Nuestro historia… quinientos años después

Por Sach 465

Notas: "Los pensamientos entre comillas y cursiva"

'sueños de los personajes'

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- para separar escenas en un capítulo

Mis comentarios

Disclaimer: Me pertenece…. mi PC… pero los personajes son de Rumiko Takahashi…. Ummmh me gustaría que fueran míos, claro sin la existencia de Kikyo, pero eso no es posible… así que me entretengo usándolos en una historia… sin ánimos de lucro… sólo diversión.

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Sinopsis: Kikyo ha engañado a InuYasha… y la situación obliga a Kagome a huir al futuro… con algo muy preciado para el hanyou. Quinientos años después, gracias a la intervención de Sesshoumaru y compañía se resolverá todo el galimatías.

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Capítulo 1: El profesor de Mitología

Una joven de oscura cabellera ondulada y hermosos ojos café corría presurosa por las calles, mirando nerviosamente el reloj que portaba en su muñeca izquierda.

Vestía un simple vestido de color rosa, sandalias bajas, un pequeño bolso y cargaba unos cuadernos y libros. De su cuello colgaba un extraño collar cuyo centro era una joya de color rosa-liliaceo.

-Maldición, no puede ser llegaré tarde a la primera clase- decía mientras corría. Se dirigía a la Universidad donde estudiaba Historia y Mitología Antigua. Sus amigas decían que era una extraña carrera esa que ella había elegido, eso de estudiar sobre demonios, monstruos, historias del folklore y otras cosas era bien raro… pero para ella no. Para ella era lo que había vivido durante poco más de dos años y aquello le resultaba tan sencillo.

Cuando llegó al campus universitario se dirigió presurosa a su facultad, esperando que el profesor se hubiera retrasado o algo por el estilo, pero cuando llegó a la puerta del salón que le correspondía se quedó estática.

-Esa presencia, me parece tan conocida- susurro para sí misma- pero no puede ser posible.

Buscando un poco de tranquilidad buscó su horario de clases:

Mitología: historia de la era feudal……salón 315………S.T.

-Vaya solo están las iniciales del profesor- dijo mientras ingresaba al salón, donde por dicha el mencionado profesor no había llegado.

-Aquí, Kagome- la llamó Ayumi, ella la había seguido en tan alocada carrera como decían Eri y Yuca, pero conociendo a su amiga esto no le interesaba en lo absoluto.- Pensé que no llegarías a tiempo.

-Es difícil hacerlo desde casa, está muy largo- contestó Kagome- Además nunca había tomado un curso tan temprano y a esta hora hay mucho tránsito.

En ese momento el profesor hacia su ingreso, lo que hizo que Kagome volviera a verlo, esa era la presencia que había sentido. Alto, con el cabello color plata perfectamente recortado, vestido elegantemente.

"Ese cabello, su presencia. ¿Sólo me falta ver sus ojos? ¿Por qué sí es como otros youkais que he visto debe de haber cubierto sus marcas? ¡Oh, por Kami, de dónde diablos sacó el brazo izquierdo! ¡Gran Kami-sama, ayúdame! pero si es… Sesshoumaru" –todo esto pasaba por su cerebro a una gran velocidad, mientras se quedaba mirando fijamente a aquel 'hombre' que estaba frente a ella, mirándola con esos ojos dorados que tanto le recordaban los de InuYasha.

-Demonios, no -se dijo en un susurro- Deja de pensar en él, él se quedó con ella, y yo he hecho mi vida en mi tiempo. "Parece que no han pasado los años para él, y son cinco siglos…uhmm, ¿cómo contaran los años los youkais…?"

El youkai frente a ella también se le había quedado mirándola, la joven ciertamente había cambiado un poco, la última vez que la vio en el Edo, dispuesta a saltar al pozo para volver a su época, tenía poco más de 17 años y casi tres meses de embarazo, ahora habían pasado tres años y jamás se habría imaginado encontrarla tan fácilmente después de haber tratado de localizarla durante ese mismo tiempo, a pesar de que si tenía cierta relación con su hija, gracias a la madre de la miko frente a él.

