Capítulo 1: En diferentes idiomas.

Había pasado un mes desde que los vikingos y los dragones comenzaron a vivir en armonía después de la muerte de Muerte Verde. Todo estaba en paz, tranquilo y armonioso esa mañana.

Esa mañana Hipo había salido a volar con Chimuelo como todas las mañanas, pero esa mañana era especial, esa mañana encontró algo que le recordó a alguien.

Desde el cielo Hipo y Chimuelo vieron un destello azul y no tardaron en ir hacia el destello.

-¿Qué tenemos aquí?-pregunto para sí mismo Hipo mientras se acercaba al destello. Era un hermoso topacio azul que le recordó a Astrid. El ojiverde tomo el topacio, subió a Chimuelo y se dirigieron a la fragua. Hipo tenía planes para ese precioso topacio azul.

Al llegar a la fragua busco un par de alambres y lo amarro alrededor del topacio haciéndolo quedar como dije. Tomo una cuerdita de cuero y la metió en el dije.

Después se dirigió a su pequeño estudio en la fragua y escribió una carta.

Todo estaba listo, solo faltaba Astrid, pero Hipo sabía perfectamente que Astrid estaba entrenando en el bosque con su hacha, así que se dirigió hacia el bosque con el collar y la carta, pero antes tomo un arco y una flecha y luego se fue directo al bosque para buscar a Astrid.

Astrid estaba entrenando cuando una flecha paso a un lado de ella y se clavó en un árbol frente a ella. La flecha tenía un papel colgando así que Astrid el saco de ahí y la leyó:

¿Sabías que existen muchos idiomas? Bueno, pues tú me gustas en muchos idiomas. Veras, me gustas tan ruda como el ruso; tan complicada como el inglés; tan extraña como el checo; tan delicada y bella como el francés.

Pero me gustas tan hermosa como tú misma.

Astrid se sonrojo al terminar de leer la carta, y a pesar de que no tenía remitente sabía perfectamente quien la había escrito. Y justa la persona que la había escrito estaba parada detrás de ella.

-¿Sabías también que eres tan bella como un topacio azul?-Pregunto la voz de los sueños de Astrid.

-Hipo, que lindo.-Astrid se volvió hacia Hipo y este la miraba atentamente con algo en la mano.

El castaño se acercó a la rubia, tomo sus manos y puso algo entre ellas.

-Tal vez no sea tan hermoso como tú, pero creo que es digno de ti.-Dijo mientras separaba sus manos de las de Astrid.

Astrid abrió sus manos y encontró un hermoso topacio azul con una cuerdita de cuero a modo de collar. No pudo evitar abrazar a Hipo.

-Gracias, gracias.-Dijo al oído del ojiverde mientras lo abrazaba. Hipo también la abrazo. Astrid se separó un poco de el para darle un beso en los labios haciendo que Hipo se sonrojara.

-¿Por qué te sonrojas?-Pregunto Astrid al ver las mejillas rojas de Hipo.

-Por ti, eres tan hermosa.-Respondió sin dejar de ver los ojos de Astrid. La rubia le dio el topacio a Hipo y este le puso el collar a Astrid.

-Ahora eres aún más hermosa.-Dijo, y fue el quien abrazo a Astrid y le dio un beso en la mejilla.

-¿Vamos a ver la puesta de sol?-Sugirió Astrid aun abrazando a Hipo.

-Claro.-Respondió y ambos se tomaron de las manos y caminaron hasta un lugar donde se pudiera apreciar la puesta de sol.

Llegaron a un lindo acantilado con pasto y la vista de la puesta era perfecta. Ambos se sentaron en el césped y se abrazaron.

-Je t'aime.-Susurro Hipo al oído de Astrid.

-¿Qué?-Pregunto sin inmutarse.

-Te amo.-Respondió Hipo al oído de Astrid.-Te amo en varios idiomas.-Respondió apartándose de la oreja de Astrid. El sol estaba a punto de ceder paso a la noche.

-Yo también te amo.-Respondió Astrid mirando los ojos de Hipo, esos hermosos ojos verdes que le encantaba contemplar.

Astrid no se pudo resistir y beso a Hipo, este tomo a Astrid por la cintura y Astrid tomo a Hipo por el cuello y ambos sellaron aquel atardecer con un tierno beso.

Al terminar su beso, ambos se quedaron un rato más platicando, sentados en la hierba abrazados.

¿Les gusto? Espero que sí. Bueno, esto será unos pequeños one-shot que son totalmente independientes de las otras dos historias.

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¡Hasta luego!