Los personajes no me pertenecen, todo es de Disney.

¿Que? Yo dije que iba a regresar entre septiembre y octubre. Antes de que me pregunten por mis otros fics les recomiendo entren a mi perfil.

Hace poco que vengo pensando en esta historia y mientras esperaba a que el profesor se presentara empece a escribir algunas partes en mi celular. No sabia si publicarla hasta que al final decidí arriesgarme. Solo sera un historia de tres capítulos.

Una cosa, aparecerán frases de la canción que voy a mencionar en el próximo capitulo. No es mía, voy a decir de quien es y quien la canta después.

No los aburro mas, los dejo con la historia.

CAPITULO 1

Las cosas no podían estar peor, tenia hasta mañana para terminar de componer la canción que debería haber terminado hacia dos meses. Ella jamás fue así, ella no había dejado nunca una tarea para ultimo momento. Pero claro, ahora las cosas eran diferentes, y eso se lo debía a su mejor y única amiga, quien en estos momentos le estaba arrojando bolitas de papel con saliva.

Una vez que sacaba las bolitas de papel de su boca las colocaba en un sorbete y se las lanzaba a Elsa a la cabeza.

"Anna, ya basta, tengo que hacer esto para mañana!" dijo la rubia despegando sus ojos del teclado para girarse y mirar a la pelirroja.

"Si, si, ya escuche eso como mil veces."

Elsa se masajeo la sien antes de volver al piano.

Anna era la persona más molesta que existía sobre la faz de la tierra. Nadie entendía como fue que se hicieron amigas, sus padres aún no lo podían creer.

Era increíble que hasta hace tan solo unos meses Elsa no soportaba a Anna. Nunca tuvo amigos, todas las personas al creían rara, su único contacto social eran sus padres y su profesor de música, Sebastián. En lo único que era buena era en la escuela y en la música. Por alguna razón Anna simplemente decidió acercase a ella. Elsa la ignoraba, ni siquiera le dirigía la palabra, y pasó mucho tiempo haciéndolo pero la otra chica aun insistía acercarse a ella.

No fue la insistencia de Anna por querer hablar con ella lo que termino de convencer Elsa para ser su amiga. En realidad fue otra cosa, fue por un accidente mejor dicho, un accidente que la rubia causo. Elsa había roto la computadora de su padre y este le dijo que debía pagar por el arreglo así que ella tuvo que buscar un empleo para conseguir dinero. Lo único que sabía hacer era dar clases de cualquier cosa así que tuvo que poner carteles en la escuela ofreciendo su ayuda. Lamentablemente, la primera y única en responder fue Anna, pidiéndole ayuda en matemáticas. El deseo de Elsa en ese momento fue que la partiera un rayo pero como no tenía otra opción decidió ser su maestra.

Su primera clase Anna se la paso hablando de cualquier cosa menos de matemática, incluso le había dado información algo innecesaria. En una tarde, Elsa se enteró de que Anna haba sido expulsada de diez escuelas, de hecho se sorprendía de que no hubiera repetido de grado, que había robado un camión que luego devolvió y se metia en problemas con personas que no debía meterse. Elsa al principio no sabía si estaba hablando con una especie de delincuente o más bien con una loca de remate. Cuando tuvo la oportunidad de decir una palabra, Anna termino llevándola a los videojuegos donde tuvieron un pequeño, gran problema de hecho, con unos pandilleros y Elsa termino en el hospital con un brazo roto y varios moretones. Anna, que estaba muy arrepentida de lo que había ocurrido, creyó que Elsa no volvería a acercarse a ella pero no ocurrió nada de eso, la verdad fue que Elsa le dijo "gracias por el mejor día de mi vida". A pesar de que salio lastimada Elsa si la había pasado bien, jamás había jugado con un videojuego, nunca se había reído de la manera en que se rió en ese momento y no había tenido un verdadero amigo antes, fue por eso que se quedo con ella.

