: inside the door
Capitulo 1
"Nuevo Hogar"
AÑO 30 posterior al incendio
Victoria Blackwood y Nicholas Blackwood son citadinos de Nuevo México, USA, joven matrimonio de mas de nueve años de noviazgo y menos de cuatro recién casados; la esposa: Victoria, de veintitrés años de edad, dentista dueña de su propio consultorio odontológico en la clínica Saint Joseph, su esposo, Nicholas, de veinticinco años, joven reportero de la cadena televisiva del canal ocho.
Viernes 14 de octubre. 4:30 pm.
Cadena 8 edificio South Island torre 2. Nicholas acaba de entrar a la oficina de su jefe el señor Callum Ratcliff con guardia baja y abriendo lentamente la puerta, temía a que su jefe lo amonestara por el fracaso en su último reportaje para la cadena.
-Me ha llamado?
-Muchacho, siéntate en la silla de mi asistente.
-Señor?-dice este sentándose despacio en la silla.
-Por varios años has trabajado para esta cadena y quiero notificarte que te has ganado la oportunidad entre todos tus compañeros de llevar más allá tu carrera, fuera de esta aburrida ciudad, la gente necesita de ti para conocer lo que sucede en el mundo, es por eso que decidimos trasladarte a un nuevo lugar.
Nicholas sorprendido por la noticia cogió la mano de su jefe para sacudirla de arriba abajo agradecido.
-Serás mi asistente desde ahora, no me decepciones, espero que hagas buen trabajo.
Poco después de salir de la oficina, Nicholas tomó el primer teléfono publico que consiguió, no dejaba de ver el folleto postal que su jefe le había dado.
-Hola? Quien habla?
-Vic, soy yo.
-Nicholas? Que sorpresa que llamas, pero ahora estoy atendiendo a uno de mis pacientes.
-Es importante, prometo ser breve.
-De acuerdo, que ocurre? Se te oye contento.
-Nos mudaremos.
-Mudarnos?! A donde?
-A Silent Hill.
Su esposa guardó silencio, solo se le oía suspirar molesta desde el otro lado del teléfono.
-El folleto trae un mapa, debemos irnos lo antes posible, es cuestión del trabajo.
-Nicholas, sabes que odio estos juegos, el día de los inocentes fue hace seis meses.
-Me han ascendido, si no obedezco a mi jefe estaré despedido… al fin podremos ir a ese crucero hawaiano que tanto anhelas.
-Bien, pero no estoy de acuerdo en dejar a mis pacientes, así que será mejor que te paguen bien, estoy cansada de ser yo quien pague las facturas.
Nicholas colgó el teléfono antes que su esposa comenzara a discutir, quedó en silencio observando el folleto postal de este modo lo guardó en el bolsillo de su chaqueta y caminó por el corredor hasta llegar a la puerta de salida.
Al llegar a su casa consiguió a su esposa lavando algunos platos.
-Llegaste temprano.
-Avisé a mis pacientes que me transferiría a otro hospital
-Seguramente se habrán decepcionado.
-Eso ya no importa.
-Dulzura, ya nos irá bien, buscaré un apartamento cercano a un hospital, con vista al lago y haremos picnic en el bosque los domingos en la mañana, tal vez ese pueblo sea un buen lugar para criar a nuestros hijos.
-Claro…si tú lo dices…-respondió con seriedad.
Sábado 15 de octubre. 5:30 am
La noche culminó rápidamente, colocando de esta manera el pie en el acelerador del vehículo, ambos partieron a su nuevo hogar sin mirar atrás.
Silent Hill era recordado por todos como aquel pueblo donde los aborígenes de la conquista fueron brutalmente torturados por los colonos, sin embargo sus costumbres y rituales de sacrificio seguían proliferando en la tierra.
Dahlia Gillespie, líder del culto había quemado a su única hija, Alessa, con el fin de traer al mundo al Dios a través del vientre de Alessa. Puesto que un hombre de nombre Travis Grady salvo a la pequeña antes de consumirse en las llamas, la niña de tan solo nueve años ardía de ira y odio, condenando al pueblo a una niebla absoluta y construyendo infernales seres de sus más profundos miedos y traumas.
Sin embargo el pueblo no era como antes, se le podía notar mas poblado, había una gran cantidad de negocio y podía notarse muchos edificios, sin embargo el clima de baja temperatura y la humedad aun estaban presentes como siempre.
Al llegar Nicholas y Victoria a su nuevo hogar se percataron que se trataba de un condominio pequeño con pocos departamentos en una zona muy tranquila, llamado residencias New Liverpool, siendo su departamento el número 8-B del cuarto piso.
Victoria veía el departamento con inconformidad y sus brazos cruzados, su esposo al contrario solo colgó su chaqueta en el perchero detrás de la puerta y abrió las ventanas para dejar entrar la brisa, el departamento se sentía algo pesado y húmedo por tanto tiempo deshabitado.
