Cuatro años habían han pasado desde aquella noche de invierno, donde mi vida jamás fue igual.

Que diferente seria todo si no la hubiera dejado marcharse, si la hubiera seguido en este momento podría ser realmente feliz y podría estar a su lado, en vez de estar junto a Susana y sus quejas constantes.

Si no me hubiera rendido, podría ser parte de esa hermosa familia, Candy, yo y un hijo de nuestro amor. Pero no, otro ocupa mi lugar, otro esta con ella y otro es el padre del hijo de la pecosa.

Se parece tanto a ella, esas pecas, esa nariz respingara y ese pelo castaño... ¡Un momento! ¡También tiene los ojos color zafiro! ¿Puede haber una posibilidad de que sea mi..., hijo? ¿Cuántos años tiene? ¡Oh, por dios!