Me ataba los cordones de las botas mientras sentí unas manitas rodear mi torso y un mentón posarse en mi cabeza.
-¡Oh, Beck, de este modo yo puedo ser la cuchara más grande!
Reí y me levante, girando para quedar frente a mi pequeña novia, negué con la cabeza - De ninguna manera.
-Phoeey, ¿por qué? - preguntó haciendo un puchero que me derretía.
-El motivo por el cual yo soy la cuchara más grande es para proteger a mi dulce princesa de todos los monstruos y estúpidos del mundo. - besé su frente y la abrace contra mi pecho mientras escuchaba su risa.
-Eres un tonto, Beck.
La mire confundido - ¿Ah sí?
-Los monstruos no existen y tu solo eres muy celoso.
-¿Ah sí?
Asintió.
-¿Y que hay de ese tipo de la cafetería que te pregunto tu nombre, eh?
-Era starbucks, mi amor.
Oh, sí, cierto.
Reí y la abrace más fuerte contra mi.
-Perdón, amor, es que te amo tanto y no quiero que nadie se acerque a ti, ¡te me pueden robar!
Rodó los ojos y negó con la cabeza - Siempre volvería contigo, amor, hay cosas que están destinadas a ser.
Nos miramos un rato y luego me acerque a darle un suave beso.
-Nosotros.
-Nosotros.
Para Liz West Vega, :3
Perdón si te parece muy corto, pero el romance no necesita ser expresado con muchas palabras innecesarias o wtvh y perdón, de nuevo, por la tardanza :3
Creo que estoy haciendo muy recurrente esto de que las cosas están destinadas a ser, aunque hay cosas que están destinadas a ser (?)