A pesar de que la quería, soportar a Anna era un problema. En el tiempo que llevaban juntas habían robado una lancha, que luego devolvieron por supuesto, le habían hecho la vida imposible a las porristas de la escuela y habían hecho un montón de cosas que si los padres Elsa se enteraban seguro les daría un ataque. Obviamente todo eso que habían hecho había sido en contra de la voluntad de Elsa.

"Me estoy aburriendo" comento Anna inclinándose mas sobre la cama de Elsa.

"Si me hubieras dejado terminar esto antes ahora no estaríamos aquí."

"¿Y cual es el problema con esa tonta canción?...¿Por que no la escribes de una vez?"

"¿Crees que es así de fácil?...en el instituto son muy exigentes y no estoy dispuesta a fallar."

Por las mañana Elsa iba a la escuela y por las tardes iba al mejor instituto de música. Ahí Elsa se sentía libre, nadie la molestaba y se dejaba llevar por el sonido de la música. El profesor Sebastian era el mejor del instituto y el mas exigente. Muchos querían estar en su clase porque sabían que con él ibas a llegar lejos. Sin embargo, para ser su alumna, tenias que pasar un examen muy difícil. Elsa y otra chica pelirroja de hermosa voz llamada Ariel habían pasado con la mejor nota. Todos los años el instituto ofrecía becas a los estudiantes más destacados de cada profesor y como Ariel y ella eran las mejores de su clase el profesor Sebastian les había propuesto componer una canción y cantarla para todo el instituto en un acto que se realizaría el día de mañana.

Siempre que Elsa quiso empezar la canción Anna llegaba en ese momento para interrumpirla.

"Bien, creo que tengo algo ¿Quieres escuchar?"

"Adelante brujita de las nieves."

Elsa aún no entendía el significado de ese apodo, por lo que Anna le había dicho era porque no tenia sentido del humor ¿pero que culpa tenia ella si los chistes de de la pecosa no le hacían reír?

Apenas toco en el piano quince segundos de la canción Anna la interrumpió.

"Es horrible."

"¡Anna, ni siquiera me dejaste terminarla!" dijo Elsa furiosa enseñándole sus dientes.

"Quince segundos fue suficiente para mis pobres oídos. Enserio, la canción es tan fea igual que cuando tocas esa cierra enorme que tienes al lado del piano."

"¿Cuantas veces tengo que repetírtelo? ¡Es un Violonchelo, no una cierra!"

Anna soltó un suspiro pesado antes de levantarse y acercase a Elsa.

"Te diré porque no me gusta, esa canción no me dice nada."

"¿Qué?...¡Auch!"

La pelirroja le picó con furia la frente por la pregunta absurda que acaba de hacer.

"Que no me dice nada, se supone que cuando compones algo lo haces de corazón."

"Todo lo que compongo lo hago siguiendo las normas que el profesor Sebastián dice."

"No, eso es dentro del instituto" una sonrisa picara se formo en el rostro de Anna en ese momento "pero fuera compones lo que tu quieres."

El rostro del Elsa no tardo en ponerse igual que un tomate.

"¿Co...como sabes de eso?"

"Leí como veinte veces ese cuaderno color verde que llevas a la escuela y tratas de que nadie lo vea" le respondió tranquilamente mirándose las uñas.

Fue idiota desde el principio intentar ocultárselo, cuando Anna quería saber algo utilizaba todo sus medio para conseguirlo. De hecho, averiguar lo que decía en el cuaderno no fue ninguna ciencia para ella. Solo esperaba a que el timbre de la hora de descanso sonara, dejaba que Elsa saliera antes que ella y ahí revisa sin problema su mochila para obtener el conjunto de hojas de papel, impresas, unidas con una espiral, encajadas, que forman un libro delgado de color verde.

"¿Anna, que te he dicho sobre revisar mis cosas?" decreto Elsa enfadad como si fuera una madre retando a su hija.

"No tengo idea, por lo general no te escucho cuando me estas regañando."

Elsa volvió a trasladar sus manos a la sien.

"¿Sabes que? No tiene caso, simplemente te ignorare."

