A/N: Buenos días/tardes/noches dependiendo donde usted se ubique geográficamente y a qué horas esté leyendo esto. Soy AliceXS para quienes no me conocen y un saludo muy cordial a mis amados lectores Xiaoliners, que tienen tiempo conociéndome. Con ustedes compartiré una nueva historia para Xiaolin Showdown/Chronicles dedicada a esos amantes de la novela policíaca y crimen, que podría bien sumarse a mi trilogía de misterio de Xiaolin Showdown (no estaba en mis planes continuarla, esto salió así sin más en una hora y media y me dije: ¿por qué no?). Ahora me voy con un repaso breve sobre esta trilogía. Recordemos la primera, Yo Contra El Mundo, una combinación rarísima entre la realidad alternativa de Xiaolin Showdown con el contexto original de la serie entrecruzados, que a todo el mundo le gustó, trató de hallar el por qué a estas alturas. La segunda, El Camino a Casa, una combinación rarísima entre lo real y la magia que también a todo el mundo le encantó, no sé por qué si la historia es media loca. La tercera, El Escritor Fantasma, se reabre un caso de un asesino en serie que se creía resuelto, pero faltaban muchos cabos por atar, la más cuerda de las tres hasta ahora. Y la cuarta, Lie to me, que en español quiere decir "Miénteme" (el título en inglés suena más bonito que en español). ¿De qué va todo esto? La idea original fue inspirada en el caso real sobre la misteriosa desaparición de una niña inglesa llamada Madelaine y la serie Pretty Little Layers, así como su dichosa cancioncita que a cada cinco minutos la repito (¿no se han dado cuenta que los fics que he publicado son inspiraciones de otras historias mientras que las historias que no me he inspirado de nada las guardo para novelas mías propias?).
Les seré franca, no me he visto ninguna, solamente me sé la trama así que no le servirá si la buscan o si encuentran en el texto ofrecido algo similar para que no haya confusión. A diferencia de las otras historias, no será sangrienta ya que no se va a tratar de resolver la identidad de un asesino en serie si no una desaparición narrada desde el punto de vista de un detective (Guan), con el fin de ayudarlos a resolver un caso siguiendo la metodología de AliceXS, la futura Agatha Christy criolla (así es, clases impartidas por AliceXS de cómo resolver un caso paso a paso, a través de un fic). Este es un fic atractivo y no lo digo porque tiene como temática principal el misterio si no porque jamás he puesto a Guan como protagonista, para escribir sus guiones me basé en una de mis profesoras que tiene un carácter similar al de él y yo misma, y como coprotagonista tenemos al polémico Chase Young, quien vuelve a tener rol protagónico desde El Escritor Fantasma (aunque ha tenido roles de antagonista principal en otros fics míos).
Este sería mi segundo fic con un final medianamente trágico (el primero fue Los Juegos del Destino) así que no se esperen un final donde todos queden felices y contentos. Como parte de mis notas del autor, les tengo un show montado donde cómo me voy a encargar de ayudarles a resolver un misterio, al igual que un profesor, en cada capítulo (exceptuando el primero y quizás el último) voy a actuar a todos y cada uno de mis profesores actuales (si se me terminan los profes y tengo capítulos más de lo que suponía, imito a profesores del año pasado o repito si les gustó mi actuación de alguno) donde voy a hacer todas mis cosas, pero hablando iguales que ellos hasta voy a responder reviews como si fuera ellos dependiendo de cada capítulo, usando mismas palabras con que se dirigen a los "alumnos", y luego haré un PD explicando algunas cosillas. A lo mejor me ayuda a entenderlos un poco mejor... Notarán inmediatamente que unos profesores me caen muchísimo mejores que otros, a algunos le guardo mucho aprecio y respeto (literalmente, no siendo sarcástica, si bien es posible que la materia que me dan influye, porque sus exámenes... No me simpatizan mucho que digamos).
Si estáis aquí es porque no pudieron resistirse al aroma de un sabroso misterio, éste a diferencia de los otros es un poco más técnico porque la parte del sentimentalismo no nos interesa. Sin más preámbulos, los dejo para que disfruten el capítulo primero.
Lie To Me
1º
El detective: Guan
No era la primera vez que llegaba a mis manos un caso de desaparecidos en circunstancias extrañas cuando me asignaron resolver la misteriosa desaparición del estudiante de primer año de secundaria: Ping Pong. Pero no les voy a negar que este haya sido uno de los casos más complejos e indescriptiblemente horrorosos (aunque a decir verdad, yo desconozco de algún caso que haya terminado feliz) y, es también uno de de los casos que aún hoy en día me sigo preguntando el por qué de numerosos contextos, cómo si muchos cabos faltaron por atarse, que hubiera pasado si los personajes que protagonizaron éstas tomarían otras decisiones (seguro que sus destinos daría un giro de 180º indudablemente), sin embargo, la vida me enseñó que existen casos que merecen que no los resuelvan y lo mejor sería que permanecieran en misterio por el bien de todos. Recuerdo el día perfectamente. Como todas las mañanas me desperté puntualmente a las siete de la mañana. Cada noche ajusto mi reloj despertador para que me despierte exactamente a la misma hora, era una radio despertador.
