CAPÍTULO 1

Kara tenía muchas ganas de volver a casa, de ver a Alex y a los demás y poder descansar un poco. Lo merecía después de su lucha contra los Dominators. Aunque echaría de menos a toda aquella tropa, especialmente a Barry. Cuando cruzó el portal, apareció en las afueras de National City. Sonreía, hasta que sus ojos dieron con un enorme cartel publicitario en el que aparecía vestida de Supergirl junto a Lena Luthor, que se aferraba a su brazo, protegiéndose detrás de ella, en una pose ciertamente televisiva. Kara no recordaba haberse hecho aquella foto con Lena, y el texto que la acompañaba no era demasiado clarificador.

"Bienvenidos a National City, la ciudad más segura del país, protegida por los poderes de Supergirl y la tecnología de L Corp."

Miró a su alrededor y sintió inquietud. O su memoria le fallaba bastante, o había algunos edificios nuevos en la ciudad. Pero no se había ausentado tanto tiempo, un mes como mucho, según Barry y Cisco, no había dado tiempo a construirlos. ¿Qué demonios estaba pasando? Necesitaba ver a Alex y hablar con ella.

Tras tocar a la puerta dos veces, una mujer asiática la recibió. Kara frunció el ceño y se echó hacia atrás para mirar si estaba en el piso correcto. Miró de nuevo a la mujer, desconcertada.

—Perdone, ¿vive aquí Alex Danvers?

—Lo siento, la anterior propietaria se marchó de aquí hace ya unos meses —replicó la mujer.

—Oh… ¿y sabe dónde vive ahora?

—No, no sé nada —La mujer la miraba con desconfianza. Era evidente que quería cerrar la puerta y Kara no quiso importunarla más.

—Gracias de todos modos.

Su inquietud aumentaba por momentos. La ciudad estaba diferente, su hermana Alex viviendo a saber dónde… ¿qué más cosas habían cambiado en su ausencia?, ¿es que acaso habían pasado años? Se empezó a angustiar.

Su segunda opción fue presentarse en el DEO, quizá Alex estuviera allí, ella y J'onn tenían mucho que explicarle. Pero el edificio que albergaba el DEO ya no estaba donde debía estar. En su lugar, había un enorme rascacielos ocupado por bancos y oficinas.

—Esto no puede ser real, tengo que estar soñando —farfulló.

Entonces pensó en Lena Luthor y rogó internamente que L Corp continuase donde lo recordaba. Podía ir volando, como Supergirl, pero prefirió seguir aparentando ser Kara Danvers, para no atraer miradas, al menos hasta que supiera a qué venían esos carteles con la CEO de L Corp. La gigantesca L coronaba las plantas altas del imponente edificio. Kara suspiró aliviada, al menos una cosa que seguía en su sitio.

«Tranquila, Kara, pase lo que pase, parece que Lena y tú seguís siendo amigas… creo —se decía internamente.»

No sólo el edificio seguía donde lo recordaba, también la eficiente Jess continuaba ocupando el puesto de secretaria de Lena.

—Señorita Danvers, ¿ya se ha recuperado de su operación? —saludó Jess con cordialidad— Seguro que la señorita Luthor se alegrará de su recuperación.

«Pues sí, parece que seguimos siendo amigas.»

Kara cruzó la puerta tras dar dos toques suaves como aviso. Lena le daba la espalda, parecía estar mirando a través del enorme ventanal.

—Te he pedido que no me molestase nadie, Jess.

—No soy Jess —pronunció Kara—. Hola Lena.

Lena se sobresaltó al reconocer su voz, y se dio la vuelta rápidamente para mirarla. Kara se dio cuenta del efecto que le había causado, pero no lo comprendía, como tampoco entendía el temor que percibía en sus ojos verdes. Incluso su corazón había empezado a bombear más rápido. Kara esbozó una ligera sonrisa, pero Lena seguía mirándola con evidente desconfianza.

—¿Lena? —insistió Kara.

Lena la observaba detenidamente con gesto de preocupación, y acabó centrándose en su mirada. Tras unos segundos, el rostro de Lena se empezó a relajar. La reconocía. Aquella mirada limpia, pura, llena de bondad... aquella mirada que la hacía suspirar.

—¡Kara, te has curado! —chilló Lena de pronto con los ojos brillantes, corriendo a abrazarla.

