Disclaimer: HQ! Es de Furudate-sensei.
—Conversaciones—
I: "Kageyama escucha algo pero no está seguro qué es".
Salía del salón del club con los pantalones a medio subir porque con las prisas que le habían dado por ir al gimnasio a practicar de una buena vez no se había preocupado de cómo se ponía la ropa. Bostezaba tapándose la boca como podía. La vista se le nubló y bajó las escaleras, somnoliento. Las clases del día habían estado aburridísimas y lo único que logró procesar fue cómo hacer para que sus armadas fueran mejores, porque estaba seguro de que si lograba que sus pases fueran más exactos sería casi imposible para el otro equipo recibirlo o bloquearlo, lo cual llevaba a una victoria perfecta.
Había pisado tierra firme cuando unas voces lo detuvieron:
—Está bien, Suga. Ahora sí que sí tengo qué decirte exactamente.
—Espero que lo hayas pensado esta vez.
—Lo he pensado todo el día.
—¡Vaya! Ahora yo no sé qué pensar a todo eso.
Parpadeando en su lugar se asomó por la pared del otro lado del edificio de los vestuarios y se encontró con las figuras de sus sempais. Uno frente al otro. Tobio no sabía qué hacían ahí cuando ellos normalmente eran los primeros en llegar a las prácticas, además de que los regañaban cuando llegaban tarde.
Y había una atmosfera extraña…
—Bien, aquí voy.
—Vamos, Daichi, los demás nos esperan. ¿No pudiste decirme esto más tarde? ¿Cuándo termina la práctica y estamos completamente solos, quizás? —su tono era sarcástico, medio burlón. Tobio podía imaginárselo con esa sonrisa dulcemente sádica que a veces llevaba.
Tobio se removió. Se sentía mal escuchar a hurtadillas pero no podía evitarlo, además de que siempre se habían corrido rumores en el equipo (cortesía de Noya-sempai y Tanaka-sempai) de que algo pasaba entre esos dos, y ahora se encontraba frente a la escena que todo lo decía. Esto se sentía claramente como una escena romántica de esas películas que Natsu, la hermana de Hinata, veía.
—Bien, aquí voy. Suga, te quiero con todas mis fuerzas.
—¿Es en serio?
—Sí, te quiero-
—Realmente esta ha sido tu peor frase de ligar. La suma de todas las fuerzas es igual a cero, Daichi.
—Pero, es que yo-
—Venga, volvamos al gimnasio. Deben estar preguntando dónde estamos.
Tobio corrió a todo lo que sus largas piernas daban hacia el gimnasio e hiperventiló la práctica completa porque no sabía qué hacer con la información adquirida así que se atragantó con saliva. Hinata, por accidente, lo golpeó con un balón. El moreno, al final, terminó tirado en un rincón.
NA: Tras mi búsqueda de motivación y ganas, con mi doc llegamos a un conceso de que sí deseaba hacer las cosas que me gusta las hiciera ahora, porque nunca se sabe qué pasara después. Así que por eso publico esto. Debería ser gracioso, ¡una galaxia de agradecimientos por leer!
