El Dulce Sabor de tu Piel:


Fandom: D. Gray Man

Autor (a): Stormy Night Rain92

Personajes: Allen x Road

Clasificación: ¿K+, M o T? (vosotras juzgareis XD)

Género: Supernatural

Disclaimer: D. Gray Man© Katsura Hoshino

Tiempo: A.U. (Universo Alterno)

Summary:

Advertencia: ¿Lime? ¿Lemon?

Nombre de la tabla: Frutas

Numero: 001-Fresa

Comunidad: Resurgiendo entre las cenizas


Perdida entre la bruma de sueños, al estar sentada en el banco cerca al castillo de la colina que parecía tenebroso. Toda posibilidad, parecía negra y con un hondo suspiro la chica vestida de rosa que agitaba sus piernas de atrás hacia adelante miro el pueblo abajo.

–Que gente tan monótona y aburrida, ¿No? –murmuro para sí misma.

La luna con una sonrisa siniestra sobre el oscuro cielo que comenzaba a alzarse, sus ojos azules aburridos al mirar al pueblo y solía pensar que el mundo no era más que uno aburrido.

"Estaba comprometida" pensó ella mientras se inclinaba hacia adelante, mientras miraba con ojos entrecerrados de color azul oscuro fijos en las luces del pueblo.

Era una verdad, conocida en todo el mundo y cualquier hombre soltero de una gran fortuna necesita una esposa.

La vivacidad que muchos decían de ella, se había esfumado unos meses antes cuando supo que su padre Sheryl Camelot un hombre de noble familia y poca fortuna la había comprometido.

Su madre Tricia sufría una enfermedad respiratoria haciéndola estar débil, cada día que la veía tenía un aspecto pálido mas que otra cosa y posible era que la única forma para ayudarla a mejorar, era casarse.

El viento comenzó a ser frio, le encantaba aquel ambiente al que la gente esquivaba y más en ese tiempo cuando en sus hombros caía todo el peso del mundo.

A veces, pensaba en que si apareciera la oportunidad de escapar de aquel compromiso con el hijo del Conde Milenario, lo haría. No sabía quién era, pero, odiaba aquel trato entre sus padres y el rico duque aunque aquel joven no tuviera la culpa, le odiaba.

Se había soltado la jofaina que normalmente llevaban las mujeres, para dejar su cabello largo al viento y cortarlo con las tijeras que había llevado. Dejando que las hebras se deslizaran arrastradas por el viento, mientras las lagrimas que siempre creyó no ver se deslizaron brevemente por sus mejillas.

Aquellas desaparecieron de su piel, arrastradas por el viento.

Ahora simplemente parecía resignada, con sus ojos oscurecidos.

Buenas Noches, Mi Lady–comento una voz suave y sorprendida se volvió para ver a un caballero apoyado en la banca de hierro donde estaba. Se movió alejándose un poco, sus latidos se habían desbocado y miro cada detalle del joven vestido como todo caballero con esmoquin negro, corbatín blanco. Frac y pantalones negros.

Sus ojos grises, el cabello oculto bajo el sombrero de copa negro con una extraña decoración. En su mejilla izquierda aparecía una cicatriz roja, que atravesaba su ceja y su ojo hasta su barbilla.

– ¿Quién es usted? –pregunto en un murmullo ella.

Era un Ángel, uno que vestía de negro que la miraba con calidez.

–Simplemente un amigo, me llamo Allen–comento mientras hacia una leve reverencia, para ver sus ojos grises profundos fijos en ella.

–Road…Road Camelot–murmuro ella mientras el tomaba su mano para besarla, el sonrío mientras ella sentía un escalofrió al sentir su aroma masculino y atractivo a menta–Mucho gusto, Lord Allen.

El sonrío, miro la siniestra luna que ya se apoderaba del cielo y al pueblo que comenzaba a bullir por la feria que aquella noche se festejaba.

–Y, con respecto a su pregunta…Lo es, este pueblo, el mundo es una sombra del porvenir y solo podemos esperar en ello–comento con una voz suave, ella simplemente soltó una sonrisita–Es extraño, que no me temas sin saber cómo llegue aquí.

