Saludos gente! aqui me presento con una nueva historia, contenta de escribir sobre Natsu y Lucy y esperanzada de que les guste. En un principio iba a ser un one-shot, pero al ir escribiendo la historia se ha ido alargando y bueno, no quería darle un final precipitado, ya que quiero explayarme en el Nalu ^-^
Aún no tengo decidido si tendrá un capítulo más o varios, todo depende de lo que vaya surgiendo, ya que creo que la temática que presento puede dar para más; pero mi inspiración viene y va y no quiero comprometerme a algo que luego no vaya a ser capaz de terminar, como me pasan con mis fics "A SONG FOR" y "DESTINOS CRUZADOS", con los que sigo bloqueada por la tremenda decepción del final de Bleach, a pesar de tener algunas paginas de ambos escritas y en edición.
Declarar que los personajes y Fairy Tail pertenecen a Hiro Mashima y que la historia se sitúa en el actual arco, con lo que contiene SPOILERS.
La segunda parte ya está en marcha, con lo que publicaré en varios días.
FELIZ LECTURA y GRACIAS POR LEERME.
Cap. 1: UNISON SOUL
Los Etherías habían sido creados por Zeref. Una magia ancestral y prohibida, castigada incluso por los Dioses, quienes a pesar de haberse mantenido al margen durante casi todo el libre albedrío del ser humano, consideraron que tal osado pecado por parte de un simple mago merecía un castigo. Una horrible maldición que le acorraló, le desgarró y le desangró, corrompió tanto su corazón que éste y todas las emociones que pudiera albergar se pudrieron en la oscuridad y en el olvido. Una maldición que incluso le negó el derecho más primario de todo ser viviente: El derecho a morir.
No sabía si era yo la única que lo pensaba, pero en mi fuero interno sentía un tremendo dolor y una gran lástima por Zeref. Amaba tanto a su hermano que desafió las reglas de la creación tan sólo para traerlo de vuelta y cuando se percató de que sin los Etherías jamás lo conseguiría, no se lo pensó lo más mínimo e introdujo esa magia en el cuerpo inerte de Natsu, sintiéndose tan miserable, que le dotó del único poder que le destruiría. Su hermano así se convertiría en su demonio más fuerte, él único que podría darle muerte, pues eso era ya lo único que deseaba…
No le disculpo, pero entiendo que siglos soportando dolor, viendo como los imperios se alzaban y caían nuevamente, viendo cómo los humanos se mataban entre ellos, cometiendo los mismos errores generación tras generación, pueda volverle loco a cualquiera.
Al final pude comprobar que Natsu pensaba lo mismo que yo. A pesar de saber todo lo que Zeref había hecho, le era incapaz de dar el golpe final. Y no, no tenía nada que ver con el miedo a morir. Natsu, aún a sabiendas de que si acababa con su hermano, él también desaparecería, no se detuvo por eso. Con lágrimas en los ojos, agotado en todos los sentidos en los que una persona puede estar, se derrumbó delante de Zeref, demostrándole al mayor de los Dragneel que ni su magia más oscura había podido corromper el corazón puro de Natsu.
-"No…puedo. Eres…mi hermano" admitió derrotado y asustado, pues el peso de la culpabilidad lo hundía. Cómo no matar al único ser que podría acabar con la existencia de todo cuando amaba? Ese sentimiento que tenía hacia Zeref condenaría a todos y eso le hizo gritar de desesperación, luchando contra precisamente lo que había evitado que END tomara el control: Su humanidad.
No puedo negar que en ese momento fui una egoísta, tanto que mi persona no se diferenciaría de Zeref, puesto que todo lo demás me dio igual con tal de que Natsu no muriera. Sé que él me necesitaba, arrodillado ante el cuerpo inmóvil de su hermano, llorando como un niño, sin saber qué camino tomar. Pero qué consejo podía darle? Cómo decirle a la persona que más te importa en el mundo que dé su vida?
Aun así fui con él. Mi pierna rota crujió y casi me desmayé de dolor. El arrastrar mis pies descalzos sobre el destrozado suelo de lo que antes era la plaza mayor de Magnolia me hizo dejar un rastro de sangre tras mis pasos, pero nada de eso podía compararse al dolor que ahora Natsu sentía.
