Don't let me go
Fanfic del manga Koisuru Boukun de Hinako Takanaga.
Nota importante :P
¡Hola! Este es un fanfic Omegaverse, por lo que debes tener en cuenta algunos puntos muy básicos para no olvidarlos. Este es un resumen bastante pequeño, así que si todo no queda claro les ruego busquen más información :3 es muy interesante.
El mundo se divide en 3 castas: Alfa/Beta/Omega (en ese orden de dominación), basados en las jerarquías que poseen las manadas de lobos. En esta versión humanizada, los Alfa y los Beta son las castas predominantes en la vida diaria, mientras que solo un porcentaje menor es Omega, por lo que son considerados como inferiores.
Alfa: Jerarquía Dominante. Protector natural y líder por excelencia. Son siempre los que más resaltan. Poseen sentidos privilegiados que le permiten detectar a los omega cercanos, especialmente cuando estos se encuentran en celo.
Beta: Corresponde a la mayor parte de la población. Mediadores naturales y de carácter apacible, mano derecha del Alfa. Ellos no poseen los sentidos desarrollados de Alfas u Omegas y son como cualquier humano normal. Los Beta se relacionan entre ellos porque rara vez pueden embarazar a un Alfa u Omega, es muy difícil.
Omega: La jerarquía menor, donde tanto hombres como mujeres poseen los órganos necesarios para embarazarse. En el caso de los hombres, su parte trasera es la más importante para la reproducción y placer, ya que lubrica por sí misma y es mucho más sensible. Generalmente están vinculados a un Alfa, ya que ambos hacen la "pareja ideal", puesto que están físicamente predispuestos a ello. Poseen una etapa de celo muy fuerte donde despiden un aroma especial, el cual puede ser percibido por el Alfa desde muy lejos. Para aminorar el efecto, dependen de inhibidores o supresores de celo, de modo que puedan protegerse de los Alfas cercanos y de sí mismos debido a su incontrolable deseo sexual durante ésta etapa.
Lazo/Vínculo/Marca: El vínculo se da siempre entre un Alfa y un Omega, puesto que éste último posee una glándula en el cuello que al ser mordida los une para siempre, dejando una marca que no se borrará, sin embargo el Alfa puede romper ese vínculo si marca a otro Omega. Asimismo, los Omega cambian su olor al ser mordidos, como símbolo de que le pertenecen a un Alfa.
No olvidar que los autores pueden variar los elementos según las perspectivas u objetivos de su historia, por lo que intentaré adecuarme a ello a mi manera :P Espero les guste.
Capítulo 1
- ¡Mierda! ¡Estos resultados son una mierda! – afirmaba el rubio, caminando de un lado para otro – Estábamos cerca, juro que estábamos muy cerca de lograrlo.
- No se ofusque tanto Senpai, creo que solo es cuestión de reemplazar algunas fórmulas, cambiar componentes. Hemos trabajado mucho en este experimento y vamos por buen camino ¡No se desanime! – responde el adorable Kohai, con una sonrisa cansada pero genuina en los labios.
- Todo esto fue suficiente por hoy, estoy demasiado cansado – resolvió Senpai. Fue un día demasiado largo para darle la contra a su asistente – Morinaga, recoge tu mochila y vámonos de una buena vez. Necesito beber.
"Práctico", esa es la palabra que define la personalidad de Souichi Tatsumi. Cualquier asunto que no tuviera que ver con su familia o trabajo era casi completamente ignorado, procurando así que su vida sea menos complicada. No obstante, había un pequeño detalle de sí mismo que no podía dejar de observar y maldecir; era un Omega, y en este "mundo de porquería" como bien mencionó en más de una borrachera, la casta era lo que te definía como persona. ¡Que tremenda estupidez! ¿Acaso no nos hemos desarrollado lo suficiente para pensar por nosotros mismos?, pensaba el rubio.