"Sus poderes han crecido mucho, así que fácilmente tiene que haberme sentido hace mucho, cuando me dirigía hacia aquí… también sentirá a los otros youkais que han tratado de localizarla y vigilarlos…"

Recuperando su semblante serio procedió a dar su clase, claro la mayoría de cosas que decía ya Kagome las conocía de antemano: Las guerras civiles y la aparición de gran cantidad de youkais y monstruos en esa época, así como el hecho de que hubieran también muchos hanyous.

Al finalizar la clase, recogió rápidamente sus cosas, lo que menos quería era hablar con ese youkai que tenía más de quinientos años, o tres años, dependiendo desde que punto de vista se vieran las cosas, de no ver, no, él sabía muy bien en qué estado huyó ella del Sengoku y no pensaba permitirle ninguna pregunta al respecto…no a él… no al hermano de InuYasha.

Pero al parecer el objetivo del youkai era precisamente ese, que ella no se fuera sin hablar con él, pues haciendo uso de su velocidad se situó al lado de la chica.

"Demonios, se me olvidó su velocidad… Si lo amenazo con purificarlo para que me deje pasar -volvió a mirar Ayumi que la esperaba en la puerta- Mala idea, ella desconoce mis poderes, así que tendré que ver que quiere Sesshoumaru"

-Necesito hablar contigo- indicó sin perder aquel carácter serio que ella le conocía.

-¿Sobre qué, si sé puede saber con antelación, Sesshoumaru- respondió seriamente. No pensaba darle oportunidad alguna al youkai.

-Sobre el motivo por el cual huiste hace 500 años, de forma tan sorpresiva, del lado de mi hermano- indicó claramente.

-Creo que de eso te diste cuenta mejor que yo, tú te quedaste allá así que puedes saber perfectamente que él se quedó con ella- sin querer bajó la vista, no eran recuerdos agradables- No le importó nada, así que no tenía nada que hacer en esa época, ni razón alguna para volver.

El youkai miró como la joven trataba de mantener el control de sus emociones, y sabía bien que su amiga la esperaba todavía en la puerta, así que tranquilamente sacó una tarjeta del elegante maletín que portaba y se la extendió a la miko frente a él.

- Toma, te espero a las tres de la tarde en esta dirección- dijo suavizando el tono de voz- Por favor, es importante que sepas algunas cosas sobre lo sucedido en esa época.

Kagome tomó maquinalmente la tarjeta frente a ella, guardándola en su bolso.

-Lo pensaré, Sesshoumaru- dijo mirándolo fijamente a la cara- Hay cosas que preferiría dejar tal como están, pero te prometo que lo pensaré.

-Está bien- sonrió enigmáticamente, talvez hubiera otra forma de hacerla llegar a su casa- Pero hay una persona que estaría encantada de verte.

Levantó su cara con la sorpresa dibujada en su rostro, en sus ojos se podía leer la duda que aquella expresión del Lord del Oeste causaba en ella.

-¿Quién?- preguntó con un leve temblor en su voz.

-Pues… un pequeño amigo tuyo, el kitsune, Shippou- dijo con una breve sonrisa en su cara- Creo que estaría feliz de verte nuevamente, después de tantos años.

-No te prometo nada, pero es posible que vaya- dijo suavemente, el recuerdo de su pequeño amigo le creo un deseo de volver a verlo "¿Cómo estará mi querido Shippou, después de tantos años?"

Tomando sus cosas se dirigió a la puerta del salón donde la esperaba Ayumi. Viendo como había hablado con el profesor, siendo aparentemente la primera vez que lo veían, estaba tentada a preguntar muchas cosas, pero el semblante de su amiga entre confuso y triste, la hizo callar por un momento.

