Future in Resonance
Por Aomine Daiki.
I
Internal barriers
Aquella mañana, cuando el sonido agudo y lineal del timbre sonó repetidas veces levantándolo de la cama, sacándolo de esa posición fetal cubierta por las sábanas, Haruka nunca imaginó que la resolución a sus dilemas e incógnitas, a esa masa negra instalada en su cabeza, aparecería justo en su cara.
Bajó con el cabello hecho un lío, el ceño fruncido, malhumorado, y unas ojeras tan oscuras que le deformaban el azul de su mirada; tornándolo opaco, negro, siniestro. Cuando abrió la puerta la respuesta a su pesada pregunta la respondió el mismo al darse cuenta de la identidad de la persona de pie frente a él.
"¿Quién es?... Rin..."
Matsuoka se hallaba vestido de forma ligera, cómoda, con una gorra cubriéndole parte de esa melena roja y protegiendo su blanca piel de los rayos poderosos de una mañana calurosa. Pero ver al capitán de Samezuka allí no fue la mayor sorpresa, ni lo que dijo después de su saludo.
"Yo, Haru. Saldremos"
"...?!"
No, no fue ello lo que tomó desprevenido a Nanase.
"Alístate rápido. Vámonos"
Ni lo dictador de sus actos, la poca delicadeza o consideración al irrumpir en la entrada de su casa sin siquiera avisarle.
"¿Salir?, ¿a dónde?"
"¿No es obvio?, a Australia"
Si no lo último dicho por Rin, con una mueca entusiasta, atrevida, pícara e incluso con ciertos rasgos de prepotencia pintando el mandato mientras sostenía en la espalda una enorme maleta negra.
Haruka no pensó, apenas su cerebro estaba procesando las palabras dichas con naturalidad por Rin cuando éste prácticamente ya lo llevaba lejos de casa.
"Rin, espera"
"El avión saldrá dentro de 2 horas 45 minutos. Debemos estar allá 20 minutos antes del vuelo. Llegar a Narita nos restará 1 hora 50 minutos. Así que no podemos perder tiempo"
Matsuoka no dijo más, tampoco le dejó ir y Nanase gracias a aquella extraña sensación regándosele por el pecho, enfriándole las terminaciones nerviosas y bombeando sangre en sus arterias a una velocidad pasmosa, decidió seguirlo sin cuestionarlo enserio; ansiando encontrar lo que tanto había empezado a buscar inconscientemente desde que este año, su último año de preparatoria, empezase.
Durante el trayecto hasta la prefectura de Chiba, donde se localizaba el aeropuerto internacional de Narita, Rin solo habló lo necesario, y él por su parte permaneció callado, replicando en ocasiones un escueto: "Aa" o asintiendo sin el menor entusiasmo a los comentarios hechos por Matsuoka. La atmosfera era densa, casi como si un par de nubes cargadas de agua hubiesen chocado entre ellas; generando relámpagos y explotando su encuentro en un sonoro tronido. Pero para Haruka esa sensación resultaba tan normal y natural que no prestó atención a ella. Después de todo con Rin las cosas nunca habían sido sencillas ni mucho menos tranquilas. Eso se debía a que ambos eran muy distintos. Y este arrebato absurdo resultaba un claro ejemplo del cómo solían darse las cosas entre ambos.
"Pasajeros con destino a Australia por favor de abordar por la puerta 5"
En la sala de espera Rin se acomodó la gorra, irguiéndose, caminando en dirección a la salida custodiada por varios policías encargados de registrar a los pasajeros y mantener un orden continuo.
"Haru, ese es nuestro vuelo"
"Aa"
Fue justo hasta este instante en el que debía cruzar esa barrera escoltada por los policías del lugar, con esos semblantes serios, indiferentes, que Nanase sintió una poderosa descarga eléctrica en las piernas que le heló las terminaciones nerviosas. La mente se nubló y el frío se apoderó de su cuerpo.
Dejándolo estático, de pie, ante el detector.
Rin por su parte se encontraba del otro lado, esperándole. Con sus enormes y rasgados ojos escarlatas reflejándole. En un silencio que solo elevó la presión en el ambiente. No necesitaba que Rin lo dijera, solo con verle de aquella manera bastaba. Haruka tragó pesadamente, percibiendo la garganta reseca. Los oficiales no le veían pero él podía jurar que era todo lo contrario.
