-aun no puedo creer que me hayan dejado atado al lado de ti

-pues créelo o no cabeza de balón, pero así fue

-mi abuelo debió haber estado loco cuando lo hizo, bueno, da igual, ahora no puedo hacer mucho… -y diciendo esto salio de la habitación donde se encontraba mientras dejaba sola a cierta chica de cabello rubio y ojos azules.

-si, nada se puede hacer… - solo ella pudo escuchar su propio comentario antes de caer rendida ante el mueble que estaba allí.

A veces no podía entender como en tan solo unos meses su vida se había venido abajo.

Había logrado algo que nunca antes pensó tener, pero, nunca se imagino que las cosas no resultaran como ella hubiese deseado, y hasta hoy en día se seguía preguntando que se necesitaba para poder hacer para que Arnold volviera a ser el niño que conoció en su vida, por lo menos antes de aquel accidente

--unos meses atrás—

-buenos días hombre pequeño, ¿como dormiste?

-un poco incomodo, pero todo bien abuelo, pero tu ¿como sigues?

-todo bien, no hay cosa que pueda matarme- dando una pequeña risita el abuelo se sentó junto a su nieto a desayunar, quien a pesar de decir que estaba bien, se sentía un poco adolorido y preocupado.

Desde hacia unos meses su abuelo había caído en una enfermedad, la cual deterioraba su cuerpo poco a poco, aunque lo habían tratado con todos los recursos que tenían los médicos aseguraban que no le quedaba mucho tiempo, y no a pesar de eso, Gertie, su abuela, había sufrido una perdida de memoria bastante dañina que tuvieron que internarla en un acilo, pues, no reconocía a nadie de allí. Y además de eso la casa de huéspedes estaba en quiebra, la mayoría de los inquilinos se habían mudado y no había con que pagar las cuentas de tal casa, así que por tal motivo y por causa de las deudas, se decidió que venderían la propiedad y ellos se Irian a vivir a una casa mas pequeña.

La mudanza había comenzado hace una semana, y Arnold estaba mas que cansado, justo cuando añoraba dormir en su cómoda cama tenia que dormir en aquel sillón, al lado de su abuelo, no le parecía desagradable, pero simplemente no era el lugar correcto para dormir.

.

-cielos, que tarde es, tengo que irme a la escuela

-ve con cuidado hombre pequeño- y diciendo esto el chico de cabello rubio se hecho a correr antes de perder el autobús escolar, una vez en la escuela todo fue tan normal que parecía que en su vida no había ningún problema.

Las platicas con sus amigos, las clases, todo.

Pero para ser un niño de tan solo 12 años no tenia idea de que tan solo horas lo deparaban de su inesperado cambio de vida.

-Helga, ¿como vas con tu mantecado?-decía Phoebe, mientras tomaba un poco de su desayuno mientras veía a su amiga escribiendo algo en una hoja.

-bueno, tengo días en que lo veo un poco raro, pues le hago cualquier broma y solo voltea molesto y no dice nada, eso me preocupa, el no es así- algo inquieta comenzó a jugar con sus dedos mientras de reojo quería ver hacia la mesa de su amado.

-quizás tiene una mala semana-

-no lo creo, míralo, esta en esa mesa, sonriendo como si nada, coqueteando con la señora perfecta, solo es así conmigo

-bueno Helga, si lo consideras eres la única que lo molesta-

Ese comentario la dejo callada por un momento, en cierto modo, ella era la única que aun seguía llamándolo por apodos, haciéndole bromas pesadas y tratándolo como otra cosa que no fuese un amigo, quizás esa era la razón para que el estuviera así con ella.

Habían madurado un poco si, pero ella aun no se atrevía a hablar de manera directa y seria con el, cada vez que lo intentaba algo malo sucedía, y no quería arriesgarse y volver a hacer el ridículo con aquel chico.

-puede ser-. Fue lo único que pudo decir antes que la campana sonara y debieran entrar de nuevo a clases.

Así la noche y mientras todos dormían en la casa de huéspedes, el viejo Phil se retorcía del dolor en su cama, sudaba mientras trataba de contener todo lo que sentía, no podía más.

Como pudo se levanto de su cama, pero antes de dar el primer paso callo despertando a Arnold de un golpe, quien rápido fue en su ayuda

-abuelo, abuelo- quiso reanimarlo pero por mas que pudo el no recobraba el sentido.

De un momento a otro se encontraba en el hospital, sentado en una fría silla, en espera de noticias.

No tenía a nadie, estaba completamente solo, como añoraba por lo menos el apoyo de su abuela,

-si tan solo, ella estuviera bien- solo podía repetirse el ante tanta desesperación y frustración.

Las horas pasaban y no había noticia alguna de su abuelo. Exhausto por todo ello no pudo evitar quedarse dormido en la silla, su cuerpo estaba allí, mas su mente ya se encontraba en el acogedor mundo de Morfeo.

-¡esta despertando!-

Una enfermera corrió deprisa por el doctor en turno, y en cuanto ambos llegaron a la sala el abuelo Phil se encontraba un poco consiente en su cama.