-Vaya creo que perdimos la siguiente clase, ¿Qué te parece si vamos a tomar un refresco?- le preguntó a Kagome, tratando de que su amiga dijera algo, ya que habían salido de la facultad y caminaba por los transitados callejones del campus sin dirigirse a ningún sitio en específico.

-Kagome, ¿me puedes decir que relación tiene contigo el profesor Taisho?- preguntó sigilosamente, claro ella había notado el parecido con el novio que había tenido su amiga.

-Es el tío de mi hija- respondió quedamente la joven- es el medio hermano de InuYasha.

Llegando a la sombra de un árbol se dejó caer en las raíces del mismo. El olor de las sakuras se extendió a su alrededor.

-Quiere que vaya a hablar con él, a su casa en la tarde- su voz sonaba derrotada, como hacia tiempo no lo hacía.

Ayumi se preocupó por su amiga, todo lo que había pasado era muy difícil, que el padre de su hija la hubiera dejado estando embarazada, con apenas 17 años, por irse con su antigua novia, era algo que no le habían perdonado a aquel joven de plateada cabellera que conocieron una vez en casa de Kagome, pero encontrarse como profesor al hermano del mismo ya era el colmo.

-¿Qué piensas hacer, Kagome?- preguntó mientras se sentaba a su lado.

-No lo sé- dijo dejando caer su cabeza sobre las palmas de sus manos- Todo es muy confuso, porque él detestaba a su hermano, y ahora quiere hablarme de él.

-Ummmm, tal vez se murió y dejó algo para su hija- indicó su amiga un poco en broma y poco en serio.

"Morirse, se habrá ido al infierno con esa… y dejarle algo a su hija, no lo creo ya que él nunca se llegó a enterar que yo esperaba un hijo…y todos prometieron no decírselo"- pensaba la joven de negra y larga cabellera- No lo creo, recuerda que él no sabía de mi embarazo, así que no creo que eso suceda… tal vez la única forma de saber que pasa es ir a su casa- dijo mientras se ponía en pie.

-Me parece bien, si necesitas algo- contestó diplomáticamente Ayumi- Tal vez si hablaras con Junsui, tal vez él pueda ayudarte.

-No te preocupes, eso es algo en lo que nadie puede ayudarme. Además, recuerda que no somos más que amigos, cuando lo puedo soportar. Y sí, ciertamente, tengo que pensar en lo que haré, así que volveré a casa- contestó suavemente- Necesito prepararme para lo que venga.

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Cuando Kagome salió del salón, Sesshoumaru la siguió con la mirada, claro que él sabía en que condiciones había abandonado ella el Sengoku, pero ella no sabía los motivos reales de toda aquella confusión que se dio en ese momento.

-Sesshoumaru-sama, ¿Qué piensa hacer?- preguntó desde su hombro un anciano demonio pulga.

-Esperar, no creo que falte a la cita- dijo seriamente- Cuando mencione a Shippou se le iluminaron los ojos como hace mucho no se los veía, así que el deseo de ver al kitsune la hará llegar a casa y ahí podremos empezar a explicarle toda la confusión que se dio en aquél momento, Myoga. Pero por el momento creo que es mejor que vayas con ella, como siempre sin que se dé cuenta de tu presencia.

-Bien, todo sea por el amo InuYasha- dijo saltando del hombro del youkai para ir sigilosamente a subirse al bolso de la joven miko.

Sesshoumaru se quedó pensativo, hacia más de dos años que habían estado siguiendo a la sacerdotisa y vigilando todo lo que le concernía a ella y su hija, pero hasta ahora se habían armado de valor para enfrentarla y buscar que supiera la verdad.

Sin dejar de pensar en todo aquello abandonó aquel salón, donde soportaba a todos los alumnos que llevaban aquel curso sólo por haber descubierto que la chica llevaría aquel curso, claro todos sus conocimientos en la materia eran de primera fuente: él mismo, y todos los youkais que habían sobrevivido a las cosas que habían hecho los humanos para deshacerse de ellos, así como los hanyous que alguna vez aquella joven había salvado junto con su tonto hermano.

