Confusión : One shoot.
Sakura PDV.
Era una noche de verano, estaba acostada en mi cama, con la ventana abierta, dejando que la fresca brisa entrara a mi cuarto, para templar la habitación, y ventilarla.
El polen flotando en el aire, las luciérnagas y el sonido de los grillos, hartos de escuchar silencio y quejosos del calor, que ahora comenzaba a menguar.
Aquel aroma a las primeras flores, demasiado suave para identificarlo, pero que refrescaba los pulmones.
El ambiente era relajante y tranquilo, y la paz reinaba sobre la ciudad.
Sin embargo, no podía dormir, mi mente estaba muy concentrada en otras cosas.
Ni siquiera notaba el leve susurro del, ahora, viento. Kero dormía tranquilo, como mi papá y mi hermano.
Tanta soledad incitaba a mi mente a pensar, que era exactamente lo que quería evitar.
Sabía que aunque estuvieran sonando alarmas y bocinas nada evitaría que aquellos pensamientos aparecieran en mi mente.
Sin embargo el silencio, la oscuridad casi total, hacía que las imágenes fueran más nítidas en mi cabeza.
Tenía que dormirme, y lo intentaba con desesperación.
Pero no podía ignorar que mi corazón latía calmo y fuerte, escondiendo la necesidad de llamarlo, de verlo.
—¿Qué me está pasando? —me dije a mí misma, mientras cambiaba de posición para mirar el techo.
Lo había visto hacía pocas horas, cuando salíamos de la escuela, sin embargo…
No, Sakura, no…me repetí, Shaoran es tu amigo.
Él siempre había estado en los peores momentos, ayudándome a salir de ellos, en los mejores, haciéndolos especiales.
Me entendía, y con el tiempo nos hicimos muy cercanos.
Esos sentimientos me dolían en lo profundo del corazón, porque cuando estaba con él todo se desdibujaba, y nada importaba.
Pero cuando estaba lejos, y aunque tuviera la certeza de que lo volvería a ver al día siguiente en la escuela, afloraban, recordándome que era mi amigo, y nada más.
No podía aceptarlos, nuestra amistad valía más. Tampoco podía arriesgarme a perderlo, aunque sea, como amigo.
Y el celular estaba allí, tan cerca.
No sería la primera vez que lo llamaba por sentirme triste, y aunque refunfuñara un poco a causa del sueño, siempre sabía cómo calmarme.
Lo tomé, indecisa. Su voz estaba a una llamada.
No quería despertarlo, pero mis oídos y mi corazón clamaban por su voz, por su manera de hablar.
Lo solté, dejándolo caer sobre el colchón, y me di la vuelta, aferrando la almohada, intentando controlar la oscuridad que me rodeaba.
Me dormí, entonces, pensando cosas agradables, historias que incluían un "nosotros" y un final feliz.
Unos minutos después, como si renaciera a la vida de vuelta, me desperté, el celular estaba vibrando.
Atendí, confusa.
—¿Sí?
—Sakura…soy yo, Shaoran.
—¿Qué pasó, Shaoran? —me erguí, hasta quedar sentada.
—Perdona por despertarte… —su voz denotaba pena y algo de nerviosismo.
Pasaron unos segundos, hasta que volvió a hablar.
—Sólo quería escuchar tu voz.