Debido a esta "maldición", Souichi decidió desde muy joven que estudiaría Biología, con una especialización en el estudio de los estilos de vidas del ser humano y cómo mejorarlos. Sin embargo su verdadero objetivo, y por el que estaba más obsesionado que por cualquier otro, es el desarrollo del "Represor de Celo perfecto", que ayudaría a controlar en su totalidad las etapas de celo de Alfas y Omegas neutralizando olores y sensaciones, teniendo así un completo control de sus vidas y actividades sin verse presos de sus "estupidizantes" instintos animales, según plantea el joven Senpai. En los últimos años, su investigación tenía progresos muy impresionantes al descubrir que la regulación de diversas hormonas en los inhibidores ayudaba a reducir favorablemente sus síntomas, logrando así obtener mejores fondos para continuar con sus estudios. Lo que la mayoría del cuerpo de profesores no sabía era que Souichi había experimentado una fórmula en sí mismo de manera secreta bastante tiempo atrás, logrando así crear un inhibidor exclusivamente para él, tan potente que logra neutralizar completamente su aroma.
- Senpai, creo que ya no puedo seguir bebiendo más…ya tengo demasiado sueño…mmm…. – decía su dulce asistente de ojos verdes, casi balbuceando por el cansancio.
- ¡No tienes nada de resistencia al alcohol! En fin…de todos modos es bastante tarde, será mejor que te vayas a la cama…yo estaré bien aquí en tu sofá. – respondió el rubio, acomodándose perezosamente en el sofá mientras Tetsuhiro iba lentamente hasta su habitación para traerle una cobija.
De regreso al mueble, el adorable asistente encuentra a su Senpai profundamente dormido en cuestión de sólo un par de minutos. Gentilmente despliega sobre él la manta, observando las relajadas expresiones de su rostro dormido. Se arrodilla frente a ese sillón y con mucha delicadeza acerca sus labios hasta la mejilla de su tiránico Senpai y la besa con ternura.
- Buenas noches, Senpai – susurró muy bajito, cuidando de no despertarlo.
Alto de cabellos azulados, con enormes y brillantes ojos verdes como esmeraldas. Tetsuhiro Morinaga era probablemente el beta más popular de toda la universidad. A diferencia de sus pares, él era sobresaliente, amable, carismático y bastante bueno con sus estudios, llegando al punto en que más de un alfa deseaba emparejarse a él. Sin embargo, su corazón y sus esperanzas le pertenecían únicamente a su amado Senpai a pesar de ser un amor no correspondido. Después de cuatro años de enamoramiento solitario, logró confesarse ante su amado sin mayor respuesta o reacción de su parte hace un año atrás. Él sabía perfectamente que Souichi no tenía ni el más mínimo interés en ser marcado o aparearse con nadie jamás y aunque era un riesgo declarar su amor, al final jamás ocurrieron mayores complicaciones. Realmente nunca fue rechazado, pero tampoco recibió ningún tipo de respuesta de su parte. Al parecer fue simplemente ignorado, pensaba.
- Senpai ¿Te olvidaste por completo de mis sentimientos, verdad? - Se susurraba el ojiverde a sí mismo en su habitación.
Finalmente el agotamiento y los efectos del alcohol lo envolvieron en un sueño profundo.
Aunque no lo aceptara, Souichi confiaba mucho en Morinaga. Él era la única persona de la escuela que sabía de su naturaleza Omega. Varios profesores importantes también conocían éste dato, pero lo guardaban en secreto para no perjudicar la investigación ni la integridad física del rubio en la Universidad de Nagoya, que únicamente admitía Alfas y Betas. Además, un Omega con tal inteligencia y que además tenía el talento de luchar satisfactoriamente contra su propia naturaleza era algo increíble de imaginar, estaba destinado a ser un revolucionario. Por otro lado y debido a su mal genio, todos en la universidad suponían que no era más que un extrañamente tiránico Beta sin interés en el sexo y con demasiada suerte, despertando a veces la envidia de muchos alfas.
Luego de algunas semanas, el estrés se hace presa del rubio platinado. Aun estando en casa, repiensa en su cabeza que es lo que falta para conseguir la combinación perfecta. Está tan cerca de lograrlo pero aún faltan los toques finales, algo que equilibre todos los implementos de la fórmula y la haga finalmente funcionar.
- ¡Nii-san! ¿Acaso no me escuchaste? ¡Ya puedes entrar a bañarte! – Alza la voz la pequeña Kanako, cuyo hermano no parecía prestarle mayor atención.
- Lo sé, lo sé…enseguida iré – Responde Souichi, saliendo de sus pensamientos.
