Bueno, seguramente me lincharán o algo por empezar otra historia antes de finalizar la primera, pero es que si no lo escribía ¡YA! Se me hubiera ido la idea. No quiere decir que abandone la otra, eso NUNCA! Ya estoy escribiendo el siguiente capítulo, solo que me está costando un poco porque necesito inspiración O.o Pero ya la conseguiré n_n
Esta historia está dedicada especialmente a Paooo-BB que me hizo enamorarme de esta pareja con su historia "Todo es falso" Y también va para todas las que me han apoyado en mis historias, y que siempre me dejan sus hermosos y valiosos reviews n.n
Bueno, sin más distracciones, el Disclaimer: Inazuma Eleven no me pertenece… ¬_¬ Aun… XD
Hace mucho, mucho tiempo, cuando aún en todo el mundo había bellas princesas y heroicos reyes, ocurrió esto que les contaré aquí.
Existió alguna vez en un remoto reino, una bellísima reina, caritativa, adorable y simplemente encantadora. Su cabello era azul oscuro como el océano y sus ojos rojos como dos bellos rubíes, su nombre era Akemi, a pesar de ser casi una niña, pues tenía quince años, era la mejor reina de todos los tiempos. Todo el reino la adoraba como a nadie más. Hasta que un día, un catastrófico terremoto, destruyó el lugar por completo… casi no hubieron muertes, pero si muchos heridos y demasiadas pérdidas económicas. Akemi no tuvo más remedio que aliarse con otro reino que no había quedado tan destruido como el suyo, y eso significaba su peor pesadilla: Casarse forzosamente. (Así es, en los tiempos antiguos las mujeres se casaban entre los trece y los dieciséis años.)
El encontrar un esposo no era exactamente el problema pues ya tenía bastantes pretendientes que había rechazado, el problema real era que no quería casarse por la fuerza, si no por amor. Pero por amor a su pueblo lo hizo. Se casó con un príncipe caprichoso y orgulloso que vivía al otro lado de una colina que separaba ambos reinos. Este príncipe ya le había propuesto matrimonio una vez, Era bastante apuesto, pues tenía cabello castaño claro y hermosos ojos azules, pero fue todo un desastre por su orgullo. Sin embargo, de todos los reinos cercanos, el suyo había sido el menos afectado, lo que llevó a Akemi a realizar su deber como reina.
Ambos reinos quedaron unidos por este matrimonio, y todos vivían felices… excepto la bellísima reina Akemi, que debía soportar noche y día a su caprichoso marido y sus deseos egoístas.
Unos dos meses después de la unión, la reina quedó embarazada, lo cual puso alegre a todo el pueblo, incluyendo al padre del niño ya que este deseaba un heredero lo más pronto posible.
El niño nació, Idéntico a su padre en todo excepto en sus bellos ojos rojos, le pusieron como nombre Kido.
Un tiempo después, la reina le llevó la noticia a su esposo de que estaba embarazada de nuevo, A lo qué este respondió indiferente, pues dijo que el reino sería de su hijo y de nadie más. La reina fue a pedir consejo a los sabios del reino. Estos le dijeron que iba a dar a luz a una niña, lo cual era una muy mala noticia, pues el rey aborrecía a las mujeres, por lo que la reina decidió hacer lo mejor para la niña… Darla en adopción.