Kara sintió los brazos de Lena aferrarse a su cuerpo con fuerza y casi desesperación. Le había cogido por sorpresa y no reaccionó a tiempo de devolverle el abrazo. Después, Lena se separó un poco de ella para volver a sumergirse en sus hermosos ojos azules, segura de que no había rastro de maldad. Necesitaba volver a sentirla como antes y se lanzó a besarla en los labios. Kara se apartó lo suficiente para evitar el beso y la miró con expresión extraña.

—¿Qué haces? —exclamó incómoda.

«¿Qué clase de amistad tenemos? —se preguntó atónita.»

Lena se apartó de ella unos pasos, dolida por su rechazo, y volvió a contemplarla. Era cierto que no veía maldad en su mirada, pero tampoco veía amor ni pasión, sino desconcierto e incomodidad. ¿Es que curarla le había robado sus recuerdos? No, aquella no podía ser su Kara. A la joven se le partió el corazón al ver la profunda decepción que teñía los ojos verdes de Lena.

—¿Quién eres? —preguntó al fin—, ¿de qué mundo has venido? —Kara se sorprendió sobremanera. Lena conocía la existencia del multiverso, así que optó por hablar sin remilgos.

—Soy Kara Danvers, pero está claro que ésta no es mi Tierra.


Ambas se sentaron en el sofá del despacho y Kara le contó a Lena que hacía sólo dos horas, había cruzado un portal desde la Tierra-1 para regresar a la suya, la Tierra-38, pero, por algún motivo que desconocía, había llegado allí.

—Ahora estás en la Tierra-40, y creo que las cosas son un poco diferentes a como te esperabas —explicó Lena.

—Totalmente —admitió.

—Perdona por lo de antes… por un momento quise creer que tú eras mi novia —confesó Lena con gesto tímido.

—¿Tu… tu novia? —exclamó Kara con los ojos como platos.

—Sí —dijo con una sonrisa—, no pensarás que recibo así a mis amigas, ¿verdad?

—¿Eh?... no, supongo que no —contestó Kara con cierta torpeza, sin dejar de sonreír.

Lena sintió nostalgia, aquella Kara era tan adorable como la de su mundo, como lo era antes de que cambiase.

—Lo mejor será que hables con tu hermana y con J'onn —dijo Lena con decisión—, seguro que ellos pueden ayudarte.

—¿Conoces a J'onn J'onzz? —preguntó, de nuevo sorprendida.

—Sí, y de cuando en cuando les visito en el DEO. Suelo colaborar con ellos cuando me necesitan —aclaró con orgullo. Kara seguía sin reaccionar. Lena enarcó su ceja izquierda con diversión.

—Lo siento, es que… todo esto me parece surrealista —confesó Kara entre risas.

—Venga, no perdamos más tiempo, vamos al DEO —propuso Lena—, ¿me llevas volando o pido mi helicóptero?

—¿Eh? —Kara estaba fuera de combate. Lena se dirigía a ella como Supergirl tranquilamente.

—Mejor voy en mi helicóptero, no me gusta nada volar, y me parece que tú no estás muy acostumbrada a llevarme en brazos —bromeó. Kara se limitó a sonreír ocmo una boba.


Kara, vestida de Supergirl, aterrizó en el lugar que Lena le había indicado. Así que en la Tierra-40, el DEO seguía en el lugar en el que empezó en su mundo, a las afueras de National City. Su llegada armó revuelo, algunos agentes la apuntaron con sus armas, ciertamente aterrados. Kara trató de convencerlos de que no les quería hacer ningún daño. Empezaba a molestarle el miedo que todos mostraban al verla. Tras unos minutos de tensa conversación, la dejaron pasar al interior de las instalaciones, allí la recibió Mon-El.

Iba vestido con el uniforme del DEO, ¿Mon-El como agente?, eso sí que era sorprendente.

—Así que vienes de otra Tierra —afirmó él.

—Sí, ¿dónde está mi her… —no terminó la palabra, ¿era realmente su hermana?— ¿Dónde está Alex?

—Atendiendo una llamada, ahora vendrá.

—¿Y J'onn?

—Ya no trabaja aquí, se retiró, ahora yo ocupo su puesto —anunció Mon-El.

—¿Qué?, ¿tú? —Kara no daba crédito. El Mon-El que ella conocía jamás habría aceptado un puesto de tanta responsabilidad, de hecho, tampoco estaría preparado para aceptarlo. ¿Tan diferente era todo en aquella Tierra?

—Es broma, J'onn ha salido hace un rato, no tardará en volver.

—Eso encaja más contigo —musitó Kara.

—¿Qué?

—Nada.

—Hola, Kara —Winn le tendió la mano—. Es un placer conocer a más gente de otras Tierras.

