Lullaby
Ojos azules. Ojos fríos. Ojos muertos. Natasha… Fue la primera vez que Loki verdaderamente le miró, que sintió que un ansia dolorosa por la venganza corroía a un ser de alma tan quebradiza como la suya. Y le dio una oportunidad al impulso suicida de acercarse a ella y agarrarle con fuerza del brazo cuando estaba dispuesta a transformarse, otra vez, en lo que pudo ser antes de conocer a Clint Barton. Desdoblado, fragmentado, le tomó la mano a su reflejo, aquí en Midgar, una extensión palpable de los deseos egoístas y suicidas de un genio loco enfermo de la necesidad de atención, sin un ancla que lo retuviera en ese lado donde la luz era un poco menos difusa; más gris, metálico e impersonal que un blanco puro sin sombras, sin pasado, sin ella.
Loki la sintió esta vez, peligrosa y tensa bajo su tacto. Escaneó sus rasgos, se hundió en su cerebro, se dejó arrastrar por el maremoto de aquel grito de socorro; sintió las punzadas sordas de su agresión; pero no dejó de mirarla, no dejó de intentar ocultar la rabia que le provocaba haber encontrado a su igual, ni el anhelo de dejarse vencer por los mismos sentimientos y matar, matar, matar hasta desvanecerse y exalar el último suspiro… Un torrente surgido de una gota que lo ahogaba en la comprensión, empatía, necesidad de tenerla cerca: la sinergia mágica que lo ató a Natasha por el resto de su existencia y le empujó a abrazarla y besarle la frente.
Estoy aquí…tengo fe en ti… miedo… dame una oportunidad…escúchame… Natasha se dejó arrullar. Al explorar el cuerpo que la fijaba a la realidad, reparó en los ojos de Loki, viendo la esperanza en un psicópata redimido, y comenzó a cantar su propia canción de cuna.
Ausencia …La mujer se derrumbó. Nada de actuaciones ni dobles intenciones; sin lágrimas, seca y áspera, con ira reventando sus arterias y en algún lugar inexplorado de su alma, aceptación, olvido voluntario. Un asesino vivo por otro asesino muerto; un asesino egomaníaco para una asesina elusiva como un pez de tinieblas: retorcido premio de consolación que aceptó, como él, gustosa, en el suelo; allí, en un hangar, olvidados, gracias a todos los poderes, por el mundo.
