HOLA A TODOS!!. Aquí estoy de vuelta como prometí en mi otra historia que estoy escribiendo en estos momentos "Memorias de una adolescente". Si queréis saber de qué va... pasaros por allí

He decidido que mi vuelta a los fic sobre Harry Potter tenía que ser con lo que acabé, así que os presento el "remake" de Chicas Malas. En principio iba a ser parecido al inicial... pero ya se sabe como son estas cosas. Al principio tienes una idea y después va cambiando con el tiempo.

Espero que os guste tanto como mis otros fic. (Me parece que son los tres primeros capítulos son muy similares a la versión anterior)

Ya sabéis eso de que todos los personajes pertenecen a JKRowling y WB y que esto es sin ánimo de lucro, etc...

PRÓLOGO: Kenia. 1998

"Tengo que decirte que mi vida es muy triste, que va a ser como imposible que me olvide de que existes.

Deja que te espere a la puerta de tu casa, un minuto me hace falta, luego me largo para siempre"

Jarabe de Palo: Adiós

Nací en Londres. Mis padres eran científicos que trabajaban para la universidad de Londres. De mi vida allí no conservo ningún tipo de recuerdo, excepto las múltiples fotografías y las anécdotas que a lo largo de los años mis padres me habían ido contando. Cuando tenía dos años mis padres fueron enviados a Kenia, concretamente a trabajar en la reserva del Masai Mara. Ambos iban a ser los científicos responsables del parque. Mis primeros recuerdos están relacionados con los animales libres, el entorno idílico en el que estaba mi casa y con Jasmine, la hija del veterinario del parque. Las dos éramos de la misma edad, así que nos convertimos en compañeras de travesuras. Yves Lerroux era el veterinario de la reserva. Era francés como su nombre indica y antes de llegar a Nairobi, había estado trabajando en un zoológico. Jasmine era su única hija. La madre de Jasmine había muerto en un accidente de tráfico cuando Jasmine apenas tenía unos meses de edad. Por eso Yves había acabado en Kenia. Jasmine y yo crecimos juntas, sanas, saludables y libres. Estudiábamos en casa y no teníamos secretos la una con la otra.

A los once años fui reclutada para el colegio Kensington de Magia y Hechicería. Me hizo feliz porque por fin encontraba una explicación a todas las cosas extrañas que sucedían a mi alrededor. Pero por primera vez sentí en mi piel el miedo al rechazo por ser diferente. Así que durante dos años mantuve el secreto. Jasmine creía que iba a un colegio interna en Nairobi. Finalmente no pude seguir manteniendo mi secreto cuando un día Jasmine fue a visitarme a Nairobi y lo único que se encontró en el lugar donde supuestamente estaba mi colegio, una casa en ruínas. Era la apariencia que le habían dado para despistar a los muggles, por eso Jasmine no podía verlo. Cuando se lo conté aquel verano ella comenzó a hacerme miles de preguntas sobre la magia, lo que hacíamos en el colegio, mis compañeros…Jasmine casi sabía tanto del mundo mágico como yo. Juntas solíamos leer "El Profeta", ella leía mis libros de magia aunque evidentemente no podía practicarla. Estaba realmente fascinada por los libros de "Cuidado de Criaturas Mágicas". Pero cuando estaba en sexto curso, Al Qaeda atentó contra algunos edificios de Nairobi como la embajada norteamericana. Mis padres, asustados, decidieron que iba siendo hora de volver a Inglaterra. Yo protesté, paraleé, lloré, pero no les importó demasiado. Así quince días después de volver del colegio, estaba metiendo todas mis cosas en el Jeep de Yves. Jasmine había querido acompañarnos al aeropuerto, pero yo le dije que era mejor así.

- Cuídate mucho- dijo Jasmine con lágrimas en los ojos- abrigate, dicen que en Inglaterra hace mucho frío. Y bueno, portate bien, estudia mucho… y esas cosas ¿no?. ¡Oh! Y escríbeme o no te lo perdonaré.

- Está bien. Te lo prometo.

Jasmine y yo nos abrazamos. Las dos llorábamos como magdalenas. Era duro separarnos después de tantos años de amistad. Me subí en el coche, en el asiento de atrás. Mientras que nos alejábamos me di la vuelta para mirar por última vez aquello que tanto amaba. Vi por última vez mi casa, la acacia del jardín, y a Jasmine diciéndome adiós con la mano desde la puerta. Dos gruesas lágrimas surcaron mis mejillas.