Divino error, divina mi tentación.

Capítulo 1.

Aburrida.

Teatro Mochizuki. Viernes en la noche.

El violín sonó apasionado, se aferro a cada uno de sus sentidos, y ella bailó igual de apasionada, su rostro era frío e impasible, y su mirada de hierro. Sus piernas eran torneadas y firmes, su cintura de avispa, pechos apreciables, una chica que no pasaba desapercibido. Pero su pasión era el baile, ella bailaba como si hubiera tenido un pacto con el diablo, era perfecta en el arte y sutil al moverse, no había movimiento erróneo.

Ella era Haruno Sakura, era hermosa y perfecta, ella era la estudiante número uno y una bailarina de ballet casi profesional, tenía todo lo que ella podía desear, una madre y un padre amorosos, un hermano mayor protector y amoroso, respeto y admiración de sus compañeros, un promedio que le permitía escoger a que universidad asistiría, y ella, era hermosa.

Pero Haruno Sakura, no lo tenía todo. Y de eso aún no se había dado cuenta. Sakura termino la pieza magistralmente, y su público aplaudió conmovido. Sakura se despidió con gracia del público y salió del escenario. Solo unas pocas gotas de sudor resbalaban por su frente. Espero la felicitación de su maestra de ballet; la excepcional y admirable Tsunade, quien era rubia, de grandes pechos, cintura delgada y piernas firmes y grandes.

Sakura sonrió, fingió timidez, y salió de allí en cuanto tuvo la oportunidad, entro al baño del camerino de bailarines, a pesar de ser la bailarina estrella, era tratada como al resto, sus compañeros la rodearon y Sakura repitió el ritual y se excuso a tomar un baño.

La joven muchacha se observo largo rato en el espejo cuando estuvo bañada, permaneció de pié y estática, su rostro solo reflejaba cansancio y aburrimiento. Haruno Sakura quien parecía tenerlo todo, estaba aburrida de su vida.

Salió del baño en cuánto estuvo lista, había sido cuidadosamente peinada; su cabello pelirosado estaba suelto y se ondeaba en las puntas, y su flequillo caía de lado con delicadeza, también había sido maquillada; delineador negro que resalto sus hermosos e increíbles jades, y solo un leve toque de rubor sobre su nívea piel. Se vistió con un encantador vestido champagne que se ceñía con sensualidad a su cintura y se soltaba en las caderas llegando hasta la mitad de sus muslos, y se calzo unas bellas sandalias plateadas de ensueño. En realidad, toda ella era de ensueño.

Entonces salio, a vivir su vacía vida.


Barrio Shizuka. Tomoeda.

Sakura POV.

Llegué esa noche cansada, como siempre. Cuando por fin mi familia dejo de adularme entré en mi habitación, tenía demasiados deseos de estar sola, y cuando finalmente lo logre me regocije, ¡por todos los cielos! Aquella vida era demasiado aburrida. Lo único que reconfortaba mi existencia era que no mezclaba mi instituto con el valet, de hecho, todo lo contrario, mantenía alejados ambos mundos. En el instituto yo solo era una come-libros más.

Me estiré en la cama y prendí mi lapto, miré con aburrimiento mi MSN, solía ponerme como no conectada, solo me saludaban para pedirme las asignaciones, ya saben como es eso.

Toc, Toc.

¿Puedo pasar Onee-chan?

Suspire, había estado rodeada de personas durante horas y lo único que deseaba al llegar era estar sola, en mi cuarto, conmigo misma, y mis pensamientos, pero no podía negarle nada a mi hermano, en realidad, el no me pedía muchas cosas, era una persona amable y cariñosa, y puedo asegurar que todas sus novias han sido felices con el.

-Claro, Onii-sama-le contesté demasiado aburrida, no tenía ganas de conversar, pero lo escucharía si tenía algo que decir.

-Estuviste grandiosa hoy-dijo mientras entraba y cerraba la puerta tras de sí.

-Si gracias Onii-sama, ya lo habías dicho-sonreí dulcemente y me senté en la cama. Lo miré con una expresión de duda, el venía con una cara que no me gusto; estaba preocupado.

-Onee-sama, quiero preguntarte algo-empezó diciendo, hice un gesto para que continuara-Bueno, sabes que tu instituto, es privado y te gusta.

-Ajá-conteste e hice mala cara odiaba que me preguntaran cosas de instituto que no fuera académico.

-Sakura, ¿Hay alguien que te guste en tu instituto?

Día siguiente.

Sí, había alguien que me gustaba. Era mi compañero de curso, Uchiha Sasuke. Era todo lo que yo nunca sería, hijo del dueño de las empresas Uchiha, talentoso en todo lo que hace, popular entre las chicas e incluso los chicos, y tenía novia. Yo también era talentosa, pero no era ni popular ni tenía novio, y aunque mi familia me repetía siempre lo hermosa que era yo no me consideraba hermosa ni de cerca.

