¡Hola!
Aquí les tengo otra propuesta, con una pareja un poco convencial que quizá les parezca extraña al principio.
Esta idea surgió hace unos días, y pasé todo el fin de semana escribiendo. Casi no he dormido por estar trabajando en ésto, así que espero que les guste. Ya tengo otros dos capítulos listos, solo necesito revisarlos y pronto los subiré.


-¨Mina, necesito verte en mi oficina¨ - su jefe, Jeff, la llamó rápidamente.

Minako era una chica muy linda de estatura mediana, larga cabellera rubia y alegres y brillantes ojos tan azules como el cielo.

Entró a la oficina lentamente, con su escultural figura y delicado vestido color amarillo claro y un ligero suéter en un suave tono azul -¨¿ocurre algo, Jeff?¨- preguntó deteniéndose en la puerta.

Jeff sonrió por un instante y, con un movimiento de su mano, le indicó a la rubia que pasara y tomara asiento. ¨Has probado ser una de mis mejores escritoras¨ - comenzó a decir mientras acomodaba algunos de sus documentos -¨tus últimos artículos han sido muy buenos, pero¨ - hizo una pausa tomando el vaso de café que estaba frente a él -¨la verdad es que necesito a alguien con ideas nuevas, las personas ya no se interesan en leer sobre los problemas del país o la última tendencia en la moda, ¿sabes de lo que hablo, no?¨- preguntó bebiendo un poco de su café.

La rubia asintió con la cabeza, intentando comprender a dónde quería llegar diciéndole todo esto.

Hizo un gesto desagradable y lanzó bruscamente el vaso de café al cesto de basura -¨necesito a alguien que pueda escribir un artículo sobre él¨- dijo entregándole un folder -¨es la sensación del momento y todos quieren saber de su vida¨.

Mina tomó el folder confundida al ver su contenido. Tan solo una fotografía de un joven de larga cabellera oscura, cruzado de brazos frente a un gimnasio, además de una hoja con algunos apuntes -¨¿una entrevista?¨- preguntó alzando la mirada hacia el hombre.

Jeff se encogió de hombros -¨no lo llamaría así¨- dijo volviendo su atención a los documentos sobre su escritorio -¨necesito un artículo sobre su vida, los problemas que enfrentó para convertirse en un excelente boxeador y, tú sabes, todos esos detalles que todos quieren saber¨ - dijo seriamente.

La rubia dirigió su atención al folder que tenía en sus manos una vez más -¨¿me estás pidiendo que escriba para la sección de deportes?¨- preguntó riendo nerviosamente, ¿qué sabía ella de deportes?

-¨No¨- negó con la cabeza alejando su atención de los documentos -¨pero si consigues ésta historia, podría estar en primera plana¨- hizo una pausa al ver la evidente sorpresa en el rostro de la joven -¨claro que eso depende de ti¨ -terminó de decir recargándose en el respaldo de su silla de piel.

-¨¿Hablas enserio?¨- preguntó en un hilo de voz, sin poder creer que al fin había conseguido una oportunidad tan grande. Una oportunidad que creyó jamás llegaría.

-¨Por supuesto¨ - sonrió -¨Violet está por dejar la compañía y creo que es un buen momento para buscar a alguien que la reemplace¨.

-¨¿Violet se va?¨- fue lo único que pudo preguntar. Violet Jones era, sin duda alguna, la mejor reportera en la ciudad y, secretamente, la razón por la que había continuado trabajando ahí.

Jeff rio un poco -¨está embarazada¨- sonrió llevándose el dedo índice a los labios, haciendo una señal de que debía guardar silencio -¨nadie lo sabe aún, pero me lo ha dicho hace unos días y ha decidido quedarse en casa y dedicarse a su familia¨.

-¨Vaya¨- dijo sorprendida -¨qué gusto por ella, y descuida, no diré nada¨- sonrió y volvió su atención al folder en sus manos, y echando otro vistazo a la fotografía del joven -¨¿qué necesitas saber de él?¨- preguntó al fin.