La presión arterial disminuyó de golpe, el mareo vino y Nanase, titubeante, intentó dar un paso hacia atrás pero en ese momento Rin dijo:
"Haru, deja de perder el tiempo"
La orden fue sencilla, firme, seria y sin el menor atisbo de enfado. Y ello le devolvió al cuerpo su calidez pasiva, conservando aún algo de su gélida temperatura y elevando el ritmo cardiovascular. Matsuoka se volteo tras sus palabras, dándole la espalda, como si estuviese seguro de que atravesaría el detector sin problemas. Y así ocurrió, suspirando pesadamente, Haruka permitió la revisión del personal en total silencio, para después seguir a Rin hasta otra sala más reducida, en la que solo ellos dos se hallaban.
Rin ya se encontraba sentado al término de la butaca, con la pierna derecha cruzando por encima de la otra, armando una especie de cuatro, y con el codo del mismo lado apoyado sobre esta para descansar la barbilla en la mano. Lucía algo fastidiado, y Haru procuró sentarse al inicio de ésta. Ambos mirando en direcciones opuestas.
Los enormes ventanales dejando a la vista las largas pistas repletas de aviones en reposo, otros despegando y algunos más aterrizando captaron la atención de Haruka, que aun con la cabeza girada desvió la vista en un gesto rencoroso hacia ellos. El ahora ya mediodía dibujó en sus pupilas las siluetas acuosas de los aeroplanos. No había duda, la temperatura estaba ascendiendo y los estragos del verano empezaban a verse reflejados allá afuera. Por un instante Haru creyó que todo esto era un sueño. Que el aire acondicionado enfriando la sala, el denso silencio entre él y Rin, y el hecho de viajar hasta Australia de forma repentina, eran parte de este. Arrugó la frente, tornando el azul de sus ojos a una tonalidad mucho más oscura que la de esta mañana.
La situación empezaba a agriarse, ahora que Rin y su absurdo capricho le daban algo de tiempo para pensar lo que estaban haciendo, no, lo que estaba obligándole a hacer. ¿Cómo no se había negado?, ¿por qué no se había resistido?, pero sobre todo ¿qué era esa sensación que le hacía sentir que si no seguía a Rin a donde sea que iba no volvería a verlo jamás?, como si fuera a desaparecer de su vida como aquella vez que lo hizo sin pensar un solo segundo en él.
"Es hora"
"¡¿Ha?!"
La voz de Matsuoka lo sorprendió, sus pensamientos le arrastraron tan profundamente a su subconsciente que no se percató de cuando Rin se había puesto de pie ni el momento en que se dieron las instrucciones para abordar.
"A-aa"
Se incorporó de inmediato, tratando de no verlo a los ojos. Su acción no pasó desapercibida para Matsuoka que solo se quedo mirándole de una forma distante.
"No te quedes atrás"
"¡¿?!"
Sus palabras volvieron a agitarlo. Y Nanase se quedo con el sonido de lo que planeaba contestarle atorado en las cuerdas bucales. La precisión involuntaria de lo dicho por Rin le abofetearon y Haruka solo pudo apretar los dientes.
Caminando por el túnel de abordaje conectado a la parte externa del aeropuerto, Haruka alternó la vista entre la espalda de Matsuoka y las ventanas del corredor. Pero cuando la distancia empezó a crecer fue entonces que sus ojos se quedaron fijos en Rin. Allí estaba otra vez ese sentimiento de que se quedaba atrás, relegado a la nada, de no ser necesario, de ser olvidado por ese molesto y sentimental sujeto que desde que lo conociera no había hecho más que agitar su tranquilidad y encenderle la cabeza. De empujarlo y sacarlo del mundo que solo a él y el agua le pertenecía.
Al término del túnel las largas y enormes pistas se abrieron. La extensión de esas rutas que trazaban el punto de partida de miles de destinos le arrebató el aliento. El miedo e inseguridad que lo asaltaran en el detector y la conexión a la sala privada, retornaron; pero al ver alejarse a Rin sin siquiera voltearse, lo impulsó a acelerar el paso para alcanzarlo y sin percatarse de ello subió al avión con solo ese pensamiento.