Cuando le alcancé le rodeé por el cuello, dejándome caer sobre él, abrazándolo en silencio. Apoyé mi rostro en su espalda, sintiéndole sollozar sin control. Su mano, ensangrentada, sucia y áspera, apretó mi antebrazo, aferrándose a mí.
-"Lucee…qué…qué hago? No puedo! Yo no puedo! Por qué? Debería querer hacerlo pero no puedo". Su voz se apagaba, producto de tener la laringe tan contraída. Jamás en mi vida había visto a mi querido Dragon Slayer así, pues Natsu nunca había llorado de pánico.
Zeref escuchaba, tendido bocarriba. Podía notar su cuerpo tan destruido que si fuera un humano normal, moriría. Pero no, los dioses aún le tenían maldito. Pude notar cómo nos miraba con lástima y después con asco. Seguía montado en el tren de la eterna bipolaridad, debatiéndose entre el amor y el odio, entre la locura y la cordura, aún en aquel momento.
-"Ten cuidado, mujer. Pues es ese vínculo con él lo que nos metió en todo este lío". Su advertencia me hizo casi rugir.
-"De qué estas hablando!? Cómo puedes compararme contigo!?".
-"Te aferras a él como si la vida te fuera en ello. Lo darías todo para no perderle, para que permanezca a tu lado. No eres mejor que yo" se carcajeó, viéndose derrotado a pesar de que ambos sabíamos que tenía razón. Y de nuevo su contradicción, pues aquel loco sentía pena y empatía por mí.
Las palabras de Zeref parecieron hacer mella en Natsu, pues se reincorporó con una nueva determinación, obligándome a soltarle. Sabía que yo no podía sostenerme en pié y a pesar de ello, me dejó sentada en el suelo, alejándome de sus ojos.
-"Debes dejarme marchar, Lucy. Ahora ya sé lo que tengo que hacer". Nunca me había hablado tan serio como en ese momento. Tanto, que incluso pronunció mi nombre sin su distintivo toque de cariño personal.
-"Qué dices? Natsu, mírame! Natsu!"
-"Sé que no quieres que lo haga, pero también sé que lo aceptarás y que no harás ninguna locura. Tú no te volverás malvada ni te meterás en magia oscura para traerme de vuelta" hizo una pausa para encender sus puños y envolverlos en llamas. Su rostro entonces se volvió hacia mí y me dedicó una gran sonrisa, aquella sonrisa única y genuina de oreja a oreja y que siempre me hacía sentir que todo iría bien. –"Yo confío en ti, Lucee. Siempre lo he hecho y siempre lo haré. Cuida de Happy, por favor".
Me arrastré gritando de dolor, extendiendo mis brazos hacia él, pero no pude si quiera alcanzarlo cuando la onda expansiva de su ataque me lanzó por los aires. Antes de verme envuelta en aquella enorme bola de llamas alcancé a verle una última vez, presenciando cómo END había tomado su apariencia, señal definitiva de que Natsu estaba decidido a matar a Zeref y cumplir con el propósito por el que había sido revivido.
Proferí el grito más agudo e intenso que jamás mi garganta haya liberado, pero pronto noté que las ondas no viajaron en el aire. No alcanzaron lo oídos de Natsu, ni de mis compañeros, a los que veía protegerse unos a otros allá en el suelo, bajo la explosión, en la lejanía, mientras me buscaban con los ojos aterrados. De repente todo se detuvo y me mantuve ingrávida, flotando, en un espacio atemporal. Entonces Zeref apareció ante mí.
-"No siempre estuve loco. En mis momentos de cordura utilicé mi ingenio para que Natsu se salvara en el caso de que fuera lo suficientemente generoso como para matarme. Siempre he amado a mi hermano así que me aseguré de averiguar la forma de que tuviera esa vida humana que le fue arrebatada tan injustamente. Me costó mucho, pues sabía que los Dioses requerirían su alma cuando yo muriese, pues lo muerto siempre debe permanecer así y él ya no pertenecía al mundo de los vivos"
Le escuché sin poder moverme. Flotando ante él, sintiendo mi corazón latir frenético ante el nacimiento de la esperanza que brotaba de nuevo en mi pecho.