Abrí los ojos con las primeras luces del amanecer. Aquel día particularmente fue triste, no sé si porque el clima estaba consciente de las calamidades que vendrían. Las cortinas de mi habitación son gruesas por lo que no permiten que se filtre la luz. De no ser porque dejé la puerta abierta, la luz del día jamás inundaría el apartamento por las grandes ventanas de mi sala de estar que recorren el pasillo hasta llegar a mi dormitorio. En mi piso, el sol de la mañana se propaga avanzando por los suelos. Mi apartamento era el de un típico hombre soltero, pequeño, con algunos retazos de pintura de colores tristes, acogedor. El trabajo me ha impedido que me socialice con el mundo exterior y conozca a "la mujer de mi vida", aún así la idea de verme en un retrato, sonriente, al lado de una familia no cuadraba en mi lista de sueños y en cierto sentido, hasta me reía de la idea. De pequeño me dije a mí mismo que quería ser de grande un sacerdote: Ayudar a las personas reencontrar su camino, pero jamás vi mí sueño realizado por cuestiones de la vida, así que las ayudo por otras vías.
Entonces sí es así, sí logré medianamente mi sueño. Me gano la vida trabajando como detective privado (antes trabajaba en conjunto con la policía, pero decidí salirme de allí y como no podía dejar de trabajar porque necesito sostenerme, me desempeñé en solitario). No era porque soy de los tipos presumidos, pero mis habilidades en el arte de la deducción y descifrar misterios era lo suficientemente bueno como para demostrar que lo imposible es posible, solo que es difícil. Había dormido medio tapado, y quizás por eso me desperté también, por tener frío. Tiré la manta a un lado y fui al baño. No apagué la radio, la preferí dejar encendida mientras me afeitaba. La estación tocaba una cancioncilla vieja, de esas de las que te pones a recordar tus días de adolescente en la escuela militar. Terminé de lavarme y me tomé una ducha rápida. Me vestí con lo primero que saqué de la primera gaveta del armario. No era de los hombres que le prestaba importancia a cómo me vestiría hoy.
Inmediatamente salí a dar una incursión por la cocina. Husmeé en la nevera mientras ponía el café a calentar. Era parte de mi ritual mañanero beber una taza de café negro antes de hacer cualquier otra cosa. No podías esperarte mucho en el interior de mi nevera, al igual que la mayoría de los hombres que viven solos, estaba casi vacía. No tenía ningún antojo fuera de lo extraordinario, pero mi estómago crujía. Saqué del cajón de la fruta de la nevera un par de melocotones y agarré el mango de la taza cuando terminó de calentar. Ya pasó el repartidor de los periódicos, fui al salón con mi desayuno y la prensa. Me senté en la butaca de cuero donde podías admirar la vista fantasmal de la ciudad CosmosXiaolin mientras leía con detenimiento el periódico y bebía un sorbito del café para no quemarme la lengua y la garganta. Cuando salta en mi cara una noticia. Mi primer contacto con el caso de Ping Pong (a decir verdad ya había visto los anuncios de la desaparición pegados en la calle, pero no le había dado importancia hasta ahora). No se detallaba mucho, solamente daban el nombre, la foto con la descripción física detallada del sujeto y los números de contacto y direcciones si alguien descubría algún indicio o lo veía. No se veía tan mayor ni tan menor. Da igual, no soy bueno descifrando la edad exacta de los niños.
Era un niño de cabeza ovalada, no tenía cabello, ojos negros detrás de unos anteojos grandes, estatura enana, la piel amarilla por los anuncios en las calles, la última vez que se le vio traía puesta una sudadera blanca con rayas azules, pantalones y zapatos de color blanco tipo deportivo. El típico aspecto de un muchacho nerd. No me trajo ningún cuidado la desaparición de este joven, ya que los adolescentes les encantan perturbar la paz a los adultos, escapan de casa por problemas familiares o porque quieren sepultar la depresión y van a discotecas o lugares así para conocer nuevas experiencias. Los adolescentes siempre viven un drama de telenovela que a veces resulta casi imposible creer. Todos hasta los adultos tenemos derecho a desaparecer de vez en cuando para dejar atrás la presión, incluso yo he huido. Me río un poco. Paso la página y sigo leyendo. Me zampo el primer melocotón. Cuando terminé, me sorprendí que había dos mensajes de texto y un correo de voz, de mi buen amigo Fung, en mi celular. No es lo último en la tecnología, pero me basta, no se me da muy bien manejar estos artilugios tecnológicos como los jóvenes de hoy en día. Soy un hombre que vivió en un pasado y se mantiene encerrado en él. Este no era el primer mensaje que Fung me envía, llevaba varios días queriendo comunicarse conmigo, pero he sido muy claro que no quiero regresar con la policía. Una vieja amistad no ayuda mucho.