– ¿Qué más da? –se encogió de hombros, mientras veía la opción de escapar delante de sus ojos e inclino su rostro–Eres solo alguien diferente, y, ¿No lo soy yo?

El sonrío, para ofrecerle su mano que acepto sin dudar.

–Eres extraña, si supieras con quien hablas me temerías–el, simplemente en un instante la atrajo a sus brazos algo que desboco su corazón y sintió su aroma un poco más. Aunque sabía, que esa posición era indecorosa para cualquier dama ya no le importaba y si, su virtud era el precio de su libertad. Lo haría, sin más. – ¿No tienes en cuenta tu virtud o tu reputación?

Los segundos que pasaban parecían años, para sentir su cuerpo junto al suyo. No escucho sus últimas palabras, solo sus suaves latidos.

Se sintió caer en los profundos ojos grises, que se fijaron sin parpadear y se sintió adormecer cuando sintió sus labios sobre los suyos con un beso apasionado.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Allen observo el cuerpo lánguido entre sus brazos y sonrío cuando había visto que se entregaba a él. Era una chica hermosa, sus ojos como el oscuro cielo y su cuerpo aunque más pequeña era joven, pero, lo que más le desconcertó fue el aroma a fresas de su piel.

Era tan dulce el aroma y deseaba probar su piel, si era tan dulce.

Ella era tan suave, y deslizo uno de sus dedos enguantados sobre la piel pálida que dejaba su escote a la vista. Observo la reacción de su cuerpo, el sonrío con sorna, sabiendo que esta chica seria suya solo para destruir su compromiso y le causo gracia aquella infantil actitud.

Sintió los colmillos sobresalir entre sus labios, y sin poder resistir la tentación deslizo su lengua sobre su pecho para escuchar un gemido de sus labios.

"Si, su piel era tan dulce como su aroma" pensó mientras le susurraba en el oído.

Despierta para mi, pequeña–murmuro mientras veía como sus ojos entrecerrados se abrían suavemente y cargándola en sus brazos sonrío– ¿Quieres venir conmigo a pesar del riesgo?

–Si–murmuro–al final, nada de lo que tengo me pertenece…

Ella asintió, era su deseo y cuando obtuviera eso, no podía nadie evitar que fuese suya. Camino entre el oscuro bosque, y sintió los brazos de ella en su cuello mientras su aliento acariciaba su piel provocando su hambre y deseo.

Cerca esperaba un jinete, y el oscuro coche en el que subió mientras el mozo vestido de capa roja al igual que el cochero cerraba la puerta tras él.

El deslizo sus labios sobre su piel, ella suspiro, mientras el deslizaba sus dedos enguantados deshaciendo las cuerdas de su corsé. Ella aspiro apartando con desesperación el sombrero de copa para dejar ver el rostro angelical con aquella cicatriz y deslizo uno de sus dedos por aquella marca apartando el esmoquin dejo ver unos anchos hombros y un frac que ajustaba su cuerpo escultural.

Nunca había hecho aquello, de tocar de forma desinhibida a un hombre y deseaba hacerlo como ella escuchaba que hacían las cortesanas.

El simplemente, disfrutaba de aquello y tocaba con sus manos aun enguantadas los muslos bajo el vestido haciendo que la temperatura del cuerpo aumentara. Sonrío, mientras exponía su piel y sus ojos grises al mirar el vidrio se volviesen dorados cuando sentía deseo cuando sus amantes caían en un estupor de pasión saboreaba su esencia vital.

Pero, esta chica…algo en ella le llamaba.

Ella soltó un gemido mientras probaba la piel en el valle de sus pechos, y sintió como ella apartaba su camisa aunque era extraña porque parecía saber cómo hacer aquello. No importaba, después se desharía de ella como todas las demás y sintió como apartaba los guantes de sus manos.

–Quiero, sentir tu piel…Allen–murmuro ella mientras tomaba bruscamente sus guantes, y dejaba su oscura mano expuesta. La miro inquisitivo y esperando la expresión de asco que solían hacer sus otras amantes, solo vio como sus ojos se llenaban de calidez al ver su oscura y deformada mano.

Se la llevo a la mejilla, cerró los ojos para sentir su contextura y sorprendido la aparto de ella.