-"Las magas estelares se han ido cruzando en mi camino una y otra vez. Tardé en ver que eso era una señal. Al parecer, no todos los dioses estaban de acuerdo con que Natsu muriera si era capaz de purificar su alma con el autosacrificio, así que os pusieron delante de mí. Primero a Anna, luego a Layla y luego a ti. Lucy Heartfilia, tienes dentro de ti un poder otorgado por el destino que ha ido buscándote, persiguiéndote generación tras generación hasta encontrarte. Eres el resultado de ese intento por parte de los dioses de restaurar el equilibrio y yo soy el único que puede despertarlo."
No podía hablar. Lo observé acercarse a mí y acariciarme el rostro. Sonrió sorprendido de que al tocarme la maldición no surtiera efecto y miró hacia abajo, allá donde la explosión aguardaba para seguir con su virulencia. Ambos seguramente pensamos lo mismo en ese instante: Que Natsu lo había matado.
-"No tenemos tiempo. Tienes el poder de controlar los espíritus y todo en esta vida tiene su contrario, su antagonista, su negativo. Luz y oscuridad, amor y odio, Espíritu Estelar y Etherías."
Tuve que abrir mucho los ojos del asombro, pues Zeref sonrió de nuevo. Los Etherías eran lo contrario a los espíritus estelares? Algo así como los ángeles y los demonios?
-"Fuisteis los humanos los que los bautizasteis como demonios, no yo. Ellos son espíritus y funcionan mediante vínculo, Lucy, al igual que tus amigos estelares. Es el vínculo lo que les hace ser de una forma o de otra"
Entendí todo a la perfección. Ahora entendí cómo Zeref podía controlar a todos aquellos seres y cómo Natsu no podía apenas frenar los impulsos de aquel demonio que habitaba en él; pues su vínculo con Zeref era uno de muerte.
-"Yo tengo el poder de extraer la magia Etherías de Natsu y tú de sellarlo en forma de espíritu. Este Etherías no podrá controlarse ni ser invocado por otro que no sea tú. END será sellado en una dimensión a la que sólo tú podrás acceder. Tu magia estelar convertirá el libro de END en una llave. La primera y única llave Etherías que existirá jamás y así Natsu será humano al 100%, bueno, con su habitual parte de dragón…" resolvió, divertido.
No podía creerlo. Podía salvar a Natsu! Era como si toda mi existencia me hubiese conducido hasta ese punto exacto. Lloré de emoción mientras que Zeref se acercó a mí, susurrando un hechizo en una lengua que desconocía y realizando unos extraños símbolos sobre mi pecho, a la altura del corazón. Pronto comenzó a arderme de una forma tan intensa que logré moverme, aferrándome a sus ropas desgajadas. Tosí por el inmenso dolor mientras que las fuerzas volvían a mi ser, sintiéndome cada vez mejor.
-"Este será mi último legado: "Unison Soul", la Mágia de Vínculo, pues un Etherías funciona bajo esa premisa. Ya sea uno de odio…o de amor". Seguramente mi cara sería un poema nuevamente ante tal afirmación y eso volvió a provocar que el mago de pelo negro sonriera. -"Los jóvenes sois tan lentos en ver las cosas...Ve con él. Sabrás que hacer" me animó, empujándome de nuevo hacia la explosión, volviendo a reanudar el tiempo. Me giré hacia él, aun a sabiendas de que estaba cayendo, para contemplarle. Zeref había sido envuelto en un aura de luz y una expresión de inmensa paz adornó su rostro. Luego, comenzó a desaparecer.
Cuando el tiempo volvió a fluir, fui atrapada por Happy en el aire. Mi pequeño compañero lloraba sin consuelo, pensando que su padre adoptivo, la única familia que había tenido, había muerto. Se negó ante mi petición de llevarme junto a Natsu y tuve que forcejear con él en el aire.
-"Confía en mí! Natsu no va a morir!" le grité con tal convicción que logré que virara, aunque sus ojos negros eran incapaz de mirar al suelo. Cuando ví los dos cuerpos en el centro de la explosión, corrí hacia el del Natsu. Zeref había curado todas y cada una de mis heridas y había restaurado todo mi poder espiritual. Me estremecí al pensar en cómo, aún habiendo muerto, su alma tuvo el maná suficiente para sanarme y desbloquearme un nuevo poder.
Sin tiempo que perder, coloqué las dos manos extendidas sobre el pecho de Natsu. Ignoré por mi bien sus heridas, la devastación que su propia magia había causado en su cuerpo y me concentré en buscar la energía Etherías en su organismo. Mis manos comenzaron a emitir luz dorada, la misma que cuando me concentro para abrir algún portal espiritual y, casi de forma automática, comencé a recitar las palabras que conformaban el hechizo. Era una lengua desconocida, la misma en la que Zeref me había hablado antes y supe que sólo yo sabría ese hechizo.