Conocí a Fung desde que tengo memoria cuando trabajaba para la policía, era y sigue siendo el jefe del departamento de la policía de CosmosXiaolin. Le dolió mucho mi partida, apenas nos dirigimos la palabra. Por ahora frecuentemente he hablado con su asistente, un fulano llamado Dojo de tendencia homosexual aparentemente y una obsesión con Fung que hasta mí me horroriza. Dojo en un sujeto con expresiones amaneradas, ojos negros, la piel amarilla, el pelo rojo y si algo debes saber de él, es que es extremadamente susceptible. No hablo solo de carácter si no de que las veces que nos hemos conseguido tiene una alergia de algo, creo que padece de las alergias del mundo. Listo. Terminé de comer y de leer, dejé el celular a un lado, lo siento Fung, pero mi decisión es ley. Voy a hacer otros quehaceres...
Sin embargo, Fung no me iba a dejar ir tan fácilmente como creí. Cuando menos lo esperé. Ese mismo día, más tarde. Alguien tocó a mi puerta. Me sorprendí un poco. No esperaba a nadie, no tengo familia que podría darme una sorpresa y como anteriormente había dicho, no estoy actualmente trabajando con alguien. Entonces barajé mis posibilidades, que debía de tratarse de algún cliente. Bien. Este día pintaba de muy largo, de esos en que las horas pasan demasiado lenta para mi gusto. No había tenido que resolver un caso en un par de meses, esto me serviría para distraerme con algo y por supuesto, pagar mis deudas. Apenas abro la puerta. Unos hombres me sujetan a la fuerza los brazos, me advierten en un susurro que si intento hacer un movimiento, tomarían medidas ya que conocían todas "mis tretas".
Les reconocí el símbolo que llevaba en el antebrazo, eran enviados de Fung. Cómo vio que no me podía traer por las buenas, decidió por las malas. Qué sutil manera de hacerlo, decidí quedarme tranquilito. Había crecido con estos agentes por lo que no dudaba de sus palabras ni una pizca, aunque me parecía que esto iba en extremo. Los hombres de Fung eran dos gorilas con anteojos oscuros e intercomunicador colgando, vestidos con uniformes negros que los identificaban como agentes del departamento de la policía. Me acompañaron para bajar por el ascensor y cruzamos el umbral de la puerta, había un automóvil esperándonos. Dejaron que entrara yo primero.
-Listo, lo tenemos. Nos encaminamos hacia allá –dijo uno de los agentes con ambiente de misterio. Oh vaya, Matrix. El automóvil arrancó. Estaba en medio de los dos hombres. Ya veía correr a mis lados los edificios y los demás coches, a través de los vidrios ahumados. Difícilmente pude hacerlo. Tenía preguntas, sabía las respuestas, pero quería corroborarlo.
-¿A dónde vamos? ¿para qué me quieren?
-Está prohibido preguntar, sabrás cuando lleguemos –me respondieron lo más amable que pudieron. No dije nada, esperé que llegáramos al departamento. Del mismo modo, ellos me abrieron la puerta. No me dejaron solo en ni un momento. Qué triste, Fung no confía en mí. Como lo sospeché, era el departamento de policía. Lo reconocí por los vidrios ahumados, el muro de ladrillos, los tres escalones de piedra, el suelo de hormigón y las letras que decían: Departamento de policía, en dorado. La oficina de Fung quedaba en el tercer piso a mano derecha. Todavía me acuerdo de los detalles. No había mucha gente en los pasillos. Todos están fajados trabajando. Pero no nos dirigíamos a la oficina de Fung si no a una enorme sala sin ventanas, no muy amueblada, solo una mesa redonda con algunas sillas. Al menos no es el salón de interrogatorios. Por primera vez, los hombres me dejaron solo. Me dijeron que aguardara la llegada de Fung. Aleluya, por fin un poco de espacio para pensar bien las cosas. No creo que Fung sea demasiado imbécil como para pedirme que vuelva cuando dije en su cara que no deseaba trabajar más nunca aquí. Él me conoce. ¿Será para trabajar algún caso en cooperación con la policía? Eso es ridículo porque Fung cuenta con un ejército de policías para investigar, ¿por qué me querría a mí? Era lo único que se me ocurría.
-Hola Guan –me di la vuelta en redondo. Es Fung, por la sonrisa a medias, la calva, los ojos oscuros, la piel plegada en miles de arrugas que aumentan en proporción cuando sonríe y la barba.
-Hola Fung, linda manera de traerme acá. Si querías que viniera me hubieras mandado una invitación...
-Créeme que siento mucho la rudeza que tuvieron mis hombres, pero ya había mandado con anticipación las invitaciones. Esta fue la única manera que encontré para que estuviéramos frente a frente –Fung se sentó frente a mí, arrastrando una silla de la mesa.
-Y bien, ¿cuál es la emergencia?... –pregunté, yendo directamente el grano. Él sabía que esa sería mi primera pregunta.
-Antes que prosiga, quiero hacer una acotación rápida. Sé que mantienes tu palabra hasta tu último aliento, no quiero que pienses que esta es una manera de disuadirte para que vuelvas a tu antiguo trabajo, respeto la decisión que tienen mis hombres... Si te llamamos es porque en serio no tuvimos otra alternativa. No quiero que sientas que estás presionado, si rechazas o no aliarte con nosotros, no insistiremos, lo aceptaremos. Solo te pido que me escuches.
