Anillos en una Tierra Urbana
Cuenta la leyenda qué, más allá del mar, dónde mueren las estrellas cada noche, se haya una tierra inhóspita que nadie ha pisado nunca. Una tierra idílica dónde el mar es siempre azul. Una tierra donde se extienden montañas y verdes prados. Una tierra natural con abundante flora y fauna. Una tierra dónde también hay humo y cenizas. Una tierra con una sociedad distópica dominada por personas dividas.
En este curioso lugar, una vez que escoges clan, no puedes cambiarlo y si decides abandonar el ya elegido, eres desterrado más allá de este utópico Edén.
Hace millones de años, les fueron otorgados a los distintos clanes anillos de poder para establecer temporalmente la paz:
Cinco anillos para los hipsters, de gafapasta y consumidores de starbucks.
Siete anillos para los canis, con aros en las orejas y piercings en el ombligo
Tres anillos para los nerds, que desde la sombra dominan el universo
Cuatro anillos les fueron otorgados a los pijos, ataviados con Tommy Hilfigher y con rolex de oro adornando sus muñecas.
Y al final, un anillo único fue otorgado a los frikis, conocedores de toda cultura fuera de lo normal, y seguidores de un anillo aún más poderosos que el que ellos poseían.
Sin embargo, esta preestablecida paz se vio alterada por una causa mucho mayor. Por un clan nunca antes visto. Y este clan lo formaba una sola persona. Una persona cuyo nombre era capaz de alterar a todas las demás con tan sólo oír pronunciarlo. Un nombre demasiado horrible cómo para nombrarlo aquí, pero que, sin embargo, todos hemos escuchado alguna vez.
Poco a poco, está sociedad sin precedentes se ha ido extinguiendo, hasta el punto en el que, los habitantes de la Tierra Media nunca volvieron a oír hablar de ellos. De esa extraña gente que vivía a lo largo del gran charco de agua y que poco a poco iba dominando la tierra con sus máquinas de humo... Unos individuos que creían vivir en un mundo redondo.