En cambio Uchiha Sasuke, era un joven tan hermoso que rayaba en la exageración, su cabello era azabache y medio largo; estaba peinado en puntas hacia atrás y dos mechones le caían en el rostro, su piel era nívea y sus cejas también eran muy oscuras, era bastante alto, alrededor del metro ochenta, era una cosa de familia decían, no estaba muy segura, su espalda era la apropiada para un joven de metro ochenta y sus brazos eran normales, o se veían normales, no estaba segura de su firmeza, y era contemporáneo conmigo, 17 años de edad y le guardaba un futuro brillante, nunca había luchado por nada en la vida.

Y mi contacto con el era cero, nulo. Yo, no conocía a Uchiha Sasuke, y nunca lo haría.

Y también no esta demás decir, que era el hombre mas frío en el universo, su cara no demostraba emoción alguna nunca, salvo por ira o decepción, o incluso superioridad, porque si, de eso tenía bastante el Uchiha, era condenadamente arrogante. Aunque no era muy brillante, le costaba bastante mantener su promedio regular, incluso según me habían dicho, había tratado de conseguir tutor personal.

Pero nunca supe de alguien que le diera clases al Uchiha, tenía entendido que tenía un hermano mayor, seguramente el le daba clases.

Y su novia bueno, no puedo decir mucho de ella, como no me interesaba solo pasaba de ella, todos decían que era, como le dicen, y me disculpan la palabra, una ramera. Pero siempre dije que era por celos, ella podía estar con el Uchiha y los demás no. Lo que sabía era que se llamaba Karin, no me interesaba en saber su apellido, y también que era una alumna de asco. Pero si era bastante hermosa, lucía un cabello pelirrojo que le llegaba a la cintura y un cuerpo bien cuidado, no era tan cuidado como el mío, yo tenía que cuidarlo por el valet, ella lo hacía porque quería verse bien, así que no era una disciplina.

Me desperté mas temprano que de costumbre, a las cuatro y media de la madrugada, odiaba tener que recordar que era invisible para Uchiha Sasuke, y mucho mas mentirle a mi hermano, así que no había logrado hacer las pases con el sueño durante la madrugada y tomé la decisión mas lógica, levantarme.

Cepille mi largo cabello rosado, al principio odié el color de mi melena, pero con el tiempo aprendí a quererla, la usaba totalmente larga, la mantenía a altura de mis caderas, me gustaba tenerlo así de largo, porque me lucía, le tenía mucho aprecio y lo cuidaba mucho, me amarré un moño de cebolla para bañarme, y me enrolle la cabellera con una toalla para asegurarme que no se mojara, era malo que me lo mojase sin lavármelo, porque se resecaba.

Tomé una ducha caliente que me relajo totalmente, y me hizo olvidar el tema del Uchiha, cuando salí me enrolle en una toalla y camine descalza fuera del baño de mi habitación, del closet que estaba perfectamente ordenado: uniforme, camisas, vestidos de fiesta, faldas, minifaldas y pantalones, no era que fuera una persona compulsiva, pero me ahorraba tiempo el tener la ropa ordenada, el resto del cuarto, no tenia mucho que desordenar, así que las limpiezas eran rápidas. Saqué mi juego de uniforme, y comencé a vestirme, como estábamos en invierno el uniforme era mas abrigado, abotone la camisa manga larga, le hice el lazo a la corbata negra, me deslicé la minifalda plisada negra con una franja blanca en el borde, me coloqué el chaleco negro y saqué el abrigo de gabardina negra que usábamos para los días de invierno, ya que, los inviernos eran sumamente fríos.

Camine de vuelta al baño aún descalza, y frente al espejo volví a cepillar mi larga cabellera, luego de alisarla me la amarre en una cola de caballo ajustada. Me devolví y me senté en la cama, saqué un par de medias blancas y zapatos colegiales, me coloqué las medias y me calcé los zapatos. Me observe en el espejo para detallar si había algún error en mi uniforme, ninguno, me estire la falda y mire mi entorno, como no había prendido la luz, y aun no amanecía aun estaba oscuro. Me lamente, por la pregunta de mi hermano.

Baje y me preparé una ensalada de frutas y me la devoré rápidamente, solía comer mas, pero era muy temprano, así que tome el dinero justo para un gran desayuno de cafetería y lo guardé en el bolsillo de mi chaleco. Tomé mi móvil, lo puse en Vibra Call y lo guarde en mi mochila. Una vez empezaron a salir los primeros rayos del sol me equipé el abrigo de gabardina negra y unos guantes. Y así me dirigí a mi instituto.