-Ajá ¿entonces...?
-Guan, ¿qué tan al tanto estás sobre este caso? –con cuidado, me deslizó un anuncio a color sobre Ping Pong.
-Sólo lo leído en los anuncios, ¿aún no han logrado encontrarlo? –Fung negó con la cabeza.
-Hemos agotado todos nuestros recursos, ya hemos pedido ayuda a la CIA y el FBI, hasta perros policía altamente entrenados y que primitivamente habían resuelto casos similares, pero seguimos en donde mismo –masculló entre dientes el detective Fung-. Hay una pieza en este rompecabezas que no hemos podido resolver, existen ciertas piezas que no encajan.
-Ese niño no pudo haber desaparecido como si jamás hubiera existido, Fung, ¿qué dicen las pistas? ¿qué tienen sobre los sospechosos? ¿qué han averiguado hasta el actual momento?...
-Ese es el problema. No tenemos nada –susurró en un tono inaudible- no hay pistas ni hay sospechosos, es una vergüenza que no hemos querido develar a nadie...
-Ah claro, la prensa, la familia del chico. ¿En qué circunstancias él desapareció?
-No sabemos –no pude evitarlo, rodé los ojos-. Todos los testigos, todas las personas que lo vieron por última vez tienen testimonios que se contradicen entre ellos. Hemos investigado en la zona dónde, escasamente es el único punto de referencia que coincide en todos y cada uno de los testimonios, y no hay ninguna pista o al menos fluidos de sangre –Fung traía en un brazo el expediente de lo pobre que tenía la policía reunido sobre este caso, lo releyó por encima-. Ya han pasado tres meses desde su desaparición, estamos desesperados.
-Pero Fung, debe haber una vía donde no se ha investigado –me parecía imposible de creer que estuvieran en 0 con 3 meses de investigación intensa, contando con todos los recursos humanamente posible, estaba aturdido verdaderamente. O es que todos los policías de este país son una cuerda de ineptos que no saben buscar o porque este es el llamado crimen perfecto-, permíteme ver... –extendí la mano, pero él me cerró en las narices el expediente.
-Ahí es dónde viene mi propuesta, te haya parecido bien aliarte con nosotros o no, te quiero plantear que investigaras por tu cuenta para ver si te interesas por el caso. Si la respuesta es sí, preséntate aquí y compartiré contigo el expediente, nuestra alianza se consolidará. Si la respuesta es no, de todas maneras paséate por mi oficina y como dije al inicio de nuestra conversación, respetaremos tu decisión y te dejaremos tranquilo, ¿de acuerdo?
Bueno, no me molestaba tener que investigar desde el principio, ninguno de mis anteriores casos se me suministraba la información de primera mano. Si bien analizando los hechos (o mejor dicho, ningún hecho) estaba ensimismado. Empecé desde cero. Él tenía razón. Asentí con la cabeza. Fung me dejó con el volante, ahí tenía la dirección de la casa de la familia. Fung creyó que ahí sería mi primer lugar de investigación para averiguar los datos básicos sobre la víctima. Conocía la calle y la avenida. No quedaba muy lejos de aquí. En esa casa, Fung lo único que pudo adelantarme es que vivía el padre de Ping Pong o como aparecía en los volantes: Maurice Antonio Rolf Jean-Pierre Gaulle LeGrand IV, ya que aún desconocía su apodo. ¿Y la madre? Le pregunté. Fung me dijo que era padre soltero. Eso literalmente me dejó aturdido. Normalmente siempre se trata de madre soltera, empero, no negaba que existía ese tipo de situaciones, solamente que son menos comunes. Bien, partí para tener mi primer encuentro con el Sr. Gaulle, el padre de la víctima y primer sospechoso. Regla nº1: Sospechar de todo el mundo. De camino, hice una lista mental de las razones por las que un adolescente podría desaparecer basándome en conocimientos ordinarios.
Ya sabía que mi víctima era un preadolescente, que vivía solamente con su padre y obviamente estudia en algún lado. Primero la pregunta. ¿Qué motivos tiene un adolescente para desaparecer? Uno, que se sienta rechazado por el medio en que está y por supuesto, no tenga buena relación con su padre ya que éste impulsaría a que tomara sus cosas y se largara, desapareciendo así sin más porque como dije los adolescentes montan un escenario en donde no lo hay; dos, la víctima tiene un enemigo en común, podría tratarse de una mala broma que le jugaron unos compañeros que le fastidiaban, encerrándolo en el baño o algún sitio y se les olvidó que habían dejado al chico encerrado o lo hicieron adrede, pero eso ya no sería una mala broma si no un acto de perversión psicópata; tercero, se trata de un muchacho que teniendo o no una buena relación con el padre, éste tenga un trabajo muy rentable o él es quien tiene ese enemigo en común, entonces el blanco sería el padre, o fue secuestrado, pero si es así, ¿por qué no han pedido la recompensa a estas alturas? Esta hipótesis me gusta más. Analizando lo poco que tengo es lo único que se me ocurre.