La niña, al contrario que su hermano, era idéntica a su madre, excepto en que sus ojos eran los de su arrogante padre. Inmediatamente después del nacimiento de la niña, Akemi buscó entre las campesinas provenientes de su pueblo a aquella que inspiraba más confianza, una amiga de la infancia a pesar de ser de clases sociales diferentes. Su nombre era Kumiko, tenía la misma edad que la reina, Era alta, de cabello negro y ojos color miel. Estaba casada con un maravilloso hombre, trabajador y leal, el tipo de esposo que hubiera buscado Akemi, Sin embargo, Kumiko había esperado más que nada en la vida un hijo. Al casarse intentaron miles de veces que Kumiko quedara embarazada, pero nunca fue posible. Cuando Akemi acudió a ella contándole todo y rogándole de rodillas que adoptara a su hija, esta sin pensarlo dos veces le dijo que sí, y que la cuidaría con su alma. Akemi le pidió como últimos favores en la vida, que nunca le revelara a la niña que provenía de la familia real, y que la bautizaran con el nombre de Haruna. Luego se fue y le dijo que no la podría volver a ver, pues eso haría que la niña descubriera la verdad…
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o- Trece Años Después o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
En medio de un bello y humilde jardín, Una hermosa doncella de unos trece años, con cabello azul como el mar al igual que sus ojos, su cabello llegaba por encima de los hombros, descansaba bajo un árbol, mientras veía hacia el cielo. Llevaba puesto un lindo vestido celeste, largo hasta los tobillos y unas zapatillas azules.
-¡Haruna! –Llamó la voz de una mujer algo mayor que ella.
-¡Enseguida voy madre! -gritó ella con su vocecilla cristalina. Se levantó y se dirigió a donde la buscaban. -¿Me buscabas?
-Hija, entra ya, que está empezando a hacerse tarde y tú sabes que es algo peligroso a estas horas -(6:00 PM). –Dijo una mujer de unos veintinueve años (tenía 15, nació Kido, más 1 año después tenía 16, más trece = 29) Con cabello negro largo pero recogido en una coleta, y ojos color miel.
-Bien madre. –Respondió la niña algo molesta pues le fascinaba salir y sentía mucha curiosidad por saber qué había detrás del cerco de madera que rodeaba su casa, pues le tenían prohibido salir a la ciudad/ reino/loquesea.
-Ven, vamos a cenar y luego puedes ir a tu habitación si quieres.
-Bien.
La chica cenó silenciosamente junto a su madre y su padre, y luego fue a su pequeña habitación conformada por una simple cama de madera, un pequeño armario con unos cuantos vestidos adentro, un cofre lleno de flores, libros y cartas, y una pequeña mesa que su padre le había construido ya que era un carpintero y artesano. Se acercó al cofre y sacó un libro hecho a mano que le gustaba mucho. El pasatiempo favorito de Haruna era leer, y de milagro que podía pues solo los más adinerados del reino podían tener libros o siquiera leer. Por alguna razón sus padres cada mes le llevaban dos vestidos nuevos, dos libros, un par de zapatillas y alguna que otra cosa que le gustara, aunque desconocía por completo como, ya que, aunque no eran pobres, tampoco tenían dinero de sobra. Y menos sabía cómo era que su madre sabía leer y le había enseñado a ella si ese era un privilegio solamente para la nobleza.
Pasó leyendo una hora o dos, hasta que oyó que sus padres se fueron a acostar… esperó en silencio unos minutos más hasta que puedo distinguir claramente sus ronquidos. Entonces se levantó, cogió de su armario un manto de lana que le cubría de la cabeza a la cintura, abrió su ventana, y con mucha destreza saltó al jardín sin hacer el menor ruido posible. Eso se repetía cada noche desde hacía un mes. Se saltó la cerca de madera y caminó sigilosamente a la casa de al lado, donde vivía su mejor amiga, y la única persona a la que visitaba normalmente. Hizo señas a una ventana e inmediatamente recibió como respuesta el sonido de un pájaro. Luego de la misma ventana salió una chica de cabello verde oscuro, también hasta los hombros pero un poco más liso y con ojos también verdes, ella llevaba puesto un vestido verde claro con blanco, y llevaba también una manta cubriéndole la cabeza.
-Haruna, ¿Por qué tardaste tanto hoy?
-Lo siento, Aki, pero mis padres no se fueron a dormir tan rápido hoy. –Dijo Haruna con pesar.
