Buenas.~ Éste es mi primer fanfic, ojalá les sea de su agrado. Disculpen por los errores ortográficos, que aunque lo revise, a veces queda uno. (No sé porque a la mayoría les pasa esto). Bueno, sin más que decir. Aquí les dejo el capítulo.
Capítulo 1: Encuentro
La tormenta de emociones que venía combinando desde aquella mañana, en la que finalmente había hecho de posesión de su primer pokémon le hicieron distraerse totalmente e irse a la aventura de manera acuciada, yendo de un punto a otro, en casi un instante intentando en su deseo de poder completar la PokeDex. En aquél en que llegó finalmente a Terracota había ido a parar al centro Pokémon, con sus mascotas heridas, y cansadas, le había dado sus PokéBalls a la enfermera Joy mientras se daba un pequeño paseo por el pueblo, apenas había salido de aquél edificio había sido llamado por su amigo Cheren, con una expresión de curiosidad en su rostro, le había seguido sin hacer mucha objeción, sí bien, mientras estaba así, era casi imposible - a excepción que fuera su madre- que escuchara sus palabras al menos. En medio de una tanta multitud observaba a un grupo de personas, vestida con atuendos extravagantes, recordando un estilo que recordaba a los soldados medievales que había leído en su infancia, estaban todos en fila horizontal en vista al publico en una pequeña colina que allí estaba. Entre la tensión que se había acumulado entre todo ese recinto, repentinamente un hombre había aparecido un hombre vestido excéntrico. Se había rascado la barbilla antes mover su mano, en señal de pausa para aquellos entre la multitud que se limitaban a murmurar sin razón aparente.
- Podéis llamarme Ghechis -. expresó dirigiéndose a un lado, siendo seguido por los ojos de las personas que lo observaban-. Nosotros, los humanos, vivimos junto a los Pokémon. Somos compañeros, y, como tales, nos necesitamos los unos a los otros. Supongo que esto es lo que opinan muchos de ustedes. ¿Me equivoco? Sin embargo, ¿es esto verdad? Nosotros, los humanos, hemos estado cegados pensando que era cierto... ¿Nunca se les ha pasado por la cabeza?
Solo hubo silencio.
-Los Entrenadores hacen lo que quieren con sus pobres Pokémon, dándoles órdenes y sirviéndose de ellos. Pero, por muy compañeros que sean, seguro que se sienten utilizados. Nadie lo podría negar, ¿no creen? -. Se limitó a decir y agregar, haciendo crecer la duda entre los espectadores, incluso el joven Touya, había hecho una mueca de disgusto y sorpresa ante aquellas palabras que se limitaba a decir ese señor-. Permítanme que prosiga. Los Pokémon, al ser criaturas distintas a los humanos, poseen una naturaleza que no comprendemos bien. Todavía tenemos mucho que aprender sobre estas criaturas. Entonces, ¿qué es lo que deberíamos hacer?
Entre los murmullos y susurros que estaban empezando a escucharse levemente a través de los oídos del curioso Touya, varias palabras, insultos y cuestiones eran lo que le entraban por la oreja a aquel castaño. Entre ellas la más curiosa, y la que el tal Ghechis le había llamado la atención: ¿Liberarlos?
- ¡Eso es! ¡Deberíamos liberarlos! - Aquél grito que soltó de repente detuvo en seco las conversaciones, haciendo volver la atención a su persona -. Solo entonces, humanos y Pokémon podrían vivir en igualdad de condiciones. Ahora, damas y caballeros, piensen que es lo que podríamos hacer para que los Pokémon vivan realmente en igualdad. Y, con esto, permítanme que acabe. Ha sido un placer poder dirigirme a ustedes hoy. Muchas gracias.
Rodeando a Ghechis aquellos caballeros, se habían retirado de la ciudad con silencio, sin voltear a ver la cara de ninguno de aquellos que habían terminando cayendo presa de las dudas y preguntas. Cheren y Touya se miraron entre sí, atónitos, sin respuesta alguna, con solo mirarse a los ojos ya se podían imaginar lo que intentaban sacar de sus bocas, pero les hacía complicado, difícil y hasta complejo manifestar en palabras. La multitud se había esparcido pocos minutos de haberse retirado el Equipo Plasma, dejando nuevamente la calle casi deshabitada, de no haber sido por esa misteriosa figura, que hizo ante presencia ante la pareja, quienes se vieron sobresaltados.
- Tu equipo Pokémon... Estaba diciendo...
- Ve más despacio que no se te entiende - interrumpió Cheren, ciertamente estaba hablando con mucha rapidez-.
- Sí, sí. Los Pokémon hablan. Ah, claro. No podéis entenderlos. Pobrecillos. Mi nombre es N.
Aquel chico, tenía una aura misteriosa que lo envolvía y es que Touya se había dado cuenta a la primera, bajos esas expresiones de aquel sujeto de pelo verde, había un ser, dolido. Y es que Touya sin haberse dado cuenta había tomado una expresión de lo más, deprimido. N lo había observado determinadamente, notando como la expresión del pelo castaño se tornaba de dudoso a una de lo más melancólico, le señaló con el dedo, haciendo que el joven entrenador Pokémon se saliera de su nube de fantasía y lo mirara concentrado.
- La Pokédex... - se dijo a sí mismo en voz alta, sin apartar la mirada de aquellos dos jovenes-. Para completarla, es necesario capturar a los Pokémon en las Poké Bolas. Yo también soy Entrenador, pero no puedo evitar preguntarme si los Pokémon son felices así...
Se había quedado mirando al piso en silencio, Touya y Cheren se habían mirado las caras un corto periodo de tiempo, pensativos, murmullando cosas con la menor voz posible para qué aquél sujeto no escuchara su conversación, pero fueron interrumpidos por el enigmático quién alzo la voz, asustando al dúo.
- Tú eras Touya, ¿No es verdad? - señaló con su dedo al ojos color marrón, quién le asintió en silencio, con cierta preocupación y preguntándose en sus interiores cómo había logrado conocer su nombre-. ¡Déjame que escuche un poco más a tu equipo Pokémon!
Había sacado una Poké Ball, y Touya sabía lo que iba a pasar, quería luchar. Solo le quedaba un Pokémon en pie entre todos aquellos que capturó, a su Tepig, con la determinación en alto, el chico comenzó la batalla.
Muy corto, habría escrito más, pero la imaginación se disipo apenas llegué a esa parte. Bueno, me despido, Bis Bald!
