Momo, este es el principio de tu regalo. El fic de Star War (Lestrade y yo compartimos un sentimiento XD) que consta en dos partes.

Mil disculpas si le di muchas vueltas al asunto pero quería darle una razón al Mystrade (Al cual jamás escribí pero apoyo a full ^^) Espero que te guste y mañana subo el final. Happy birthday, encanto :D


Mycroft le había propuesto al detective inspector conocerse más. Era extraño que un Holmes lo quisiera. Mayormente eran seres antisociales que solo vivían por un propósito. Su trabajo. Pero, en la vida de los hermanos Holmes, siempre aparece un desvío. Algo que altera, quizás para bien o quizás para mal, su vida cotidiana. Aquella bifurcación en la vida del mayor de los Holmes tenía como nombre Gregory Lestrade. Un hombre entregado a su trabajo, a tal punto que su vida amorosa pasaba a segundo plano, llevándolo al divorcio luego de diez años. Y eso atrajo la atención del hombre de la reina. Ver la pasión que tenía por su trabajo era algo que compartía. Sin embargo, Lestrade era sociable y Mycroft no. Por eso tomó ventaja de aquel punto. Bastó solo un encuentro 'casual' en un lugar cualquiera, un café, una trivial conversación y un 'Lo veré luego Sr. Holmes' para que Mycroft decidiera conseguir eso que tanto quería para él solo. La atención de Lestrade.


Varias semanas y, junto a ellas, varios encuentros casuales y otro tanto de citas pasaron. Mycroft podía ver en aquella leve risa que el detective inspector disfrutaba de la compañía del mayor de los Holmes tanto como él de la suya. Todo era como Mycroft quería si no fuera por el hecho de decir siendo ¿amigos? ¿Colegas? No, no. Eso era terrible. Aunque Lestrade estaba disponible cada vez que Mycroft lo citaba y notaba cómo no flirteaba con nadie, seguramente por estar tan ocupado con su divorcio. Vale, una ventaja para Mycroft. Aunque eso de que pase mucho tiempo co. su mujer no era muy alentador. No es que él fuera celoso. Por dios no. Solo que era egoísta con lo suyo y si Lestrade pasaba todos los santos días con él no podía significar otra cosa.

Pero algo comenzaba a fallar en su 'relación' o eso pensó cuando la mañana del Domingo Mycroft pensó en aprovechar el día libre de Gregory para secuestrarlo toda la jornada y este le contestó que ya tenía planes. Si le preguntan, él dirá que sus dedos fallaron cuando leyó el mensaje y dejó caer la taza con una forzada sonrisa, esas que te producen un escalofrío en la nuca. La verdad era que no soportaba el ser suplantado por quien sabe que mujer de vida ligera, y su mente la denomina así para reprimir cualquier pensamiento vulgar, produciendo en él una frustración que descargó arrojando aquella fina taza de porcelana, haciéndola estallar en mil pedazos contra el piso de madera color caoba.

Digamos que Mycroft se arrepintió de no contestarle a Lestrade. Aunque, si hubiera sabido de antemano que volvería a mandarle un mensaje claramente no hubiera hecho ese puchero de niño encaprichado.

Mycroft se había dejado caer en su silla, con ella un pronunciado suspiro cuando su móvil vibró, sorprendiéndolo.

"Déjame invitarte esta vez a mí a un sitio ¿de acuerdo? Una salida y luego unos tragos. Estaré Olympia Grand Hall vestido como Anakin Skywalker a las 14hr. Ríe ahora y evita hacerlo cuando nos veamos. Sé puntual." Mycroft tuvo que leerlo dos veces al mensaje ya que creyó no haberle entendido. ¿Por qué demonios alguien como Gregory Lestrade se vestiría como un personaje ficcional de la saga de George Lucas?

Mycroft escribió el nombre del lugar en su agenda y llamó a su asistente antes de dejar caer su cabeza hacia atrás y apretar el puente de su nariz, analizando las posibles razones.

-¿Señor?- Dijo la curvilínea morena, con una tablet pegada al pecho.

-Que preparen el coche para Olympia Grand Hall.-

-¿Usted irá a la convención, señor?- Preguntó la joven mujer, sin poder ocultar aquel acento de burla al hablar, haciendo que Mycroft arqueara una ceja, molesto y confundido al mismo tiempo.

¡Convención! Por supuesto. Era tan común que era obvio. Según Mycroft había oído, de la extensa investigación que hizo acerca del detective inspector, Lestrade le fascinaba desde corta edad la guerra de las galaxias. Así que su próxima salida sería rodeada de personas de

Aproximadamente entre los treinta y cuarenta años que aún vivían con sus padres y pasaban su insignificante tiempo y dinero comprando accesorios de su fanatismo. Sin embargo esta lucía como una perfecta oportunidad para declararse a Lestrade. Bueno, más bien con indirectas. Aún tenía orgullo.