-Bueno, entonces no perdamos más tiempo y apresurémonos. –Dijo Aki mientras le dedicaba una sonrisa a su mejor amiga, y empezaban a caminar en dirección hacia la ciudad principal del reino que quedaba a una media hora caminando.
Aki era un año mayor que Haruna, pero habían crecido juntas desde que tenían memoria. Su familia era más adinerada que la de Haruna, pues su padre era encuadernador de libros, por lo que ganaba más que un carpintero. Sin embargo ellos eran personas sencillas y humildes de corazón. Por su edad, Aki ya debería haber estado casada, pero ella no quería ni creía que estaba lista para casarse, aunque ya está prometida con el hijo de un rico comerciante extranjero, que era su mejor amigo y gran amigo de Haruna también, pero ella no lo veía como algo más que un amigo, e igual en el caso del chico, que mas bien fue obligado a pedir la mano de Aki.
-Cada vez este camino se hace más largo -.-'–Dijo Haruna Exhausta.
-Lo sé, pero vale la pena n.n –Dijo Aki sonriendo y señalando hacia el pueblecillo en medio de su vida nocturna. Ya había oscurecido, y solamente se veían las iluminaciones del palacio real iluminando todas las ventas, y personas paseando por las calles del hermoso reino. –¡Mira, allí está Kazemaru! –dijo señalando a un chico moreno, de cabello azul, largo y suelto (aquí lo tendrá suelto n.n) y ojos café rojizos, que estaba negociando con un vendedor de alfombras. Éste chico era justamente el prometido a la fuerza de Aki. En eso el chico se volteó hacia ellas y las saludó con la mano. Luego terminó de hablar con el vendedor y se reunió con ellas.
-Buenas noches Damas. –Dijo inclinándose un poco, tomó la mano de Aki y la acercó a su boca para plantarle un beso y luego hizo lo mismo con Haruna, ya que era la forma correcta de saludar a una dama en esa época.
-Hola Kaze-chan n.n –Dijo la peliazul
-¡Hola! –Dijo este dejando por completo las formalidades.
-¿Qué haces por acá? –Le preguntó la prometida del chico.
-ammm… no mucho, mi padre me envió a comprar el pedido de unos clientes que viven en el palacio.
-¿ah sí?
-Sí, pero es exageradamente aburrido… ¿Y ustedes que hacen?
-solamente venir a pasear un poco, igual que siempre.
-Ya veo, ¿Sus padres siguen sin saberlo?
-ajá. –Dijeron ambas mientras asentían con la cabeza.
-hum, ¿Y, qué cuentan?
-Pues… solo que sigo queriendo deshacer nuestro compromiso, pero mis papás no quieren. –Dijo la peliverde con pesar. Así que su amigo se le acercó y le froto cariñosamente el brazo.
-Lo sé, ojalá pudiera hacer algo… pero tranquila, aun falta bastante para la "boda" y tal vez logremos hacer algo.
Mientras Kazemaru y Aki hablaban de cómo destruir su compromiso, Haruna se entretuvo con una bonita tienda llena de artesanías hechas con cristal. Estaba observando con mucha curiosidad un hermoso cisne hecho de cristal rosáceo, cuando recordó que sus amigos estaban allí, se dio media vuelta para buscarlos, pero ya no estaban… ¿Y ahora que haría? Una mujer, sola y de estatus bajo en medio de la ciudad principal… estaba muerta. En eso, alguien interrumpió sus pensamientos, pues sintió como alguien tropezaba con ella y caía al piso encima de ella, pesaba bastante para la poca fuerza de la chica, inmediatamente la persona se levantó pidiendo mil disculpas y más mientras intentaba ayudarla a levantarse, pero por el fuerte golpe contra el piso se había quedado inconsciente.