Allá arriba busco la gorra que llevaba puesta Matsuoka, localizándola a la derecha y cercana a la cabina del piloto. Se acercó hasta él, encontrándolo erguido, con la mano en la cintura.
"Rin"
Le llamó, más que para saber la razón del porque no estaba sentado todavía, por el simple hecho de obtener su atención.
"Ah, Haru, ya estás aquí. Supongo que querrás sentarte del lado de la ventana, o ¿me equivoco?"
Matsuoka le hablaba alegre, animado y relajado, los atisbos de fastidio que tuviera hace un rato ya no se avistaban en ninguna parte de su cara. Los ojos llameaban y sus facciones lucían al máximo su encanto. Y eso a Haruka lo tranquilizó.
"Da igual"
"¿Hah?"
Rin enarcó la ceja izquierda poco conforme con su respuesta.
"Deja esa actitud. Es la primera vez que irás a Australia, deberías por lo menos lucir entusiasmado"
"Me obligaste a venir, ¿cómo puede hacerme eso feliz?"
"Tsk. Siempre es lo mismo contigo"
Matsuoka no renegó como de costumbre, ni se vio afectado por su apatía e irritación. Por el contrario, la repelió para sentarse en el lugar ubicado cerca del pasillo, sacando su reproductor de música y colocándose los audífonos, olvidándose pronto de él.
Haruka lo miró algo asombrado como desconcertado acomodarse sin problemas; por su lado no tardo en ocupar el asiento junto a la ventana.
Las azafatas hicieron presencia para dar las indicaciones pertinentes a seguir durante el viaje, y en ese único instante Rin se quito ambos auriculares para escuchar atento las instrucciones. Se colocaron los cinturones de seguridad, ubicaron las mascarillas y aprendieron a colocarlas en caso de emergencia. Cambiaron el modo de sus móviles para evitar interferencias y los demás pasajeros guardaron o apagaron sus aparatos. Una vez terminada la explicación, Rin volvió a aislarse en la selección musical de su reproductor. Haruka por su parte posó la mirada en la ventanilla, echándole un último vistazo a la plataforma.
El avió no tardó en empezar a moverse. Deslizándose a lo extenso de la pista. Rin permanecía calmo, con los ojos cerrados, ajeno a todo, y a todos. Haruka no cesaba de ver el panorama, de admirar con un aparente desdén el ajetreo allá abajo de los trabajadores, o los de más viajeros descender de los aeroplanos llegados. Conforme la aeronave gano velocidad los escenarios se distorsionaron, desapareciendo de su plano visual. Un impulso y Haru sintió que una presión al nivel de su estomago le sofocaba. El avión había despegado.
Narita se dibujó en sus pupilas. Las casas, los campos verdes y las edificaciones extraviaron las siluetas que les definían y lentamente se convirtieron en masas de distintos tonos. Casi semejando un océano de matices colorados. Esa imagen produjo una sensación efervescente en Haruka, que no notó el cambio en el azul de sus iris ni al fuego celeste que inició a encenderse débilmente.
El avión ganó la suficiente altura como para rebasar a las nubes allá arriba. La prefectura de Chiba dejó de verse, y el océano multicolor se cubrió de espuma. Haruka permaneció con la vista puesta en el paisaje, en el cielo celeste, en los rayos dorados del sol iluminando a lo ancho y a las pomposas nubes esconderlo todo. Casi como si el mundo hubiera sido envuelto cuidadosamente para sorprenderlo en cualquier momento.
Y Nanase empezaba a sentir al deseo acumularse en el interior de su pecho y a las ansias de romper ese blanco papel que se vislumbraba debajo de sus pies mientras Rin dormía a su lado, con la cabeza descansando sobre su hombro, bajo el murmullo de las melodías románticas rebobinadas en el interior de sus orejas.
つづく...
N/A Esta historia es un reto. Serán tres capítulos y el objetivo es acabarla antes del miércoles 17 de septiembre. Es lo que mi cerebro hubiera deseado pasara en ese viaje al que se han ido Haruka y Rin; digo hubiera porque sé que esto no va a pasar. Pero como dije el episodio me emocionó tanto que pues no pude evitarlo. Quería publicarlo ayer pero mis amigos y el estúpido whatsapp no me dejaron. Nos vemos pronto porque es un reto que quiero cumplir a como dé lugar.