Se giro para volver al piano pero antes de poner siquiera el dedo sobre la tecla del instrumento Anna volvió a voltearla a su dirección.

"¡¿Por qué simplemente no quieres enseñar algunas de esas canciones?!" pregunto casi con desesperación.

"Ya te lo dije, tengo que hacer lo que el profesor Sebastian..."

"El profesor Sebastian" la interrumpió la pelirroja tratando de imitar la voz de Elsa. " Al diablo lo que quiera ese hombre ¿Por que haces lo que él te dice? ¿Por qué haces lo que tus padres te dicen?...¡Es momento de que cambies! ¡Muéstrales quien eres, enséñales a todos tu verdadero talento! Y ya deja de mostrarte como una niña tímida y fría...No se, se un poco más rebelde, empieza decir lo que siente, quítate ese ridículo moño que tienes en la cabeza y deja tu cabello suelto o bien átate una trenza. "

Elsa la miro atónita ¿Que tenia que ver eso con la canción? Ella tenia que componer algo que fuera aceptable para el instituto y así poder ganar la beca. Las canciones que escribía en su cuaderno verde eran solo unas tonterías que se le venían a la cabeza. No estaban bien trabajadas, algunas de ellas ni siquiera tenían sentido y no había pensado en alguna melodía.

"Esas canciones vienen de tu corazón, parte de ellas dicen lo que sientes." continuo hablando Anna suponiendo lo que pasaba por la mente de Elsa en esos momentos. "No compongas para los demás, ni para mi, hazlo para ti. Eso te dará la beca servida en bandeja."

Antes de que la rubia pudiera decir algo Anna había colocado sus manos en su rostro y había estrechado sus labios contra los de ella. Elsa quedo en shock, sus ojos estaban bien abiertos, sus manos apretaron con fuerza el banco donde estaba sentada, raspando la madera con sus uñas, y su rostro se fue tornando completamente rojo. ¿Que estaba ocurriendo aquí? Ella jamás había visto a Anna como más que una amigas, pero ahora no estaba segura de lo que sentía. Poco a poco sus ojos se fueron cerrando dejando que el beso continuara por más tiempo.

Luego de unos minutos, Anna se separa lentamente y no abrió los ojos hasta soltar un suspiro. Dedicándole una amorosa sonrisa le guiño el ojo.

"Ya debo irme, te veré luego y hasta entonces espero en que pienses en lo que te dije." la pelirroja peino su flequillo a un costado como para que no se notara tanto el rubor en su rostro. Haciendo una inclinación con la cabeza, que no era necesaria, salio de la habitación.

Elsa quiso ir tras ella pero no lo hizo. No lo hizo porque no sabría que decirle una vez que la detuviera.

Se puso de pie, solo para dejarse caer pesadamente a su cama. No fue la mejor idea porque podía sentir el perfume de Anna impregnado en las sabanas, lo que no la hacia pensar con claridad. Ya había olvidado por completo la canción, ya no sabía que componer para mañana.

¿Hacia cuanto que Anna tenia esos sentimientos? No es que a Elsa le molestara, de hecho, jamás se había puesto a pensar en su sexualidad o en sus sentimientos por ella. No era fácil para Elsa analizar lo que sentía, toda su vida había estado sola, no quería confundir una amistad por amor. Anna fue su primera amiga de verdad, la quería, la pasaba bien con ella, se divertía...Le encantaba cuando estaban en los videoujeos y Anna se colocaba detrás de ella, pasando los brazos alrededor de su cintura para tomar sus manos y así le enseñaba a manejar los botones y el mando del juego. El rostro de Anna, parecía tan infantil e inocente, uno no podría darse cuenta del diablo que era con esa cara. Era tan bella, con esos ojos turquesas, sus mejillas adornadas con esas pecas agregándole esa sonrisa contagiosa y esos labios cerezas que había probado hacia tan solo unos minutos...¿A quien quería engañar? Estaba enamorada de Anna.

