Unforgettable
Yo era una de esas típicas personas que se podían llamar afortunadas de la vida, lo tenía todo: Salud, Fortuna, Familia, Amor y sobre todo la atención de las chicas. Solamente quedaba decir que mi vida, en general, había sufrido un colapso en ese tiempo maravilloso que alguna vez me hizo creer que yo era el Rey de la Tierra.
-Emmet, ¿en que piensas?- preguntó Rosalie detrás de mi espalda. Como era de costumbre siempre irrumpía en mis pensamientos, sacándome de ese clímax de agonía que sufría cada vez que pensaba en mi vida como humano, ella (mas mi familia) era la única razón por la cual creía que esta vida era aún mas maravillosa que la de Emmet McCarty.
-Nada, estaba pensando en el día en que me encontraste en Tennesse-le respondí mirando el cielo. Ya había cazado lo suficiente como para que me distrajera la sangre que colgaba de su labio inferior.
-¿Que es lo que recuerdas?-me preguntó sentándose a mi lado y reposando una de sus manos en mi pierna.
-Casi nada- mentí. Ni siquiera Edward sabía que yo mantenía recuerdos de mi vida humana. Me aseguraba en mantener en completo control mis pensamientos en lo que mi vida humana respectaba.
-Entonces ese casi nada debe ser algo muy doloroso-comentó con una mueca. Sabía que había tomado mis recuerdos por el lado equivocado, ella pensaba que recordaba la transformación, no necesitaba a Edward para saber eso.
-No-dije levantándome de repente.
-¿A dónde vas?-preguntó todavía sentada desde la roca con una de las más hermosas sonrisas.
-¡Levántate! El último es un perro-le dije divertido.
[Flash back
-Buen día, preciosa-saludé a mi mejor amiga cerrándole su puerta del casillero.
-¡Ay Em! ¡Dios!-dijo Helen pegando uno de los más graciosos saltos que jamás hubiera visto. Mi mejor amiga en toda la secundaria, era una de las chicas más hermosas de toda la secundaria, y eso me enorgullecía.
-Hoy estas muy bonita-le susurré al oído. No mentía, vestía una pollera ancha con un cinturón decorado con hebillas, mas una camiseta blanca suelta.
-No me puedo apuntar el tanto-comentó cuadrando los hombros.
-¿Te vistió tu madre de nuevo?-sabía que le irritara que hiciera esa pregunta en voz alta, la avergonzaba, sin embargo eso hacían los amigos, es decir los mejores amigos fastidiaban en algunas ocasiones.
