Una noche turbia de abril Black Star estaba sentado en una de las frías bancas del parque, esperando a que llegue su enamorada, su amada Tsubaki, una hermosa doncella con una belleza indescriptible, un cabello oscuro que le llegaba hasta la cadera que ella siempre llevaba en una media coleta a un lado, unos labios color rosa pálido que tenían un brillo tan natural que era envidiable por cualquiera chica, y sus ojos eran de un hermoso Turquesa que de tanta calidez que emanaban podían derretir el corazón de la persona mas fría. Eso y mucho mas era lo que enamoraba al joven estudiante, en simples palabras, ella cautivo su triste corazón.

-¿Black Star?—Soltó una melodiosa voz con un deje de preocupación

-E-eh TSUBAKI! Ya as vuelto! trajiste los refrescos?—

-Claro claro, pero no había del sabor que pediste, es difícil que halla de piña con kiwi, así que traje de manzana—

-Calla, las piñas y los kiwis con geniales—dijo caprichoso haciendo un leve puchero infantil, para así empezar rápidamente a caminar muy avergonzado.

Al terminar de dar un paseo por el parque, el joven fue a cambiar el refresco a una tienda cercana mientras Tsubaki esperaba sentada en una roca divisando como la silueta de su chico se desvanecía entre las esquinas de aquel oscuro lugar.

Pero, de pronto, desde la oscuridad de la maleza apareció un hermoso conejo blanco, el pequeño animalito se le quedo mirando con sus inquietantes ojos rubí, procurando no asustarlo, se acerco lentamente al roedor, pero este desapareció otra vez entre la respectiva planta, la chica se entristeció al ver la acción de este, pero no se rindió, esperanzada de volverlo a ver, se metió entre las ramas para encontrar al repentino dueño de su atención, pero solo lo que encontró fueron hojas mordidas y ramas rotas, siguiendo el rastro de destrucción por fin vio al tan esperado conejo, parado en sus cuatro patas, mirándola fijamente otra vez con esos ojos tan penetrantes, haciéndola sentir como en un trance.

Después de contemplarlo unos minutos se dispuso a atraparlo con sumo cuidado ya que no quería que se escape otra vez, y así lo logro, el animal era de lo más dócil así que no tubo que forcejear ni forzarlo a venir con ella, era como si quería estar con ella, la joven sonrío ante ese pensamiento, y se fue a dirigirse otra vez al lugar donde seguramente ya había vuelto su chico, pero al intentar volver la chica noto que se había alejado mas de lo esperado y se perdió en ese fúnebre bosque, se desespero, empezó a caminar y caminar hasta darse cuenta de que no podía volver, así que empezó a correr con toda la energía que le quedaba, hasta que vio a lo lejos una luz, respiro profundo y corrió hacia ese pequeño dote de esperanza, por fin llego hasta aquella débil luz que al parecer era de un farol, con la respiración agitada, cruzo la calle y fue a acercarse al farol, dejo reposar al conejo en su mano derecha y con la izquierda busco su teléfono para ver si había señal esta vez, efectivamente si hubo, sonrío de satisfacción y empezó a marcar el numero de su enamorado, pero de pronto, el farol exploto y una manta de oscuridad la cubrió, unos disparos se escucharon y la joven damisela con la débil luz de su teléfono pudo divisar una parte del rostro de su asesino, pero después callo inconsciente, eternamente inconsciente…

¿Dónde estas? ¿Donde estas? ¡¿Dónde estas?! Le dijo en silencio a la imagen mental de su amada, maldiciendo los segundos que la había abandonado

Corrió, corrió y corrió, pero no había ni la menor huella de ella ¿Qué le abra pasado? Sacudió su cabeza, no podía seguir pensando así, se volvería loco, respiro profundo y siguió su rumbo, no podía perder tiempo divagando en conversaciones individuales que no llegarían a nada productivo.

Tomando grandes bocadas de aire, Black Star se sintió como si hubiera salido del fondo del mar, empapado y desorientado, una gota escurridiza de sudor fría pasó por su sien, aun no había rastro de Tsubaki, cada segundo era decisivo, no podía seguir malgastando el tiempo, tenia que encontrarla, debía hacerlo, cuando se dispuso a seguir su búsqueda, un disparo lo alerto.

Sus ojos quedaron en blanco, como si supiera lo que habría ocurrido.

-Tsubaki…-Tan solo pudo articular

Dio media vuelta desesperadamente,con una fuerza sobrehumana,tirando una pequeña nube de polvo a su alrededor,aun escuchando en el eco de las paredes el desprevenido disparo,como si quisieran guiarlo hasta el lugar de donde se origino,con una respiración agitada y el corazón a punto de explotar,lo vio...

Algo terrorífico,horrible,lo peor que el pudiera haber visto.

Tsubaki,su Tsubaki... Estaba muerta a sus pies