La niña en la torre.

Un silbido de sorpresa salió de sus fríos labios y, con asombro, inspeccionó con su mirada la alta torre que se alzaba imponente a través del cielo; quién fuera que viviera allí no deseaba ser molestado... ¡Lástimaaa~!

—¡Viento!—

Se elevó por los aires inmediatamente, y sosteniendo con fuerza su cetro pronto llegó a una ventana que se encontraba en lo alto de la construcción de piedra, y aterrizando en esta rápidamente, enseguida se vio a sí mismo inspeccionando con curiosidad la habitación, sorprendido de no encontrar a nadie allí.

—¿Hola? ¿Alguna pobre alma por aquí?—

Si bien Jack Frost sabía perfectamente que nadie podía verlo, y mucho menos oírlo, le gustaba hablarle a la nada misma, se sentía en paz, y prefería por mucho eso antes de estar en silencio, siendo consumido por la misma soledad, admitiendo con tristeza que estaba solo en ese mundo cruel. Era mejor así.

Frunció el ceño al no escuchar ningún ruido, oh bien, si quién se escondía en esa recóndita torre no era alguien valioso (o estúpido, en su defecto), quizás lo que había allí era algún objeto de valor, y no teniendo nada mejor que hacer, él encontraría ese ob-..

—¡¿Q-quién está ahí?!—

Se sobresaltó, ¡¿Qué rayos...?!
Volteando a observar la causa de su conmoción, se encontró con una pequeña niña de largos cabellos (Demasiado largos, a su parecer) brillantes tal cual el sol y de ojos verdes igualmente relucientes, quién le apuntaba, con el ceño (tiernamente) fruncido, con una vieja sartén. Oh, y no había que olvidar al pequeño amigo verde que reposaba en su hombro, al parecer molesto. Yeah, muy normal.

—¡¿Quién eres?!—

Elevó una ceja levemente con curiosidad antes de soltar su cayado al darse cuenta, con asombro y a la vez con temor, de que a quién aquella niña apuntaba su 'arma' y dirigía sus preguntas era a él, pues nadie más había en la habitación. Ella podía verlo. ¡Ella podía verlo!

—T-tú... ¿P-puedes verme?—Sus ojos se aguaron, y por primera vez en mucho tiempo una gran felicidad le envolvió.—¡¿P-puedes verme?!
—¡Por supuesto que sí, ladrón!—
—¡Puedes verme! ¡En verdad p-...! Espera, ¿Ladrón?—

Por suerte, y gracias a su rapidez, pudo esquivar justo a tiempo la freidora que la muchachita le había lanzado con gran fuerza y destreza, ¡Vaya! Esa si que no se la había esperado.

—¡Ooye! ¡Espera!—Esquivo nuevamente otro ataque—¡Hey, detente! ¡S-soy Jack Frost!—Gritó, antes de callar y dejar que el silencio fluya en la habitación. Y aunque ella no dijo nada, sólo basto mirar sus ojos llenos de sorpresa y emoción para saberlo: ella lo veía, y ella le creía.—Soy Jack Frost.—


Mi primer Jackpunzel, perdonen sino es muy bueno, en verdad intenté hacer lo mejor que pude. En fin, ¡Gracias por leer!