Tal vez siempre lo supo, quizás solo necesitaba un empujón para darse cuenta de que estaba enamorada de ella. O tal vez era una parte de ella que quería ocultarse por miedo a saber como reaccionarían los demás cuando se enteraran. Sus padres, bueno, ellos probablemente no se lo tomarían bien al principio y pelearían un buen rato. Su madre seria la primera en aceptarla después de meditarlo un buen rato mientras que su padre seguiría furioso, la ignoraría unas largas horas hasta que al final aceptaría la realidad de la situación. Estaba decidido, ya no se ocultaría, iba abrir esa parte de ella que quería ocultarse.

Elsa se levanto de golpe con los ojos bien abiertos, sus labios curvándose hasta formar una sonrisa. "Abre esa parte de ti que quiere ocultarse" pensó.

De un salto, se puso de pie para ir hacia el piano pero antes se desato el ridículo moño y sacudió su cabello al mismo tiempo que peinaba su flequillo hacia atrás. Tomo asiento y se sonó los dedos. Se repaso la melodía que había compuesto antes y que Anna había dicho que era horrible; el ritmo no estaba tan mal, solo tenia que hacerle algunos cambios y quedaría listo.

Tan pronto empezó a tocar las teclas del piano escucho el timbre de su celular, indicándole que un mensaje le había llegado. Elsa se pellizco el puente de la nariz, solo podía ser una persona.

Anna: ¿Por qué el consultorios del dentista tienen que ser tan aburridos?...creo que era más divertido verte componer.

Elsa estaba a punto de responderle pero una idea se le vino a la cabeza haciéndola sonreír de forma siniestra. Ignoro el mensaje y apago el celular, y si por si acaso Anna llegaba a llamar al teléfono de su casa simplemente le diría a sus padres que no tenia tiempo para hablar. Eso torturaría a Anna un largo rato, dudaba mucho que se apareciera ahí después de su consulta con el dentista. Antes de volver a poner su dedo en una de las tecla lo pensó mejor, si Anna no recibía una respuesta no podría pegar un ojo en toda la noche y tendría muchas dudas en la cabeza.

Elsa se encogió de hombros, en parte Anna lo tenia merecido por todas las cosas que le hizo pasar y aun no superaba lo de la rata del laboratorio.

Cuando se hizo de noche Elsa ya había terminado la letra y el ritmo de la canción y ya estaba ensayando en ese momento. Dejo todo a un lado después de que su madres le aviso que tenia que bajar a cenar. No lo hizo enseguida, antes hizo un cambio en su vestimenta.

En la cocina el señor Winter estaba ya sentado en la mesa muy concentrado en el partido de fútbol americano que transmitían en televisión mientras que su esposa revisaba los últimos detalles de la comida. No habían escuchado cuando su hija se presento.

"Mama, papa."

Los dos se voltearon para ver a Elsa y se sobresaltaron al ver el look que tenia en ese momento. Su hija estaba vestida con una remera roja que tenia el dibujo de coyote estrangulando al correcaminos, un chaleco jean azul, pantalón gris y zapatillas. Para alguien que la viera así por primera vez no seria nada pero para sus padres, que estaban acostumbrados a verla con camisa, pollera, zapatos lustrados, luciendo siempre delicada y refinada, era toda una sorpresa. Se sorprendían además porque ninguno de los dos recordaba haberle comprado esa rompa.

Esa vestimenta se la había obsequiado Anna porque, como le había dicho cientos de veces, no soportaba la que llevaba siempre. La rubia no se había animado a usarla hasta ahora y de hecho pensaba que jamás iba a usarla.

Elsa corrió la silla de la mesa hacia atrás y se sentó en ella a la vez que su madre colocaba la comida.

En el transcurso de la cena nadie hablo, los padres de Elsa se miraban de reojo tratando de pensar en alguna pregunta que le ayudara a explicar su atuendo. Para su sorpresa, su hija hablo primero.

"Tengo que decirles algo."

"¿Nos vas a explicar porque de pronto te vistes así?" pregunto su padre.