—¿Habéis conocido a más gente de…?

—Sí, un Barry Allen nos visitó desde la Tierra-7 y nos explicó todo lo que sabía acerca del multiverso. —Kara se volvió hacia la puerta al escuchar la voz de su hermana.

—Alex… —pronunció con voz suave. Pero Alex no le dedicó ningún gesto cálido. Así que Kara decidió no acercarse a ella, estaba claro que no la consideraba de su familia.

—¿Cómo has venido hasta aquí? —preguntó Alex.

—Volando.

—Mierda —maldijo— ¿Crees que alguien te habrá visto?

—No, creo que no, vine volando muy rápido, ¿pero qué…?

—¿Crees o estás segura? —insistió la agente Danvers. Kara se sintió un poco acosada.

—Alex, tranquila, no creo que nadie la haya visto, ya habría saltado a los medios.

—¿Maggie? —Kara miró a la joven detective— ¿Tú también conoces el DEO?

—Eso parece —replicó Maggie—. Aunque ahora no les sirvo de tanta ayuda como antes. —Le mostró las muletas que la ayudaban a caminar. Kara vio que tenía una pierna cubierta de hierros y cables.

—¿Qué te ha pasado? —preguntó Kara con genuina preocupación.

—Mi hermana es lo que le ha pasado… —espetó Alex con cierta rabia.

—Alex… —dijo Maggie, apoyando su mano en la muñeca de la agente para calmarla.

—Está claro que algo ha ocurrido con mi álter ego de esta Tierra —afirmó Kara—, todo el mundo se ha asustado al verme, hasta que han sabido de dónde vengo.

—Nosotros podemos explicártelo.

—¡J'onn, Lucy!


Kara se sentó junto a los demás en una amplia mesa de una sala de reuniones. También Lena ocupó una silla, había llegado a tiempo de la charla. Todos los presentes la saludaron y se sentó al lado de Winn, con el que parecía llevarse realmente bien. Sólo Alex se mantenía de pie, apoyada en la pared, dedicando miradas de soslayo a la copia exacta de su hermana.

—Hace algo más de dos meses, nuestra Kara empezó a cambiar —relataba J'onn—, se volvió egoísta, descuidada, irresponsable… Creímos que se trataba de una mala época, quizá exceso de trabajo, no quisimos darle mucha importancia.

—Pero un día perdió el control en una misión y estuvo a punto de matar a dos de nuestros agentes —añadió Mon-El.

—Comprendimos que teníamos que detenerla antes de que la población de National City lo descubriese y cundiera el pánico —continuó J'onn.

—El DEO se puso en contacto con el ejército, y vine a colaborar —dijo Lucy.

—Afortunadamente, dimos con ella antes de que matara a alguien —dijo J'onn—, utilizamos kriptonita para reducirla y la confinamos en una celda de máxima seguridad, aquí, en nuestras instalaciones.

—Pero no todos salieron ilesos en esa misión —apuntó Alex de pronto. Kara la miró, y al instante miró a Maggie, era evidente que hablaba de ella.

—Tuve mala suerte —dijo Maggie—, Kara no tenía un buen día cuando me la crucé —bromeó.

—Esto que contáis… a mí me pasó en mi Tierra, yo también cambié de esa forma…

—¿De verdad?, ¿y cómo lo solucionasteis? —preguntó Lena muy interesada.

—A mí me afectó un producto sintetizado por Maxwell Lord en sus laboratorios, mi hermana y su equipo lograron crear un antídoto.

Las caras de todos los presentes mostraron desaliento.

—Maxwell Lord es un abogado bastante famoso en National City, pero no es científico y tampoco tiene laboratorios —informó J'onn.

—¿Qué? —exclamó Kara—, ¿entonces por qué vuestra Kara ha cambiado así?

—No lo sabemos —admitió Lena—, y llevamos dos meses buscando la manera de recuperarla, pero sin éxito.

Kara suspiró con abatimiento. La situación era mucho peor de lo que había llegado a pensar en un principio.

—De momento, lo único que sabemos es que Supergirl se ha convertido en un monstruo capaz de cualquier cosa —declaró Alex—, no sintió compasión cuando le destrozó la pierna a mi novia, o cuando atacó a Lena. ¡Es mi hermana y no puedo reconocerla! —Alex apretó el puño hasta que los nudillos se le volvieron blancos.

Kara acababa de descubrir otra novedad, en la Tierra-40, Alex y Maggie salían juntas, al parecer, la detective no había condenado a Alex a la friendzone como en su mundo.

