Yo sé.
Podías ver desde fuera de la casa como una luz iluminaba la ventana de la sala de aquella familia, era tal vez de las pocas luces que podrías encontrar encendidas en aquel pacifico lugar como lo era la aldea escondida entre las hojas, aquella luz tintineaba haciendo una perfecta armonía con el viento que soplaba afuera, característico del cambio de estación, adentro había un silencio roto por el tenue sonido de la televisión anunciando algún comercial que era indiferente para el poseedor del control remoto quien, dando un sorbo a su taza de café, cambiaba constantemente los canales y con una mirada aburrida veía la tele y el reloj que decoraba las paredes de la habitación, al mismo tiempo soltaba un suspiro y rascaba sus cabellos canos en un intento desesperado por conservar la paciencia, giro su cabeza y vio un plato de comida envuelto en plástico protector, y su sien se ciñó mostrando su disgusto pues al ser casi las doce de la noche aquel plato ya se habría enfriado a la espera de su comensal. Mostrando una mirada cansada ya envuelta por las arrugas de la edad se levantó de su asiento y camino hacia un armario tomando su abrigo para cubrirse del frío de la madrugada y un bastón para que sus pies se mantuvieran firmes ante su tarea, escucho unos pasos que descendían las escaleras, aquellos pasos frágiles y pacíficos que le concedían calma ante su preocupación.
Deberías venir a la cama, seguramente tuvo un inconveniente y no pudo venir – la fina voz de mujer parecía cansada, denotaba seguridad pero aun así no era suficiente para calmar lo que él sentía en su pecho.
Tu vuelve a la cama, iré a buscarla, quizá le haya pasado algo- clamo en tono serio, su preocupación no era vacía, su hija nunca faltaba cada viernes a cenar y dormir a su casa, aunque hubiese decidido vivir sola era una tradición que respetaba y que hacia su dinámica familiar especial y llena de dicha.
Kisashi, ella ya no es una niña, créeme necesitaría alguien estar loco para intentar hacerle algo a sabiendas de su reputación como ninja – aquella madre puso la mano sobre el hombro de su marido quien le dirigió una mirada cálida.
¿Cómo cuando el loco aquel que la secuestro para intentar atraer al Uchiha? ¿O cuando el mismo Uchiha la dejo tirada a los doce años en una banca toda la madrugada? , vamos mujer sabemos que las posibilidades con ella son infinitas, quiero buscarla si no la encuentro daré aviso a las autoridades. – termino la frase sin dejar espacio a una réplica , la crianza de su cerezo no había sido fácil, había sido una batalla en contra de algo que él no podía ver o tocar, pero aun así se plasmaba en la tristeza de los ojos de su hija y el la alegría de su sonrisa plena , era un contraste y un caleidoscopio de emociones los que aquel ser al que había dado la vida derramaba y aun en la plenitud de su adultez él sabía que aún era aquella niña inocente y tierna en el caparazón de una mujer madura.
Querido, por favor ten cuidado, me quedare intentando llamar a su celular tal vez conteste, cualquier cosa avísame que estaré con el pendiente. – la mujer intento ocultar aquellas lagrimas que salían de su rostro, las cuales fueron mermadas por un beso en la mejilla de su pareja, el hombre le sonrío dio la media vuelta y salió de su hogar con un destino indefinido.
Paso una hora en su caminar por las calles vacías intentando hacer un recorrido de los lugares por donde transitaba su hija, aquellos que conocía bien y sabia eran su rutina de todos los días, más sin embargo por ninguno encontró rastro de la peli rosa, así que como si el instinto lo guiase fue directo a las afueras de la villa con la esperanza que los guaridas de la entrada pudieran darle alguna razón o ayudarlo en su búsqueda, camino despacio pues sus piernas no le daban ya para más, estaba viejo y él lo sabía pero aun así, ni la edad podía mermar su espíritu necio, cuando al fin vio la entrada de la aldea escucho una risa que rompió el silencio de la noche, aquella risa era la de su hija no había duda, aquella risa que escuchaba desde hace 20 años era inconfundible para sus oídos, así que acelerando el paso fue directo hacia el parque de dónde provenía, al acercarse diviso aquel cabello rosado sentado en una banca, se acercó lo suficiente para observarla pero paro en seco ante la escena.
Ella estaba cubierta por un poncho color arena que ya se veía algo sucio y desgastado, jugaba con sus manos de una manera nerviosa, sus mejillas estaban cubiertas de un ligero rubor y sus ojos brillaban cual esmeraldas, aquella imagen era perfecta tenia años que no la veía feliz, no con tanta sinceridad y pureza en su rostro y entonces el panorama se abrió, frente a su hija se encontraba parado aquel chiquillo que si bien era un villano transformado en héroe para todos, para él era una completa pesadilla, altivo y ahora más maduro con su cabello largo y desordenado, con sus ojos negros como la noche y con su mirada perdida hacia su preciada hija , pero él también sonreía de una manera de una manera única, sincera y cálida, quiso interrumpir la escena pero simplemente se quedó presenciándola, tenía ganas de agarrar al mocoso y de una patada sacarlo volando por los cielos, pero por otro lado sabía que eso era imposible, no solo porque el Uchiha era fuerte, sino porque el sería incapaz de hacerle eso a su hija por más que lo desease él no era ese tipo de persona y entonces las voces volvieron a sacarlos de sus pensamientos.