La casa de los Gaulle tenía un encanto sublime: Las paredes de color amarillo, helicópteros multicolores revolotean alrededor de los rosales y arbustos, el césped es natural (a simple vista soy capaz de distinguir muchísimas cosas y he visto tantos céspedes artificiales como naturales que las sé distinguir a menor movimiento), éste hombre le gusta vivir rodeado de la madre naturaleza. El tejado rojo. Las ventanas desgastadas, el toldo se viene sobre ellas. La puerta de madera fina con el tapete de "Bienvenido". No soy de los que conocen de este tipo de cosas, de decoraciones y eso. Si noté que la casa tiene tiempo, pero fue remodelada. Crucé el sendero de piedras. Me paré. Desde el momento que pisé aquí me sentí vigilado y me di la vuelta. Los vecinos ya saben que estoy aquí. Una señora cerró las persianas cuando nuestras miradas se cruzaron repentinamente, sus ojos eran negros. No le di importancia, lustré mis zapatos con el tapete y toqué el timbre. Me metí las manos en el bolsillo mientras esperaba, me volteé hacia el cielo. Seguía nublado. Escuché un canto horrible, desafinado. La misma señora que avistó de mi llegada abrió la puerta, sacó una podadora y comenzó a sacar las malas hierbas, cantando disimuladamente. ¿Cree que yo no sé lo que está pasando por su cabeza? Se equivoca, no nací ayer. Justo en eso, me abren la puerta. Messier Gaulle (lo deduje porque me parece que el apellido Gaulle es francés en base a un caso que tuve) era un hombre alto como las espigas de trigo, y hablando de espigas de trigo, era también de piel amarilla (ahora veo por qué el hijo es amarillo), se rasuró la cabeza (no me acuerdo la cara de este tipo, por lo que no estudiamos juntos en la escuela militar para que tengamos el mismo look), los ojos castaños claros, vestía informalmente. Qué coincidencia que el día en que yo decido ir a su casa él no esté trabajando, me parece magnífico.
-¿Messier Gaulle?
-Sí soy yo, diga, ¿en qué puedo ofrecerle? –me contestó educadamente, su voz es pausada y lento, como si tuviera pereza de hablar.
-Soy el detective Guan –mejor saco mi licencia, estos se vuelven paranoicos si no la ven-, vengo directamente de las oficinas del departamento de la policía con respecto al caso de su hijo...
-¡¿Encontraron algo?!
-Todavía no, lo siento mucho, se está trabajando en ello. Me gustaría pasar para hacerle una serie de preguntas...
-¿Lo que contesté cuando me interrogaron en el primer día no sirvió de mucho?
-Pongámoslo así, necesitamos revisar de nuevo detalladamente el caso, es posible que algo no se esté tomando en cuenta, ¿puedo pasar, Sr...? ¿tiene algún problema si le pregunto cuál es su nombre completo?
-Oh sí lo siento, adelante. No tengo ningún problema si se me dirige por mi primer nombre, Dashi –él se hizo a un lado. Entré. Cerró la puerta atrás de mí. La casa no era mucho menos espaciosa de cómo era afuera. Es agradable, confortable, limpia y ordenada (no he visto ni una casa donde viva un hombre solo que sea así, felicito al Sr. Gaulle internamente), con un ambiente hogareño. Había una desviación del pasillo directamente a la cocina. Me asomé y vi los estantes llenos de frutas, verduras y hortalizas, no hay mucha carne, lo que sí noté fue cajas de cereales. Este hombre se cuida estrictamente, a lo mejor va al gimnasio una vez por la semana. Ah qué bien, procura tener una imagen saludable, mientras evita los excesos. En la entrada hacia la sala, divisé de varias fotos familiares de él y su hijito en la playa, parque, frente a la casa, en fiestas de cumpleaños al aire libre. Todas ellas con una sonrisa de oreja a oreja tanto el hijo como el padre. Tomé el portarretrato de la mesita. El Sr. Gaulle abraza a su hijo, la casa está a un ángulo izquierdo de la foto. Qué adorable.
-¿Y usted vive solo con su hijo? ¿no tiene hermanitos o hermanitas?
-Sí, hasta hace unos tres meses. No, tengo solo a Ping.
-¿A Ping?
-Ping Pong, así es como le digo cariñosamente a mi pequeño.
-Ah bueno –he escuchado apodos cursis y raros, pero esto es ridículo-, ¿qué me dice de su esposa?
-Ah ella –el Sr. Gaulle bajó la mirada con tristeza-, a tan solo 4 años de edad que tenía Ping Pong, ella tomó sus cosas y se fue, dejándome con una nota diciéndome que odiaba su vida cómo ama de casa, que no me dedicaba a ella como esposo porque llegaba muy cansado de mi trabajo y no le dedicaba tiempo, no quería ser la esclava de mi hijo... No era la vida que ella quería y sin despedirse o mirar a Ping Pong, se fue. No sé a dónde fue.