Tras un par de minutos en que nadie se atrevió a romper el silencio. Kara habló de nuevo.

—¿Cómo estáis llevando esto ante la población?

—Tuvimos que mentir —confesó J'onn—. Contamos que Supergirl tenía que ayudar a unos amigos de otro planeta, y que volvería en cuanto lo solucionara.

—Y en su ausencia, J'onn, Guardian y yo nos encargamos de proteger la ciudad, con la ayuda del DEO —señaló Mon-El.

—Cat Grant nos ofreció su ayuda, y se encargó de anunciarlo a la ciudad a través de CatCo —dijo J'onn.

—A cambio sólo pidió entrevistarme en exclusiva sobre la ausencia de mi novia —contó Lena—, y por supuesto, su revista tuvo muy buenas ventas —Sonrió, al igual que Lucy y Winn. Sabían bien que Cat Grant no dejaba escapar una sola oportunidad—. Trató de sonsacarme la identidad secreta de Supergirl. Me cae bien, tiene visión para los negocios.

«Así que Cat sigue en National City —pensó Kara—, tan curiosa e insistente como siempre —sonrió.»

—¿Y cómo habéis excusado la ausencia de Kara Danvers en CatCo?

—Dije que mi hermana estaba enferma y que requería cirugía y un tiempo para recuperarse de la intervención —señaló Alex.

—Bien pensado.

La reunión se dio por terminada y J'onn dio instrucciones a Alex y Mon-El para continuar con las vigilancias de la ciudad.

—Yo también me voy a marchar, estaré disponible por teléfono para cualquier cosa que necesitéis de mí —dijo Lucy. Entonces se acercó a Mon-El y besó sus labios—. Ten cuidado —le susurró. Kara pudo escucharlo perfectamente.

—¿Ellos dos…? —preguntó con cara de incredulidad.

—Sí, están juntos —contestó Winn—, ¿por qué las mujeres como Lucy o Lena sólo se fijan en aliens poderosos? —exclamó con pesar— Da igual, no me contestes.

Lena apenas pudo disimular la sonrisa, y Kara se puso un poco nerviosa al verla. El alien en el que Lena se había fijado era ella misma. Bueno, no exactamente, pero casi.

Winn y Lena le preguntaron a Kara cómo había creado el portal para viajar entre mundos paralelos, y Kara les contó todo acerca de su aventura contra los Dominators en la Tierra-1, y del regalo que Cisco le hizo. Ambos dedicaron un rato a contemplarlo de cerca.

—Está claro que su efecto se desvió ligeramente, y te trajo a la Tierra-40 en lugar de llevarte a la tuya —afirmó Winn. Lena asentía muy convencida.

—Había olvidado que los dos sois bastante… —La miraron frunciendo el ceño— Cerebritos —añadió sonriendo.

—Creo que podríamos arreglarlo —dijo Lena.

—¿De verdad?

—Sí, yo opino lo mismo, pero… nos llevará días, no hemos construido nunca nada parecido, no conocemos su estructura interna —admitió Winn.

—Oh… ya veo —suspiró Kara.

—Pero lo conseguiremos, confía en nosotros —Lena le cogió la mano y le dio un suave apretón. Kara se sobresaltó un poco ante su contacto. Lena se dio cuenta y retiró de inmediato su mano, temiendo haberla incomodado otra vez—. Perdona… ¡Alex!

Lena se acercó a Alex y entabló conversación con ella. Parecía estar pidiéndole algo. Alex no estaba por la labor de ceder. Kara no pudo contenerse y utilizó su poder para escuchar sus palabras.

—Por favor, Alex, quiero verla.

—Lena, no creo que sea conveniente…

—Por favor… —insistió.

—Está bien, pero sólo unos minutos, ya sabes que suele alterarse al verte.

Lena asintió y después se metió en un ascensor con un agente del DEO. Kara imaginó que hablaban de su álter ego, y sintió curiosidad por verla, pero era una idea estúpida y la desechó enseguida.

Alex estaba hablando con unos agentes y Kara se alejó de allí, hasta que una voz conocida detuvo sus pasos.

—Ey, Kara —sonó la voz de Maggie Sawyer.

—Maggie…

—Demasiada información en sólo unas horas, ¿verdad? —afirmó con una sonrisa sincera. Kara se la devolvió— Yo también me sentí un poco confusa cuando supe que mi novia era la hermana de Supergirl, pero imagino que lo tuyo es peor, todo tan diferente a lo que conoces.