- Nii-san, te recuerdo además que dentro de muy poco tiempo empieza tu celo…más te vale estar preparado – Advirtió la adorable jovencita. Ella era una alfa de dulce carácter y fuerte instinto de protección, por lo que siempre velaba por el bienestar de sus hermanos.
- ¡Cállate! ¡Tú no tienes por qué andarte fijando en esas cosas! – reprochó enfadado. Tremenda desvergüenza la de ésta niña, hablando tan tranquilamente sobre un asunto de mayores.
Al día siguiente, Souichi entró directamente al laboratorio como de costumbre.
- Buen día. Hey Morinaga ¿Podrías traerme un… - antes de terminar su frase, su asistente lo esperaba con una aromática taza de café negro. – café…Gracias…
Pudo notar como su joven asistente tenía las mejillas sonrosadas y la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo, sin mirarlo. ¿Qué bicho le picó esta vez? Se preguntó.
- Senpai…esto…sé que seguramente no lo recuerdas en lo absoluto, pero deseaba entregarte esto. – Con un poco de vergüenza, el peliazul estira las manos y coloca un pequeño objeto rectangular sobre las palmas del rubio. – Es una cigarrera, sé que no es muy bonita y tampoco es costosa pero creo que te será de ayuda.
Mientras Tetsuhiro alzaba la mirada con expresión de cachorro, Souichi intentaba entender el motivo por el cual estaba recibiendo un regalo. ¿Acaso era su cumpleaños? No, aún faltaba mucho.
- El día de hoy se cumplen 5 años desde que hemos trabajado juntos Senpai. No tienes de darme nada a cambio, solo quería regalártelo...esto... ¡Ahora regreso! iré a mi casillero por unos apuntes. – acotó Tetsuhiro, saliendo lentamente de la habitación con las orejas ardiendo de la vergüenza.
- De acuerdo. Gracias – respondió el omega, sin saber cómo reaccionar.
Fue en este instante cuando Souichi no pudo evitar recordar lo que acontenció hace ya un año atrás...
"Senpai…la verdad es que estoy enamorado de ti, desde siempre. No tienes que hacer nada al respecto, simplemente déjame permanecer a tu lado ¿De acuerdo?"
Aquellas fueron las palabras exactas de una confesión que jamás tuvo respuesta. Por más que deseara ignorarlo, cada día de su vida recordaba su abierta declaración y se repetía a sí mismo:
Algo debe estar mal con ese chico, mira que interesarse en alguien como yo…
No obstante, fue inevitable mirar con cierta ternura la pequeña cigarrera entre sus manos…solo por un segundo, claro.
¿Esto es algo así como un regalo de aniversario? Tsk! Que tonterías está pensando, realmente es un gran idiota sentimental.
Varias horas de trabajo después mientras Souichi revisaba sus apuntes de resultados, Tetsuhiro decide ir por un poco de café.
- Senpai ¿Deseas que te traiga algo de comer? ¿O tal vez de café? - preguntó el beta. Debido a su estado de concentración, el omega lo había ignorado por completo - Bueno, regreso en breve.
Estaba saliendo del laboratorio, cuando en eso se cruzó con Mayu, una inteligente chica beta que estaba en su misma clase.
-¡Espera! ¡Morinaga-kun! ¡Justo estaba a punto de buscarte! - Le señaló la joven. Un leve nerviosismo podía percibirse en el aire.
-Buen día Mayu-chan...cuéntame ¿En que puedo ayudarte? - Respondió el peliazul, con una servicial sonrisa.
-Morinaga-kun, yo...
Dentro del laboratorio, Souichi finalmente había terminado de visualizar sus procedimientos.
-Bien Morinaga, acabé acá, ¿Qué tal si me traes un...? ¿Morinaga? - Mirando a su alrededor, pudo darse cuenta que su asistente no se encontraba allí. - Arrgh...si iba a salir, al menos pudo tener la molestia de decírmelo - refunfuñó malgeniado. Acto seguido, se dirigió a la puerta para ir a la cafetería.
No obstante, antes de abrir la puerta pudo ver a su asistente parado apenas a unos centímetros conversando con aquella chica...no recordaba el nombre, pero estaba seguro de que la vio rondando el laboratorio más de una vez. En ese momento, ella tenía el rostro tan rojo como una cereza y a pesar que la razón le decía a Souichi que ese "no era su asunto", la curiosidad y desconcierto fueron más fuertes.
