Buenas! Vengo no nuevo fic recién salido del horno...que si que voy a continuar el otro, pero es que no podía guardarme de publicar este también jeje.

Resumen: Hermione es contratada para el puesto de Profesora de Pociones, casualmente tiene que dormir en el cuarto que antes ocupaba Snape. Post HP7, Dumby muerto :( Voldy muerto :)...en realidad me quedo fiel a quien muere en RM exceptuando a Sevvy-pooh *-*

Disclamer: Nada de lo que aquí se lee es mio...bueno si, menos los personajes, todo es producto de la imaginacion de Jo y de mi :)

Pareja: SS/HG (o lo que es lo mismo Severus Snape/Hermione Granger)

Rated: M (jeje todo lo mio es M...xD)

Cuidadin: quizas haya violencia...pero aún no lo tengo claro asi que aviso por si acaso :)

Os amo...disfruten.

Capitulo 1

Hermione estaba sentada en escritorio releyendo una y otra vez la carta que acababa de recibir, mientras un búho la miraba expectante. Fue a morderse las uñas cuando se dio cuenta que ya no le quedaban uñas por morder. Suspiró, llevaba allí media hora mirando aquella carta como si fuera a aclararle las dudas que tenía. Cogió la carta y volvió a leerla por enésima vez.

Estimada Srta Granger,

Antes de nada enviarle mi enhorabuena por su reciente Doctorado. Estamos muy orgullosos de saber que nosotros fuimos el cimientos de tus estudios. También darle la enhorabuena a Weasley por su acceso a las filas de los Chudley Cannos y a Potter por conseguir su sueño de ser Auror. Espero verlos pronto.

Pero el motivo de esta carta es más formal. Como bien sabes el Profesor Slughorn se encuentra en San Mungo durante un tiempo indefinido, como han dicho los Curadores, por lo que nos hemos quedado sin profesor de Pociones. El año pasado pasamos sin él con un profesor sustituto en espera de que se recuperar el Profesor Slughorn, pero este año ya hemos decidido contratar un nuevo profesor.

Y nuestros ojos se han puesto en ti, Hermione. Tus notas de EXTASIS en Pociones y tu reciente Doctorado en Pociones con Matrícula de Honor, nos han alentado a quererte en la escuela. A parte de la relación que tienes con el colegio y los profesores, fuiste nuestra mejor alumna, nuestra mejor Prefecta y nuestra mejor Chica Principal. Por ello estaríamos muy apenados que rechazaras la posición.

Espero tu respuesta lo antes posible.

Minerva McGonagall

Directora de Colegio Hogwart de Magia y Hechizería.

Hermione volvió a suspirar. Pociones. En Hogwart. Era su sueño echo realidad, pero aún le parecía un sueño. Miró al búho que estaba en su sofá limpiándose un ala tranquilamente. McGonagall quería la respuesta ahora. ¿Cómo iba a responderle ya? Hermione sostenía la carta temblorosa ¿Por qué no iba a responderle ya? Al fin y al cabo era un Gryffindor. Valentía.

En un arrebato de valentía abrió uno de los cajones de su escritorio y sacó un pergamino, una pluma verde y un bote de tinta. Pero allí se acabó su arrebato, se quedó mirando el pergamino en blanco ¿Qué poner? Hermione jugó con la pluma un rato. Luego comenzó a escribir.

Querida Directora McGonagall

Gracias por la enhorabuena, llamé a Harry y le dije su deseo de vernos, aún Ron no ha llegado a casa por lo que no he podido hablar con él, pero dudo que no desee ver de nuevo Hogwart. La verdad es que Harry se mostró muy interesado en volver a Hogwart aunque sea para una visita, el trabajo de Auror no le da tiempo para nada. Y Ron, bueno ya sabes Ron vendrá conmigo.

Con respecto a lo del trabajo, decir que es todo un honor para mí trabajar en Hogwart, así como un sueño que espero que se realice. Así que mi respuesta es sí. Mándeme su respuesta lo antes posible ya que falta muy poco para el comienzo del curso.

Un abrazo,

Hermione J. Granger

Hermione releyó su carta y sonrió. Era formal y a la vez amable. Perfecta. Llamó al búho de Hogwart y este voló hasta su escritorio y estiró la patita. Ella enrolló la carta y la ató a su pata, le dio una chuchería de búho y le dejó marchar. De nuevo Hermione suspiró, pero esta vez de alivio. Miró hacia un lado de su escritorio donde se acumulaban una veintena de carta, todas de ofertas de trabajo, sólo una respondida. Hogwart.


Hermiose se apareció en los límites de Hogwart y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo cuando vio su antiguo colegio. Sin quererlo su mente se volvió a la última vez que lo vio. Aquella noche de Graduación cuando Hogwart aún estaba medio derruido, ahora parecía como si ninguna guerra le hubiera pasado encima. Ella sonrió alegremente cuando comenzó a recordar los buenos momentos que había pasado con Harry y Ron allí. Bueno momentos que echaba de menos. Echaba de menos al Trío de Oro, echaba de menos a Harry y, lo que era peor, echaba de menos a Ron.

Su sonrisa se apagó y sus ojos se inundaron, pero no lloró. No era un buen momento, iba a cumplir uno de sus sueños y debía estar feliz. Se restregó los ojos para acabar con cualquier rastro de pena y con su varita tocó la verja del Castillo. Al rato una figura enorme apareció a lo lejos, pero antes de llegar la figura un perro baboso respiraba con la lengua fuera tras la verja.