Todos mis compañeros de Fairy Tail se acercaron a mí, asustados y confundidos. Preocupados y asombrados. Ninguno entendía bien qué es lo que pretendía. Erza, muy mal herida, trató de disuadirme en un intento de protegerme, pensando que lo mío era una forma desesperada de traer a nuestro nakama de vuelta, pero Gray se interpuso, indicándome con sus penetrantes ojos azules índigo que continuara. Quizá podía sentir con su magia mata demonios que lo que yo estaba haciendo era precisamente extraer la parte demoníaca de Natsu.
-"….yo te invoco y te sello, por mandato de nuestro vínculo. Ábrete, puerta del demonio: END!"
De pronto a mi aura dorada comenzó a unírsele un aura oscura, negra como la noche. Al principio era densa y despedía un maná aterrador. Destilaba ira y destrucción. Del cuerpo de Natsu surgió otro ser muy parecido a él. Sus brazos terminaban en una garras largas, compuestas de negrura y sus piernas terminaban en patas, unas fuertes patas negras cuyas pezuñas era incapaz de distinguir entre tanta oscuridad. Tal parecía que se desvanecían entre un humo negro. No. Eran llamas. Llamas negras. Las antagonistas de las de Natsu. Unos tatuajes y símbolos extraños le recorrían el cuerpo y sus ojos eran negros, como si toda su composición fuera una enrome pupila dilatada, preparada para encontrar el más mínimo rastro de vida y erradicarlo.
Pero en ningún momento tuve miedo. Mi poder lo había despertado, le había llamado para dotarle de una nueva finalidad, para demostrarle que él no tenía por qué acabar en el más puro sentido de la palabra.
Poco a poco, dejó de emitir ese aura maléfica y giró su rostro hacia mí. De su sonrisa asomaron unos colmillos afilados y de sus manos dejaron de salir esas llamas tan solo para dejarme ver su piel llena de tatuajes y con unas garras que nada tenían que envidiarle a sus colmillos. Estiró su mano hacia mí y yo extendí la mía hacia él. Cuando la retiró, una llave negra como el alabastro pero con destellos dorados como la obsidiana apareció en mi mano. Un rubí rojo sangre, con llamas dentro de él, como resto de la magia de su portador, adornaba el centro de la misma.
Le sonreí y él asintió. Realicé con la llave los movimientos indicados para forzar el cierre de su dimensión y así fue como el demonio ante mis ojos se desvaneció pacíficamente, dejando el cuerpo de mi mejor amigo sin rastro de su terrible magia.
Todos los del gremio miraron asombrados la llave que sostenía en mi mano y luego todos miramos expectantes a Natsu. Mi corazón latía desbocado. Si él no abría los ojos a pesar de aquello yo…
-"Lu…cee" le oí llamarme cuando justo estaba empezando a llorar sobre su pecho.
-"Natsu! No hables, tranquilo. Te pondrás bién" le susurré, acariciando su mejilla. Sus cejas se constriñeron y logró abrir los ojos.
-"Espero que no hayas hecho ninguna tontería" me reprendió, tosiendo. Sé a lo que se refería y no, no me había vuelto una malvada maga oscura para traerlo de vuelta.
-"Pero qué dices idiota? Esto es de lejos lo mejor que he hecho en mi vida". Le miré con tal dulzura que por un momento pensé que los ojos se me iban a derretir en forma de melosos arcoíris en cascada. Mis lágrimas mojaron sus mejillas llenas de tierra y hollín. Él escudriñó mi rostro unos instantes y luego me volvió a regalar una de aquellas maravillosas sonrisas que creí que jamás volvería a ver.
-"Cuéntamelo…todo…vale?" y luego, se desmayó. Estaba agotado y muy herido.
-"Hai" le susurré, para luego tomarle de la mano y apretarla fuertemente contra mi pecho. –"Te contaré incluso cosas que yo aún no sabía".
^*^continuará^*^
Un Review sería estupendo y así me dan su opinión.
UN ABRAZO Y QUE VIVA EL ICHIRUKI Y EL NALU, POR SIEMPRE.