–Veo que no te gusta que la toquen, ¿eh? –murmuro con una sonrisa.

Allen la miro extrañado, esa chica cuyo final era en sus manos simplemente sonreía melancólica.

Simplemente, era increíble.

Era como recordar a su padre, con su cabello negro y sus ojos ámbar los de todo duque milenario en la familia, su mirada melancólica al mirar al mundo exterior que los rodeaba. Antes de aquel accidente, cuando aquel hombre haciéndose pasar por un familiar termino lanzando en su rostro la marca para matarle y protegido por el cielo no lo había logrado.

El sonrío, no podía hacerle daño a aquella chica.

Era el reflejo de lo que alguna vez fue, y acariciando su rostro miro la tristeza en sus ojos azul oscuro. Temía poder amarla, a ella y todo lo que era…aun así, estaba comprometido con una hija de nobles que heredaba la sangre de la vampiresa que siempre velo el sueño del Conde Milenario, durante eras.

Era imposible amarla, pero, no poseerla.

Se acerco a ella para besarle, y rozando sus labios murmuro.

–Es extraño…que no te alejes de mi…ni siquiera al ver mi mano…–apretó sus labios con los de ella. Ella atrajo su cabeza hacia sí, mientras el acariciaba sus curvas…la respiración pareció irse de sus pulmones, el sonido de sus corazones resonaba en sus oídos y la pasión cegaba sus sentidos.

Ella se arqueaba hacia él, mientras el tomaba todo lo que ella entregaba. Y, mientras la veía retorcerse bajo el pudo ver su pulso palpitar aceleradamente al compas de sus movimientos sintió sus dientes pulsantes crecer e inclinándose lamio su cuello provocando un jadeo.

Los incrusto de un solo en su cuello, ella soltó un jadeo aunque sabía que podía morir ella parecía solo aceptar todo.

–Allen…–murmuro apegando su rostro a su piel, desprendiendo ese aroma a fresas. Succiono su esencia vital, para sentirla como nadie lo había hecho y algo familiar en ella lo despertó de lo que pareció un sueño.

Jadeante soltó un gruñido y la giro sobre él, para abrazarla.

Ella cayó dormida en sus brazos, su mano sobre su torso y apartando un mechón rebelde miro su joven rostro con un sonrojo suave.

–Eres mía, Road Camelot…mía…–murmuro.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Road despertó en su habitación con su camisón puesto, inquieta no vio a nadie a su lado. Pensó que simplemente era un sueño, pero, ¿Qué había sucedido? No lo recordaba; se levanto tambaleante y desorientada para mirarse en el espejo que tenía su cabello cortado…

Recordaba que estaba en el jardín del castillo, luego se había cortado el cabello, había llorado y… ¿Qué más?

Solo, solo el sueño erótico que había soñado.

Se sonrojo al pensar en que se había entregado a un extraño, si había pensado en la angustia que le había hecho pasar al saber que pronto se casaría y que decidiera dejar su virtud e incluso su reputación por el suelo.

Aunque pensándolo bien, no se veía como una mala idea.

Se volvió al escuchar la puerta abrirse y una doncella entrar con su cabello blanco vestida de negro con blanco. Con una reverencia abrió las cortinas que dejaban paso a la noche que se alzaba, con la siniestra sonrisa de la luna observando la tierra.

– ¿Qué paso mimi? –pregunto ella, mientras la doncella apartaba el camisón a la luz tenue de la chimenea.

–Mi lady, la encontramos delirando de fiebre en la banca–comento ella mientras la dejaba totalmente desnuda y tomaba el corsé–La trajimos aquí, por supuesto mi lady la tratamos con agua fría y remedios, vimos que mejoro después que el doctor la tratara nos dijo que la dejásemos descansar. Pero, gracias a Dios está mejor…eso sí, que se cuidara de exponerse mucho al frio de la noche.

Ella asintió, mientras sentía el corsé resaltando la curva de sus senos y la tela de las enaguas, junto a la ligas además del vestido de color azul claro que resaltaba sus ojos oscuros. Aspiro para sentir como le colocaban sobre su cuello, el collar que acariciaba el mismo lugar en el que él había incrustado sus dientes.