- Mayu, no creo que yo…
- ¡Por favor, Morinaga-kun! - rogaba Mayu, con figura nerviosa y ojos suplicantes – Toma esto, por favor…
La joven beta sacó de su bolsillo un sobre sellado, y con las manos temblorosas se lo entregó al peliazul. Tetsuhiro no tuvo otra opción más que recogerlo, sin muchas ganas.
- ¡Muchas gracias! – Le respondió, abandonando rápidamente la entrada del laboratorio.
El omega pudo ver desde lejos como el rostro de su asistente ser tornaba apesadumbrado e incómodo. Sin percatarse de la presencia de su Senpai, Tetsuhiro se dirigió a la cafetería.
Para Souichi lo ocurrido estaba mucho más que claro; La joven había declarado su amor a Morinaga. Es normal ¿Verdad? Al fin y al cabo él es un beta y ella es una beta, tiene toda la lógica del mundo…está perfectamente bien.
Luego de breves minutos, Morinaga regresó de la cafetería.
- Senpai, te traje algo de café porque seguramente lo necesitarás. Haz estado trabajando muy duro – le comentó Tetsuhiro con su sonrisa acostumbrada, alcanzándole el café.
- Eh…Gracias – el rubio recibió el café, tomándose un sorbo – Yo…no pude evitar escuchar…tu… - antes de continuar, no pudo evitar tragar saliva.
- ¿Mi qué, Senpai? – preguntó con curiosidad
- Tu conversación…con esa chica… - respondió, esquivando la mirada. Pudo observar como el semblante de Tetsuhiro cambió completamente.
¿Por qué pone esa cara? ¿Tanto le molesta que me entrometa? – pensaba el rubio
- Respeto a eso… ¿Qué es lo que piensas? – Preguntó el peliazul, con mayor seriedad – Aunque lo hayamos dejado a un lado, tú sabes perfectamente cuales son mis sentimientos…
Souichi lo miró sin saber qué responder.
El rubio había intentado evadir una conversación así durante todo este tiempo. Ignorar cada detalle de su servicial apoyo, ignorar cada hora de más trabajando codo a codo junto a él, ignorar esa euforia compartida cuando obtenían resultados cada vez más cercanos…ignorar el intenso brillo en sus ojos verdes cada vez que lo miraba, dándole esa sensación de vulnerabilidad y desnudez. Sin embargo, cosas como Amor o estar enamorado no tenía menor cabida entre sus deseos, por supuesto que no. Él juró dejar de lado cualquier tipo deseo animal o emocional para dedicarse a la ciencia, para aspirar a crear un mejor lugar para que Alfas, Betas y Omegas pudieran tener por fin la perfecta armonía que omita la discriminación. Ese raro dolor en su corazón…solamente debía de ser un acto reflejo de su cuerpo.
- ¿Por qué simplemente no dejas que las cosas sigan su propio curso, Morinaga? Deja de aferrarte a inútiles esperanzas. – respondió el omega con un mirada de hielo.
El rostro de Tetsuhiro se tornó pálido al instante, podía sentir como su estómago se retorcía de dolor ante esas duras y directas palabras. No es como si le sorprendiera, así era su Senpai después de todo...no obstante, hubiera preferido no tenerlo que escuchar jamás de su propia boca.
- ¿Qué hay sobre esa carta que te dio? Deberías hacer algo al respecto ¿No? – Comentó el rubio, abriendo una dolorosa herida en el corazón del beta.
Así es como debe ser, yo no tengo por qué interferir bajo ninguna circunstancia entre esos dos. Como su Senpai, mi deber es alentarlo ¿No es cierto? – Mientras Souichi se decía todo aquello a sí mismo, por alguna razón comenzaba a sentirse algo enfermo…no sabía el por qué.
Sin mirarlo directamente, Tetsuhiro sacó de su bolsillo aquella carta que había recibido minutos antes y se la entregó directamente a su Senpai.
- Entiendo, entonces tómala - Le dijo, con una mirada vacía - Aunque su situación sea difícil, espero que ustedes logren ser verdaderamente felices. Creo que es algo tarde, preferiría continuar con el experimento mañana.
