— Bien podemos comenzar con la reunión mundial— anunció Alemania, las demás naciones empezaron a exponer su punto o sugerir soluciones económicas de hambre, ecología etc.

Continuaron un buen rato y como de costumbre surgieron peleas y discusiones, Inglaterra y Francia parecía que iban a estrangularse, Grecia dormía rodeado de gatos, China quejándose de los jóvenes de hoy en día y Rusia los observaba con su eterna sonrisa espeluznante.

—¡SUFICIENTE!— gritó Alemania golpeando la mesa con ambas manos— ¿Cuando vais a dejar de comportaros como niños y ser más responsables?—

La sala se quedó en silencio mirando al alemán, Italia lo miraba como si no entendiera nada, Romano sentado al lado de España lo fulminaba con la mirada murmurando macho patata estúpido. A su lado estaba Japón tan serio e inexpresivo como siempre tomando notas.

Fue cuando Taiwan habló— Tiene razón Alemania pero así las reuniones no son tan aburridas ¿a que no?— preguntó a la sala quienes estuvieron de acuerdo con ella.

El alemán quería golpear su frente contra una pared, exasperado mientras rogaba por tener paciencia, pero un comentario de Dinamarca lo congeló a él y a todas las personas del la reunión.

— ¿Sabéis lo que sólo falta?— dijo Dinamarca— A América él si que sabia divertirse y nunca estaba triste, podía animar las reuniones—

— Si además de las ideas que tenía como crear un robot para acabar con el calentamiento global— dijo Australia con añoranza.

Se produjo un silencio pesado, impropio de lo que solían ser estas reuniones las naciones ante la mención de América se pusieron tensas sobre todo unas nueve naciones y un cierto canadiense que al escuchar eso apretó los puños.

Oye hablando de esto ya que siempre lo mencionamos en las reuniones mundiales ¿alguna pista sobre dónde puede estar Alfred?— preguntó Lituania esperanzado de saber algo de su amigo.

Las naciones negaron con la cabeza el lituano asintió triste y se sentó. Hungría miro a Toris con tristeza, también preocupada por América, Suiza se levantó.

— Hemos buscado por nuestras tierras, usado todos nuestros recursos pero nada— el suizo se sentó no mirando a nadie y con una sombra sobre sus ojos.

Hace varios años Alfred la personificación de Estados Unidos desapareció sin dejar rastro ni siquiera su jefe sabía dónde estaba. Tampoco su hermano Canadá, se hicieron grandes búsquedas donde los países participaron, incluido Cuba pero sin resultados. Las reuniones ahora eran más sosas, aburridas y deprimentes. Ninguna de las naciones se había dado cuanta de cómo les gustaba la actitud burbujeante y entusiasta de América hasta que desapareció, todos lo extrañaban mucho y las cosas desde entonces cambiaron.

El hermano gemelo de Alfred era un claro ejemplo, antes la gente no lo notaba (y todavía es lo mismo) pero en el pasado el canadiense habría estado feliz si Francia o Inglaterra lo hubieran notado pero ahora se ponía reservado, frío e incluso algo hostil cuando le hablaban Inglaterra y Francia. Además con el paso de los años empeoró, en el pasado estaba mucho tiempo con ellos junto con Alfred pero después de todo el fiasco Matthew no les hablaba a no ser que fuera sólo de trabajo y ni siquiera quería estar en la misma habitación con ellos. Cuando les hablaba se mostraba calmado pero si uno lo miraba a los ojos podía ver la pura rabia y desprecio que despedían. Después se iba a toda velocidad sin siquiera darles una mirada más a pesar de las súplicas de las dos naciones más ancianas dejando Arthur y Francis tristes.

Ellos dos también habían cambiado, Francis con su actitud coqueta y pervertida era más calmado, Inglaterra se ponía furioso más a menudo, bebía un poco más pero hablaba menos que antes. Las Italias, China, Japón, Alemania, Rusia y Prusia ellos cuando alguien mencionaban a América se tensaban y actuaban de un modo raro.

Las naciones no sabían por qué había desaparecido América, excepto los nueve y Canadá que se hacían una idea, Alfred desapareció unos meses después de que los nueve violaran y humillaran a Alfred. Sólo querían castigarlo y pensaron que ésta era la mejor opción o al menos se decían a ellos mismos.

La reunión terminó y casi todos dejaron la sala excepto los nueve que se quedaron aún en sus asientos con múltiples pensamientos en la cabeza.

—¿ Alguno tiene una pista de dónde puede estar?— preguntó Inglaterra, él era uno de los que más querían encontrar a su antigua colonia, era cierto que lo castigaron pero era por la crisis y le hicieron eso para se tomara las cosas más en serio.

