¡Hola de nuevo! Tan sólo deciros que la idea de éste fic se me ocurrió gracais a que estoy enamorada de Los Ángeles, y espero visitarla algún día. Espero que disfrutéis ésta historia como la anterior o aún más, e intentaré no volver a matar a Jane ;)
Misión encubierta
Cap. 1: La noticia.
"La gente reacciona diferente frente a diversas situaciones, pero en los casos extremos, como, por ejemplo, estar encerrado o secuestrado en una habitación completamente cerrada, toda la gente experimenta tres fases que se pueden manifestar en mayor o menor grado. La primera se podría denominar histeria y la segunda derrotismo. Sin embargo, la tercera, se podría llamar sinceridad. En la tercera fase, en el caso de estar encerrado con alguien, la gente siempre acaba confesándolo todo. Sus peores pecados, sus buenos recuerdos... incluso los sentimientos".
De todo este rollo iba la conferencia en la que se encontraba la unidad de Lisbon, incluido Jane por orden de Hightower, cómo no. Los expertos invitados estuvieron hablando del tema durante aproximadamente dos horas. Quando por fin finalizó la conferencia, el primero en salir fue Jane, rumbo a la cocina de su unidad. Sin embargo, Hightower lo paró justo en la puerta, ya que se encontraba apoyada en ella desde el principio.
- ¿Tanto te ha aburrido? -preguntó con cierta ironía su jefa mientras cruzaba los brazos.
- No crea, era un tema bastante interesante. "El comportamiento humano frente a situaciones extremas" -anunció el título de la conferencia-, ha estado bien -Hightower arqueó las cejas sin mover un músculo-. Ha sido un rollazo. ¿Me puedo ir ya? Tengo hambre.
Hightower amagó una sonrisa satisfecha y le dejó ir apartándose de la puerta. Jane le agradeció el gesto con una leve sonrisa y desapareció trotando por el pasillo. Justo detrás iba Lisbon, la cual también fue detenida en el marco de la puerta.
- Lisbon, quiero verte a ti y a Jane en mi despacho en quinze minutos.
- De acuerdo, jefa.
Higtower asintió con la cabeza y luego se fue por el mismo camino que Jane. Esas palabras desorientaron un poco a Lisbon. ¿Qué habían hecho esta vez? Pero no hizo ninguna pregunta al respecto. Tan sólo se limitó a obedecer. Fue a buscar a Jane, el cual estaba estirado en su queridísimo sofá comiendo galletitas saladas. Al principio se resistió un poco, pero Lisbon logró llevarlo, casi a rastras, hasta el despacho de Hightower, donde se encontraron con otro agente del CBI que esperaba apoyado en la pared de brazos cruzados.
- ¿Agente Harris? -se sorprendió Lisbon.
- Harris, colega -saludó divertido Jane-. ¿Cómo te va la vida, chaval?
- Vaya, Jane, cuanto tiempo -disimuló su poco entusiasmo ante el reencuentro-. De momento todo va bien, gracias por preguntar.
- Tranquilo, era sólo cortesía -se burló Jane con una pequeña sonrisa.
Harris respiró hondo para no dispararle ahí mismo mientras que Jane de moría de la risa por dentro. Por otra parte, Lisbon se dio cuenta. Amagó una sonrisa y se acercó una poco a Jane disimuladamente.
- Le caes muy bien, por lo que veo -susurró con sarcasmo.
- A que sí -contestó divertido al causar tal emoción ante él.
- Por cierto, ¿qué haces tú por aquí? -preguntó Lisbon para romper el hielo-. ¿No te habían destinado a la segunda planta?
- Así es, pero la jefa me ha llamado -dijo señalando la puerta con el pulgar.
- Agentes -llamó entonces Hightower- pasen. Usted también, señor Jane.
Jane sonrió y los tres entraron. Lisbon fue la primera por cortesía de Harris, aunque antes de entrar él Jane también se coló de un salto. Harris suspiró y luego cerró la puerta a regañadientes.
- Tomad asiento, por favor -los tres obedecieron-. Bien, os preguntaréis por qué estáis aquí. Veréis, hay una mafia llamada Los Rufianes de Santa Mónica que está causando problemas por la zona sur-oeste de California.
- ¿Los Rufianes de Santa Mónica? -intervino Jane- ¿Qué clase de nombre es ese? -dijo con una pequeña risa, la cual se esfumó al ver las caras series de los demás-. Vale, me callo.
Hightower prosiguió-. Se ve que han habido múltiples asesinatos, etc. Pero ellos también han tenido bajas, así que ahora que hay plazas libres buscan a quienes puedan ocuparlas -los tres se miraron de reojo-. Asuntos internos ha estado revisando diversas fichas de diferentes agencias. Pero al final se han decidido por el CBI. Entre las fichas seleccionadas estaban las de los agentes Creig y Morrison, de la unidad de Harris, y las de Rigsby y Cho, de la unidad de Lisbon. Pero vuestras fichas y expedientes -se dirigió a los jefes de las unidades mencionadas- han sido las que les han gustado más, así que han decidido que los agentes mejor posicionados y quienes reúnen las mejores cualidades y experiencia soys vosotros dos -dijo mirando a ambos agentes-. Al principio se decantaban por usted, agente Harris, ya que es usted de género masculino. Pero luego se nos ocurrió otra idea -se dirigió a Jane-, y es aquí donde entra usted, señor Jane.