-Qué linda esposa escogió, si se me permite opinar, Sr. Dashi –perdónenme, no pude evitar soltar un comentario-. ¿Y a Ping Pong cómo le fue?
-Ping Pong le tomó un largo proceso de superación, pero con el tiempo sólo formó parte de un recuerdo con ayudas de psicólogos. Me era tan difícil apoyarlo cuando estaba en iguales condiciones anímicas que él, la terapia nos sirvió a los dos y al mismo tiempo a estrechar la relación de padre e hijo.
-A ese punto quería llegar, que bueno que usted solito me ayudó a llegar allí. ¿Cómo se la lleva con su hijo? ¿qué me puede decir de él?
-Ping Pong es un muchacho dulce, gentil, alegre, hiperactivo y muy entusiasta con un fuerte sentido de la justicia y el deber, aunque un poco ingenuo, llevamos una muy buena relación ya que él me contaba todas sus andanzas en el colegio, llevaba a sus amiguitos en la casa, cada examen y trabajo que tenía me los mostraba ya evaluados, sabía de sus sueños...
-¿Qué tal le va a él en la escuela?
-Ping Pong es un excelente estudiante, gracias al cielo, estudia séptimo año en la secundaria a la edad de 11 años –arqueé una ceja, normalmente los niños de la secundaria ingresan a la edad de 12 o 13 años, si lo dejaron pasar con 11 es porque es un niño muy precoz- le gustan la matemática y los números, adora redactar es por eso que en castellano sale muy bien, lo metí en una escuela donde aprende francés e inglés, se aplica pues que le gusta estudiar los idiomas, su asignatura favorita es historia y también educación física, Ping Pong está en un dojo de artes marciales... -¿no se los dije? El aspecto de un típico nerd, si bien los nerds no son tan hábiles en las clases de educación física. A no ser que este señor está inventando todo esto en estos cinco minutos, él conoce muy bien a "su cachorro" y está orgulloso de él. ¿Cómo no? Si lo que me acaba de describir es la imagen del hijito perfecto y el estudiante ideal por su gusto de aprender cosas nuevas.
-¿Por casualidad él no es molestado por compañeros de su misma clase? Por muy aplicados que sean siempre están sujetos al riesgo de que salga un envidioso a molestarlo.
-Si viera que no, todos sus compañeros le tienen una gran estima y respeto como profesores que me hablan acerca de su conducta, Ping Pong es quién protege a otros chicos del acoso escolar.
-Interesante, ¿me permite entrar a su cuarto?... –la mejor manera de saber por completo la vida y obra de un adolescente es revisar su cuarto, especialmente: su celular, empero pienso que éste no debió haber abandonado el bolsillo del chico en ningún momento. El Sr. Gaulle me llevó a su cuarto. Subiendo las escaleras, a mano derecha. Me abrió la puerta. Pasé.
Bien organizadito el cuarto del niño. Un escritorio de madera con una vieja computadora al frente, con una lámpara de noche color roja. Unos estantes con muchísimos libros, tomé algunos, todas son obras literarias que le gustan a los jóvenes de hoy en día. Por los títulos, todas son de aventura y magia. Dashi me refirió de inmediato que a su hijo le encanta leer. Sus cuadernos y libros apilados en una columna al lado de la vieja computadora. Atrás está el closet. Lo abrí, las ropas de Ping Pong. Los zapatos están más atrás en un espacio debajo. Las dos gavetas contenían ropa, nada fuera de lo extraordinario. Me di la vuelta, noté que en la puerta fijó un horario de lunes a domingo. Estaba escrito a mano, a lápices de colores sobre un pliego de cartulina amarilla, por cada hora escribe una actividad. Lunes a viernes escribió en toda la mañana y una hora de la tarde, "escuela". El niño administraba muy bien su tiempo, no se excedía un minuto. El Sr. Gaulle me confirió que le sorprendía el horario de su niño, no sabía dónde sacaba tiempo para hacer tantas cosas, trató de aplicarlo para su vida, pero no pudo. Seguí leyendo. Ping Pong regresaba de la escuela, veía un programa de televisión llamado Duelo Xiaolin y navegaba por internet (media hora una y media hora otra). El resto estudiar cierta materia y hacer ejercicios a las materias que exigían práctica, los jueves y viernes iba al dojo de artes marciales, demoraba cuatro horas ahí. El horario contemplaba hasta el tiempo que permanecía cerrado en el baño (no solamente bañándose, si no frente el inodoro dentro de una hora con una actividad asignada), el de comer... En los fines de semana, va a casa de sus amiguitos. El Sr. Gaulle me dijo que Ping Pong no le gustaba mucho quedarse en casa encerrado, prefería salir con sus amigos. Típico, típico. Lo que sí note es que a las cinco de la tarde de cada día durante una hora fichaba: "Jugar en la casita"...
-¿A qué se refiere su hijo con "jugar en la casita"?
-Mi niño trabaja...
-¿Trabaja?
-Sí, así es, frente de nuestra casa. Ping Pong montaba un kiosco pequeño, originalmente era una casita en la que jugaba cuando era más niño.