Oh, no ya es muy tarde y tengo muchas llamadas perdidas de la casa, mi papá debe estar vuelto loco, se me ha ido el tiempo volando – menciono la chica quien en muchas horas no había prestaba atención a su teléfono, levantándose de la banca como si le hubieran puesto un resorte.
Lo lamento, te he entretenido más de la cuenta – dijo sobriamente el peli negro – te acompañare a tu casa para pedir disculpas, es mi culpa si te he metido en problemas – pero la chica negó con la cabeza y con su mano.
No, realmente es una fortuna que nos hayamos encontrado y que hayas regresado a la aldea, estoy segura que mis padres lo entenderán – dijo sonrojada y sonriendo.
El hombre ya no tenía más opciones, realmente aquel chico no le gustaba así que valientemente salió de su escondite y se dirijo hacia el lugar donde la pareja conversaba, dio unos pasos hacia enfrente llamando la atención de ambos, Sakura suspiro mientras que Sasuke mantuvo una pose relajada y formal.
Sakura, lamento interrumpir, salí a buscarte estaba preocupado. – el hombre tranquilo dirijo una sonrisa a su hija y al chico.
Buenas Noches Uchiha-San, es un placer volver a verte, bienvenido a la aldea es grato saber que no te has olvidado de este lugar. - No, realmente no le agradaba verlo, pero ya que, ahí estaba parado y no saludarlo sería una falta de cortesía y educación.
Buenas Noches a usted Señor Haruno, lamento la incomodidad que he causado, me disculpo con usted – y entonces sucedió algo que el jamás creyó ver en aquel fastidioso y soberbio chico que había conocido años atrás, quien ahora se inclinaba de manera respetuosa ante él.
No es necesaria la disculpa, entiendo que ha sido demasiada la sorpresa al tenerte de nuevo aquí, no deseo interrumpirlos regresare a casa, Sakura te esperamos mañana para comer – con una sonrisa falsa y un poco decepcionada se dispuso a dar media vuelta pero fue detenido por el azabache.
No, Señor, yo tengo que ir a dar razón de mi llegada al Hokage, así que estaba por retirarme – Sasuke volteo hacia Sakura y nuevamente le dirigió una de esas sonrisas que derretían hasta un hielo – Acompaña a tu padre, es tarde , te veré mañana junto con el Usuratonkachi y nos ponernos al tanto – regreso su mirada al hombre que estaba frente a él y nuevamente inclino su cabeza de forma respetuosa – Que tengan buena noche, con permiso – fueron sus últimas palabras antes de desaparecer en un segundo del lugar.
Después de eso la chica soltó un suspiro profundo, uno que a su padre no le agrado para nada y solo la observaba con una ceja alzada.
¿Ya termino la señorita, o se va a quedar ahí aspirando el aire que dejó? – Kisashi dio la media vuelta y comenzó a caminar, seguido por su hija haciendo una mueca de rabieta y enojo.
Padre, parece que estas molesto ¿Se puede saber por qué? – dijo caminando a su lado mirándolo inquisitivamente
Hay, no lo sé hija, tal vez porque es la madrugada, no te dignas a comunicarte con ese cochinero de celular y te vengo encontrando sola con un hombre que no es mucho de mi agrado. – dijo sarcástico entrecerrando los ojos y siguiendo con la actitud de su hija.
Está bien, tienes razón debí haberme comunicado, lo siento, pero… espere mucho a que este día llegara y simplemente mi tiempo se detuvo, lamento haberte preocupado. – aquellos ojos esmeralda se mostraban sinceros, detuvo su paso y se paró delante de su progenitor – Papá ¿Tu no lo has perdonado verdad? – directamente llego a su corazón esa pregunta que le revolvió las entrañas e hizo que su corazón se paralizara por un instante, provocando que tal vez emociones que tenía escondías y guardadas salieran a flote.
¿Perdonar? , el perdón se gana a través de la redención que es lo que él ha salido a buscar en tus palabras, pero conmigo tiene una cuota grande, casi me arrebata lo único que he traído a este mundo que ha valido la pena… mi perdón hacia él va más allá de la banalidad de mis palabras, está ligado a sus acciones y como ha estado de vagabundo por el mundo, realmente lo que a mi corresponde, él no ha pagado esa parte conmigo, pues aún no ha hecho nada para sanar lo que te hizo, tú ya lo perdonaste por la nobleza de tu corazón y el amor profundo que le tienes y por ese amor lo respeto, más no me pidas que me llene de alergia, pues no es así. - Kisashi siguió caminando, mientras su hija se quedaba en completo silencio, aquel hombre sintió remordimiento, las palabras habían sido duras, verdaderas, pero duras como una roca, a veces odiaba tener que ser el policía malo de los padres, cuando siempre había sido aquel que hacia las bromas, canturreaba todo el tiempo y jugaba con todos los temas de conversación de la familia, pero no podía evitar ser honesto en esta situación, siguió con sus pasos cuando sintió un abrazo por detrás.
