Disclaimer: Para ser franca, esta adaptación de la versión original de William Shakespeare no me agrada demasiado. Romeo x Juliet no me pertenece, y si lo hiciera respetaría mucho más el canon, y Romeo no sería tan dork o/


Razón

La razón por la que Juliet había confiado aquel "secreto" a Tybalt no era del todo clara. No para Tybalt, y tampoco para ella. Aquel último encuentro que tuvieron a solas, le causó una opresión en el pecho, una sensación parecida a la que había experimentado cuando vio a Romeo por primera vez.

¿Cómo podía ser, que aquellas mismas sensaciones estuvieran fluyendo por su cuerpo, al tener al medio hermano de Romeo frente a sus ojos?

Tenía miedo, creía que podría flaquear en cualquier momento. Después de todo era débil, y muy delicada por dentro. No quería morir, ella quería ser feliz como cualquier persona normal.

Por eso confió en Tybalt, porque inconscientemente estaba gritando y pidiendo ayuda. Llorando y reclamando que salvaran su vida, porque no quería sacrificarla. Y sabía que Tybalt podía ver a través de sus ojos, y que la comprendía. Era su resguardo, su refugio. La seguridad que cada acción y palabra de Tybalt le proporcionaba era lo que sin duda aplacaba su angustia y dolor.

-No te dejaré morir-

-Tengo que hacerlo-

-No lo harás, debe haber otra forma-

-Creo que no-

-No te dejaré morir-

-Tybalt-

-Juliet-

-.....-

-Te amo-

Las pupilas de Juliet se entornaron de lágrimas de culpa y lamento. Aquellas lágrimas humedecieron sus labios impregnándolos de un resabio sabor que se volvió dulce cuando se fusionaron con los del otro Montesco.
Era diferente. El beso expresaba los miedos de Tybalt también. El miedo de perderla y de no poder hacer nada para sosegar la carga que albergaba en su ser. Por eso oprimía con fuerza y rodeaba su esbelta figura sin dejar hendiduras entre su cuerpo y el de ella.
La desesperación también asusto a la chica Capuleto, quién se separó casi al instante.

Culpa. Culpa. Culpa.

Tybalt podía salvarla del dolor, y entregarle una vida diferente. Pero Tybalt no podía salvarla del destino que le deparaba. La semilla tenía que germinar. Le dolió en el alma y en el corazón el haber traicionado a Romeo, pero los acelerados latidos de su corazón delataban sus verdaderos sentimientos hasta ahora, ocultos. Contempló aquellas azules y decididas pupilas por última vez antes de marcharse. Pidió perdón por dentro y se juró desertar de aquellos sentimientos confusos que la atormentaban y la embargaban de culpa.
Juliet había decidido entonces sacrificar su vida. Había decidido sacrificar incluso, los sentimientos que ni siquiera Romeo, había conseguido despertar en su ser.