Demasiadas derrotas, suficientes fracasos... nublaron su razón. Años, años tras una venganza, años, años tras un deseo.
No podían cumplir lo que anhelaban.
Los dos estaban desesperados, los dos estaban al borde del colapso.
Mentiras, mentiras... de su boca solo salían mentiras. Lila siempre mentía.
"La próxima vez lo lograremos" "Ladybug no siempre ganara" "Nosotros...
No era optimismo, era un maldita mentira. No podía seguir creyendo, no después de tantos años...
—¡Cállate!—gritó rompiendo el vaso contra la pared, cerca de ella. El estruendo haciendo eco en sus oídos. El alcohol derramándose contra la pared, el suelo. Los fragmentos del vidrio regados por los alrededores.
Se paró con pasos firmes y duros, la miró de arriba.
—Cierra la boca... —espetó. Ya no puede tragarse sus mentiras, hacerlo solo...
—Estamos juntos en esto —sus ojos verdes no apartando la mirada de su cómplice— ¡No me puedes hablar así! —objetó—¡Tengo un plan! —Exclamó— Se que después de esto podemos cumplir lo que anhelamos. Es solo cuestión de tiem...
Otra vez miente. De nuevo, le cree.
Ve esa boca que dijeron tantas mentiras, tantas que le hicieron sobrevivir y no rendirse durante años. Las palabras de la joven, se detuvieron cuando la boca de Gabriel se pegó con la suya. La presionó con la pared, ella jadeó. No la quiere, no la ama, es la necesidad de un sentimiento vacío que se va incrementando por el tiempo, de deseos que no son cumplidos. Y parece que nunca lo serán. De un deseo que es lejano y cada vez se va de su campo de visión.
Necesita a alguien. Necesita que le mientan, necesita sus mentiras.
Lila no se retorció, no se separa, más bien también se presiona, sus manos traviesas toman su nuca y lo atrajo a ella. Con una lujuria y sensualidad que lo cautivan, su coqueteó es peligroso, es letal.
Es mucho menor que él, pero poco le importa.
Hace mucho tiempo dejo de ser, alguien bueno de la sociedad. Era Hawk Moth enemigo de Paris y ella no era buena. Era una mentirosa, que no aprendía su lección.
Seguía mintiendo, también justo ahora.
—Te amo.
Las mentiras matan. Dicen, pero por irónico que fuera, es lo único que lo mantiene vivo "Lo conseguiremos" "Conseguiremos los Miraculous" Ella dice por él y la verdad, es que desea que siga mintiendo, quería creer.
Él le arruga, su blusa. La rompe, le baja sus shorts, las pieles chocan. Ella le susurra mentiras al oído.
Puede soportar mentiras. Las está soportando por años y deja que siga hablando. Metió dedos dentro de su ropa interior, ella le quitó el cinturón, le desabrochó el pantalón, se lo bajó, también su ropa interior. Lo rozó con sus dedos, lo tomó y sonríe al sentir el poder que tiene sobre él. Juega y deja salir una carcajada al escucharlo gemir de esa manera. Gabriel era suyo, al menos en ese momento.
En cuestión, de segundos son uno. Ella cerró los ojos. Gabriel no le miente, no dice nada. Al contrario de la chica, su boca era un mar de mentiras y el adulto decidió ahogarse.
Lila esta contra la pared, él dentro de ella. Se mueven rápido. Gemidos, jadeos. Las mentiras no son lo único que fluye.
Acaban y se visten como si nada fuera de lo usual sucedió.
Gabriel lo sabe, ella volvería a mentir y él caería. En fin era mejor caer en un abismo en donde había una red, aun si estaba construida a base de mentiras.