Cuando llegué al instituto no había nadie si no el portero, ya había amanecido pero yo llegué una hora antes a clases. Cuando el portero me vio llegar me saludo agitando la mano y pidió que me le acercara. Y así lo hice. Me acerque con duda de lo que me diría, pensé que tal vez se burlaría de mi. O no. Lo cierto es que no esperaba que me dijera lo que me dijo "ya el otro chico llegó" fue lo único que dijo el hombre sonriente y abrió el portón, supuse que hablaba del semanero, me pregunte quien había quedado esta semana, pero pasé de todos modos, porque era mejor que quedarse afuera sin nada que hacer.

Entre tranquilamente a las instalaciones, y subí las escaleras hasta el tercer piso, yo cursaba tercero de secundaria, en el salón 3-A, que se encontraba en el tercer piso junto a los otros salones de tercero, el laboratorio de química y el de computación. En el primero y el segundo quedaban los salones de primero y segundo, y los salones de Inglés y Francés Básico, en los pisos superiores, el cuarto y el quinto, quedaban los salones de cuarto y quinto, el laboratorio de física y el de biología, y los salones de Inglés y Francés Avanzado, materias opcionales.

Pero mi piso era el tercero, cuando termine de subir las escaleras hasta el tercer piso, empecé oír ruidos de pupitres siendo arrimados, seguramente estaba alguien acomodando los pupitres en el salón, seguí cuestionándome quien sería el semanero, no estaba realmente muy segura pero pronto lo descubriría.

Me pare junto a la puerta y respire hondo, yo era una persona muy paciente y amable, conversadora y amistosa, por ello mis compañeros me admiraban, pero esa no era mi mejor mañana, estaba aburrida, madrugada y consternada.

Puse mi mano sobre la manilla y al tiempo que abría la puerta dibujé una gran sonrisa en mi rostro, se me daba bien sonreír, muchas veces mi hermano me decía que mi sonrisa era como un la luz del sol, pero al igual que los cumplidos sobre mi belleza, no me lo tragaba.

Buenos Días

Fue lo que dije animosamente cuando entré, no me moleste en ver quien era, me deslicé el mochila para quitarme mi abrigo y mis guantes, los cuales guarde en mi mochila, el abrigo lo colgué en el perchero del salón para los abrigos y me eché de nuevo la mochila al hombro cuando recibí mi respuesta.

Buenos Días Haruno

Me congelé al instante, pasé trago grueso, aquella era una voz que solo había oído pronunciar palabra pocas veces y aquello me puso nerviosa, rogué porque fuera cosa de mi mente, y no fuera verdad que el dueño de aquella voz era Uchiha Sasuke.

Pero mi esperanza se desmoronó cuando estuve girada para encarar a mi compañero, y como era de esperarse, era el. Estaba en su uniforme, los hombres llevaban un uniforme similar al nuestro pero con pantalón y chaqueta. Lo miré directo a los ojos pues estaba sentado en la tabla de un pupitre directamente frente a mi, a tan solo unos pasos, aquel era el contacto mas cercano que había tenido jamás con el Uchiha.

-Buenos días Uchiha-volví a saludar, y me concentré como si se tratase de salir a la tarima o dar un discurso abierto en el instituto, y logré que me saliera una sonrisa.

-Llegaste temprano, que recuerde no cambiamos turnos para semanero-me hablo natural y fluido, su voz era como una pequeña cascada de riachuelo, algo ronca pero fina y clara. Me reí a carcajadas en voz alta, era demasiado perfecta. El alzó las cejas con indiferencia por mi risa, yo me calme segundos después y le sonreí.

-No Uchiha, y no planeo hacerlo, solo vine mas temprano porque-tu no me dejaste conciliar al sueño-quise tomar mucho aire matutino-mentí de forma horrible, eso era una de las cosas que se me daban mal.

-Hmp-fue lo único que hizo el chico mientras dirigía su mirada a la ventana.

Me confundí con su reacción pero pensé que esa sería mi experiencia mas cercana al Uchiha, después de todo, el era inalcanzable. Me dirigí a mi pupitre, saqué la silla y me senté, yo me sentaba al fondo al lado de la ventana, porque me encantaba ver cuando llovía o cuando había mucho sol, los paisajes me resultaban magistrales.

Acomode mi bolso detrás de mi silla y la jale hacia dentro del pupitre. El Uchiha había terminado todo el trabajo rápidamente, dejó los pupitres bien acomodados y el pizarrón limpio. Y por pura curiosidad le dirigí mi mirada.

El me miraba fijamente desde su asiento, parecía incluso contemplarme, yo lo miré también, yo era muy desafiante y obstinada, y aunque el me gustara no permitiría que me intimidara. Así que sostuve su mirada tanto tiempo la mantuvo el, hasta que el mismo frunció el seño y dijo "eres una molestia" mientras sacaba un cuaderno y se ponía a leer.