Papá, no quise hacerte enojar, perdóname, veras que él no es como tú piensas, él no es una mala persona. - sentía su espalda empezarse a mojar con unas pequeñas gotas de las lágrimas de su hija quien se aferraba fuertemente a su espalda, roto su cuerpo hacia ella y la abrazo.
Sé que no es malo, solo es estúpido – Sakura abrió los ojos ante el comentario de su padre, Kisahi dio una enorme sonrisa y limpio las lágrimas de su pequeña. - Se necesita ser un estúpido para no ver lo hermosa que eres y no quedar enamorado de ti... - La chica abrió mas los ojos y abrazo más a su padre – Eres hermosa, como yo después de todo - y entonces dio una carcajada más grande , provocando que su hija también riera.
Te quiero mucho papá – dijo mientras lo tomaba del brazo, como cuando era una niña y como lo hacía siempre que salía con él a pasear.
Yo también hija, vamos a casa, estoy cansado.-
Caminaron entre risas y chistes hasta llegar a su hogar, ahí se encontraron en la puerta a una mujer esperándolos impaciente.
-Valla veo que se encontraron, pasen y dejen de hacer tanto escándalo que van a despertar a los vecinos – dijo casi gritándoles lo cual provocó una expresión de desconcierto, ambos estaban acostumbrados a aquel carácter tan explosivo, Kisahi creía que si su hija era tan enojona era por su madre y tan expresiva por él, así que realmente ninguno de los podía decir algo de aquel alboroto, solo pensaron "Si tú eres la que está gritando", pero jamás lo dirían. Ambos entraron a la casa y la mujer inmediatamente volteo a ver a su hija.
Sakura, ¿Qué es eso que traes puesto?, se ve sucio y desgastado - la chica volteo a ver su ropa y descubrió que se había quedado con el poncho puesto, inmediatamente se sonrojó y se lo quito.
Es de Sasuke-Kun, me lo presto por que vio que tenía frío – miro con ternura aquella prenda e inmediatamente reacciono y se puso completamente roja
¿Sasuke ha regresado a la aldea? - pregunto intrigada Mebuki, quien volteo a ver a su esposo el cual solo alzó los hombros y camino hacia la cocina – Así que por eso llegaste tarde, ya veo. Hija ve y lava eso para que se lo puedas entregar limpio, ¿Quieres que caliente tu cena? - cuestiono aun desconcertada por la noticia, ella a diferencia de su esposo, no era tan cerrada con el tema del pelinegro, tampoco le disgustaba ni para yerno, ni para amigo, ni para nada de su hija, así podría tener nietos hermosos en sus palabras, pero sabía que el tema era una herida vieja en su marido, la ninja volteo a verla y negó con su cabeza – No te apures mamá, Sasuke-Kun traía unos panes de su viaje y comimos eso con un café mientras platicábamos, iré a limpiar su poncho y a dormir, los veo mañana. - evitando el interrogatorio que podría venir por parte de su madre, Sakura corrió rápido a la lavandería mientras que su madre veía a al hombre quien ya caminaba por las escaleras hacia la habitación de la pareja, ella le dio las buenas noches a su retoño y siguió a su esposo.
Ambos estaban recostados en la cama, en un silencio que ninguno se atrevía a romper, con tantas cosas que decir, la mujer tomo la iniciativa.
¿Este molesto cariño? - dijo mientras tomaba la mano de su pareja.
No, realmente no sé cómo sentirme... verla tan feliz me llena de alegría, pero el pasado vuelca en mi interior emociones que sé que no debería tener. - dijo mientras sus cansados ojos veían al techo del cuarto.
Si nos atamos al pasado nos llenaremos de odio, si ellos han podido superarlo ¿Por qué nosotros no?, solo tenemos que estar aquí para ella como siempre lo hemos estado, sea lo que pase tu y yo la sostendremos. - Mebuki dejo que las lágrimas corrieran por sus mejillas mientras apretaba con más fuerza aquella mano que la había acompañado todos estos años.
El problema, es que creo que ya sé que va a pasar... y no ahorre lo suficiente para una boda – dijo en tono de broma mientras también Kisahi se limpiaba unas lágrimas de su rostro haciendo reír a su mujer.
No te preocupes, el novio paga, espero haya juntado mucho dinero en su viaje. - la mujer se acercó al hombre y se recargo en su pecho.
Descansa cariño, ten buena noche – dijo dándole un ligero beso en la boca.
Igual, descansa. - menciono aquel hombre maduro dándole un beso en la mejilla.