¿Qué acababa de pasar? ¿La carta era...para él? pensaba Souichi. Esto definitivamente no estaba bien, ambos habían malinterpretado terriblemente la situación. Quería reaccionar, quería decirle que no se vaya, que todo era un error y que él no tenía el más mínimo interés en aquella chica.
¿Te vas? ¡Espera, Morinaga maldito...no te vayas! - pensaba para sí mismo, sin embargo las palabras no lograban manar de su boca.
Antes de irse, el beta volteó levemente a ver el conflictuado rostro del omega.
- ¿No tienes nada más que decirme, Senpai? - preguntó Tetsuhiro, con una mirada anhelante que esperaba algún tipo de respuesta.
¿Por qué me metes en éstos líos? ¿Acaso no me conoces? ¿Por qué siempre quieres hablar demasiado? – continuaba para sí mismo. Qué comportamiento incomprensible.
-No... - respondió finalmente el rubio en un tono dubitativo.
- ¡Buen trabajo el de hoy! - respondió el peliazul con una sonrisa desanimada y abandonó el lugar.
A su salida, Souichi arremetió su puño sobre la mesa con rabia.
- ¿Qué se ha creído ese idiota al irse así por así?- refunfuña en voz alta. Con sus pensamientos entremezclados, tomó un sorbo de ese café aún caliente.
Camino hacia la salida de la universidad, Mayu logra ver al apurado Tetsuhiro desde lejos y corre hacia él hasta alcanzarlo por la espalda.
- ¡Morinaga-kun! ¡No camines tan rápido! - le dijo la joven, en tono agitado - ¿Le...entregaste mi carta a Tatsumi-senpai? - preguntó con curiosidad.
Sin siquiera voltear a verla, simplemente asintió con la cabeza y continúo caminando. El sabor salado de las lágrimas silenció su boca en ese instante.
Aquella noche, Souichi no podía dormir. Daba vueltas enojado sobre su cama, renegando solo. Estaba más que convencido que el extraño suceso esa tarde era completa y totalmente culpa de Morinaga, por ser tan ridículamente insensato con esos sentimientos que dice tener, reafirmando que está enamorado de él.
Yo no entiendo nada sobre el "amor", pero si no aporta en nada a mi investigación no tiene importancia alguna. Morinaga es un gran ayudante, un buen biólogo y estudiante, sin embargo es demasiado sensible ¿Cree que no me doy cuenta cuando me mira de reojo? ¿O cuando me da muchas innecesarias atenciones? ¡Soy un maldito Omega y él un Beta!
El hecho de tomarle tanta importancia a éste hecho tan simple lo hacía sentir aún más enojado consigo mismo. Poco a poco el sueño iba llegando finalmente a sus ojos.
– Morinaga idiota… - susurró, quedándose dormido.
A la mañana siguiente, Souichi despertó con algo de tardanza debido a su mal sueño, así que se levantó como un rayo para dirigirse rápidamente a la universidad y además resolver su "problema" de una vez por todas.
- Le diré como son las cosas y dejaré de sentirme mal por ese bastardo- Dijo el rubio mientras se preparaba para salir.
Salió raudo de casa para alcanzar el tren lo más pronto posible. Detrás del él, le pareció escuchar la voz de Kanako llamando a su nombre. Posiblemente le iría a regañar por irse sin desayunar, como siempre. Ya después se disculparía con ella llevándole alguna merienda.
A pesar de llevar retraso, fue el primero en llegar al laboratorio.
¿Será que simplemente decidió faltar sin avisar? Qué infantil... – pensó. Sin más remedio, se puso su bata blanca y empezó a trabajar a partir de las conclusiones y resultados del día anterior.
Todo parecía ir como siempre hasta que al cabo de unos pocos 10 minutos, comenzó a sentir calor, muchísimo calor. Prendió todos los ventiladores del espacio para lograr sentirse más fresco, aun cuando ni siquiera estaba soleado allá afuera. A cada minuto que pasaba el ambiente parecía quemar como fuego, procurando sudor de cada parte de su cuerpo mientras se movía de un lado a otro para recolectar y observar muestras ¿Podría ser que estuviera enfermo y no se había percatado?