-Sabes una cosa, el ex inquilino de este departamento se trataba de un fotógrafo de nombre Tom Townshed y tuvo que dejar su carrera puesto que en todas sus fotografías aparecían gente muerta.-comentó Nicholas
-Pues debió haber lavado el baño antes de irse… esta hecho un chiquero.
-El conserje me advirtió que hace mucho que nadie vive aquí y que es un condominio pequeño, pero que está muy cerca el hospital Alchemilla y si te vuelves loca también esta el psiquiátrico Cedar Groove a pocas calles.
-Jaja, que gracioso Nicholas… voy a desempacar nuestras cosas.
Un poco después de desempacar, Victoria y Nicholas habían entrado a ver la habitación y a descansar un poco, de pronto Nicholas al abrir el armario pudo notar algo fuera de lo común, una puerta.
-Vic, tienes que ver esto.
-Una puerta? Pero que hace una puerta aquí? El antiguo inquilino tenia un extraño sentido del humor así como un pésimo gusto para mudarse a un pueblo tan ridículamente alejado del resto de la sociedad.- dijo esta sentándose en el borde de la cama.
-Esta puerta ha de conectar con la sala.
-La sala esta a mas de dos metros de aquí y no tiene puertas que comuniquen… como crees que eso es posible?
Nicholas abrió la puerta y notó un muro de concreto que la sellaba.
-Pues, ha de ser una broma solamente. Mañana me veré con el hombre al que debo entrevistar
-Explícame, aun no me has contestado cual es tu presunto papel en este feo pueblo.
-Mi jefe desea que averigüe sobre la desaparición del alcalde, Bruce Cunningham es su hijo y es a él quien debo ver mañana.-dijo Nicholas mientras se quitaba los zapatos.
-Bueno, mientras tanto saldré un rato.
-Salir?
-Debo buscar trabajo
-Quieres que te lleve?
-No hace falta. Me iré en metro.-dijo Victoria en tono serio mientras tomaba su bolso.
Nicholas estaba acostumbrado a la actitud seca de su esposa, sentía que le debía muchas cosas y en su interior pensaba que la había decepcionado demasiado. No tenia donde caerse muerto, y encima de eso fracasaba en cada intento de darle hijos.
Llegada la noche el joven matrimonio se acostó a dormir, estaban cansados por la mudanza, sin embargo algo molestó el sueño de Victoria; desde el interior de la puerta se escuchaba como un eco resonando, mas quejidos y gemidos a lo lejos de personas sufriendo, sonidos espectrales de otra dimensión, como si desde lo profundo de un pozo hubiesen múltiples personas agonizando, también se oían sollozos de niños pequeños. Victoria se despertó asustada y se sentó en su cama, sin embargo al escuchar con atención no oyó nada, su esposo dormía plácidamente, lucía como un niño con un sueño muy profundo, Victoria lo vio con atención y se sintió algo aliviada, de este modo se metió entre sus cobijas y se quedo profundamente dormida.
Domingo 16 de Octubre. 9:00 am.
Después de una velada poco apacible para Victoria, Nicholas decidió a preparar el desayuno para que Victoria se sintiera mas cómoda en su nuevo hogar, sin embargo ella prefirió darse un baño matutino para dejar a un lado la flojera. Al terminar de desvestirse Victoria se introdujo lentamente en la regadera, lucia un poco vieja y algunas baldosas estaban rotas y llenas de moho por los bordes, sin embargo Victoria había desinfectado la casa completa apenas terminado de desempacar, si había algo que odiaba mas que los actos de irresponsabilidad era la mugre. Una vez metida se encargo de girar la perilla de la regadera, al comienzo el agua estaba algo fría y escasa, pero ella no tomo en cuenta esto, estaba acostumbrada, sin embargo antes de comenzar a lavar su cabello algo desagradable surgió de la regadera además de desbordar por el desagüe y cubrir completamente el suelo.
-SANGRE?!-musitó la mujer viendo asustada sus manos llenas de sangre.-NO PUEDE SER!
Dijo Victoria tratando de abrir la puerta de la regadera y salir, sin embargo esta no abría, estará atorada y pronto la regadera comenzó a inundarse de aquel espeso liquido rojo, la sangre ya le llegaba por los tobillos.
-NICHOLAS! NICHOLAS AUXILIO!- gritó desesperada.
A lo que su esposo corrió desde la cocina hacia el baño, abriendo la ducha con facilidad con un movimiento rápido, sin embargo observó como el baño se había llenado de barro incluyendo a su esposa.
-SACAME DE AQUÍ NICHOLAS! LA SANGRE! LA SANGRE!-dijo Victoria aferrándose a su marido.
-De que hablas Vic? Solo es lodo!
Victoria lentamente volteó su cabeza al interior de la ducha y comprobó que se trataba de lodo.
-P-Pero….-dijo anonadada.
-A lo mejor la ducha está tapada porque lleva años sin usarse, llamaré al plomero para que la arregle.