- ¿Yo? -se sorprendió- pero si nisiquiera soy agente -dijo divertido.
Hightower asintió-. Lo sé, pero sí un gran actor -se dirigió a los tres de nuevo-, así que hemos decidido que Lisbon y Jane serán quienes participen en la misión encubierta.
Los ojos de ambos se abrieron sorprendidos, aunque seguidamente se dibujó una sonrisa evidente en sus caras.
- ¿Cómo dice? -alucinó Harris-. Esto debe de ser una broma.
- ¿Tengo cara de hacer broma, agente Harris?
- En absoluto, jefa. Sólo que no creo que sea la mejor idea dejar una misión tan importante en manos de este... payaso.
- ¿Yo, un payaso? -se indignó Jane-. Deberías mirarte en el espejo antes de opinar, ¿no crees?
- Jane, no te pases -sentenció Hightower-. Se ha decidido que quienes participarán en la misión serán la agente Teresa Lisbon y el asesor Patrick Jane, punto.
- Toma ya -celebró Jane en un susurro tapándose la boca. Tan sólo Lisbon le escuchó, aunque no se inmutó.
- Pero...
- ¿Alguna objeción oficial que aportar, agente Harris? -interrumpió contunedentemente Hightower.
Harris la miró y luego miró a Jane. Volvió a mirarla enderezándose.
- No, señora. Es más, creo que la agente Lisbon está suficientemente cualificada como para completar con éxito una misión encubierta. Quien me da miedo es él -dijo mirándole de reojo.
Jane hizo una sonrisa abierta, feliz por la mala fama que le caracterizaba.
- Lo sé -dijo Hightower en un tono seguro-. Yo también temo por cómo pueden acabar las cosas. Pero hay que reconocer que las personas mejor preparadas para ejercer esta misión son ellos dos, y estoy segura que si logramos un juicio será gracias a ellos -Lisbon no pudo evitar hacer una pequeña sonrisa, igual que Jane, pero la suya fue mucho más apreciable-. Eso, claro, si el señor Jane se abstiene de agredir al adjunto del fiscal del distrito -dijo con segundas.
- Pero si sólo fue un toque en la naríz -dijo quitándole importancia.
- Me da igual.
- Pero me estaba molestando -se defendió.
- ¿Molestando? -preguntó Hightower con sarcasmo.
- Me intentó quitar el móbil -se quejó Jane.
Entonces Lisbon se giró hacia a él- Jane, ya basta.
- Pero...
- Acallar -interrumpió-. Señora, en cuanto diga estaremos listos para emprender la misión.
Harris les miró algo sorprendido. Entonces Hightower hizo una pequeña risa, lo que hizo que los agentes Harris y Lisbon la miraran un tanto estrañados, aunque en la cara de Jane se esbozó una sonrisa.
- ¿Véis por qué os he elegido? -hizo una pequeña pausa mientras que Jane y Lisbon se miraban. Ella estrañada y él divertido. Harris, por el contrario, aún no entendió la química que había entre ellos, aunque se quedó callado-. Agente Harris, le he hecho venir para notificárselo, pues creo que tenía derecho a saberlo. Pero también será partícipe de la operación, así que no se desanime -le dijo con segundas y algo de ironía-. Pásese luego por mi despacho.
Harris asintió mientras se levantaba de la silla- es todo un detalle. Jefa, agente Lisbon -se despidió, y con mucho esfuerzo asintió también a Jane-, Patrick.
Jane le saludó delicadamente con los dedos de la mano, lo que acabó de sacar de quicio al pobre Harris. Una vez se fue, Hightower prosiguió amagando una pequeña sonrisa tras presenciar tal situación.
- Respecto a la misión, estaba previsto que un avión os llevara hasta allí, pero si os ven aterrizar en un avión público puede que no se lo traguen. Así que se ha decidido que mañana a las seis una limusina os llevará hasta Los Ángeles. Está previsto que lleguéis allí sobre las doce y media del mediodía, más o menos.
- Espera un momento -interrumpió Jane sonriendo y abriendo los ojos-. ¿Ha dicho limusina?
- Deberéis haceros pasar por gente rica, muy rica -puntualizó su jefa-, es evidente que no se os puede llevar en autobús -Jane sonrió y miró a Lisbon, la cual tamibén le miró contenta. Hightower prosiguió-. Os llevará hasta el hotel Terranea Resort, donde os alojareis durante una semana.
- Mi madre -alucinó Jane.
