(Reeditado)

¡Hola, chicos y chicas! Y sombrereras con pelo de sirena. ¡NO, no he escrito una nueva historia, para que lo sepáis. Esta historia le pertenece solo y en exclusiva a mi nuevo amigo Trunkstendo (o trunks), que es tan réquete-amable de comentar EAH. Y como no ha podido ingeniárselas para subir su fic a su nombre, me lo ha encargado a mí: servidora MickeyNoMouse, que se complace por anunciarles el siguiente disclaimer.

Ni la trama ni nada de nada son míos. Me he tomado la libertad de poner la foto de perfil de trunks en la portada para reafirmarlo.

Bueno, espero que os guste. De ser así, seguro que se alegra mucho. Recordad, ¡la historia aquí, el autor allá! Luego no me vengáis aclamando por la genialidad de otro, que me enfado XP


Capítulo 1: la creación del destino.

En el desierto de Agrabah, un joven hechicero escribía lo que él llamaba sus memorias. Sin embargo, al dar la última palabra al pergamino, este se alejó de la mesa para adaptarse a un libro. Este terminó por alumbrar todo el cuarto como la luz del sol. Al término del resplandor, el mismo libro realizó una revisión página por página de todas las historias y leyendas del mundo de los cuentos de hadas y las mil y una noches. Al final el libro se cerró.

Mustafa: al fin, Paul, he terminado el famoso libro que terminará por destruir cada reino que existe.

Paul: sqwak, al fin después de tanto tiempo, sqwak.

Mustafa: así es, mi emplumado amigo. Después de meses de tanto escribir.

Paul: después de 2 meses, sqwak.

Mustafa: sí. 2 meses de sufrir día y noche.

Paul: 2 meses, 1 semana, 6 días y 5 noches, sqwak.

Mustafa: ¡qué exactitud en el tiempo, pequeño! Ahora solo tengo que esconder el libro original donde ni un ser mágico...

Paul: 2 meses, 1 semana, 6 días, 5 noches, 12 horas, 30 minutos, 20 segundos, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29… sqwak.

Mustafa no podía seguir hablando ya que su perico contaba las horas como reloj tic-tac. Tenía que pararlo antes que llegara al minuto. Así que gritó.

Mustafa: ¡SILENCIO!

Un halo de energía golpeo al pobre periquito, dejándolo únicamente graznando. En ese momento entró su padre, Jafar.

Jafar: ¿qué son esos gritos? ¿Cuántas veces tengo que decirte que trabajes en silencio, pequeño mocoso?

Jago: silencio es silencio.

Jafar: exactamente, Jago. Veo que tu amigo es más inteligente al no decir ni un graznido en mi presencia. Ahora continúa con tus deberes y deja de estar jugando.

Jasmine: Jafar, deja al niño tranquilo y vamos a la cama.

Jafar: ahora voy, mi reina.

Una segunda Jasmine apareció en la puerta. Entró para alentar a su hijo y que no se enojara con su padre.

Jasmine: no te preocupes por el gruñón de tu padre. Han pasado 19 años desde la última vez que trabajó cumpliendo deseos. Ahora descansa, que mañana vas a la escuela.

Mustafa: buenas noches, mamá.

Jasmine abrió los ojos como platos y luego cerro los ojos llevándose las manos del pecho. Al ver esto el joven se disculpó por la confusión. Ella le dio un beso en la frente mientras el cerraba los ojos, y cuando ella salía de la habitación las luces se apagaron. En el harén, Jafar escogió a 2 Jasmine para disfrutar en su alcoba mientras las dos Jasmine que cuidaban a Mustafa entraban y se acomodaban en los cojines para dormir.
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La gran isla de Arendelle. Muy linda, muy limpia y muy mercantil. Hermosa en primavera, calurosa en verano, fresca en otoño...

Pero lo más divertido comienza en invierno.

Dos jóvenes comienzan sus juegos invernales montando olas como en verano. La gente del pueblo y comerciantes quitaban sus puestos, aunque esto no detuvo a los jóvenes para hacer más y más travesuras. Hasta que su mamá, la reina ELSA, les ponía un "estate quieto". Muchas veces les cortaba el hielo en el agua, lo que obligaba a los jóvenes a detenerse. El motivo era que la reina esperaba algo importante, o más bien a alguien.

Un barco más impresionante que el Holandés Errante ancló en el puerto de Arendelle. La reina lo esperaba desde hace meses. Los marinos bajaban con una algarabía, pero al amarrar bien el barco, bajar el ancla y bajar la escalera, el capitán bajó del barco con un porte autoritario, una mirada fría y una expresión de maldito.

La reina sostuvo su mirada a tal grado que se sentía que la temperatura bajaría a -30°. La gente del pueblo se reunió tras la hilera de guardias que acompañaban a la reina.

El capitán se postro a los pies de la reina.

Bernard: Majestad, somos una joven tripulación que pedimos alojamiento y víveres durante un tiempo hasta que pase el invierno y sus duras tormentas heladas.

Elsa: no se preocupe por las tormentas, capitán. Si acaso existiera algún problema con sus hombres contra esta isla tendrán que marcharse sin su preciado navío.

Al oír esto la tripulación comenzó a murmurar mientras el menor de los príncipes tuvo que taparse la boca al recordar la última vez que a su padre se le olvido el cumpleaños de su mamá: lo mando a él y a su tripulación en trineos a Nomeolvides, una isla a 10 millas náuticas de Arendelle.

El capitán no se inmutó y acepto la propuesta de la reina. Elsa extendió su mano, siendo tomada y besada por el capitán. Al levantarse, la tripulación hizo lo mismo y antes de seguir a la reina, pidió a su 2do al mando bajar el tributo de la reina.

