-¡Corre, Jun! ¡Que nos mojamos!

-Si ya estamos empapados...

Jun y Nao llegaron al cobertizo del jardín. Nao entró corriendo, y dejó que Jun pasara. Luego cerró corriendo, y se dejó apoyar en la puerta. Dió un sonoro suspiro y se dejó resbalar hasta el suelo. Allí guardaban los equipos deportivos el material, con lo que no les costó encontrar toallas e incluso mudas de ropa.

-Ven aquí, Nao...

Él se acercó, y Jun comenzó a secarle el pelo con una toalla. Jun estaba sentado en el suelo, y Nao a gatas, desde donde tenía una estupenda perspectiva de su camisa desarreglada y de unas gotitas que corrian traviesas por su torso.

-Jun...

-¿Hmm?

Nao le lamió una de esas gotitas, deslizando la punta de su lendua desde la clavícula del mayor hasta el ombligo. Luego lo miró desde abajo, con aire inocente. Jun solo le revolvió el cabello.

-Eres un enanito muy travieso...

-Y tu una mala bruja.

-Supongo. Pero eres mi presa.

-Anda y cómete una manzana envenenada.

Luego se apartó de él, quizás un poco sonrojado, pero sería de frío. Le dió la espalda, y le susurró:

-No mires...

Acto seguido empezó a desvestirse. Ya fuese por la humedad, el frío o la ropa mojada, el caso es que Nao tiritaba y tenía la piel blanquecina. Iba camino de desabrocharse el pantalon del uniforme cuando unos fuertes brazos lo envolvieron y unos labios calientes (aunque, a estas alturas, cualquier cosa estaba más caliente que él) le besaron la nuca.

-¿Jun...?

-Shh...

A partir de ahí, las palabras sobraron. Jun lamió y besó el cuello del rubio, la clavícula la mordió y el hombro lo olisqueó. Nao se volvió y lo miró con ojos de corderito, aunque un lobo aullase en su interior. Abrazó a Jun por el cuello y lo besó. Fue un beso caliente, que mezclaba lenguas, salivas y sentimientos. La divertida maldad de la bruja y la falsa inocencia del enanito. Jun bajó lentamente los pantalones de Nao, y creó un rastro de saliva desde su nuez hasta el elástico de sus bóxers. Nao se sentó sobre Jun y le quitó la camisa y le desabrochó el pantalón. Luego se bajó el mismo los pantalones. Jun rió suave y comenzó a tocarlo, primero muy suavemente. A una mirada urgente de Nao y de un movimiento de caderas, Jun aumentó la velocidad. También le quitó la última prenda de ropa, y le introdujo dos dedos para prepararlo.

-Hmm~ J-Jun...

Jun lo besó en la boca. Fuerte. Dominante. Caliente. Húmedo. Jun se deshizo de sus propios bóxers, y penetró lentamente a Nao.

-Aahh~ ¡J-Jun! Mm...

-Nao...

A un mismo tiempo, Nao se aferró al cuello de Jun, y éste comenzó a embestirlo. Cuanto más frenético era el ritmo más gemía el pequeño rubio, y más jadeos soltaba el mayor.

Viendo en blanco y clavando sus uñas en la espalda de Jun, Nao se vino en la mano del ojivioleta. Mediominuto después, Jun lo hizo dentro de Nao.

-Agh... Por lo menos he entrado en calor... -dijo un sonrojadísimo Nao. Jun simplemente le hizo una marca en el cuello y le dio un beso en la mejilla.

-Vamos, que tengo que dejarte en casa.