Aquí otro fic, éste como regalo para Perla Negra. Mmmm, no sé si sea de tu agrado o no, pero es lo único que se le ocurrió a mi loca cabecita.
Sirem, muchísimas gracias por el beteo. Eres un sol.
Disclaimer: Nada es mío, todo es de Jotaká.
— ¡Ni siquiera se te ocurra, papá! ¡No voy a permitirlo!
Albus supo que su padre se había vuelto completamente loco, desde el mismo momento que éste le dijo lo que quería hacer. Tendría que encontrar una solución rápido o su cita se iría al carajo antes de decir Quidditch.
Sin pronunciar ni una sola palabra más, subió de dos en dos los escalones que lo dirigían a su habitación y una vez dentro de ésta, cerró la puerta con fuerza. Se encaminó al escritorio que estaba al lado de la ventana y dejó escapar un suspiro. Debía mandar una lechuza y tenía que ser en ese momento.
¿Por qué mierda su padre tenía que ser tan endemoniadamente entrometido? No, entrometido no era la palabra; después de todo, sólo le interesaban sus citas y no las de sus hermanos. ¿Acaso tendría la secreta y asquerosa fantasía de estar con un hijo? No, el jodido salvador del mundo mágico –debía dejar de usar las palabras de Scorpius– no podía ser tan bizarro para desear algo así. ¿Y si a su padre le gustaba su pareja? Imposible, casi no se hablaban y lo primero que le dijo Harry fue que tenía el gusto en las patas al fijarse en un Malfoy.
¡Eso era! Su padre era un homosexual reprimido que… Tenía que hablar con Scorpius y contarle el plan que se le había ocurrido, de las consecuencias del plan se encargaría más tarde.
Una sonrisa, que evidenciaba el porqué había quedado en Slytherin, se formó en sus labios y, sin siquiera recordar que quería mandar una lechuza, bajó a la sala para hacer algo más importante. No quiso escuchar a su padre así que tomó un puñado de polvos flú y pronunció fuerte y alto "Malfoy Manor".
——
Scorpius no quería creer lo que acababa de escuchar. Era imposible, sencillamente imposible.
—No, Al, es algo demasiado rebuscado y bizarro como para que sea cierto.
—Sé lo que interpreté, Scorp. Además, no existe otra razón por la que mi padre quiera ir.
— ¿Vouyerismo?
Albus bufó mientras comenzaba a contar mentalmente hasta diez. Conocía el humor de su pareja, pero ni por eso era menos irritante que en un comienzo.
—Déjate de idioteces y dime si me ayudarás o no con el plan que te comenté.
—No lo sé, Al. Es la primera vez que salimos del mundo mágico. Ésta tendría que ser nuestra cita y no el escenario para desarrollar tus estúpidos planes.
—Sé que es nuestra primera salida en el mundo muggle, pero imagina lo divertido que sería todo si el plan logra concretarse.
— ¿Divertido? No pensé que fueras tan retorcido como para divertirte a costa de tu padre, Al.
Albus sonrió mientras se acercaba a Scorpius y lo abrazaba por atrás. Éste último se estremeció y medio jadeó por el acercamiento; odiaba sus reacciones cuando le hacía eso. Sintió las manos de Albus serpentear por su costado y echó su cuerpo hacia atrás para lograr un mayor contacto.
—Scorp, tú mejor que nadie sabe lo retorcido que puedo llegar a ser y ambos sabemos que eso te encanta.
Las manos de muchacho de ojos verdes, se movieron peligrosamente cerca de su entrepierna y Scorpius soltó otro jadeo. Estaba perdido. Iba a aceptar el plan de Albus, no le quedaba otra. Oh, pero ya se lo haría pagar, de eso estaba seguro.
Continuará...
Como siempre digo: Las galletas, los tomatazos y las críticas serán bienvenidos.