-Y que se supone que haga?! Que me quede llena de esta mierda hasta que ese hombre venga?!
-Sécate con una toalla y deja el drama, te deje el desayuno servido en la cocina.
-Tu no comerás antes de irte?
-No es necesario, comeré con el hombre al que debo entrevistar, ¿recuerdas? Del que te hable ayer, quedamos en vernos en una cafetería cerca de aquí.
-Nicholas no me dejes sola! Detesto este lugar.
-Volveré pronto-dijo mientras cerraba desde afuera del departamento.
WITCHMOUNT ST. 10:15 am
Nicholas llevaba un cuarto de hora esperando en la cafetería Witchmount street, mientras tomaba un café negro para sentir suficiente energía para entrevistar a ese misterioso hombre. Al cabo de unos segundos un hombre de aspecto diplomático muy bien vestido con un traje de color gris y una vistosa corbata verde olivo y gafas llamó la atención de Nicholas, desde que había llegado a aquel pequeño pueblo solamente había visto obreros construyendo en las calles y poca gente vestida comúnmente como civiles atareados caminando de un lado a otro, sin embargo este hombre lucia muy refinado.
-Sr Blackwood?.-intervino el hombre de elegante apariencia mientras se acercaba a Nicholas.
-Usted es el señor Bruce Cunningham?
-Así es, permítame presentarme, soy el señor Bruce Cunningham Jr, pero dado a que usted es un periodista quisiera que me llamara solo Bruce, al menos mientras me entrevista.
-Disculpe, pero me conformo con llamarlo Señor Cunningham. Usted y yo aun no nos conocemos y no me parece educado tutearlo.
-Oh pero que veo, un periodista educado, creí que el mundo se había acabado después de que gobernaría un hombre de color este país…pero creo que ya lo he visto todo.
Por la mente de Nicholas pasaban una gran cantidad de comentarios y pensamientos sobre este nuevo hombre que acababa de conocer, tal parecía que era un hombre de alcurnia y que ni siquiera vivía en aquel pueblo, además era tan humilde como cualquier político, así que le era obvio que se trataba del hijo del antiguo alcalde.
-Señor Cunningham temo que no he sido claro con usted, no he venido a entrar en política, mas bien a hablar del pasado, si no es molestia.
-Jajaja molestia? Los periodistas siempre quieren saber del pasado, así que ni siquiera me extraña que tu no seas diferente.
-Hace treinta años, en este pueblo hubo un extraño accidente, y me llama la atención que posterior a eso el alcalde haya desaparecido, a pesar de ser el alcalde me parece muy extraño para mi que esa sea una historia confidencial y que nunca haya salido a la luz en este país.
-Jajaja, y crees que después de treinta años de haber sido encubierto ese desaparecimiento estaré dispuesto a contarte la verdad a ti?
-Señor he viajado desde Albuquerque Nuevo México.
-Y la familia de mi madre viajo desde Berlín hasta este país en 1942, así que aunque trames lo que quieras no te daré tan fácilmente esa premisa.
Nicholas suspiró y pidió a la camarera otro café.
-Este pueblo…emana un aire que se me es muy familiar, me trae recuerdos de mi pasado, de pequeño solía soñar con un pueblo parecido a este y que nadaba en un lago bastante grande con mi hermana.
-Pues tienes suerte, el lago Toluca queda cerca de aquí.
-Sabe, soy un hombre casado y lo mas importante para mi en este mundo es mi esposa, me es difícil no pensar en ella a todo momento, tiene un increíblemente hermoso cabello castaño oscuro y ojos igual de oscuros que resaltan con su pálida piel, ella se dedicó a los estudios de odontología para ayudar a su madre económicamente, sin embargo yo me dedique a mi gran afición, lo malo es que ella tuvo mas éxito que yo en su carrera. Lamento no darle una vida tal y como ella desea.
-Su café señor-dijo la camarera entregándole el café a Nicholas.
-Todos los hombres somos unos ingenuos, siempre perdiendo la cabeza por una mujer, si de verdad te interesa esa premisa y ayuda a tu esposa y a tu suegra en algo, debo decirte que el fin de mi padre también fue gracias a una mujer.
Nicholas no entendía lo mas mínimo de lo que decía este hombre, lo decía con demasiada naturalidad como para tratarse de una mentira pero sin embargo era cruel la sonrisa burlista que este ponía mientras mencionaba aquellas palabras. Sus gafas pronto destellaron un brillo como si el hombre se le hubiese ocurrido una grandiosa idea y junto con esto empujo sus gafas con su dedo medio sobre su nariz.
-Que tal si traes a tu esposa a la exhibición de arte de esta tarde en la galería Thortonvile.
Nicholas aceptó sin problemas, este seria una buena excusa para sacar a su esposa de la casa y divertirse un poco conociendo la ciudad.
-Iré por ti a las 3, hasta entonces, Nicholas.
-Hasta entonces, señor Cunningham.