-¨Su nombre es Raditz¨- dijo seriamente -¨nadie sabe nada sobre él, pero rápidamente ha conseguido mucha fama en el cuadrilátero¨ - hizo una pausa, inclinándose hacia el frente de su escritorio -¨y nadie ha podido conseguir esta nota, Minako¨.

La rubia tragó saliva lentamente, ¿de modo que era una prueba?

-¨¿Crees que puedas hacerlo?¨- preguntó con la mayor seriedad que Mina había visto desde que comenzó a trabajar ahí.

Nerviosamente, asintió con la cabeza -¨haré lo que sea necesario¨- sonrió tímidamente.

-¨Excelente¨- dijo Jeff relajándose visiblemente -¨espero un reporte continuo en cuanto consigas algo, la dirección está dentro de ese folder¨ - terminó de decir volviendo su atención a sus documentos.

Mina se levantó de su asiento un poco molesta y comenzó a caminar hacia la puerta.

-¨Minako¨- le llamó antes de que saliera de su oficina -¨esta historia sería muy importante para impulsar tu carrera¨- dijo seriamente -¨ten eso en mente cuando escribas tus notas¨.

Asintió con la cabeza y apretó los puños molesta, saliendo rápidamente de la oficina.

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-´¿Qué sé yo sobre deportes?´- se preguntó molesta, lanzando el folder sobre su escritorio y acomodando su silla bruscamente para poder sentarse.

Volvió a echar otro vistazo dentro del folder. El chico de la fotografía lucía muy joven, ¿sería una fotografía reciente? No pudo evitar sentir un poco de curiosidad al notar su larga cabellera, nunca había visto a una persona con más cabello que su amiga Serena.

-´Esto no será nada fácil´- dijo para sí dejando un largo suspiro escapar de sus labios. ¿Por qué no podía simplemente continuar escribiendo para su columna?

Cerró el folder y lo guardó en su bolso de mala gana.- ´Será mejor que comience de una buena vez´- dijo tomando su libreta y guardándola dentro de su bolso forzosamente. No estaba lista para esto, pero aun así se levantó de su asiento decididamente.

Salió del edificio y se dirigió al estacionamiento público que estaba a unas cuadras de la oficina. Por primera vez se sentía agradecida de haber decidido tomar prestado el auto de Mal.

Subió al auto y emprendió su camino.

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Tomó el folder de su bolso para verificar una vez más que estaba en la dirección correcta y, después de guardar los documentos de vuelta en su bolso, entró al gimnasio lentamente. Jamás se había sentido tan fuera de lugar como lo hacía en ese momento.

-¨Buenas tardes, ¿puedo ayudarte?¨- preguntó amablemente un joven de oscura cabellera detrás del mostrador de recepción.

-¨Buenas tardes¨- sonrió tímidamente -¨trabajo para el Orange Times¨ - dijo mostrándole una identificación dentro de la pequeña cartera donde guardaba su teléfono móvil.

-¨Vaya, eres muy joven para ser reportera¨- dijo el chico antes de que pudiera continuar.

Mina fingió una sonrisa y continuó, ignorando el comentario del chico -¨estoy buscando a¨- bajó la mirada a la pantalla de su móvil -¨Raditz¨.

-¨Por supuesto¨- asintió el chico -¨ahora está entrenando, pero si gustas puedo mostrarte dónde es¨- sonrió ampliamente, haciendo que Mina notara por primera vez la cicatriz en su mejilla.

-¨Te lo agradecería mucho¨- dijo la rubia.

Señalando con una mano, le indicó a dónde se dirigirían y, sin tomarse la molestia de disimular un poco, la miró de arriba a abajo detenidamente mientras caminaban en dirección al cuadrilátero.

Mina apretó la mandíbula con evidente molestia al notar la mirada del chico sobre ella, y la forma tan desagradable en que sus ojos recorrían su cuerpo.

-¨¿Y exactamente qué es lo que necesitas?¨- preguntó el chico.

-¨Lo siento mucho¨- hizo una pausa y dirigió su atención al gafete de identificación del chico -¨¿Yamcha?¨- cuando el chico asintió con la cabeza, continuó -¨estoy aquí por un asunto de trabajo y no puedo discutirlo con nadie¨- sonrió de mala gana, arrugando las cejas.