-vayan a avisa a su nieto-

Se acercaron a auxiliarse pero antes de poder hacer algo la voz de alguien los detuvo de inmediato

-solo tengo una cosa que hacer antes de irme…- contra penas pudo decir esto el abuelo mientras se inclinaba en dirección al medico –podría… ¿hacer una ultima llamada?

Por mas que las enfermeras intentaron no pudieron despertar a Arnold, estaba tan sumido en su sueño que no podía sentir nada –parece una roca- solo podían decir las chicas que estaban allí, mas cansadas de la insistencia decidieron avisar al doctor de lo que había ocurrido.

Las horas pasaron y la mañana llego tan rápido a los ojos del chico con ojos verdes que si por el fuera, haría que la noche durara las 24 horas.

-seria divertido- se dijo a si mismo pero recordando porque se encontraba allí se apresuro a levantarse y buscar a alguien que le diera información de su abuelo.

-se a puesto peor- le dijeron las enfermeras de turno mientras no haciendo caso a los gritos de ellas entro al cuarto de su abuelo.

Su visión lo dejo pasmado, su viejo entubado por todas partes, la piel tan pálida como la nieve, sus ojos rojos y casi inmóviles, seria algo que no olvidaría en un largo tiempo.

Se acerco rápido a el en busca de signos vitales, mas cuando iba a hablar alguien lo interrumpió

-hombre…pequeño, no me queda mucho

-¡abuelo! ¿Como sabes que soy yo?

-jaja… el instinto muchacho...

-abuelo, no debes hablar, podrías ponerte mal

-pequeño, mas mal no podría estar, solo quiero que sepas, que te quise mucho, desde que llegaste a nuestras vidas todo fue feliz, nunca estarás solo, de eso me encargo yo hombre pequeño, solo recuerda, se fuerte, no muestres ser débil ante los demás y llegaras a ser un hombre de bien- fue en ese momento en que Phil cayo inconsciente, Arnold apresurado pidió ayuda a los doctores, mas estos, al revisar a aquel hombre, solo dijeron que estaba durmiendo, el chico un poco aliviado se hecho a dormir en su regazo, sabia que no duraría mucho, pero quería sentir a su abuelo por ultima vez.

Mientras no muy lejos de allí un auto se apresuraba rápidamente esquivando cualquier carro que se atravesara en su camino, no importándole nada. Le habían avisado que su amigo, había fallecido.

En el hospital había mucho silencio, tanto que perturbo al chico de su sueño y miro fijamente, lo que era la sala de espera, se espanto al saber que estaba allí, y mientras se apresuraba a ir de nuevo a la sala alguien lo detuvo

-¿a donde crees que vas?- pregunto una empleada

-aquí esta mi abuelo, tengo que verlo

La chica solo se quedo un momento en silencio, mientras hacia sentar al chico un momento, seguro serviría de algo para lo que le diría.

-escucha, yo limpie esa habitación no hace poco, el señor que estaba allí falleció hace poco, lo lamento.

Nada, después de lo que dijo ella nada tenia sentido para el, lo habían alejado de su ser querido y ni siquiera le dijeron nada.

Se paro enseguida y salio de ese lugar, llovía, estaba nublado, pero nada importaba ahora, caminaba casi sonámbulo, y así hubiese seguido si no fue porque alguien se topo en su camino.

-niño, ¿que haces aquí? Te puedes enfermar

-señor Pataki? ¿Que hace aquí?

Bob solo lo miro, sabia lo que estaba pasando, lo hizo pasar y una vez adentro, hicieron a Arnold firmar unos documentos.

-ahora que tu abuelo no estas ¿donde vivirás?-menciono uno de los docentes de allí

-no lo se, supongo que con mis tíos, viven lejos, cerca de unas rancherías pero son los únicos parientes que se puedo recurrir

-me temo que no los hemos encontrado, tu abuelo nos dio direcciones, pero no hay nadie

yo me are cargo de el

Arnold volvió impresionado ante tal comentario, ¿era el señor Pataki que siempre demostró ser rival de su abuelo? ¿Era el que ahora decía que se encargaría? Debería estar soñando de nuevo. –tengo unos documentos firmados por el viejo, Arnold vivirá bajo la casa Pataki, y cuando cumpla la mayoría de edad se casara con mi hija menor, aquí esta el papel, firmado con puño y letra, el lo hizo para asegurarse que el niño no se quedara solo, así que si no le importa me lo llevare.

No muy convencido de lo que acababa de escuchar pero sin mucho que hacer, el docente no dijo nada más y así, un aturdido Arnold salio acompañado de ese "señor", nunca imagino que su abuelo se refiriera a eso cuando dijo que nunca estaría solo. ¿Cuando y como fue que su abuelo y el señor Pataki se habían visto? No tenía la menor idea.

-yo, casado con Helga?- fue en ese momento que entro en razón, pero ya era muy tarde, ya estaba en un auto, en camino a su "próximo hogar"

-Miriam, ¿porque estamos arreglando esta habitación?

-Helga, papa traerá un huésped a esta casa, debemos dejarla limpia

-¿quien es?

-no lo se, pero es el hijo de un amigo suyo

-¿amigo de Bob? Me pregunto quien será…

Arnold solo podría repetirse en lo dentro de su mente:

-Esto no puede estar pasándome a mi…