"Fang!" llamó Hermione al perro. Al rato llegó Hagrid. "Hagrid! Que contenta estoy de verte"

"Sí, que bien que hayas aceptado el puesto 'Mione'" respondió Hagrid radiante mientras abría la verja. Hermione entró. Hagrid y ella comenzaron a andar camino del castillo. Hermione contempló los terrenos que hacía dos años que no veía. Vio que había unos alumnos de primero tomando clases de vuelo y sonrió al recordar su primera clase de vuelo. Realmente lo echaba de menos, era un alivio volver.

Tras caminar un rato por el pasillo llegaron hasta la conocida gárgola que daba paso al despacho del director, en este caso directora. Hagrid se acercó y murmuró unas palabras que debido al torrente de voz del semigigante se escucharon perfectamente.

"Gato egipcio" 'susurró'.

La gárgola se movió. Y Hagrid entró con ella, subieron las escaleras, o más bien las escaleras los subieron, y se encontraron con la puerta del despacho. Hagrid la aporreó y esta se abrió, detrás apareció McGonagall con una sonrisa de oreja a oreja.

"Hermione, querida, ¡dichosos los ojos que te ven!" exclamó contenta la directora dándole un fuerte abrazo a Hermione.

"Directora McGonagall, yo también me alegro de verla" dijo Hermione sumida en el demasiado profundo abrazo de la directora. Ésta la soltó y la cogió por los hombros.

"Llamame Minerva, ahora somos compañeros" dijo ella sonriente.

"Profesoras, yo me voy tengo que darle de comer a Buckbear" comentó Hagrid mientras se dirigía a la puerta "Bienvenida de nuevo Mione" y salió mientras las dos mujeres se despedían saludando con la mano.

"Comencemos entonces Minerva"

La reunión fue tal y como esperaba Hermione. Té, pastas y una conversación agradable. Los temas rondaron desde a cuando debía de entregar el plan de estudios hasta a su cada vez más cercano matrimonio con Ron. Estuvieron hablando hasta altas horas de la noche, pero ambas mujeres se dieron cuenta que 6 años separados no se pueden resumir en una noche. Fue Hermione la primera en hablar.

"Bueno, Minerva, me encantaría quedarme aquí toda la noche pero estoy muy cansada" dijo Hermione mientras bostezaba. La directora bostezó tras ella. Y asintió restregandose los ojos.

"Bien, voy a mostrate tu cuarto" Ambas mujeres caminaron hasta las mazmorras mientras hablaban "Bueno sé que te gustaría estar cerca del laboratorio y de tu clase asi que te busqué un cuarto aquí en las mazmorras, desgraciadamente solo tenemos dos cuartos habitables y uno está ocupado por todas las pertenencias de Horace asi que solo nos quedaba el que antes ocupo...Severus"

Hermione la miró fijamente mientras llegaban a su destino. Una pared. Minerva pasó su varita murmurando algo y una gran puerta de madera apareció de la nada, en una placa ponía 'Prof. Hermione Granger'.

"Si quieres otros cuartos porque te sientas...incómoda...bueno hay muchos cuartos libres en el castillos" dijo Minerva un poco apurada. Ella estaba tan cansada que ni siquiera protestó por tener el cuarto de Snape, ya cambiarían si no le agradaba, además ni que fuera a estar el fantasma de Snape rondando por ahí.

"No esta bien, Minerva, este cuarto esta..." Hermione abrió la puerta y jadeó de la sorpresa "...oh Merlin es enorme!"

"Sí, bueno, es una de las ventajas de los cuartos en las mazmorras, son muy grandes, por eso Horace cogió uno de ellos. La desventaja es que son algo fríos" dijo Minerva sin darle importancia. Realmente siempre había envidiado los cuartos de Severus, pero ahora que tenía los cuartos de la dirección ¿quien tenía envidia? Ambas mujeres entraron en el salón. "Quité todas las pertenencias de Severus excepto ese espejo que intenté encantar para que fuera mágico pero no conseguí nada...ni siquiera Filius lo consiguió, asi que tendrás que conformarte con simples espejos"

Hermione se acercó al espejo y lo observó, era un espejo de pie, bonito, rústico y de caoba. "Esta bien, no importa, me lo quedo"

Minerva asintió "Bien, entonces que descanses Hermione" dijo la directora y se fue dejándola sola. Hermione suspiró y se derrumbó en el sofá, estaba cansada si, pero necesitaba una ducha asi que camino hasta el baño.

Un rato después salió envuelta en su mullido albornoz verde. Trasteó buscando algo que beber y encontró una sola botella llena de polvo, le quitó el polvo y un admirable vino francés de cosecha estaba en su mano. "Vaya parece que el profesor sabía beber" Se dijo a si misma, sacó una copa y se vertió el vino. Ella estaba acostumbrada a hacer eso cuando Ron se iba a sus partidos de Quidditch y ella se quedaba sola en casa estudiando.

Bastante más tiempo después Hermione fue a echarse otra copa de vino cuando se dio cuenta que no había vino en la botella, y fue cuando se dio cuenta que quizás habia bebido demasiado. Suspiró pesadamente y se levantó, pero un fuerte mareo hizo que se tambalease, ella intentando encontrar el equilibrio dio unos cuantos pasos haciendo eses y se tropezó con una de las patas del espejo viejo de Snape cayendo de bruces al suelo.

Hermione tras un rato intentando levantarse sin demasiado éxito, logró hacerlo. Se tambaleó un poco y continuó andando. Camino a su cuarto. De repente algo la hizo pararse en seco y quedarse rígida.

"¿Quien es usted y que hace en mi cuarto?" dijo una voz a su espalda, una voz lisa, sedosa y fría.