No era más que un niño, un tonto adolescente que quizás por rebeldía o simple impulso había escapado de casa.
En ese entonces su cuerpo era de carne y hueso, y su única habilidad era la de hacer marionetas. A pesar de ello, una persona se interesó en él y cuando se dio cuenta había sido arrastrado hacia algo mucho más grande de lo que alguna vez pudo imaginar.
Suspiró entre melancólico y cansado y socó de su bolso una mano de madera a medio tallar junto con un pequeño cuchillo.
El amanecer teñía el cielo de hermosos colores pasteles y la leve briza matinal que movía sus mechones de pelo rojizos, traía augurios de buena suerte.
Bostezó desperezándose un poco y se fregó los ojos, para luego seguir con su trabajo. El sol apenas salía y ese incomodo sueño mañanero se hacía notar, haciéndole pesar los párpados.
-Buenos días compañero- Escuchó un siseo prácticamente sobre su oído.
Con el sobresalto dañó su obra, y un poco de sangre calló en pequeñas gotas desde su pulgar hacia el piso. La mira de odio hacia el sannin no tardó en aparecer.
Orochimaru lo miró de reojo, pasando por algo cualquier tipo de gesto que hubiera hecho el menor. Inhaló profundamente, extendió sus brazos, cerró los ojos y dejó que el viento jugara libremente con su pelo.
Dedicó unos pocos segundo a observar al mayor y luego volvió a bajar la cabeza, concentrándose en su mano dañada. Con un poco de fuerza se mordió el labio inferior, volviendo a su mundo de pensamientos.
Habiendo tantas personas ¿Por qué tenia que ser él su compañero? Un viejo excéntrico con un extraño gusto por los niños. No tenían absolutamente nada en común ¿Por qué los habían puesto juntos?
-Conoces de ciencias ¿Verdad?- Orochimaru abrió los ojos y giró graciosamente hasta quedar de frente a Sasori, aun con los brazos extendidos.
-Ajam- Contestó escuetamente mientras seguía tallando, la presencia del pelinegro no era algo que él pudiera disfrutar.
-¿Te gustan los venenos?- Sus brazos se bajaron y sus ojos se afilaron ante la reacción del pelirrojo, que dudaba entre seguir tallando o prestarle atención.
Levantó un poco la cabeza y lo miró frívolamente al tiempo que levantaba una ceja. Seguramente ser el compañero de ese tipo iba a ser más difícil de lo que pensaba.
Siseó un poco molesto al no haber obtenido la atención que buscaba pero de ninguna manera lucia desanimado. Cuidadosamente contempló lo que el menor tallaba con tanto cuidado y dedicación, sonrió sin disimulo y caminó hasta quedar a su lado. Dio vuelta y se sentó en la misma roca que Sasori, quedando espalda con espalda.
Un molesto siseo atrajo su atención pero prefirió ignorarlo, quizás si lo hacia se aburriría y lo dejaría en paz pero como si Orochimaru supiera que estaba pensando se recostó sobre la espalda de Sasori y reclinó su cabeza por el hueco que se formaba entre su hombro y su cuello, pudiéndolo ver directamente a los ojos
-¿Qué me dices de la inmortalidad?
Cerró los ojos y se relamió los labios al escuchar el sonido de la madera contra el frío suelo, había dado en el clavo. Seguramente había dado con la palabra justa
Rió en voz baja y los movimientos del hombro de marionetista le hicieron darse cuenta que tenía la completa atención del menor.
-Te escucho.
Vio como Orochimaru abría los ojos y de inmediato se topó con una nueva sonrisa de parte del mayor, quizás y solo quizás ser el compañero del sannin no seria tan complicado.
Bueno, cosa rara que se me ocurrió hace una hora xD
Que emoción! Es el segundo de esta pareja aca, aunque me da cosa que sean tan pocos u.ú es una gran pareja! Se puede explotar muchito~TToTT
En fin, gracias por leer nwn