"Sí, InuYasha, realmente fuiste un baka, como dejaste que aquella sacerdotisa de barro te engañara, tal vez a la vista parecían iguales pero el olor era diferente"

Flash Back

-Amo Sesshoumaru- preguntó el demonio verde- ¿Por qué vamos al pozo ese que usa la compañera del baka de InuYasha?

-Algo sucede Jaken, siento el olor de esa joven, ha cambiado un poco, pero también huele a sal, y todo viene del mismo lugar- contestó el youkai.

Cuando se aproximaron al pozo vieron a Kagome sentada en la estructura de madera, frente al kitsune que lloraba amargamente y a los dos humanos que los habían acompañado en la lucha contra el malvado de Naraku.

-¡¡¡Sesshoumaru!... ¿Qué haces aquí?- preguntó Miroku.

-Sentí el olor de la compañera de mi hermano y vine a ver que sucedía- dijo mientras observaba a la chica, algo en su olor había cambiado, así que se acercó a ella.- ¿Me enseñarías tu cuello?- solicitó imperiosamente a la joven de largos cabellos ondulados.

La confusión se pintó en los rostros de Sango, Miroku y Shippou, ¿por qué diablos querría Sesshoumaru ver el cuello de su amiga?

Kagome suavemente corrió el cabello que cubría la parte derecha de su cuello, dejando al descubierto dos pequeñas marcas color plata, sabía perfectamente que eso era lo que buscaba el youkai frente a ella.

-Tenía razón, ¿y puede saberse por qué te vas si llevas al cachorro de mi hermano en ti?- preguntó sin inmutarse ante la presencia de los demás.

Los tres amigos de la chica se miraron entre ellos, y luego volvieron a mirar a la joven de ojos color chocolate, que en esos momentos demostraban toda la sorpresa que le causaba el hecho de que el medio hermano de InuYasha descubriera el mayor secreto que pensaba llevarse con ella a su época.

-Porque InuYasha me ha indicado que no quiere que esté con él, que prefiere quedarse con Kikyo, aunque por alguna extraña razón cuando me habló parecía que le hablaba a ella y no a mí.

-En eso tiene razón, incluso a nosotros nos lo indicó así, no entendemos que le sucede, él dice que quién está a su lado es Kagome y a quien le dijo todas esas groserías fue a Kikyo, incluso nos mandó a hablar con ella, dijo que tenía algo especial para nosotros, como si ella lo hubiera traído de su casa.

Sesshoumaru se quedó pensativo, para luego acercándose a Kagome, le arrancó varios cabellos y se dirigió a donde se encontraban los otros, que lo miraban extrañados.

-Tomen, coloquen varios de los cabellos de Kagome lo más cercano a ustedes, y hagan lo mismo con aquellos más cercanos a ustedes, cualquier cosa que intente no funcionará mientras tengan algo de ella con ustedes- indicó mientras extendía los cabellos a ellos- "Esa mujer está usando un conjuro para hacerse ver como Kagome y de forma contraria, que ella aparezca con la forma de ella, es una especie de espejismo. El tener algo de Kagome impedirá que caigan en él."

-Un momento…-dijo Sango mientras tomaba los cabellos que les ofrecía el youkai- Mencionaste un cachorro, o sea un bebé...

-Sí, así es- respondió Sesshoumaru- Qué Kagome me corrija si me equivoco…

-No, no erras en lo absoluto- contestó la chica- Ciertamente estoy esperando un hijo del baka de InuYasha, tengo casi tres meses, así que nacerá a mediados del invierno.