Yo pude haberme reído de su actitud pero me contuve, dirigí mi mirada a la ventana tratando de encontrar algo interesante que ver, descubrí que llovería ese día y lamenté no traer paraguas, y también descubrí por el reflejo de la ventana que el Uchiha continuaba de lo más instalado observándome. Esta vez yo fruncí el seño. No me agradaba la idea de sentirme acosada.

Aquello estaba siendo extraño, e incómodo.


Sasuke POV

Cuando la vi entrar no puse mucha atención en ella, había reconocido su voz de inmediato, era Haruno Sakura, ella era una muchacha brillante pero nunca puse demasiada atención en ella hasta ese día. Mis compañeros siempre tenían algo que decir sobre la Haruno, lo muy inteligente que era o lo mona que era aquella muchacha, o si era muy refinada, o si pego un diez en un examen que todos reprobamos. Lo cierto es que ella era una especie de icono come-libros.

Volteé a verla, y aquella mañana fue la primera vez que la vi de verdad. Comprendí a lo que se referían mis compañeros, con lo de mona, en efecto era muy mona; tenía un largísimo cabello rosado, lo amarraba en una coleta, su cabello lucía tan hermoso y sedoso que de inmediato me imaginé acariciándole la coleta, pero ahí no terminaba su belleza, por su puesto que no.

Cuando se volteo de espaldas a mi, yo me había sentado en un pupitre frente a ella quien descargaba su mochila para quitarse el abrigo, cuando por fin se lo quito y prosiguió a colgarlo aquellos instantes pareció correr en cámara lenta para mí, ella tenía una figura espectacular, sus piernas estaban perfectamente torneadas, y eran tan firmes como las de cualquier modelo, su minifalda se ondeaba atrás porque tapaba un buen cargamento, no era un trasero grotesco, si no un tamaño ideal, y su chaleco se ceñía a su cintura peligrosamente tentador, porque tenía una cintura de ángel.

Buenos días Haruno

Fue lo que conteste porque me di cuenta que había pasado mucho rato desde su saludo, mi voz sonó mas ronca de lo normal porque estaba a punto de echármele encima a la niña, quien cuando volteó demostró ser completamente hermosa, tenía unos pechos apreciables, me dieron tantas ganas de acariciarlos que temblé, y ella si que poseía una cara muy hermosa; tez pálida de apariencia tersa, ojos jades de mirada gatuna e inocente, y un rubor en sus mejillas causado por el frío que le lucía genial.

Su voz era demasiado bella, y cuando empezó a reírse me quedé perplejo de cómo iluminaba el día con aquella risa de los mil demonios. Dios santo vibre, si no hacía algo pronto me follaria a aquella niña en medio del salón.

La verdad no pude apartar mi mirada cuando se sentó, yo solía sentarme al frente porque nunca entendía ni papa de lo que explicaban, así que me ayudaba sentarme al frente, y ella al fondo porque no necesitaba poner mucha atención porque ella era brillante.

No sabía que tenía aquella niña, pero la quería hacer mujer. Continué observándola cuando ella se había puesto a mirar por la ventana, porque cuando fijó sus ojos jades en mi y los dejó ahí largo rato retándome, sentí que explotaría, pero noté como fruncía el seño por su propio reflejo en la ventana, yo la estaba incomodando.

Sonreí ladinamente, casi lascivo, si podía causar ese efecto en ella, tal vez podía seducirla porque ella merecía la pena, acoté una determinación antes de terminar el año; me follaria a Haruno Sakura. Pero aquello no debía ni podía ser del todo bueno, yo era un chico de 17 años con unas hormonas en descontrol que no me dejaban en paz, por ello tenía una novia a quien podía follarme cuando quisiera. Pero la Haruno seria un reto muy difícil para mí pues ella no reparaba mirada en mi, como el resto de las chicas.

Pero eso solo avivaba el fuego de lujuria en mi interior, no podía observarla sentada de aquella manera, menos cuando sabía que se sentía acorralada por mi mirada, había cruzado las piernas así que se le veían parte de los muslos que díos mío juré que ella debía practicar algo para que lucieran así. En su abdomen no había rastro de bollería, era totalmente plano, no podía asegurarlo, pero incluso a Karin que tenía buen cuerpo se le hacía un bollo cuando se sentaba. Y de ahí pasamos a las cumbres de Tomoeda, oh si, lucían tan de buen tamaño que tocarlas sería la gloria para mis manos.

Aquello iba a ser divertido.

Continuará.



Bueno, fin del primer capítulo, esto será muy interesante, Sasuke queriendo follarse a Sakura, bueno, ya veremos que sucede, después de todo. Ninguno de los dos sabe que la atracción es mutua.

Dale al botoncito ¿ci? :_D