—Sí —contestó Kara.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Claro, adelante.

—¿Alex y yo estamos juntas en tu Tierra? —preguntó Maggie.

—Pues… es un poco complicado —admitió—. A Alex le gustabas mucho y te lo dijo, pero tú le contestaste que era mejor ser sólo amigas.

—Oh, vaya… ¿entonces no…? —musitó— Me cuesta creer que sea capaz de estar sin ella en algún mundo —confesó con cara de enamorada—, pero no se lo digas, que seguro que se le subirá a la cabeza —bromeó.

—Tranquila, te guardaré el secreto —aseguró Kara. Qué hermoso era ver a su hermana junto a alguien que la quería de esa manera, aunque fuese en otra Tierra. ¿Tal vez en la suya, con el tiempo, Maggie y ella…?

—Maggie, ahora enseguida nos vamos a casa —dijo Alex. La detective se despidió de Kara, compartió un tierno beso con su novia y caminó hacia la salida con sus muletas.

«Así que vivís juntas —pensó Kara—, por eso Alex no estaba en su apartamento.»

Kara se volvió hacia Alex que la miraba fijamente.

—¿Qué?

—Quiero disculparme contigo.

—¿Por qué? —Kara no entendía la intención de Alex.

—Por mi frío recibimiento —afirmó la agente—. Es que, verte me ha afectado un poco. Es como tener de vuelta a mi hermana, pero sin ser real, ¿entiendes?, se me hace difícil.

—No te preocupes, me hago cargo, no eres la única a la que mi presencia ha dejado afectada —declaró Kara.

—Lo imagino.

Ambas pensaron en Lena Luthor, que en esos momentos, salía del ascensor en el que se había perdido minutos antes. Ocultaba su rostro con una mano. No, se secaba las lágrimas con la mano. Kara sintió tristeza al verla así.

—Ha ido a verla, ¿verdad?

—Sí —replicó Alex. La vieron secarse los ojos y mostrar una sonrisa a los agentes que pasaban por su lado—. Lena es admirable. Lo está pasando aún peor que yo y nunca pierde los nervios ni tiene un mal gesto con nadie. Siempre sonríe a todos.

Kara no podía dejar de mirarla. Tal como acababa de decir Alex, Lena mantenía la pequeña sonrisa en su rostro cuando llegó junto a ellas, aunque instantes antes estaba llorando.

—Un agente me ha dicho que J'onn quiere vernos a las tres.

—Está bien, vamos.

Kara intercambió una mirada con Alex, que asintió, y caminaron en silencio con Lena. Aunque quería saber lo que había pasado en su encuentro con la otra Kara, no se atrevió a preguntarle, no quería provocarle más tristeza.

—Puede que hayas llegado aquí por error, Kara, pero… para nosotros ha sido como un milagro —aseguró J'onn—. Deberíamos sacar el máximo partido de la situación.

—¿Qué quieres decir? —cuestionó Kara.

—Han pasado ya dos meses, la gente está inquieta —informó Winn—, ya hay rumores de que quizá Supergirl no va a volver jamás.

Kara advirtió que al escucharlo, Lena bajó la mirada. Después devolvió su atención a J'onn y Winn.

—De momento, tú no puedes volver a tu Tierra, y nosotros necesitamos demostrarle a National City que sigue contando con la protección de Supergirl.

—¿Qué queréis que haga? —dijo Kara, empezando a entender.

—Necesitamos que Kara Danvers vuelva a CatCo y Supergirl surque de nuevo los cielos —afirmó J'onn sin rodeos—, y terminar con esos rumores.

—Queréis que ocupe su lugar…

—Al menos durante el tiempo en el que Winn y la señorita Luthor reparan el invento de Cisco.

—Supongo que puedo hacerlo —dijo Kara con voz suave.

—Pero… ¿cómo vamos a hacer eso exactamente? —preguntó Lena con cierta preocupación— Porque tendremos que mostrarnos como pareja.

—Ahora vamos a concretarlo, si las dos estáis de acuerdo... os necesitamos.

Kara y Lena se miraron. Después miraron a J'onn y asintieron.

Kara recordó una conversación con la Lena de su Tierra.

¿Quién podría creerlo?, una Luthor y una Super trabajando juntas… Espero que podamos trabajar de nuevo juntas en el futuro.

Yo también.

«¿Quién podría creerlo?, una Luthor y una Super durmiendo juntas… —pensó. Sus mejillas enrojecieron. Carraspeó y le devolvió toda su atención a J'onn J'onzz»

CONTINUARÁ…