Luego que entraron al pueblo, Frederick jalaba a Willem de la oreja debido a que deseaba escuchar todo ese vocabulario de marineros o piratas como le contaba su padre. Cuando el pueblo comenzaba a reírse y murmurar, Frederick soltó a su hermano. El pueblo sabia lo que venía y algunos se pusieron a cubierto.

Después de medio camino de lanzar bolas de nieve a sí mismos y al pueblo junto con los soldados y la tripulación del barco, una bola fue a dar al capitán, tirando su sombrero. Este soltó la mano de la reina y con una mirada asesina, vio a los que estaban tras él.

Bernard: ¡¿QUIÉN FUE?!

Cientos de manos acusadoras señalaban a sus contrarios sin repetir, así que el capitán se dio la vuelta, tomo su sombrero del suelo, lo sacudió, tomó la mano de la reina y siguieron hasta palacio. En él, volvió a hacer la pregunta y esta vez, al pequeño olaf le toco señalar a alguien.

Cuando dejaron las cosas, papá subió a cambiarse y salió al balcón vestido como rey de los mares, un atuendo idéntico al de Gold Roger. Todo el pueblo lo observaba. Volteó a su derecha para acercar a mamá. Luego, del lado izquierdo, Willem, y junto a la reina, Frederick.

Bernard: A todos los viajeros, les decimos bienvenidos a Arendelle pueden alojarse en donde les acomode si no encuentran refugio su navío es bastante grande para alojarse. Felices fiestas de invierno.

Todos se alegraron, y los guardias dejaron que las familias se encontraran mientras se retiraban. Nosotros también nos retiramos. Mamá habló con un guardia que rompió fila y fue a cambiarse. En la cena, padre planeó enviar a sus dos jóvenes a una escuela muy lejos de las islas que conocemos. Para suerte de los jóvenes, la reina no deseaba alejarse de ellos.

Él la convenció argumentando lo débiles que éramos o, por lo menos, enviara al que la sucedería en el trono para que aprendiera a gobernar. Ella le deseo buena suerte a Frederick. Willem casi se atora con la comida antes de protestar que desde muy pequeños su hermano es mejor y ahora lo mandaban lejos a estudiar. No era justo.

Bernard dio su último discurso y cerró el tema. Willem se quedó con la boca abierta y pidió ayuda a su mamá y a su hermano. Al no decir nada, se sentó a terminar de comer. Solo se le escucho decir:

Willem: gracias por meterme en problemas, hermano.

Frederick solo sonrió y continúo comiendo en silencio.

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En Moscú comenzaba la noche y un joven veía las estrellas y tomaba notas como si le estuvieran diciendo algo. Ahmar, de la 4ta generación del sabio Rasputín, es un joven muy pegado a los libros, pero en ese momento solo pensaba en una cosa: llegar a la escuela y dominarla, ya que su tátara-abuelo casi domina Rusia.

Por dicho acontecimiento, cada miembro de mi familia tenemos alas negras y la gente nos llama los malditos de Rasputín, o la maldición de Rasputín. Mi familia y yo nos hemos ocultado desde hace tres generaciones hasta que mi padre vio en un periódico el nombre de una escuela donde puedes seguir o cambiar tu destino.

Mi padre se puso en contacto con el director de esa escuela. Al escuchar las buenas referencias de mi padre, el director estuvo entusiasmado al punto que deseaba conocer a Ahmar. La mamá estaba muy preocupa por su herencia, El padre le dijo:

Arley: si nuestro hijo es tan inteligente como para dirigir una escuela, estoy seguro que lo aceptaran en este instituto. Además, le enseñamos a cuidar las apariencias.

La mamá de Ahmar no estaba de acuerdo, pero para estar segura le dijo a su hijo, previniéndolo de sus alas. Ahmar dejó que el director de su escuela siguiera sus funciones y Ahmar seguiría siendo el alumno de cuadro de honor. Maestros y personal administrativo pensaban que sin él al frente, volverían las agresiones y el bulling a la escuela.

Sin embargo, le regresó su puesto. Pero compartían la dirección del lugar. Si alguna orden no les parecía, lo consultaban con él y se arreglaba el malentendido. El director Milton Grimm se presentó un día en el que no hubo problemas. Él actuaba como cualquier chico que asiste a la escuela, pero por un rumor provocado por el mismo Milton, el chico más rudo de la escuela contra cualquier otro niño. Sí, Ahmar era malo. Se quedaría viendo como maltrataban al pobre niño. De lo contrario perdería mi pase a la mejor preparatoria. Al término de las clases todos corrieron al lugar de la pelea. Desgraciadamente para el director de la secundaria, Ahmar tiene el apoyo de docentes y alumnos, los primeros aunque les ordenaran detenerlo y culparlo por lo ocurrido, no lo hacían.

Ahmar llego ante la bola de muchachos y al abrirse paso la pelea estaba a punto de terminar cuando un último golpe se estrelló en la cara de Ahmar. El joven quiso retirar su mano pero Ahmar no lo permitió. Le tomó menos tiempo en romperle la mano al chico que abrirse camino para impedir la pelea. Las personas de la enfermería fueron al auxilio de los chicos. Al llegar a la entrada, le dio instrucciones a los camilleros. El médico llevaba al joven que se quejaba por su mano. El director se preparó para lo que venia mientras Milton Grimm tenia una actitud de soberbia.

Ahmar: debe prepararse o nos prepararemos para una demanda que cerraría la escuela definitivamente.

El director no pudo evitar orinar los pantalones, mientras Grimm decía en su mente: "es el perfecto tutor para algunos rebels que no desean seguir su destino".