Disclaimer: nada me pertenece


―No, Harry, no. No pienso aceptarlo.

Una joven pelirroja embarazada se quejaba de la última ocurrencia de su marido.

―¿Por qué no? ¿Qué tiene de malo?

―Harry. Albus Severus. Nuestro hijo aún no ha nacido y ya le odias. Se reirán de él toda su vida.

―Ese nombre es muy importante para mí. Y nuestro hijo será fuerte y no hará caso de los comentarios ajenos.

―Por favor. Mira, James Sirius me pareció bien. Y Lily Luna me parece precioso para una niña... Pero Albus Severus es el peor nombre que he oído en mi vida.

―Vamos, Ginny. Esos nombres son de personas muy importantes para mí. Murieron luchando.

Ginny rió.

―¿Ah, sí? Entonces si tenemos otro hijo, ¿cómo lo llamarás? ¿Dobby Hedwig Potter?

―No tiene gracia.

―Tenemos que tomar una decisión.

Ninguno dijo nada.

―¿Y si nos lo jugamos? ―preguntó Harry.

―¿De qué estás hablando?

―Podemos jugárnoslo... a piedra, papel o tijera.

Ginny bufó.

―Vas a acabar conmigo. No me jugaré el nombre de mi hijo con un estúpido juego.

―Piedra, papel o tijera no es un juego estúpido. Es un juego milenario que ha ayudado a decidir importantes acontecimientos a lo largo de la Historia ―dijo Harry, solemne.

―¿Aprendiste eso en Historia de la Magia?

Harry bufó esta vez.

―No.

―Esto no es como cuando decidimos quien se pondrá encima en la cama, Harry.

―¿Se te ocurre alguna idea mejor?

Ginny no dijo nada. Simplemente aceptó.

―¿Preparada? ―Ginny asintió ―. Piedra, papel, tijera.

Agitaron las manos tres veces. Ginny extendió la palma de su mano, y Harry sacó dos dedos.

―¡Sí! Tijeras cortan al papel. Se llamará Albus Severus.

Ginny salió de la habitación.

―No volveremos a jugar a eso hoy. Ni siquiera esta noche, en la cama.

Y dio un portazo. Harry había metido la pata. Al menos había ganado en el tema del nombre.