****Haruna POV****
Me sentí mareada, el golpe me había dejado peor que cuando me caí de un árbol cuando intentaba rescatar a un pajarillo que se había quedado atorado en una rama… Todo estaba oscuro, en eso sentí algo frío en mi cabeza. Logré abrir mis ojos, estaba recostada sobre una cama bastante cómoda, lo primero que vi fueron unos bellísimos ojos azul grisáceo, creo que me sonroje un poco, luego sentí que una mano me ayudaba a levantarme… o por lo menos a sentarme ya que de verdad estaba debilitada, entonces pude ver quien estaba de rodillas a mi lado, era un chico de más o menos mi edad… tal vez un año mayor, su cabello era color gris plata, y tenía una bonita sonrisa de alivio en su rostro, luego vi a mi alrededor y me di cuenta de que estábamos en una habitación bastante grande, iluminada solo por la luz de la luna y algunas velas, llena de decoraciones y cosas que solo un príncipe podría tener… ¿Sería ese chico…? No, llevaba ropas muy simples como para ser un príncipe.
-Hola n_n –Dijo de repente el extraño sobresaltándome y sacándome de mis pensamientos -¿Estás bien? Lamento haber tropezado contigo. –Dijo mientras hacía una reverencia con la cabeza.
-ah… sí, estoy bien, no pasó nada… oye ¿podemos estar aquí?
-¿ah? ¿De qué hablas?
-Digo… es que esta habitación ¿De quién es?
-ah de eso hablabas…. Es que esta es mi habitación…
-¡¿Tuya?
-ajá
-Pe…pero –Vi al chico de los pies a la cabeza, su ropa estaba sucia, raída e incluso tenía algunos parches.
-Lo que pasa es que no me gusta salir al pueblo y que todos me traten como "alabado sea, larga vida" o lo que sea. Así que me visto así para que no me reconozcan. –Dijo mientras hacía mímicas de lo que decía lo cual me hizo reír bastante.
-Entonces, ¿Quién eres?
-Yo soy el príncipe del reino de al lado. Pero, solo llámame Fubuki, Shiro Fubuki.
-ah… ya veo, ¿y… por qué está usted acá? –Dije de repente cambiando mi forma de hablar a una manera más formal y temerosa pues sabía que si no lo hacía un príncipe era capaz de cualquier cosa.
-Por favor, te lo ruego, no me trates de "usted" ni tengas formalidades conmigo, odio que la gente me trate así. –Dijo sonriendo y mientras me guiñaba un ojo.
-Bien… si tú dices, pero no has respondido a mi pregunta.
-ah, el cumpleaños del príncipe de tu reino será en unos días, así que nos invitó a muchos de sus amigos a pasar un tiempo en su castillo hasta que sea la fiesta oficial de cumpleaños n.n
-Ya veo, Mucho gusto –Dije poniéndome en pie y haciendo una reverencia, cruzando los pies y luego inclinándome de la cintura.
Él también se levantó y besó mi mano con cortesía.
-Aún no me has dicho tu nombre. –Dijo aun con su boca cerca de mi mano y levantando la vista para ver mis ojos.
-Haruna Otonashi.
-Mucho gusto Haruna.
-o…oye, ¿no te dirán nada por traer una desconocida a la casa de alguien más?
-Naaah –Dijo él sin darle importancia. –Pensarán que simplemente quiero divertirme contigo un rato, tú ya sabes. –dijo como si nada, aunque yo me puse más roja que nunca.
-O/O o…oye ¬/¬ no digas cosas así. –Él comenzó a reír a carcajadas…
***Fin POV***
-Que gracioso verte tan rojita. –Dijo Fubuki mientras seguía riendo.
- ¬/¬ eres malo. –dijo Haruna resentida y haciendo pucheros.
-Claro que no U.U simplemente soy un bromista de primera. –Dijo orgulloso.
-hum ¬.¬
-haaaay… ¿y qué hacías tu solita en medio de la ciudad? Digo, a estas horas una chica sola, no es muy común y nada seguro… si no te hubiera traído, ahora estarías con algún aprovechado desconocido.