El pelinegro apretó los labios y continuó con su camino -¨es por allá¨- dijo secamente, señalando el cuadrilátero al final del gimnasio -¨¿necesitas algo más?¨- preguntó.

-¨Eso es todo, muchas gracias¨- sonrió y se alejó de él rápidamente.

Cuando Minako comenzó a acercarse al cuadrilátero, Raditz estaba dándole tremenda golpiza a otro chico. A pesar de no saber mucho sobre ese deporte, Mina no pudo evitar sentirse impresionada por la rapidez con la que movía sus puños. Y no tuvo duda alguna de por qué decían que pronto se convertiría en uno de los mejores.

-¨¿Puedo ayudarte en algo?¨- preguntó una voz detrás de ella.

Mina se volvió para encontrarse con un joven de oscura cabellera alborotada y una agradable sonrisa en sus labios -¨buenas tardes¨- dijo simplemente.

El joven de extraña cabellera se detuvo frente a ella -¨buenas tardes, ¿puedo ayudarte?¨- insistió amablemente. Su camiseta tenía el logo del gimnasio y Mina pensó que quizá era otro de los empleados.

La rubia tomó su identificación de su pequeña cartera -¨estoy buscando a Raditz¨ - dijo mostrándole su identificación -¨trabajo para el Orange T-¨

-¨Lo siento mucho¨- dijo el joven interrumpiéndola -¨Raditz está muy ocupado ahora y temo que no podrá atenderte¨- sonrió llevándose una mano detrás de la nuca.

-¨Puedo esperar¨- dijo la rubia seriamente, guardando su identificación dentro de su cartera.

-¨No creo que sea necesario¨- dijo el chico indicándole que lo siguiera, intentando alejarla del cuadrilátero.

Raditz dio el golpe final que terminó con la pelea y, como siempre lo hacía, buscó a su hermano menor con la mirada.

-¨¿Acaso estás tratando de echarme de aquí?¨- preguntó la rubia cruzándose de brazos.

-¨N-no, no, para nada¨- sonrió nerviosamente el joven -¨pero no es un buen momento, y sería mejor que regresaras después¨.

La rubia arrugó la frente y justo estaba por decir algo, cuando otra voz le interrumpió.

-¨Goku¨- dijo la voz -¨cuando termines necesito que me ayudes en-¨

-¨Raditz¨- ahora fue el turno de la rubia de interrumpirlo, y comenzó a acercarse decididamente al cuadrilátero -¨trabajo para el Orange Times, y me preguntaba si podría hacerte unas preguntas para un artículo que estoy escribiendo¨- dijo seriamente, olvidándose por completo de usar su identificación. Después de todo a nadie parecía importarle aquella cosa.

Raditz miró a la rubia y arrugó la frente -¨olvídalo¨- dijo fríamente, recargándose sobre las cuerdas del cuadrilátero -¨no doy entrevistas¨ - rodó los ojos con un poco de molestia.

Mina apretó los labios -¨pero solo serán-¨

-¨¿Acaso no me escuchaste?¨- resopló, interrumpiéndola.

La rubia apretó los puños enfurecida por la forma tan descortés en que se dirigió a ella y se dio la vuelta rápidamente para salir de ahí cuanto antes.
-´Pero que tipo tan engreído´- gruñó para sí al salir del gimnasio y se dirigió al auto.

Esa debía ser la razón por la que Jeff insistió en que fuera ella a conseguir la entrevista -´ese tal Raditz era un insoportable, grosero y además …´- otra idea interrumpió sus pensamientos.
-´¡Quizá fue por eso que lo hizo!´- dijo una voz en su interior. Quizá Jeff sabía que Mina jamás lo lograría y esta era su forma de decirle que pronto la despedirían si no mejoraba sus notas.

Se sentó en el asiento del conductor y cerró la puerta bruscamente, lanzando su bolso violentamente al asiento de al lado, haciendo que el folder y su libreta cayeran al piso del auto.