-Entonces ya comprendo algo que nos dijo poco antes de salir hacia aquí -continuó la exterminadora mirando inquisidoramente a Miroku y Shippou, que al parecer habían comprendido lo mismo que ella…las intenciones de la miko de barro- Al parecer de alguna manera Kikyo ha detectado el cambio en ti, posiblemente por la unión de las almas tuyas que ella conserva, y hoy muy temprano InuYasha nos ha dicho que va a ser padre… y puesto que ese cuerpo de barro no puede dar vida…

-Ella espera poder apoderarse del hijo de Kagome cuando nazca y hacerlo pasar por suyo- Sesshoumaru completo la idea de Sango. Sonaba molesto y en su cara se podía notar su estado de ánimo - Posiblemente piensa que a ti te dará miedo tener un hanyou en tu tiempo, pues sería realmente extraño si llega a tener las orejas de mi hermano, y regresaras aquí para ello… Así que no puedes volver… no hasta que logremos que se descubra el engaño… si vienes deberá ser sin el cachorro… ¿Comprendes?

-Apoderarse de mi hijo… Eso es algo que nunca le permitiría… es lo único que me queda de InuYasha y no pienso perderlo por nada de este mundo- exclamó Kagome- Es cierto que en algunas cosas supera los poderes que tengo, pero se le olvida que yo tengo la Shikon no Tama y se irá conmigo, y he descubierto un conjuro para esconder las características de youkai... así que no tendré problema con respecto a la apariencia de mi hijo, cuando sea necesario lo usaré.

-Bien, entonces nosotros nos encargaremos de hacerle ver a InuYasha la realidad-sentenció Sesshoumaru.

Aquella expresión y las intenciones del youkai sorprendieron a los cuatro amigos, puesto que él nunca había sido propenso a expresar o hacer algo bueno por su hermano, ciertamente cuando lucharon contra Souunga en un determinado momento se interpuso entre esta e InuYasha, defendiéndolo; aunque luego lo negara.

-¿Tú nos ayudarás a resolver el problema de InuYasha? -preguntó Miroku un tanto desconcertado.

-Sí, pues ese baka tiene algo porque hacerse responsable -dijo mientras miraba a Kagome con una sonrisa en la cara.

Jaken, al verlo, casi se muere del susto, primero porque iba a hacer algo por su hermano, segundo porque defendía al hanyou que iba a nacer y tercero, su mayor temor, su amo sonreía. Rin simplemente se acercó a Kagome y le dio un beso en la mejilla, momento que aprovechó la muchacha para colocarle una cadena con un dije con la inicial de su nombre.

-Quédate con esto, chibi-Rin-chan -una triste sonrisa apareció en su rostro- Así siempre te acordarás de mí.

-Arigato, Kagome-chan -agradeció la niña que acompañaba al youkai.

-Bien, entonces creo que ya es hora de irme, pero antes quiero que me prometan algo… Nunca le dirán a InuYasha que realmente va a ser padre… pues nunca verá a su hijo…

Aquella petición sorprendió a todos los presentes, ellos esperaban que ella volviera cuando su hijo naciera.

-Pero Kagome -habló Shippou-¿Acaso no piensas volver nunca?

-No lo sé, toda esta situación me ha lastimado mucho, pero de todas formas tendré muchos meses para pensarlo. Ahora es mejor que me vaya, cuídense todos por favor -dijo dando media vuelta y saltando al pozo, para no volver nunca más al Sengoku Jidai.

Mientras caía dentro de él musitó suavemente un mensaje para Sesshoumaru.

-Nunca volveré… así que no me esperen- dijo Kagome, segura que el fino oído del youkai la escucharía- Cuídalo, es lo único que te pido, Sesshoumaru.

Fin Flash Back

-¿Por qué decidiste nunca más volver y sellar el pozo con tus poderes?- se preguntó Sesshoumaru- Eso es algo que nunca comprendimos…

Habiendo llegado a su casa, escucho las voces de su compañera y del kitsune, que conversaban sobre la hija de Kagome.

-Ves que yo tenía razón, se parece más a Kagome- le contaba Shippou a la joven de negros cabellos a su lado. Ciertamente el kitsune había madurado un poco, pero no aparentaba tener más de doce años- hoy me defendió del tonto de Kouga que estuvo halándome de mi colita, para que no me acercara a ella.

