Pansy no sabía que hacer sin empleo y sin hogar, con un hijo al cual mantener caminaba por las calles de Londres viendo en donde podría trabajar. Un momento le tomó darse cuenta de que, sola y en las circunstancias en las que estaba probablemente no le harían caso
—¿Parkinson?
Alzó la vista con aburrimiento, encontrándose con una mirada algo ofuscada casi perpleja perteneciente a... ¿Cuál era su nombre?
—¿Fiiii —Fi-Finigan— dijo helada del frío invernal que la hacia tiritar
Tristan miró primero a su mamá, que miraba con algo de alegría en sus ojos al completo desconocido
—¿Qué haces con ese vestido y a estas horas de la noche fuera de tu casa?— pregunto a su vez con un todo de reproche
Lo mira a él también aunque había crecido después del colegio. Este llevaba puesto ropa formal y el cabello muy bien peinado, se veía algo... Como decirlo sin hacerlo sonar mal ¿ Manejable?. Frunció el ceño ante ese pensamiento tan descabellado
Tristan trató de interrumpir la conversación pero como no pudo hacerlo fue a sentarse en una banca
—Pues... ¡Tristan! Por favor estoy hablando con un amigo del colegio, ¡No te alejes demasiado!— Dijo con enojo y cansancio a la vez
Seamus frunció el ceño, revisa su reloj y vuelve la vista a Pansy, que ni si quiera tenía un abrigo respetable para el frío tremendo que hacia. Se veía tan miserable con ese aspecto la vida no se lleva bien conmigo y su hijo tenía la energía de un torbellino
—¿Qué dices? Te llevo a tu casa...
Ambos se miraron, ella hizo una mueca
—Me acaban de hechar de allí, no me propongas nada Finnigan, puedo estar sola
—Mamá por favor, llevamos horas caminando... ¡Además tengo sueño— reprochó el niño de 11 años
A los pocos metros de caminar, por el daño emocional y psicológico sufrido los anteriores días casi se cae de boca contra el pavimento si no estuviera allí Seamus, que logró agarrarla fuertemente entre sus brazos. Lo pudo ver más de cerca y sus mejillas se ruborizaron con intensidad
—¡No me toques... Finnigan!— ella casi le grita sangre sucia y el se dio cuenta de inmediato
— Más que sea, estoy siendo lo que tu no eres. Humilde
Otra vez casi se cae y Seamus la cogió sutilmente a lo que ella respondió suavemente un... Gracias
— Ok Finnigan, puede ser que acepte tu invitación... Sólo por mi hijo