Golpeó el volante del auto con ambas manos -¨maldición¨- gruñó apretando los dientes con fuerza.

Tomó su bolso para buscar sus llaves y fijó su atención en los documentos que habían salido del folder, y ahora decoraban el piso de su auto. Leyó las notas que Jeff le había entregado y después tomó la fotografía del engreído tipo al que tenía que entrevistar.

Conteniéndose las ganas de romper la fotografía en mil pedazos, lanzó los documentos de nuevo al piso de su auto y bajó el visor de su lado para verse al espejo.

Se deshizo la coleta y pasó ambas manos por los costados de su cabello, moviéndolo un poco para darle más volumen, y se miró fijamente en el reflejo por unos instantes mientras respiraba hondo, haciendo su mejor esfuerzo por contener la calma.

Bajó del auto rápidamente, con su cartera del móvil y su libreta en mano y caminó de vuelta al interior del gimnasio.

-¨Hola, ¿tan pronto de vuelta?¨- preguntó el molesto chico del mostrador, con esa estúpida sonrisa infantil.

La rubia rodó los ojos y continuó su camino ignorándolo por completo. Nadie se interpondría entre ella y su trabajo.

-¨Oye, espera pero qué-¨- el chico comenzó a seguirle -¨espera, no puedes entrar ahí¨- reprochó escandalizado, pero la chica continuó ignorándolo.

Sin importarle las miradas atónitas, y algunas otras muy desagradables, entró directo al vestidor de hombres hasta encontrar a Raditz hablando con otro chico, su cabello completamente empapado caía majestuosamente por su espalda y sus hombros.

-¨¿Te ocurre algo?¨- preguntó Raditz al chico al notar su rostro palidecerse en cuestión de segundos y, al volverse hacia la entrada, vio a la rubia detenerse frente a él -¨¿PERO QUÉ-?¨ - gruñó y tomó una toalla rápidamente y la aseguró alrededor de su cadera para cubrirse.

-¨Descuida, todos los hombres tienen ese pequeño problema alguna vez¨ - sonrió satisfecha. Si ese tipo no hubiera sido tan descortés, jamás se hubiera atrevido a hacer algo así.

-¨¡Maldita sea!¨- bufó arrugando la frente furioso -¨¿por qué no te largas de aquí de una buena vez?¨- apretó la mandíbula y señaló hacia la puerta.

-¨No me iré hasta que aceptes responder mis preguntas¨ - dijo levantando la cabeza, para mirarle a los ojos fijamente -¨y no aceptaré un no por respuesta¨- agregó cruzándose de brazos, arrugando las cejas un poco más, sintiendo un ligero rubor esparciéndose por sus mejillas al caer en cuenta de la desnudez de todos a su alrededor.

Raditz cerró los ojos bruscamente, y masajeó su frente gruñendo lleno de molestia -¨eres una maldita loca¨ - respiró hondo y señaló hacia la puerta de nueva cuenta -¨está bien, de acuerdo, pero lárgate de aquí de una buena vez¨ - apretó los dientes.

-¨De acuerdo, de acuerdo¨- sonrió dulcemente y alzó las manos a la altura de su pecho -¨ya me estoy yendo, perdonen la interrupción¨- le guiñó un ojo al chico detrás de Raditz, que seguía boquiabierto, y salió del vestidor alegremente.

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Mina esperaba sentada en una banca fuera del gimnasio, con una enorme sonrisa en sus labios al haberle obligado a aceptar darle una entrevista.

Estaba segura de que Jeff estaría muy sorprendido al saber que había logrado algo que, hasta él mismo, había dudado que podría lograr. Aunque no debía entrar en detalles sobre cómo lo había logrado.

Sintió sus mejillas sonrojarse un poco, ¿pero qué estaba pensando al entrar así al vestidor de hombres?

Se llevó ambas manos a las mejillas, recordando su extraño atrevimiento. Si alguien le hubiera dicho que un día tendría que acosar a un hombre en la intimidad de un vestidor por tal de conservar su empleo, probablemente hubiera pensado que esa persona estaba loca. Minako Aino jamás haría algo así.

