo, a Corrin.

Había sido de los primeros lugares que existían cuando Lilith la llevó allí por primera vez y por nada, lo dejaría.

Como todas las mañanas, se miraron y se despidieron. Corrin con una sonrisa jovial y Leo con una sonrisa tranquila.

- ¡Nos vemos pronto, Mamá! – Le despidió Kana con una radiante sonrisa, recién bajando

- Espero y tengas un buen viaje – Siguió Forrest detrás de su hermano menor, con la misma sonrisa que había heredado de su padre

- Les traeré algún regalo – Sonrió Corrin alejándose finalmente.

Así eran casi todos los días, la rutina era dulce y agradable. Leo pasaba la mayoría del tiempo estudiando los antiguos textos o los libros que había conseguido para su disfrute; Forrest pasaba la mayoría del tiempo en la tienda de accesorios ya sea atendiéndola o mirando los objetos; Y Kana, terminaba jugando con los demás chicos de su generación como Sophie, Percy y el resto.

Al terminar el día, Forrest y Kana esperaban pacientes en la habitación de sus padres.

- Mamá se ha tardado hoy – Suspiró mirando el techo de la habitación, recostada en la grande y cómoda cama

- Debió toparse con alguien que le interesó – Explicó Leo escogiendo el libro adecuado para leerle a su hijo menor

- Ya quiero mostrarle esto – Sonrió Forrest enseñándole al rubio, la diadema con adornos florales que él había hecho

- Apuesto a que le encantará

Ya era tarde y como la rutina indicaba, Forrest y Kana se retiraron a sus habitaciones para descansar. Cuando Leo buscaba algún otro libro para leer, la puerta se abrió dejando ver a una joven de cabello blanco, cansada.

- Así que has vuelto de tus aventuras – Sonrió - ¿Me he perdido de algo?

Y Corrin, no pudo esperar para contarle.

- ¡Debiste ver qué encontré!


Hace tanto que quería hacer un fic de ellos, y ahora que tengo FE: Conquest, no pude negar hacerlo. Agradezco a Nira Serenes, por la idea de escribir. Son 4 capítulos, uno por cada apoyo. Si desean que este fic avance lento, puesto que no todos tienen sus copias, lo haré. No habrá spoiler de la historia, así que pueden estar seguros.

Ahm… estos capis están basados en los eventos que pasan en la casita del árbol, y si han dicho que lo suba lento, lo haré para que, cuando lo jueguen, lo vivan en experiencia propia y después lo lean.

Intenté seguir la actitud de Leo, espero me haya salido un poco.

¡Hasta el próximo!