-¿Su niño frente a la casa...? ¿trabajando?... ¿en qué?
-Creo que vendiendo limonadas –ese "creo" no me gusta mucho.
-¿A qué se dedica usted, Sr. Gaulle?
-Soy ingeniero, ¿cree que tenga algo que ver?
-Tal vez, es posible que lo hayan secuestrado, pero debe haber un motivo extra por el que no hayan pedido su rescate. Dígame, ¿usted tiene una persona con la que no se lleva muy bien o preguntando directamente, ha tenido contactos con alguien del mundo criminal?
-¡No para nada! Nosotros estamos al margen de la ley, jamás nos hemos relacionado con un criminal. No lo creo, he tenido mínimas diferencias tontas con algunos trabajadores, pero todas ellas han tenido solución. Nada serio.
-Supongo que el negocio es rentable, ¿no?
-Sí, lo normal para mantenernos a Ping y a mí.
-¿Y si Ping tiene un padre con un trabajo fructífero por qué trabajaría vendiendo limonadas frente a su casa?
-Ping está reuniendo dinero para sí mismo, para comprarse la bicicleta de sus sueños, cuesta mucho y está ahorrando para comprarla. Ping es ciclista también, le gusta participar eventos como maratones y esas cosas. Yo podría ahorrar, pero usted sabe como son los adolescentes de hoy, quieren independizarse...
-¿Y por qué está trabajando frente a su casa? ¿por qué no otro sitio?
-Pienso que es mejor dejar a los adolescentes soltarse poquito a poquito… –seguramente se están preguntando por qué hago mucho hincapié en "trabajando", pero es que es muy raro ver a adolescentes trabajando... Si bien la teoría del Sr. Gaulle tiene mucho sentido.
-¿Él tiene un diario?
-¡No! Mi Ping Pong no guarda secretos conmigo.
-No necesariamente pueden ser secretos, en esta etapa los adolescentes se cohíben mucho con sus padres y prefiere tratar sus problemas con gente de su edad o simplemente los guardan para sí mismo cuando son muy íntimos y no estúpidos, entre comillas –para mí, quien escribe en un diario pierde su tiempo, si no quieres que sepan algo ¿por qué lo escribes en un cuaderno, si estás evidenciándolo? ¿para que alguien lo encuentre? Uno no necesita una llave para forzar una cerradura con candado, eso ya eran los tiempos de antes. Revisé debajo de la almohada de Ping Pong, no hay nada. Dentro de las gavetas, tampoco. Vacié los armarios y nada. Cuando chequeé sus cuadernos sólo corroboraban las maravillas que el Sr. Gaulle me ha dicho. No, Ping Pong no tiene un diario y si lo tiene, no está aquí.
-¿Me podría decir, por favor, qué sabe de la desaparición de Ping Pong? ¿cuál es su punto de vista de los hechos?
-Ping Pong desapareció en casa de una amiga de su colegio... Era una noche de sábado 13 de marzo, la última llamada de Ping Pong la recibí a las nueve y quince de la noche de ese día, tenía una fiesta y le di permiso de quedarse hasta muy tarde, apenas terminara la fiesta, él me ponía un mensaje y yo lo buscaba en el coche. Nos comunicábamos constantemente por el celular, nunca nos habíamos distanciado por tanto tiempo y el lugar dónde estaba mi pequeño quedaba muy lejos...
-¿En qué casa? ¿qué amiga? Me gustaría una explicación detallada.
-Ping Pong fue invitado por una compañera del colegio, Megan Spicer, ella es prima de un estudiante de quinto año llamado Jack Spicer de ese mismo colegio y tenía una fiesta de cumpleaños, como Megan es pariente de Jack y es compañera de Ping Pong lo invitó, ellos son muy buenos amigos, él ha ido a su casa a hacer trabajos y ella ha venido a la nuestra también con el mismo fin. Estoy plenamente consciente de que las fiestas que sirven los Spicer son "las fiestas", pero Ping Pong tenía muchas ganas de ir y le prometí que lo dejaría ir si pasaba con excelentes calificaciones un examen de matemáticas que tenía el miércoles, obviamente pasó y tuve que cumplir mi palabra. La fiesta empezaba a las siete de la tarde, llegamos a casa de los Spicer alrededor de las 7:40, no somos muy puntuales y como dije la casa no nos queda cerca. Se bajó del coche, se despidió cordialmente conmigo y lo dejé ir bien, vi cuando él y Megan se fueron al interior de la casa, esa fue la última vez que vi a mi hijo físicamente; el resto de la noche estuvimos comunicándonos por teléfono.
-Okey, ¿podría en esta libretita escribirme la dirección de la casa de los Spicer? ¿aún tiene los mensajes en la memoria del teléfono? ¿sería tan amable de enseñarme? –soy malo con las direcciones, las prefiero escritas. El Sr. Gaulle sacó su celular inteligente y comenzó a buscar. Yo, a su vez, saqué mi libreta con bolígrafo azul a la mano. Hicimos el intercambio.