-´Pero cuando algo tan importante como mi empleo está en juego, hay que hacer lo que sea necesario´- dijo su voz interior, convenciéndose de que había sido la única opción.

Cuando Raditz salió del gimnasio, la rubia se puso de pie inmediatamente para acercarse a él y, por primera vez, Raditz pudo mirarla con detenimiento. ´No está tan mal´- dijo para sí sonriendo satisfecho al notar la forma en que su pequeño vestido se abrazaba a su cuerpo.

Mina arrugó las cejas al detenerse frente a él -¨¿ocurre algo?¨- preguntó confundida al sentir su mirada sobre ella.

-¨Nada. Vamos, hagamos esta entrevista lo más corta posible¨- dijo cerrando el cierre de su sudadera -¨detesto quedarme en el Bronx más tiempo del que necesito¨.

-¨Creo que a todos nos pasa igual¨- sonrió tomando su libreta -¨¿de dónde eres?¨ - preguntó casualmente -¨ah, y si no te molesta ¿podrías hablarme sobre tu infancia y por qué decidiste ser boxeador?¨- agregó llevándose la pluma a los labios.

Raditz no pudo evitar reír suavemente y, metiendo ambas manos en los bolsillos de su sudadera, sacudió la cabeza -¨¿qué tal si cenamos algo mientras hablamos sobre eso?¨ - sonrió -¨conozco un buen restaurante al final de la calle¨.

La rubia alzó las cejas y, dirigiéndole una mirada de desaprobación y molestia, se cruzó de brazos -¨lo siento, no estoy interesada en una cita y además, ya tengo novio¨ - fingió una sonrisa.

-¨Escucha, rubia, no te estoy invitando a salir pero está haciendo frío y claramente ese suéter no debe cubrirte mucho y creí que sería mejor si nos sentábamos en un lugar agradable mientras me hacías todas tus malditas preguntas¨ - bufó molesto arrugando las cejas, para luego darse cuenta de que quizá la forma en la que lo había dicho podía interpretarse de otra forma.

Mina apretó los dientes molesta, de verdad que sería una noche muy larga -¨mi nombre es Minako, idiota¨.

-¨¿Y eso debe importarme?¨ - alzó las cejas -¨¿y bien, quieres congelarte o ir a cenar?¨- preguntó señalando con una mano la dirección del restaurante.

La rubia suspiró exasperada y comenzó a caminar de mala gana en la dirección señalada, mientras Raditz la seguía con una sonrisa llena de satisfacción.

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Se sentaron en la mesa que les asignaron, y una vez que la chica les entregó el menú, Minako se adelantó a hablar -¨para mi va a ser un café¨.

Raditz alzó una ceja -¨adelante, pide lo que gustes¨- dijo sarcásticamente y después se volvió a la chica que tomaba su orden -¨para mí también, y una orden de tus mejores panqueques¨ - terminó de decir entregándole las cartas del menú.

Minako tomó su libreta y, mientras acomodaba su móvil sobre la mesa y se disponía a continuar con su labor, fue interrumpida.

-¨Nací en New Jersey, pero me críe en Staten Island¨- hizo una pausa -¨aunque nos mudamos a la parte este de Queens cuando tenía 6 años¨ - comenzó a decir, recordando algunas cosas sobre su infancia -¨no teníamos mucho, pero tampoco éramos pobres¨ - sonrió nostálgicamente -¨pero nunca tuvimos que preocuparnos de que intentaran robarnos o hacernos daño¨- sacudió la cabeza -¨no después de una vez que alguien se metió a nuestra casa a la mitad de la noche y mi padre casi lo mata a golpes¨- rio -¨ mi padre siempre fue un hombre muy fuerte¨- agregó.

La comida llegó, haciendo que Raditz dejara de hablar.