—Nada Inglaterra-kun es como si hubiera desparecido de la faz de la tierra— el japonés concluyó esto pensativo, Alfred era su amigo pero la crisis y algunas de sus acciones los hicieron sufrir, por eso participó aunque el no odiaba a Alfred, sólo quería que las cosas se solucionaran.

—No es de extrañar después de lo que le hicisteis a mi hermano— se volvieron y en la puerta estaba Canadá mirándolos, la ira en el era tan palpable que todos lo podían notar— Si yo estuviera en lugar de mi hermano tampoco quería veros y me iría al rincón más alejado de la tierra—

—Canadá nosotros solo...—intentó explicar el Alemán.

—¡NO!—gritó Matthew se plantó frente a ellos furioso—¡Ni se te ocurra justificar lo que le hicisteis, aquello fue cruel y degradante—

— Camarada Matvei no es que sea la única vez que ocurre algo así a algunos de nosotros nos ha pasado eso—dijo Rusia quitándole importancia al asunto.

La nación los miró a todos con disgusto antes de decir —Puede ser verdad pero a diferencia de Alfred no fuisteis traicionados y violados por vuestros propios amigos, quienes considerabais familia—diciendo esto miro Arthur y Francis antes de irse de la sala.

—Vaya con Matthew se ha vuelto más agresivo—dijo Prusia intentado aligerar el ambiente, aunque era cierto Canadá no solo era así con sus antiguos tutores sino con los demás. En una reunión Rusia se sentó nuevamente sobre él pero a diferencia de la vez anterior el canadiense tiró a Rusia al suelo y le dijo que se mantuviera alejado de él. Dejo sorprendidos a todos incluyendo a Rusia y hasta Bielorrusia, que siempre es muy protectora de su hermano, se quedó sin saber qué hacer con la nación normalmente tranquila.

—Esto lo ha dejado así, desde lo de América—dijo Inglaterra. Italia a su lado asintió no había dicho nada durante la confrontación pero se lo veía pálido.

—Tranquilo es normal que esté así Amerique se marcharía para despejarse, ya volverá algún día—

—Bueno a ver si vuelve el bastardo de la hamburguesa que ese no ha asistido ni echo su trabajo en años—dijo Romano cruzado de brazos.

—Kesese, tú tampoco es que hagas algo—dijo Prusia riéndose.

—¿Qué has dicho? ¡repite eso bastardo de la patata!—dijo Lovino, así estuvieron ellos discutiendo.

Canadá llegó a su casa, una cabaña en el bosque se quitó el abrigo y lo colocó en el perchero, fue al salón donde fue recibido por su oso. Matthew lo cogió en brazos necesitando algo de apoyo después del día que tuvo.

—¿Quién eres?—le preguntó el oso.

—Soy Canadá, kuji—era habitual esto, su amigo siempre le preguntaba eso y el tampoco se acordaba de su nombre ¿era kumajo o kumita? La verdad es que era una broma entre ambos.

Canadá dejo a su oso en la silla y fue a la cocina, sacó pescado y se lo sirvió en un cuenco, en cuanto lo puso en el suelo Kumajiro se apresuró a comer, Canadá se sirvió maple en unas tortitas y se sentó en el sofá.

Mientras comía miró un viejo guante de béisbol, el que usaba cuando jugaba al béisbol con Alfred.

Flashback

Vamos hermano se que puedes lanzarla tan fuerte como yo —dijo América, mientras los dos hermanos se lanzaban la pelota.

Esta bien pero no digas que te advertí—Canadá le lanzó la pelota a Alfred quien se preparó para recogerla aunque no esperaba semejante fuerza que lo propulsó y se callo sobre un montón de barro.

America se levantó riéndose, Canadá también así estuvieron lanzándose pelotas a velocidades supersónicas.

¿Ves? Te dije que podías lanzarla por algo eres mi hermano—

Canadá negó con la cabeza ante las cosas que decía su hermano los dos luego volvieron a casa para tomar algo y jugar a los videojuegos.

Fin del Flashback

Canadá sonrió al recordar eso. Alfred luego le regalo su guante de béisbol, que era una de las cosas que más valoraba América.

Cómo echaba de menos a su hermano y odiaba a esos idiotas por lo que hicieron y actuaban como si no pasara nada ni hubieran hecho nada malo, aún recordaba la mirada destrozada de su hermano cuando los vio después de la violación, ellos ni siquiera se disculparon.

Canadá dejó de pensar en eso ya había estado bastante furioso hoy y esos imbéciles no le iban a fastidiar aún más el día, con un suspiro fue a su escritorio abrió el cajón y sacó una fotografía mirándola atentamente un rato —¿dónde estás?—