Ping Pong (8:20 PM): "Hola papá, estoy bien. La fiesta no ha comenzado todavía, apenas los invitados están llegando, y tú que te preocupabas que llegaríamos tarde :D Te quiero, nos vemos en cinco horas".
Ping Pong (8:45 PM): (Ping Pong sube una foto de él y sus amigos disfrutando el momento... Son dos compañeros varones y una chica, me imagino que es Megan, atrás de la foto se ve la mesa de banquete donde hay varios jóvenes, se enfoca a lo lejos un moreno).
Ping Pong (9:15 PM): "Hola papá, todo está buenísimo, la música, la comida, el entretenimiento, ¡es fantástico! Estoy deseando de contarte todo con detalle cuando vuelva ¡es mucho más de lo que esperaba! XD".
Todo está aquí, registrado en el teléfono.
-¿Y después de eso?
-Ping Pong no me dijo más nada después de ese mensaje. Sabía que la fiesta terminaba a las una de la madrugada, me preocupé, le mandé un mensaje, pero Ping Pong no me dijo nada. Me angustié y llamé a la casa... –el Sr. Gaulle bajó la cabeza, se sacudió con tristeza-: mi pequeño había desaparecido... Buscaron por toda la casa, no se encontró nada...
-Ya veo, me imagino que cada invitado de ese día fue interrogado, siendo yo la policía me pondría a investigar de primero a este grupo de amigos que acompañó a Ping Pong durante el desarrollo de la fiesta.
-Y lo hicieron, pero según lo que tengo entendido, Ping Pong se separó de ellos antes de desaparecer...
Qué peo. Un niño desaparecido. Un padre angustiado. Una fiesta de adolescentes locos. No tenía suficiente aun así, él no estuvo en la fiesta. Pero al menos conocía a la víctima más de cerca y a mí primer sospechoso. Regla número 1: Sospechar de todo el mundo, todos son culpables hasta demostrar lo contrario. Mi último deseo antes de irme, era que también me anotara la dirección del colegio. Él estaba en una fiesta con compañeros de colegios, ellos deberían saber algo. Me dejó en la puerta, nos despedimos. Le prometí que apenas supiera algo, se lo diría. Se le notaba por encima muy preocupado. Oh mi Dios, la anciana sigue ahí regando las plantas, cantando con su voz horrible. Me sorprende porque nadie se queja. Apenas me alejé, ella entró a la casa. Seguramente es una señora chismosa, sola, que vive rodeada de gatos a costillas de los rumores de los vecinos. Tal vez debería hablar con ella. Los chismosos son buenos informantes. Como sea, voy a tratar de ver qué averiguo en la escuela donde estudia Ping Pong, quizá ahí encuentre lo que necesito. En líneas generales este caso es una ecuación, hay varias incógnitas, tengo muchas fórmulas, pero me falta una incógnita para resolver sin problemas. Diablos, estoy frustrado, me da rabia cuando no entiendo algo. Este caso estoy picado. No obstante, en la cabeza de Fung maquinaba otros planes para mí…
A/N: Fin del capítulo uno. No fue fácil escribirlo, no porque me tranqué en la idea si no porque mis estudios no me dejaban. Si bien, les dejo claro que este fic no se va a actualizar constantemente, no porque me da la gana si no por mi disponibilidad de tiempo que es variable dependiente del colegio... Qué triste mi vida. Y ya *golpeando la mano contra la mesa*, entrando en personaje: ¿Tienen alguna duda, pregunta, crítica, comentario, sugerencia?...
Ahora, os dejo con algunas muestras del capítulo que viene ya que transformé esta historia en drama y dolor tipo telenovela:
"-¡NADA! ¡NO TENGO NADA!
-Okey, tranquilízate, amigo. Cálmate, toma asiento, respira hondo –Fung se quitó los lentes de lectura, tratando de ser comprensivo. Yo seguía caminando en círculos, descargando con mi frustración contra el piso...
...bien, si esa es tu decisión, pero conste que te lo advertí. Guan, esta medida la hemos estado dejado en observación durante estos meses, optándolo como último recurso, se me ocurrió antes de pensar en ti y en el período de estas circunstancias me temo que no tenemos otra salida –me miró con tristeza-. Lo acabo de consultar y todos están de acuerdo.
-Fung, ¿qué pasa? Me estás asustando –gruñí.
-Tráiganlo, por favor –le dijo Fung a una pared. Arqueé una ceja, incrédulo. Escuché unos pasos. Alguien venía hacia acá. Fung se frotó el puente de la nariz con aspereza. Me di la vuelta. Impaciente por saber quién venía. Las puertas se abrieron. Unos oficiales de policía escoltaban a un uniformado. No puede ser posible, yo te sepulté sólo como un mal recuerdo no puedes volver, tú no puedes hacerme esto...
-Guan, me imagino que ya conoces a Chase Young, ¿verdad?
-¡¿Qué hace esta escoria fuera de la cárcel?! –ladré, inmediatamente le pego un empujón y lo arremeto contra la pared, el trofeo de Fung se tambalea y se hace añicos contra el piso."
Próximo capítulo: El criminal: Chase Young.