-Bueno… venía con unos amigos, pero los perdí de vista y cuando me di cuenta ya no estaban.
-¿Quieres que los busquemos?
-Alto, ¿Qué horas son? –Preguntó la peliazul algo preocupada.
-ammm… las dos de la mañana.
-¡¿TANTO TIEMPO ESTUVE INCONSCIENTE?
-sí, duermes bastante. U.U
-¡Rayos, normalmente regreso a las doce! Debo irme a mi casa.
-Pero…
-hay Dios, estoy muerta. –Dijo Haruna poniéndose de nuevo sus zapatillas que estaban tiradas en el suelo.
-Pero…
-Y si mis padres se despiertan antes…
-¡Deja de interrumpirme! O.o –Dijo el chico ya alterado.
-O.O Bien.
-Yo te llevo, puedo conseguir un carruaje que nos lleve a tu casa.
-¿Seguro?
-Sí, solo me tienes que guiar y ya.
-Bueno, supongo que está bien.
-Claro.
Ambos salieron de la habitación. El príncipe llevó a Haruna por los pasillos del castillo hasta llegar a la puerta principal. Pidió un carruaje disponible, que le llevaron de inmediato, era negro y un caballo blanco lo impulsaba.
-Muchísimas gracias. –Dijo Fubuki al peón que le había llevado el carruaje y que lo conduciría. –Las damas primero. –Dijo luego tendiéndole una mano a Haruna para que se impulsara y subiera al carruaje, luego subió él.
-Gracias por esto, no tenías que hacerlo n_n –Dijo la doncella sonriendo.
-Bueno, en mi caso sí, no podía dejar a una doncella tan bella y joven en medio de la ciudad totalmente desprotegida. –Dijo mientras ponía su mano bajo la barbilla de la chica haciéndola sonrojar.
-e…etto… -La peliazul Estaba tan nerviosa que no podía articular palabra, por lo que mejor decidió apartar el rostro. Luego se produjo un largo silencio.
-¿Oye, qué camino es? –Dijo el peliplata señalando que el camino se dividía en tres.
-ah… el de en medio, pero si quieres mejor me bajo aquí, o voy a despertar a mis padres…
-¿vienes sin permiso?
-sí… no me dejan salir del pequeñísimo pueblo en el que vivo…
-Que mal… eso quiere decir que… ¿no nos volveremos a ver? –Dijo el príncipe, en un tono triste y preocupado.
-Bueno… siempre regreso a la ciudad todas las noches así que nos podemos ver ahí. –Dijo Haruna guiñando un ojo y luego bajando del carruaje. Luego se alejó un poco, corriendo.
-¡Espera! –Gritó el príncipe de cabello color plata desde la ventana de su carruaje, inmediatamente la chica se dio la vuelta y vio al chico. -¿Dónde puedo encontrarte?
-¡Solo vuelve a tropezar conmigo! –Gritó la peliazul, para después dedicarle una sonrisa y salir corriendo.
-¡bien… Supongo! –Dijo confundido, Luego soltó un suspiro, para después recostarse en su asiento y ordenar regresar al palacio. -"Creo que nunca había conocido una chica así" –Pensó casi soñando el príncipe mientras veía la luna y las estrellas.
Bien mis niñas, aquí me quedo...
¿Les gustó mi nueva idea? Solo digo que no prometo actualizar pronto ya que quiero seguir trabajando en "Por un accidente".
Prometo que en esta historia también habrá: KazexReika, EndxAki, FubuxHaru (Obvio -.-'), Tal vez HiroxUlvi y algunas otras que se me irán ocurriendo
Bien, me despido y les deseo un Feliz día del cariño… aquí en mi país es mañana 14 de febrero el día del cariño/ San Valentín/ Día de la amistad/ Día de los enamorados O como sea que ustedes lo conozcan.
Bueno, me despido BYE! n_n
