Disclaimer: Pokémon y todo su universo no son de mi propiedad y nunca lo serán.

Notas:

-Este fanfic participa en el reto "Junio: Mes de la Maldad" del foro "DexHolders del Prof Oak".

-Dedicada a los administradores del foro: Mili, Jime, Alex y, en fase de prueba pero no menos importante, Oscar, por el gran trabajo que hacen. ¡Sigan así!


Compensación

—Ya extrañaba las playas de Hoenn.

Un suspiro escapó de los labios de Marge al ver la hora, casi las 6:30 PM, mientras salía del puerto de ciudad Calagua y se encaminaba al centro pokémon. El paisaje de la costera ciudad era hermoso, pero a la vez diferente a como lo recordaba, incluso el interior del centro pokémon lucía más moderno —meditó esta mientras entraba al centro en cuestión—, pero no le parecía nada raro, después de todo los años no pasaban en vano.

Si, hace exactamente dos años Marge dejó Hoenn para viajar por otras regiones. En esos días el incidente con los legendarios estaba muy fresco en su memoria, y necesitaba dejar atrás la región a la que, indirectamente, tanto daño causó. Viajó por Sinnoh y Teselia, buscando olvidarlo todo, viendo la belleza de los pokémon que no existían en Hoenn en los súper concursos y los musicales. Aún así, detrás de ese tipo de exhibiciones para los pokémon había una triste realidad que no la dejó disfrutar por mucho tiempo, lo que la irritaba.

Los coordinadores con más experiencia destacaban en los concursos, pues estaban más que acostumbrados a exhibir a sus pokémon, pero muchos de ellos eran egoístas y frívolos con aquellos que "no estén a su nivel". Aún le hervía la sangre al recordar un día durante su viaje en Sinnoh, cuando un coordinador primerizo se acercó a pedirles un consejo a los que serían sus rivales y estos lo trataron como a basura. El pobre chico perdió todos sus deseos de participar y simplemente se retiró de allí.

Desde ese día había comenzado a desarrollar una idea, un pequeño plan para que los coordinadores reaccionasen en cuanto a esa actitud, y qué mejor lugar para ponerlo en macha que su región, Hoenn. Tenía casi todo planeado y listo para comenzar su proyecto, solo faltaba mover un poco sus influencias, conseguir un par de cosas, y podría ponerlo en marcha.

—Muy bien, manos a la obra—susurró ella, sentándose y tomando su PokéNav. Después de un par de minutos hablando, finalizó la llamada, pues ya tenía lo que necesitaba.

Salió del centro dejando sus pokéball en manos de la enfermera, aprovecharía el tiempo para ir a ver el edificio que, según lo que le contaron en la llamada, estaba en venta en la ciudad.

El mencionado edificio estaba ubicado a unos metros del salón de concursos, relativamente cerca del centro pokémon. Era un gran edificio blanco que poseía seis pisos, siendo estos: la recepción, dos pisos con un campo de batalla cada uno, un piso con un auditorio, un piso entero de biblioteca y una sala de primeros auxilios en la parte superior. Estaba vacío pero en perfecto estado, era exactamente lo que necesitaba, además de el módico precio que pedían por él. No perdió más el tiempo y se puso en contacto con el dueño del lugar, que accedió casi de inmediato a cerrar el trato con ella, quedando de juntarse en el centro comercial al día siguiente.

Una sonrisa se asomó en su rostro al emprender el camino para buscar sus pokéball, mientras repasaba mentalmente su proyecto. Comenzaría por abrir un pequeño centro de entrenamiento gratuito para los concursos pokémon, ella misma se encargaría de ayudar a los entrenadores que así lo quisieran, después de todo tenía experiencia en los concursos. Como era alguien sensata sabía que no bastaría con eso, por lo que conseguiría bastantes libros sobre el tema y los pondría a disposición del público, y por si no bastaba también pediría ayuda a los mejores coordinadores que conocía, como la líder de gimnasio Fantina, de Sinnoh; no debía cegarse y pensar que ella lo sabía todo, cuando pudo apreciar de primera mano el talento que poseían otros coordinadores.

Dejando un punto en claro, ella no tenía pensado entrenar a los pokémon de los demás, eso no sería beneficioso ni para el entrenador ni para el pokémon. Ella solo los apoyaría, los aconsejaría y les daría las herramientas para salir adelante como un equipo. Ella daría demostraciones ocasionales con sus pokémon y, probablemente, planearía exhibiciones en el auditorio del edificio con aquellos coordinadores que deseasen participar. Allí comenzaría su verdadero plan, de a poco mostrando a los demás coordinadores que ser novato no era malo, que todos lo fueron alguna vez y que en vez de rehuirlos, deberían apoyarlos.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar la voz de la enfermera Joy, quien le extendía alegremente sus pokéball. Recién allí notó donde estaba, por lo que supuso que se había movido por instinto hasta llegar a ese lugar, mientras estaba sumida en su pequeño proyecto. Recibió las pokéball de manos de la enfermera, mientras le solicitaba una habitación para pasar la noche, que le fue otorgada con gusto. Entró a ella dispuesta a descansar hasta no poder más, ya en la mañana todo comenzaría su curso, solo le quedaba dormir como se debe.

—Solo espero poder ayudarlos —dijo Marge entre bostezos, recostándose en la cama y cubriéndose con las mantas—. Quiero compensar mi error...

Y con estas palabras, cayó en brazos de Morfeo.