"Mmm no, no exactamente."

"¿Entonces que es hija?" continuo interrogando la mujer mayor.

"Yo, bueno, es..." trago saliva "estoy enamorada de alguien."

Sus padres volvieron a mirarse, no sabían como reaccionar. En parte, sintieron felicidad porque su hija había sido capaz de encontrar alguien que le gustaba pero no estaban muy seguros de si la cosa iba a resultar bien ya que los dos sabían que ella no era una persona muy sociable. Esta persona de la que Elsa estaba enamorada podía no sentir lo mismo y además no sabía que clase de relación tenia con ella. Lo que menos querían era que su hija saliera lastimada.

"¿Y quien es el chico?" se atrevió a cuestionar el señor Winter.

"N-no..es un chico, es Anna."

Sus padres reaccionaron tal cual Elsa se lo había imaginado, excepto por la parte en la que su papa arrojo el plato al suelo. Pero la mas joven hizo un giro inesperado, frunciendo el ceño hecho la silla hacia atrás y se levanto golpeando la mesa con los puños cerrados, horrorizando a su madre y dejando atónito a su padre.

"¿Que es ese comportamiento jovencita" le recrimino su padre. "No tolerare este tipo de cosas en esta casa y de inmediato te llevare a un terapeuta."

"¡Yo no necesito ningún terapeuta!" grito Elsa enfadad, mirándolos de forma desafiante. "Antes de que empiecen a armar el mayor alboroto de su vida quiero que me escuchen solo por esta vez si no es mucho pedir." sus padres quedaron mudos y eso le dio valor para seguir hablando "Estoy cansada de ser la que siempre soy. Toda mi vida he seguido ordenes y he obedecido todas sus reglas, ahora quiero seguir mi propio camino...ser capaz de abrir mis alas y volar. Siempre me he sentido sola" sus ojos se llenaron de lagrimas "nadie quiso ser mi amigo y aunque me esforcé por conseguirlos nunca los tuve, Anna fue la primera en acercarse a mi. Es un dolor de cabeza la mayoría del tiempo pero también es dulce, amable y divertida y ella fue la única persona que vio algo en mi cuando nadie más lo hizo. Si van a odiarme por lo que soy entonces díganmelo de una vez para empacar mis maletas y largarme de aquí" lo tenia decidido, no le importaba si para mañana no presentaba la canción en la que tanto se había esforzado. Esto era más importante que eso en ese momento.

Su padre aflojo la mandíbula y soltó un suspiro.

"Tienes razón hija."

Elsa abrió los ojos de sorpresa ante esa reacción. Su padre se acerco a ella y colo sus manos en sus hombros.

"No quiero que te vayas de la casa" se agacho para estar a su altura, Elsa no sabía si debía asustarse por eso. "Solo dame tiempo ¿si? no es algo que pueda digerir con facilidad." El hombre se puso de pie, acaricio la cabeza de su hija, revoloteando los mechones su cabello, y salio de la cocina.

Elsa miro a su madre cuanto esta le acaricio la barbilla y le sonrió.

"Para serte honesta siempre lo supe. Ve a dormir, creo que tienes un agitado día mañana."

La rubia volvió a quedarse sorprendida. Bueno, no era mucho para sorprenderse en realidad, su madre era ese tipo de personas a la que era difícil ocultarle cosas.

Elsa regreso a su habitación sin poder creer lo que había sucedido. Al pensar en todo lo que había hecho sintió escalofríos, no sabia si desmayarse o no, jamás creyó que algún día iba a desafiar a sus padres de esa manera. ¿A caso Anna le había trasmitido su locura por haberla besado?...Okey, eso sonaba ridículo. Tenia que reconocer algo, fueron las palabras de Anna lo que la ayudo a armarse de valor.

"En cualquier momento, todo puede cambiar." pensó la rubia con una tímida sonrisa en el rostro.

Podría continuarla si ustedes lo desean, si no derecho a eliminarla. Ustedes díganme.

Slaudos :3