Un brusco movimiento la hizo caer contra la pared, el olor a metal inundaba el ambiente y la oscuridad provocaba una siniestra imagen del entorno. El traqueteo del ascensor le impedía mantenerse de pie, ¿Qué hacía ahí?, ¿Qué era este lugar?, ¿Quiénera ella?,cuestionarse aquella última pregunta provoco que la invadiera una ola de terror.
La sensación de un llanto apareció pero no salió nada, solo se dignó a permanecer en el suelo, apegada a las cajas de su alrededor tratando de que sus ojos se acostumbraran a las tinieblas. Recordaba todo, como funcionaba cada artefacto, la sensación de frió en otoño, la primera guerra mundial, excepto todo lo que se relacionaba con ella u otras personas y el cómo fue que llego a ese lugar.
El único sonido que se escuchaba era el de las cadenas que permitían la subida del elevador y el de su respiración agitada, su pecho parecía que iba a estallar en cualquier momento y las náuseas no abandonaban su cuerpo. Calculo que había estado en movimiento alrededor de unos 20 o 30 minutos, sentía miedo pero a la vez también sentía un poco de curiosidad por saber que era lo que estaba ocurriendo. Tal vez alguien quería secuestrarla o asesinarla, pero cada vez que intentaba recordar algo sobre ella un dolor se apoderaba de su cabeza y se resignaba a dejar de intentarlo.
El elevador se detuvo de un sobre golpe, se mantuvo en el suelo esperando, no sucedió nada, se puso de pie para inspeccionar el lugar o buscar una salida, no había nada, todo parecía estar sellado herméticamente. Intento gritar por ayuda, golpear las paredes pero no parecía haber resultado. El miedo volvió a ella ¿se iba a quedar ahí para siempre?
Un ruido metálico sobre su cabeza resolvió sus dudas, el techo del elevador se empezó a expandir dando paso una luz que la cegó, agacho la vista cubriéndose los ojos con el brazo. El olor a metal y a motor fue remplazado por un fuerte olor a pino, tierra húmeda, casi como una granja.
—Mírenla, la pobre se hizo del susto.
—cállate, alguien sáquela de ahí.
—espero que hayas disfrutado el viaje novata
Las voces sonaban como ecos ahí abajo, sintió una mezcla de miedo, confusión e intriga, dirigió la mirada hacia arriba y solo lograba divisar algunas sombras, hasta que logro acostumbrase a la luz y las siluetas empezaron a aclararse. Eran todas chicas, adolescentes, una parte del miedo se esfumo,pero no totalmente.
Alguien le arrojo una cuerda para poder subir, dudo un momento en tomarla pero no tuvo otra opción, la jalaron y la arrastraron hacia la superficie. El pánico le estaba revolviendo el estómago causándole nauseas, tenía ganas de llorar sentía como su cuerpo se entumecía. La sacaron de la caja tomándola de los brazos y la tendieron en el suelo cubierto de pasto. El tumulto de personas que se encontraban alrededor de ella no parecía dispersarse, si no que se juntaban cata vez más a su alrededor. Los murmullos se detuvieron, dándole paso a una voz, que se quedaría grabada en su cabeza por mucho tiempo
—Levántate astilla, bienvenida al claro.