Por otro lado, Tetsuhiro estaba a solo una estación cerca de la escuela. No había podido conciliar el sueño durante toda la noche, pensando una y otra vez si realmente es buena idea seguir al lado de Senpai. Desde el inicio sabía que jamás sería correspondido, así que con sólo estar a su lado era suficiente para vivir feliz, no obstante, sería demasiado difícil continuar junto a él si éste tiene una novia alrededor. Él daba por sentado que su Senpai jamás tendría ojos para nadie más que su investigación y podía vivir con eso, pero en vista de las actuales circunstancias…el solo pensar ser testigo de esa unión…era tan increíblemente insoportable.
Finalmente llegó a la universidad y luego de pensarlo algunos segundos y tomar respirar hondo, entró al laboratorio.
- Buenos días Senpai. Por favor disculpe el retraso, la verdad es que me quedé…¿Senpai? – Observo a su alrededor y no habían señales del rubio, sin embargo sus implementos de trabajo estaban en la mesa y las muestras a medio hacer.
De pronto escuchó un sordo ruido viniendo desde la otra esquina de la habitación. La imagen que presenció era algo completamente nuevo para él.
- Uff...Mori…naga – jadeo el omega, notando la presencia de su asistente.
Souichi se encontraba completamente encogido a un rincón. Su camisa estaba desabotonada, teniendo un hombro descubierto y el pecho a la vista, revelando las gotas de sudor cayendo a través de la piel. Su cabello recogido estaba tirado hacia adelante y hecho un lío, mientras que sus jeans estaban semi-abiertos. Con sus manos, apretaba fuertemente un trapo mojado contra sus pantalones. A Tetsuhiro no le fue necesario indagar más allá para saber lo ocurría, sin embargo era imposible dejar de admirar la increíble belleza de su amado.
- Se-Senpai, acaso tu…estás en…
- No te atrevas a decirlo… - respondió agitado, pero furioso. – Ayúdame…
- ¡Te llevaré a casa inmediatamente! – respondió el peliazul, muy alarmado.
- No, a casa no - respondió el rubio, aún con la respiración errática – Kanako y Matsuda-san están allí, no quiero que me vean de esta forma…llévame a tu casa…
- ¿A…mi casa? ¿Estás seguro? – preguntó el beta, con nerviosismo.
- ¡Hazlo ahora! ¡Sácame de aquí! – gruñó el omega en tono malhumorado.
Había olvidado desde hacía buen tiempo que era sentirse así, en celo. Su propia fórmula supresora era tan efectiva que prácticamente no sentía los estragos de ese ciclo, por lo que nunca olvidaba de colocársela, pero en esta ocasión, la discusión del día anterior le hizo olvidar por completo de llevar su inhibidor. Posiblemente esa era la razón por la cual Kanako lo estaba llamando.
- ¡MMmmh! – gimió Senpai en voz baja cuando su asistente lo ayudaba a levantarse. Su cuerpo estaba increíblemente sensible en ese instante, hasta con el más leve toque. Este detalle no pasó de largo para Tetsuhiro, quien aun así respiró hondo e intentó controlar los locos impulsos que tenía de tocarlo allí mismo.
Para evitar demasiadas preguntas Senpai se colocó un tapabocas, de modo que todos pensarán que tenía un resfriado o algo contagioso. Intentaron salir lo más pronto posible de la universidad, sin embargo el fuerte aroma a omega de Senpai manaba por cada rincón, llamando fuertemente la atención de los Alfas que se encontraban alrededor de los pasillos, intentando capturar la posición exacta de ésa esencia. Justo antes de llegar a puerta de salida, un buen amigo de Morinaga, Yamaguchi, los intercepta.
- ¡Buenos días! ¡Tatsumi-senpai, Morinaga! – saluda alegremente.
- ¡Ah! Buenos días Yamaguchi… - respondé con algo de nerviosismo. – Disculpa, debo llevar rápidamente a Senpai a casa, tiene mucha fiebre y parece que está resfriado ¿Podrías decírselo al profesor si es que pregunta por nosotros? Realmente es una emergencia.
- ¡Wow! Es una verdadera lástima, espero que Tatsumi-senpai se recupere pronto - respondió con una sonrisa. Yamaguchi también era un beta, por lo que el fuerte aroma de Souichi no era perceptible para él. – No se preocupen ¡Cuenten conmigo!