- ¿Y todos los gastos del hotel y adicionales los paga la brigada? -preguntó Lisbon con la boca abierta.
- Así es. Al principio yo tampoco me lo creía, pero han depositado mucha fe en vosotros. No la fastidiéis -ambos asintieron con energía-. No hace falta que cojáis mucha cosa, tan sólo vuestros efectos personales. La ropa os la darán allí -Jane y Lisbon se miraron un tanto estrañados-. Bien que tendréis que estar guapos para la ocasión, ¿no? Se supone que soys un matrimonio que se baña en billetes de cien dólares.
Sin embargo esa palabra les sorprendió rotundamente, aunque de formas diferentes. ¿Acababa de decir la palabra matrimonio?
- Disculpe, jefa -dijo Lisbon-, ¿ha dicho matrimonio?
- Pues claro. ¿Por qué os creéis que os han elegido? Soys la pareja perfecta, chicos.
Jane sonrió a Lisbon contento y satisfecho a la vez, aunque Lisbon tan sólo hizo una pequeña sonrisa forzada. No sabía si reír por aquel magnífico chiste o darle una colleja a su compañero por haberle hecho esa miradita. Aunque al final optó por lo más correcto: asentir ante su jefa sin decir palabra alguna.
- Cho, Rigsby y Van Pelt también irán para cubriros las espaldas en todo momento. Ya les dí las órdenes pertinentes ayer. Vuestros objetivos son simples y claros: averiguar qué trama esa mafia para pillarles con las manos en la masa y detenerles con pruebas materiales para meterlos entre rejas como mínimo diez años. ¿Te ves capaz, Jane?
Jane amagó una sonrisa desafiante-. Creó que estaré a la altura.
- Eso espero -se dirigió a ambos de nuevo-. Eso es prioritario -hizo una pequeña pausa-, aunque hay otras cosas que tamibén lo son -Jane y Lisbon se miraron de reojo-. La seguridad es lo principal. Si os metéis en problemas o veis que las cosas se os van de las manos, no dudéis y salid de ahí, ¿entendido?
- Por supuesto, jefa -contestó casi en el acto Lisbon.
- Y siempre mantendréis contacto con la unidad de apoyo. Recordad que a las seis en punto debéis estar aquí -ambos asintieron, aunque Jane con más pasitismo-. Podéis retiraros.
Se levantaron de sus sitios a la vez, aunque a velocidades distintas. Cuando Lisbon se encontraba de pie tras la silla Jane aún se estaba levantando de ésta. Lisbon ya iba a abrir la puerta cuando Hightower hizo un último comentario.
- Por cierto, se instalarán cámaras y micrófonos en vuestra habitación -los dos se giraron atentos hacia ella-, así que cuidado con lo que hacéis, que quedará todo grabado.
Lisbon frunció el ceño mientras abría los ojos algo asustada por aquel comentario de doble sentido, aunque se encontró con una mirada cómplice y seductora de su compañero. Suspiró y salió a paso ligero como de costumbre, lo que hizo que Jane mirara con una sonrisa satisfecho a su jefa antes de salir tras Lisbon tranquilamente y con las manos en los bolsillos. Madelaine no pudo evitar hacer una leve sonrisa.
- Ahora sí que estoy segura de que he hecho la mejor elección -dijo con una sonrisa pícara.
Jane y Lisbon se reunieron con la unidad, los cuales les miraron con cara de felicidad. Incluso Cho les dedicó una sonrisa.
- ¿Hightower ya os lo ha contado todo? -preguntó Rigsby.
- Sí, bueno -Lisbon contenía sus ganas de euforia- ya nos ha informado de la misión.
Los tres se miraron cómplices mientras que Jane esbozaba una sonrisa.
- Oh, vamos, jefa -rompió el hielo Van Pelt- ¡Los Ángeles!
Lisbon cayó finalmente y dejó ver una sonrisa apreciable mientras bajaba la mirada al suelo.
- Sí, Los Ángeles -dijo con un tono alegre.
- ¡Wow! -soltó un grito de guerra Rigsby con el puño al aire completamente eufórico.
Todos hicieron una pequeña risa.
- Por cierto, -intervino Jane- ¿cómo habéis aguantado todo el día sin decir palabra?
- Una amenaza de Hightower es suficiente como para hacer que uno se lleve el secreto a la tumba -bromeó sosamente Cho.
A todos se les escapó la risa. Por suerte el resto del día fue tranquilo. No tuvieron mucho que hacer, puesto que los casos importantes los tuvieron que trasladar a otra unidad porque ellos se iban al día siguiente. Jane y Lisbon obtuvieron permiso para marcharse sobre las siete, puesto que a las cuatro de la mañana deberían levantarse para estar puntuales a las seis menos cuarto en la brigada. Hightower también dejó que el resto de la unidad se fuera un poco antes de la hora normal, puesto que ellos también deberían prepararse. Aquella noche los nervios les consumían a todos. Aunque a Jane eso no le quitó el sueño, ni mucho menos.