-Sí, pero es idéntica al padre- se indicaba Rin, mientras señalaba una fotografía que tenía en su mano- Simplemente es la versión femenina de InuYasha, aunque tenga el carácter y la dulzura de su madre reflejadas en su sonrisa y en su mirada.

Desde que habían descubierto el nacimiento de la pequeña habían tratado de estar cerca de ella; claro, sin que su madre se diera cuenta, pues habían descubierto que por razones que desconocían no quería saber nada de InuYasha y nunca hizo el intento de viajar nuevamente al pasado. Y por razones que no comprendían la madre y el hermano de Kagome les habían permitido ver a la niña, tanto a ellos como a Myoga, y a los miembros del clan de lobos que sobrevivían: Kouga, Ayame, Ginta y Hakkaku, y algún otro inuyoukai a las órdenes de Sesshoumaru. También el conjunto de pequeños hanyous que ella había salvado y a los cuales, antes de irse, les había enseñado el conjuro para aparecer ante los humanos como uno más de ellos, lo cual, ciertamente, estos habían pasado a todos aquellos que habían podido, incluidos youkais.

-Pues bien, ya que están hablando de la pequeña, tal vez puedan tomarse un tiempo y rogar a los Kami que su madre venga esta tarde- indicó Sesshoumaru, sacando de su conversación a la pareja que observaba hacia varios minutos.

Rin dejó la fotografía sobre una mesita y volvió a mirar con ansias al youkai.

-¿No pudiste convencerla?- preguntó, sus ojos brillaban tratando de ocultar los sentimientos que aquella frase de su compañero despertaban en ella.

-Casi ni me permitió hablarle- dijo mientras se dejaba caer en el sillón al lado de la joven- Pareciera que no quiere saber nada de mi hermano, pero espero haber logrado crear en ella el deseo de venir a casa… le dije que Shippou quería verla.

-¡Ojala venga, me gustaría tanto verla de cerca nuevamente!- dijo el pequeño demonio- Nunca ha permitido que nos acerquemos, apenas siente nuestra presencia crea un campo a su alrededor que ninguno de nosotros se atrevería a acercarse… nos purificaría al instante.

-Tienes razón, creo que en mi caso no se atrevió a usar sus poderes ya que una amiga suya estaba cerca- razonó el inuyoukai- Aunque talvez fue porque le recordé a InuYasha, bueno lo que fuera… cuando se fue me pareció que tenía muchas ganas de verte, kitsune, pero de todas formas Myoga fue con ella, como siempre.

-¿Por qué Myoga siempre ha podido estar con ella y no deja que ninguno de nosotros se le acerqué?- cuestionó el pequeño.

-Eso sería una buena pregunta para hacerle si viene- contestó Rin- Bien, será mejor que recojamos las fotos de la pequeña, no vaya a ser que se dé cuenta de nuestra relación con ella.

El recoger esas fotos llevaba cierto tiempo pues se encontraban sobre varias mesas, mostrándola desde aproximadamente cuatro meses, ya fuera en compañía de ellos, de su abuela, de su tío, o de los lobos e incluso con Kirara, que a pesar de permanecer con InuYasha lejos de ahí, había logrado estar cerca de la hija del hanyou.

-Cierto- respondió Shippou mientras tomaba todas las que se encontraban sobre la mesa- El que nosotros la veamos no quiere decir que hayamos roto nuestra promesa… InuYasha ignora totalmente la existencia de la niña.

-Eso es lo que me duele de haber tenido que cumplir esta promesa durante todos estos años, que no sepa de su hija, pero nunca iba a romper lo prometido- replicó Sesshoumaru. Había mantenido a su hermano alejado de aquella ciudad e incluso de esa isla, a pesar de desear que él pudiera estar con su familia, pero primero tenían que resolver ciertos problemas creados hacia quinientos años.