Los ve irse rápidamente y segundos después, un joven estudiante de la facultad cae inquieto al lado del beta.
- Oiga Yamaguchi-san… ¿Quiénes eran ésos eh? – Pregunta el recién llegado, agitado – Fue realmente inevitable percibir ese aroma, era tan…indecente
- ¿Ah? Jajaja te debes haber confundido, Goro-kun – respondió con una sonrisa divertida – Esos eran Morinaga y Tatsumi-senpai que está enfermo. Ambos son betas así que el olor debe haber venido de algún otro lugar.
Revisando a su alrededor, Yamaguchi pudo percibir que más de un alfa parecía estar buscando esa fragancia tan intensa y penetrante.
Mientras tanto y a pesar de las dificultades, Souichi llegó intacto hasta la casa de su asistente.
Tetsuhiro lo echó sobre la cama y quitó su camisa húmeda con las manos temblorosas. Mientras sacaba lentamente las mangas de su camisa, podía sentir como el cuerpo agitado del omega reaccionaba con cada roce pequeño. A pesar de su ceño fruncido su rostro estaba increíblemente acalorado, sus pupilas dilatadas y poseía una fulgurante mirada en sus ojos color miel...estaba silencioso, inquieto, anhelante. A Tetsuhiro no le hacía falta ser un Alfa para notar la increíble cantidad de feromonas alrededor de su Senpai, así como darse cuenta que aquel bulto curioso entre sus pantalones no era su móvil. Tenerlo así de vulnerable, en su propia cama y completamente a su merced era el sueño caliente que lo abrumaba cada noche desde los últimos años. ¿Estará soñando otra vez? ¿Será acaso que podría...acercarse un poco más?
Al percatarse de aquella atenta mirada de su asistente, Souichi esquiva el rostro rápidamente con nerviosismo.
- ¡Aléjate! ¡Me asfixias! - recrimina el rubio de mala gana.
- ¡I...iré a traerte agua fría! - Resolvió el beta, volviendo de la fantasía en la que se estaba empezando a perder...
- ¡Tsk! ¡Date prisa! - renegó el afiebrado Senpai.
Antes de ir por el agua, Tetsuhiro practicamente arrojó su cabeza al agua del grifo. Debía enfriar sus pensamientos antes de que el rubio se diera cuenta o no podría contenerse mucho más.
- Esta vez has sido muy descuidado, Senpai... - Se decía a sí mismo mientras respiraba hondo, intentando relajarse e ignorar aquella maldita erección que no se iba por nada.
La imagen que vio al llegar a su habitación era un completo pecado. El fuerte calor del celo estaba torturando tanto a Senpai que éste se había quitado también los pantalones, quedándose húmedo y sudoroso en ropa interior, arrodillado sobre la cama e intentando abanicarse con las manos. Tragando grueso, Tetsuhiro entró a la habitación con el vaso de agua helada y lo dejó al lado de la mesa de noche. El peliazul sentía que su cuerpo y su corazón no podían más, así que sin siquiera mirarlo volteo rápidamente con el objetivo de ir al baño y "aliviar" su deseo. No obstante, fue cogido del brazo por la fuerte mano de Souichi.
- Quédate aquí... - Le pidio el rubio, en un tono demandante. Morinaga fijo nuevamente sus ojos en él, pudiendo percibir una mirada completamente distinta. - Acaso ¿No lo deseas tu también?
El rubio señaló con la mirada la nada discreta erección entre los pantalones de su asistente. Sus instintos omega se habían apoderado completamente de su mente y su cuerpo en este instante...
Continuará...
¡Muchas gracias por leer el primer capítulo de Don't let me go! :D les prometo que no demoraré con la ¿zukulenta? continuación xD! Este nuevo fic es algo completamente distinto para mí, ya que se desarrolla en Omegaverse y bueno, yo soy lectora pero esta es mi primera vez escribiéndolo asi que intenten no ser muy duros conmigo XD! Este fic no será muy largo, y espero que el desarrollo de la historia sera de su agrado. Gracias a todos, nos vemos muy pronto otra vez! Si les da tiempo, agradecería mucho que me escriban un review y me cuenten qué les pareció o como se sintieron :3