Miro el libro en la mesa de noche, y, allí estaba el problema de aquel sueño.

"Carmilla, de Sheridan Le Fanu" pensó Road para ver como peinaban su cabello y lo ajustaban con una cinta. Escucho la admiración de Mimi, mientras se miraba al espejo donde aparecía una hermosa mujer con una apariencia etérea algo que ella no veía y que otros sí.

–Esta noche vendrá la familia Walker, mi lady–comento mimi recogiendo los vestidos y colocándolos en el perchero del closet–Vuestro prometido, vendrá con ellos y dicen los rumores que es muy guapo aunque misterioso.

–Bueno, eso es normal mimi–comento ella mientras tomaba un par de pendientes–Después de todo el duque no ha dado a conocer a su hijo, y, hasta hoy será la primera vez que le conozco.

–Os deseo la mejor de las suertes mi lady–comento ella con una sonrisa.

Ella sonrío e hizo una mueca…"Igual yo, Mimi, igual yo…" pensó mientras se echaba un poco de polvo y lápiz de labios.

En aquel momento, el insólito rumor de las ruedas de un carruaje y del galope de muchos caballos sobre el camino atrajo su atención. Parecía aproximarse ascendiendo por la colina que separaba al pueblo además del viejo puente; muy pronto con la luz de la luna pudo observar un coche tirado por cuatro hermosos corceles, y finalmente con otros dos caballeros que cerraban el cortejo.

Se detuvo frente al castillo para dejar salir a un hombre esplendido, vestía esmoquin negro, usaba un bastón oscuro mientras el mozo de capas rojas abría una sombrilla sobre su cabeza. Tras él, una figura más joven con un sombrero de copas al igual que el más viejo y un elegante porte.

Ella sintió latir desbocado su corazón, aunque estaban en penumbras y no podía verle sintió su mirada en ella. Algo que la desconcertó, y volviéndose para ocultarse tras las cortinas espero a que entrasen mientras mimi salía al terminar sus deberes.

Road respiro profundo, al sentir quince minutos más tarde el toque suave de la puerta. Su padre apareció en el umbral, la miro aprobador y sonrío al verla tan elegante.

–Estas preciosa, querida–comento al mirar por su lente y verla con aprecio, suspiro, pensando en que había crecido muy rápido y que Tricia estaría encantada de ver a la hermosa joven en que el encanto, la gracia y la elegancia destacaban–Espero te agrade la velada, aunque sé que no estés muy feliz con ello.

–No hay problema, padre–comento ella sin ningún rasgo de expresión, entrelazando su mano en su brazo–Solo deseo la felicidad de vosotros.

El trago en seco, ella no sabía que todo eso era parte de sí misma.

Road debía conocer a los otros miembros del clan y por supuesto siempre estarían sus descendientes de alguna forma con el Conde Milenario…siempre la buscaba y ella siempre lo llamaba, para ser un juego bastante molesto, para el resto del clan porque solían encontrarla muy tarde.

Bajaron las escaleras y se escucharon las voces en el salón azul donde habían llevado a sus invitados.

Cruzaron el pasillo a la izquierda, al entrar encontraron al conde sentado y despaldas a ellos el joven con el sombrero de copa. El conde se levanto y de pie la miro con una reverencia, su rostro con una barba ligera vestía clásicamente con una camisa blanca de rayas negras, su esmoquin negro, su corbata negra y pantalones negros.

El sombrero de copa que había llevado, dejo ver un cabello peinado hacia atrás mientras que el sombrero lo había dejado a un lado. Sus ojos ámbar, le parecían tan familiares que aspiro profundamente y parpadeo para luego ver que hacia señales al otro acompañante.

–Es bueno conocerla, lady Road–comento la voz profunda del Conde Adam Walker quien la miraba con sus ojos dorados–Es un placer presentarle a mi hijo, Allen Walker.

Ella ahogo un grito y se llevo la mano al cuello donde él la había tocado, mientras veía como el otro se volvía. El sombrero de copa, dejando ver el blanco cabello que conocía peinado hacia atrás con la roja cicatriz de su mejilla, con sus ojos grises que conocía perfectamente.