Mina tomaba algunas notas en su pequeña libreta y, al alzar la mirada hacia el chico frente a ella, no pudo evitar sentir un poco de repulsión al verlo comer con la misma rapidez que lo había visto golpear al chico en el cuadrilátero -¨creí que esto sería una entrevista, no una demostración de Animal Planet¨ - rodó los ojos y se levantó de su asiento rápidamente al ver la hora en la pantalla de su móvil -¨maldición, debo irme¨- dijo tomando su libreta -¨pero regresaré mañana para continuar con tu historia¨ - sonrió señalándolo con el dedo índice.

Raditz no dijo nada y tomó el móvil de las manos de la rubia y guardó su número de teléfono en él -¨estoy libre después de las 2 de la tarde¨- dijo guiñándole un ojo seductoramente antes de volver su atención a su cena -¨me levanto todos los días a las 5 de la mañana, llámame antes de las 7 y dime dónde quieres que te vea¨- terminó de decir llevándose un enorme trozo de panqueques a la boca.

Minako sintió sus mejillas sonrojarse al instante y optó por salir de ahí lo más rápido posible, antes de que otra cosa pudiera suceder.

Subió al auto y se dirigió a su departamento, sin poder sacar de su mente aquella sonrisa y su mirada cuando guardó su número en su móvil.

-´Maldita sea con ese tal Raditz y su estúpida forma de sonreír tan sugestivamente´- dijo para sí, estacionando el auto y tomando sus cosas con ella. Sabía que Raditz iba a seguir en sus pensamientos por un par de horas más, y no había nada que pudiera hacer al respecto.

Subió en el elevador, ansiosa de poder relajarse en casa. Aunque quizá Mal la interrumpiera como siempre solía hacerlo.

Hacía algunos meses que su relación había avanzado y se había mudado con ella. No era la mejor decisión que había tomado, pero tenían algún tiempo de novios y así se daría cuenta si iba a funcionar o no.

Abrió la puerta del departamento, sintiéndose terriblemente agotada. En verdad necesitaba una copa mientras redactaba esa maldita historia para Jeff.

-¨Mina, hola¨- dijo Malachite saliendo de la habitación nerviosamente, con la ropa interior al revés -¨has vuelto a casa temprano, nena¨.

Aquella frase la hizo volver su atención a él y, al ver su aspecto, apretó los dientes violentamente -¨maldito cerdo malnacido¨- gruñó molesta, entrando a la habitación rápidamente. Se sorprendió al ver que no había nadie ahí -¨oh, creí qu-¨- hizo una pausa al escuchar un estornudo en el baño y una vez más sintió que le ardía la sangre.

-¨Minako, espera¨- dijo el hombre de cabellera plateada. Al entrar al baño, se encontró con una linda joven de ojos verdes, que la miraba confundida.

La rubia sin pensarlo tomó a la joven bruscamente del cabello, obligándola a salir del baño -¨¡no puedo creer que vuelvas a hacerme esto, Mal!¨- gruñó lanzando violentamente a la chica en sus brazos. -¨¡Vete de aquí! ¡Lárgate ahora mismo!¨ - respiró hondo, intentando controlarse.

-¨Vamos, nena¨ - dijo el platinado tomando su ropa y vistiéndose lo más rápido posible -¨no seas irracional, hay que hablarlo y-¨.

-¨No hay nada que hablar, Mal. Lo nuestro terminó definitivamente, ¡lárgate y no regreses nunca!¨ - bufó señalando a la puerta.

-¨Regresarás, Minako, lo verás¨- dijo el hombre tomando a la otra joven de la mano -¨vamos, linda¨.

Pero se soltó de él bruscamente y lo abofeteó fuertemente -¨¡idiota!¨- gruñó molesta.

El platinado rodó los ojos y salió del departamento azotando la puerta detrás de él.

La joven comenzó a tomar su ropa torpemente y, con lágrimas en los ojos, se volvió a Mina -¨el bastardo me dijo que eras su hermana¨- apretó la mandíbula -¨me aseguró que se estaba quedando aquí por un tiempo y-¨- hizo una pausa y sacudió la cabeza, dirigiéndose rápidamente a la puerta.

-¨Esto no fue tu culpa¨- dijo la rubia, sin poder detener las palabras antes de que salieran de su boca.

-¨Tampoco tuya¨- dijo la joven con una débil sonrisa, mientras ajustaba las mangas de su blusa.

