Aclaraciones: -Man pertenece a Katsura Hoshino.


Merry Xmas in the Black Order

Happy Birthday, Allen Walker!

Los Buscadores y personal de otras secciones cargaban cajas con adornos de llamativos colores. En un intento por alegrar a todos, el Supervisor había ordenado celebrar la fecha. Aligerar el sentimiento de presión en sus hombres era suficiente razón para soportar una reprimenda de la Administración Central.

El comedor era el que debían decorar primero, donde se dispondría el banquete que Jerry y sus cocineros comenzaban a preparar; debía haber mucha comida, el apetito de Allen en veces parecía no tener fin. Y suponía que ese día no sería la excepción: su cumpleaños número dieciséis.

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Lentamente entreabrió los ojos, contemplando el techo de la habitación. Su cuerpo se sentía tan pesado, probablemente por esa Inocencia tipo parásito que lo rebasaba en ocasiones.

—Este día no es igual sin Mana… —su voz salió en un murmuro.

Luego se incorporó de la cama para comenzar a vestirse.

Salió de la habitación rumbo a la sala de entrenamiento. Fueron varios los que en el trayecto lo felicitaron, aun a sabiendas de su relación con el catorceavo. En una esquina vislumbró las siluetas de Lavi y Lenalee, el pelirrojo ayudaba con la bandeja del café, por lo que supuso se dirigían a la sección científica.

—¡Ah, Allen-kun! —la pelinegra se percató de su presencia—, ¡felicidades por tu cumpleaños!

—Buenos días —Allen respondió sonriendo—, y… gracias también.

—¡Moyashi-chan, ya eres grande! —comentó alegre Lavi, haciendo reír a sus dos acompañantes.

—¿A dónde ibas? —Lenalee inquirió animosa.

—A la sala de entrenamiento.

—¡¿Eeeh?! ¡Pero es tu cumpleaños! El entrenamiento puede esperar —alegó Lavi—, vayamos al pueblo, seguro encontramos unas chicas, eh.

Una poderosa patada lo hizo caer al instante.

—¡Eso dolió! —el pelirrojo se quejó.

—Eso te pasa por hablador —intervino Allen.

—No te preocupes, Lenalee, eres la única en mi corazón —Lavi canturreó avergonzando a su compañera.

—N-nada bueno viene con coquetearme, Lavi —replicó—. El café se enfría, mejor vámonos —sin decir más, tomó la bandeja entre sus manos para retomar el camino.

Los otros dos decidieron seguirla.

Apenas llegar al Departamento de la sección científica, varios miembros rodearon a Allen, felicitándolo y haciendo comentarios como que su edad no encajaba con su estatura.

—Allen, toma —la voz graciosa de Johnny captó su atención. En sus manos había una caja envuelta en papel verde—, te compramos esto entre todos —añadió apuntando a todos los sonrientes científicos.

—Muchas gracias —sonrió conmovido, tomándolo—. Iré a saludar a Komui-san —dijo.

Los otros lo despidieron, añadiendo que se verían en el comedor más tarde.

—¿Komui-san? —preguntó, abriendo la puerta de la oficina.

—¡Allen-kun, feliz cumpleaños! —el Supervisor en vez de usar su bata usaba un abrigo rojo—, ¡toma, un regalo de mi parte! —sonrió emocionado, revelando un pequeño mini-komurin mascota.

—Eeer… no explotará ni se volverá loco, ¿verdad?

El pequeño robot se apegaba a su pierna mientras Timcanpy lo mordía celoso.

—Para nada —le tranquilizó—, este solo sirve para labores domésticas.

—Qué bien… —suspiró aliviado—. Entonces me retiro ya.

A pocos centímetros de la puerta, la voz seria del Supervisor lo detuvo.

—No irás a entrenar, ¿verdad? —preguntó sonriendo malévolamente. Allen palideció—, quiero que vengas conmigo, Lenalee y Lavi afuera.

—¿A dónde?

—No te preocupes, Allen-kun —Lenalee lo tranquilizó.

—Así es, Moyashi-chan. Te divertirás —acompañó Lavi.

Sin que pudiese negarse, el trío lo condujo a la salida del cuartel. Allen respingó al sentir algo húmedo y frío cayendo sobre su nariz, los copos de nieve caían cubriendo el suelo con una capa blanca.

—¿Qué hacemos aquí? —cuestionó limpiándose.

—¡Una guerra de bolas de nieve! —Lavi exclamó, antes de ser agredido con un ataque de nieve.

—¡Esto es por coquetear con mi dulce hermana, pervertido!

—¡Nii-san, por Dios! —Lenalee chilló avergonzada, lanzándole una bola a su hermano.

—¡NOOO, MI LENALEE ME ATACÓ! ¡¿POR QUÉEE?! —el Supervisor gritó dramáticamente, dejándose caer de rodillas al suelo.

Walker sonrió apenas, divertido, hincándose para recoger un poco de nieve y después lanzarla.

—¡Allen, ¿por qué me atacas a mí?! —Lavi gritó de inmediato. Lenalee rió, antes de ser atacada también.

—¡¿Allen-kun?! —pestañeó sorprendida.

El tiempo pasó rápidamente. Komui revisó el reloj de su muñeca, ya se habían entretenido suficiente, chillando por un poco de chocolate caliente, tomó a Allen del brazo, jalándolo rumbo al comedor.

—Nii-san actúa bien —comentó Lenalee divertida.

—Él no está actuando. Ya es así —le corrigió Lavi—. Vamos nosotros también.

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Las luces anteriormente apagadas se encendieron en cuanto ambos hicieron acto de presencia. Casi todo el personal de la torre salió de debajo de las mesas y detrás de las cortinas, sonriendo felices.

—¡Sorpresa! —gritaron a coro.

Allen pestañeó.

—¿Qué es esto, Komui-san? —preguntó en voz baja.

—¿Hm? —el Supervisor sonrió animoso—, una fiesta por tu cumpleaños, claro está.

—Chicos… —Allen les sonrió, conmovido—, ¡de verdad, muchas gracias!

El ambiente era tranquilo. Los mayores bebían vino, los menores hablaban con Allen, Kanda que había sido arrastrado por Lenalee se quejaba; pero todo estaba bien. En un momento Jerry salió de la cocina, cargando un pastel de fruta.

Allen Walker sonrió, sus amigos estaban junto a él. Algunas luces se apagaron para hacer notar la presencia de velas en el pastel, y sin que lo notasen, su ojo izquierdo se activó. A su lado había una silueta invisible, que lo miraba con aparente afecto.

—Felicidades, Allen —habló antes de desaparecer.

El aludido sonrió melancólico.

—Gracias, Mana.

Entonces sopló las velas.