Echo un paso atrás, sintiendo sus latidos desbocados.

El hizo una leve inclinación, para levantar su mirada que parecía también recordarla. "¡Dios!" pensó"¡Eso no era un sueño!" y entonces sintió que sus piernas se tambalearan.

– ¿Estás bien, mi lady? –comento él, con su suave voz. Mientras la tomaba del brazo, su padre la entrego y dejando que ambos se conocieran, los dejo ir al jardín que estaba iluminado con tenues faroles de gas para aquella fantástica velada donde habría un pequeño baile y una cena a la luz de la luna.

Road sintió su brazo fuerte, y pensó en su oscura, deformada, pero, suave mano. El la llevo a un banco cerca de los faroles y la dejo sentada, lo miro como buscando algún reconocimiento de lo que había sucedido o simplemente ¿todo aquello era un sueño?

–Te conozco, ¿No? –murmuro ella, el se volvió para fijar sus ojos en ella.

El sonrío, mientras deslizaba uno de sus dedos sobre su codo. Estremeciéndose y odiándose por ello, Road lo miro fulminante.

–Si, querida…–murmuro ronco–nunca pensé, que la chica con la que había tenido una noche de placer, fuese la misma que estaba comprometida conmigo.

Ella se sonrojo, al sentirlo más cerca.

–Pero, tu…–comento ella sintiendo sus dedos en sus labios para silenciarla.

–Si, tu sabor aun me perturba…–comento él, más cerca y atrayéndola a él–Esta noche, será tu iniciación querida. Y, ¿Quién crees que la hará?

Trago en seco, mientras sentía sus labios anhelantes cerca de los suyos.

–Yo…y, lo disfrutare más de lo que imaginas–murmuro mientras tocaba sus labios como el toque de una mariposa. Se levanto del banco elegante y le extendió una mano que ella dudo en recibirla–Sabes que aunque digas al mundo entero que soy, no te creerán ¿verdad?

Ella asintió, sonrío con burla.

Este hombre conocía todo de ella, y, ¿Qué podía ser peor que estar toda la vida con él? Se levanto para sentir su piel y el escozor de su cuello recordando que le pertenecía.

Entonces, pudo ver la alegría de sus ojos grises en un brillo dorado. Sintió que él la necesitaría siempre, y, con alegría acepto su brazo enlazándolo con su mano.

Vio a su familia sentada en una mesa llena de velas y sonreír con el Conde Adam, también observo la forma etérea de cada uno de ellos para darse cuenta que ellos también eran como Allen.

"¡Dios, en verdad había estado tan ciega!" pensó soltando una carcajada, Allen la miro desconcertado.

– ¿Qué te causa gracia, Querida? –pregunto al verla.

–Que el mundo es verdaderamente gracioso, Allen–sus ojos llenos de alegría parecieron brillar dorado algo que el albino percibió con afecto al ver aquella desdichada chica que ahora sería su compañera para el resto de sus días. –Además, que tú eres tan formal…ya es hora que termines con esa fachada.

Ella salió corriendo, mientras el sonreía al ver su atrevida alegría y perseguirla para traerla a sus brazos girando en un circulo mientras ella lo miraba con sus ojos azules ahora llenos de regocijo.

–Tú, y todos ellos…son malos mentirosos–comento ella mientras miraba al cielo, sintió un suave pinchazo y el calor de sus labios. Miro al cielo lleno de estrellas, recordó así un viejo salmo que su nana cuando pequeña le cantaba suavemente.

"Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste…Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?, Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies (1)"

Ella simplemente dejo que Dios hiciera el resto, después de todo el sabia que este hombre era su compañero de vida.

No importaba que era, sino quien era…

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

Hola chicas, Dios les bendiga‼!

Espero os guste la historia del reto para frutas y aun me faltan varios. Lamento los atraso, además que tengo que participar en conferencias y cosas por el estilo; bueno, aunque gracias a Dios he podido adelantar algo mas…en fin, esta fue solo una tarde cuando estuve enojada y triste con alguien. A veces no ven cuáles son tus dones solo tus defectos y es triste. T.T

(1)Salmo 8:3-6 RV 1960