-¨¿Cómo te llamas?¨- preguntó Mina, arrepintiéndose de su pregunta al instante.

-¨Lya¨- dijo tímidamente.

-¨¿Qué edad tienes, Lya?¨- preguntó casualmente, mientras sacaba una botella de vino y dos copas.

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Las horas pasaron sin que se dieran cuenta y cuando Lya al fin se fue del departamento, eran casi las 4 de la madrugada. En verdad había necesitado de esa copa.

Encendió la pantalla de su móvil después de cerrar la puerta y se sentó en el sillón recordando que debía llamar a Raditz en poco más de una hora y se encogió de hombros, dejando su móvil junto a ella.

-¨Supongo que será mejor que no duerma aún¨- dijo para sí, encendiendo el televisor.

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A la mañana siguiente, Raditz apagó su despertador a las 5 de la mañana en punto, como siempre lo hacía. Encendió la pantalla de su móvil y encontró una llamada perdida de un número desconocido.

-´Le dije que a las 5 de la mañana´- rodó los ojos y presionó un botón para regresarle la llamada.

-¨Hola, habla Minako Aino¨- dijo una suave voz al otro lado de la línea.

Raditz no pudo evitar sonreír divertido -¨vaya, suenas mejor por teléfono que en persona. Como si fueras alguien completamente diferente¨- bromeó.

-¨Por favor, no estoy de humor¨- dijo secamente, bostezando débilmente.

-¨¿Acaso esperaste toda la noche despierta para poder hablarme a la hora exacta?¨- sonrió ampliamente.

Minako se mofó -¨por supuesto que no, lo que pasa es que mi novio decidió volv-¨- hizo una pausa -¨¿por qué tengo que darte explicaciones?¨- se preguntó en voz alta y suspiró molesta -¨escucha, ¿podemos vernos cerca de Times Square?¨ -preguntó entrando a la cocina.

-¨Será una tarde muy fría, ¿por qué no mejor vienes a mi casa?¨- preguntó casualmente y después golpeó su frente al darse cuenta de cómo lo había dicho.

La rubia no pudo evitar rodar los ojos molesta -¨escucha, en verdad no estoy de humor¨- comenzó a decir -¨acabo de salir de una maldita relación, y no estoy interesada en otra¨- suspiró débilmente, recargándose sobre el mueble de la cocina.

-¨Vaya, ¿qué pasó con tu increíble novio?¨ - preguntó rápidamente y, sin darse cuenta, una pequeña sonrisa se formó en sus labios mientras entraba a la cocina.

-¨Lo que haya pasado no es de tu incumbencia¨- dijo secamente, cruzándose de brazos.

-¨Tienes razón¨- hizo una pausa -¨te diré algo, ¿qué te parece si vienes más tarde a mi casa y, no sé, jugamos a las 20 preguntas?¨- hizo una pausa deteniéndose frente al refrigerador -¨y antes de que me des tu respuesta, es la única forma en la que vas a poder conseguir tu entrevista¨- sonrió ampliamente.

Por unos instantes hubo silencio total del otro lado de la línea y después un pequeño gruñido, que a Raditz le pareció totalmente divertido, al fin habló -¨eres un maldito tramposo¨.

No pudo evitar reír y asintió con la cabeza, esperando escuchar su respuesta.

-¨Bien, bien, ¿cuál es tu dirección?¨- preguntó resignada, del otro lado de la línea.


¿Qué les pareció?
No sé si soy solo yo, pero creo que en ocasiones la historia parece moverse muy rápido. ¿Ustedes qué opinan?
Y otra cosa, ¿prefieren capítulos largos o más cortos?

Bueno, muchas gracias por su tiempo y por favor no se olviden de dejar un review, todos sus comentarios son bienvenidos.

A los que siguen mis otras historias, prometo actualizar en cuanto pueda. Lamentablemente me he quedado sin ideas y no sé cómo continuar, pero no se preocupen que al menos empecé a escribir algo para los siguientes capítulos. Gracias por su paciencia, saludos a todos :)